jueves, 22 de abril de 2021

Una encuesta sobre género y traducción (3)

Más respuestas a la encuesta sobre género y traducción


Itziar Hernández Rodilla 
(traductora española residente en Madrid, España)

1) ¿Existe algún rasgo genérico en la traducción?
2) Si así fuera, ¿podría comentar brevemente en qué consiste?

–En mi opinión, esto depende de lo bueno que sea quien traduce. Si un traductor tiene empatía lectora y sabe documentarse, no creo que pueda tener problemas para traducir. Es cierto que hay autores con los que conectamos antes. Quiero decir, por ejemplo, que si traduzco a una europea occidental de mi nivel educativo, orientación sexual y edad que cuenta su vida, tardaré menos en encontrar el vocabulario para traducir sus experiencias porque puedo recurrir más fácilmente a mi propia vida y mi propio entorno para reflejar lo que pretende expresar. Pero tener que trabajar menos no me parece que sea igual a decir que hay un rasgo genérico en la traducción.

3) ¿Se topó alguna vez con algún texto que no haya podido traducir por esa circunstancia.
–No, la verdad. Pero sí me ha pasado que no me hayan dado un texto por mi género. Hay editores con caprichos curiosos.


Jorge Aulicino
(traductor argentino residente en Buenos Aires, Argentina)

1)¿Existe algún rasgo genérico en la traducción?
–Ni de ida ni de vuelta. Si uno traduce a una mujer, por ejemplo, es sólo necesario seguir la corriente de las palabras. El género, cuando lo haya, brotará solo. Que una mujer pueda sellar o no con su sello femenino, supuesto que exista, un texto masculino, incluso nuestro, dependerá de cómo conciba la traducción. Si busca la literalidad como absoluto imposible, pero deseable, simplemente seguirá la corriente verbal sin pensar si el traducido es varón o mujer. Realmente una traducción trans todavía no he visto. En ese caso, o en del bisexualismo, las cosas se harán más complicadas, imagino. Será como retraducir al castellano un texto del castellano que ha sido traducido al alemán, por decir otro idioma. Pero siempre hay que ponerse en el lugar. Como aquel periodista gay que quedó estupefacto cuando entró una beldad en un bar nocturno, pero reaccionó y exclamó: “¡Qué minón!”, para agregar: “¿Me estaré volviendo lesbiana?”.

2) Si así fuera, ¿podría comentar brevemente en qué consiste?
3) ¿Se topó alguna vez con algún texto que no haya podido traducir por esa circunstancia?
–Nunca. Traduje poetas mujeres italianas. Traduje o intenté traducir lo que escribieron. Nunca pensé si lo que escribían era femenino o masculino. No digo que no lo fuera, digo que no lo pensé, no me hizo falta para traducirlas. La femineidad estará en la traducción también, imagino. En cuanto a ponerle mi sello masculino –en caso de que lo tenga– espero haberlo eludido por el mismo procedimiento: buscar la literalidad a toda costa aunque sepamos que no es posible. No vamos a entrar, supongo, en eso del Inconsciente... En cuanto al lenguaje, si es masculino en sí mismo, porque fue creado por hombres, bueno, las mujeres que escriben lo usan desde hace tiempo sin hacerle ascos. Por otra parte, el lenguaje lo hicieron también las mujeres. En el fondo de la lengua castellana está, por ejemplo, Sor Juana, que tenía una sintaxis exquisita, expresión o forma de ser, o el ser mismo, de un pensamiento complejo.


Jessica Sequeira (traductora estadounidense residente entre Santiago de Chile, Chile, y Cambridge, Gran Bretaña)

1)¿Existe algún rasgo genérico en la traducción?
2) Si así fuera, ¿podría comentar brevemente en qué consiste?

–Sí, pero no tanto en el acto mismo de traducir, que requiere paciencia y arte, y donde no creo que hace una gran diferencia el tema de identidad si uno abarca la obra con empatía, apertura a lo nuevo y ganas de trabajar. Siempre siento que puedo encontrar una conexión con lo que traduzco, sea sobre ópera, física, recorridos por el campo ruso, lo que sea. Me gusta sentir que estoy entrando a nuevos mundos de lenguaje cuando traduzco, y el hecho de que alguien tenga otro género o preferencia sexual no es necesariamente importante. No obstante, a nivel de mercado sí tiene absolutamente que ver. Este es un momento donde las mujeres, por ejemplo, tienen más oportunidades para ser publicadas —con su propia obra y en traducción— que antes. Editores me han pedido textos escritos por mujeres o con algo que ver con ese tema, por ejemplo, porque saben que van a vender y tener una mayor receptividad crítica. No es necesariamente algo cínico, también es un momento histórico en el cual estamos viendo el pasado con nuevos ojos, y gente que, por varias razones, no pudo entrar fácilmente en la cadena de la producción del libro. Es importante darse cuenta de eso. Dicho esto, creo que cualquiera que quiera publicar o traducir puede encontrar una editorial o un espacio para hacerlo. El mundo de la literatura es muy diverso. Además de las editoriales multinacionales, hay un montón de editoriales independientes de calidad, dispuestas a tomar mayores riesgos y de editar muy buenas obras.

3) ¿Se topó alguna vez con algún texto que no haya podido traducir por esa circunstancia?
–Hasta la fecha no, por suerte.

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