miércoles, 10 de mayo de 2023

Guarda con Terminator, que también traduce

Marta Aguirregomezcorta publicó, el pasado 8 de mayo, en la plataforma digital NIUS la siguiente nota a propósito del crecimiento exponencial de los traductores digitales y la manera en que su continuo desarrollo está afectando a la profesión.

Los traductores, en jaque por la inteligencia artificial: "Tendremos que ir más allá de lo que las máquinas pueden hacer"

Las nuevas aplicaciones de la inteligencia artificial(IA) avanzan tan rápido que muchos se preguntan hasta qué punto podrían poner en jaque algunos oficios, entre ellos, el de los traductores. Los softwares capaces de traducir un documento sin necesidad de que intervenga una persona son cada vez más sofisticados y sus resultados cada vez más precisos y de mayor calidad. La pregunta está en el aire: ¿llegará un punto que no se necesite ya el trabajo de estos profesionales?

“En los primeros cinco minutos en los que te dicen que hay un motor de traducción automática que traduce, uno piensa: ‘Ay, me voy a quedar sin trabajo’, pero esto no es así”, asegura Cristina Lillo, traductora en una compañía consultora estratégica. “Ha cambiado nuestra forma de trabajar, pero ahora somos mucho más productivos, gracias a estos motores”, señala.

El sector de los traductores, intérpretes y correctores es muy heterogéneo. Sus ámbitos de trabajo abarcan desde el jurídico, el marketing, el audiovisual o el editorial. Para ellos la IA no es algo nuevo. Llevan conviviendo con ella desde hace muchos años. “Lo que percibimos es que puede cambiar para aquellos clientes o usuarios de la traducción que no reconocen el valor de una traducción de calidad y deciden utilizar herramientas que puede parecer que nos sustituyen”, señala la presidenta de la Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes (Asetrad), Laura Solana. “Pero los clientes o usuarios de nuestros servicios que tienen aprecio por la calidad, por el conocimiento, por la terminología o la coherencia seguirán acudiendo a nosotros”, subraya.

En los últimos 15 años el crecimiento de los motores de traducción automática ha sido exponencial. Quizá el más conocido a nivel de usuario sea el traductor de Google, pero hay un sinfín de herramientas mucho más sofisticadas. Uno de ellos es DeepL. Cada empresa que se dedica al mundo de la traducción tiene su propio motor. La empresa de traducción más grande del mundo, RWS, tiene el suyo, Language Weaver. Y lo mismo Amazon o Microsoft.

"Calidad asombrosa"
“La primera vez que vi la calidad de un motor de traducción me quedé asombrada. Hay algunos que lo hacen bastante bien. Depende de la combinación lingüística que utilices. La de inglés-español tiene mucha calidad, pero con otros idiomas, no tanto”, asegura Lillo.

Los motores de traducción automática que son gratuitos, como el de Google, tienen la pega de que no son muy precisos. Son gratis porque el usuario se convierte al utilizarlo en producto. Es decir, al pedirle que traduzca un texto, alimenta al propio motor, que se guardan esa información y la utiliza posteriormente. “Por lo tanto, si tú subes algo a un motor de traducción que no tiene las medidas de seguridad necesarias, estás alimentando todo este tipo de plataformas. Así que quien quiera mantener la privacidad, no puede utilizar estos motores gratis”, señala Lillo.

Hay otros motores, en cambio, por los que hay que pagar. “Yo, por ejemplo, en mi empresa utilizo IA en motores de traducción automática que se van alimentando con las traducciones que vamos generando desde la propia compañía o con mejoras que van introduciendo los desarrolladores, de tal forma que lo que yo traduzco nunca sale fuera”, apunta esta traductora.

El mercado laboral se verá afectado
Lo que nadie duda es que el mercado laboral de los traductores se va a ver afectado debido a la IA: se van a necesitar menos personas para hacer el mismo trabajo, pero van a surgir otros puestos nuevos. “Yo me he convertido en una ‘traductora aumentada’ con estos motores. He conseguido duplicar mi productividad. Si antes conseguía traducir 3.000 palabras al día, ahora puedo 6.000. El perfil de muchos traductores – no el de los literarios- se ha transformado: ahora somos poseditores del resultado del motor de traducción. Ya no escribimos la frase entera, sino que mejoramos lo que la máquina ha hecho mal”, insite Lillo.

Con la IA aparecen, además, nichos nuevos laborales para los traductores. Porque alguien tiene que entrenar a estos motores de traducción. “Las máquinas no son entes independientes o robots pensantes que vienen a dominar el mundo, sino que siempre hay muchísima mano humana detrás para desarrollar esa máquina, hacerla aprender o afinarla. Se necesita un trabajo lingüístico detrás muy grande”, señala Solana.
No podrá sustituir a un humano

Con todo, hay cosas que nunca podrá hacer una máquina. Jamás podrá sustituir a un humano. “Cuando los traductores nos enfrentamos a un texto, ponemos en marcha una serie de mecanismos cognitivos que una máquina nunca podrá hacer: somos conscientes de a quién va dirigido ese texto, qué intención tiene, para qué va a servir, qué mensaje se quiere enviar. Todo eso la máquina no lo piensa”, apunta la presidenta de Asetrad. “Nosotros no traducimos palabra por palabra, sino que traducimos matices, intenciones, humor, sentimientos, sensaciones cuando nos enfrentamos a un texto. Entender el contexto de las cosas es vital para nuestro trabajo”, añade.

Preservar la confidencialidad y controlar la calidad de los textos generados por IA son todavía dos de los grandes retos que habrá que abordar en el futuro. Mientras, no queda otra que aceptar que la IA también ha llegado a la traducción para quedarse. “No se puede parar el viento con las manos: el que quiera dedicarse a la traducción tendrá que pasar por el aro y saber manejar los motores de traducción para ser competitivo”, señala Lillo. "Trendremos que reinventarnos: no solo traducir, sino ir más allá de lo que las máquinas pueden hacer".

1 comentario:

  1. y dale que te pego. no aprenderán nunca, siguen convencidos de que alimentar a la máquina es la mejor manera de que la máquina no se los coma. sic transit los traductores digitales. menos mal que los dactilares tenemos recursos no virtuales que nos dan de comer a nosotros y no a las máquinas (https://cvc.cervantes.es/trujaman/anteriores/agosto_10/18082010.htm, escrito en 2010),

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