martes, 26 de noviembre de 2024

Malas noticias que llegan de los Países Bajos


El pasado 20 de noviembre, Alejandro Gamero publicó la siguiente noticia en el blog La Piedra de Sísifo. Aquí se habla de por qué los editores, llegado el caso, pueden asimilarse al rango de los mercaderes.

La editorial más gande los Países Bajos usa IA para traducir al inglés

La editorial más grande de los Países Bajos, Veen Bosch & Keuning, ha confirmado recientemente que planea utilizar inteligencia artificial para traducir algunos de sus libros al inglés. Esta decisión ha sido tomada después de que, en mayo de 2024, Simon & Schuster se hiciera con VBK, su primera adquisición de una editorial de habla no inglesa como parte de una estrategia para crecer en los mercados internacionales. Un portavoz de VBK le dijo a The Bookseller, portal especializado en la industria editorial, que la traducción con IA era parte de una pequeña prueba con algunos autores holandeses, a quienes se les invitó a participar.

Según The Guardian, se traducirán menos de 10 títulos, todos ellos de ficción no literaria y cuyos derechos en inglés no se hayan vendido. «No esperamos vender los derechos en inglés de estos libros en el futuro», afirmó la directora comercial de VBK, Vanessa Van Hofwegen. «¿Siempre has soñado con que te lean en inglés?», preguntaba un anuncio de VBK dirigido a escritores holandeses. El anuncio además explicaba que las traducciones al inglés estarían disponibles como libros electrónicos y que los primeros títulos se publicarían en el verano de 2025.

Ian Giles, presidente de la Asociación de Traductores de la Sociedad de Autores, calificó esta noticia de «preocupante» y citó un estudio de principios de 2024 donde se concluye que «un tercio de los traductores literarios ya están perdiendo trabajo debido a la IA». «Incluso aunque no significara una pérdida de trabajo, los traductores tendrán dificultades para aumentar sus tarifas ante el desafío de la IA», dijo Giles a The Bookseller. Y añadió: «Si al final esta editorial tiene la necesidad de consultar a traductores o editores humanos para asegurarse de que los resultados estén bien, está reconociendo que la idea no funciona».

El resultado final es tanto una pérdida de calidad en la traducción, si es que no pasa por los filtros de una revisión humana, como en un tedioso trabajo de reescritura, si es que lo revisa un ser humano, a cambio de una misera tarifa. En palabras del profesor, escritor y traductor literario sueco-inglés BJ Woodstein, «la traducción es un gasto caro, no lo podemos negar, pero en su afán por reducir costes, [las editoriales] no están pensando en la calidad final».

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