viernes, 29 de agosto de 2025

Pónganse un saquito, coman todo y lean

La nota que sigue fue publicada por la revista Ñ, el pasado 16 de agosto, con firma de Dalia Ber. Tiene como excusa la publicación de un Manual para aprender ídish, recientemente traducido al castellano por Libros del Zorzal.


Ídish: de lengua en peligro a auge cultural en la Argentina, con cursos y un manual atractivo

Durante la Segunda Guerra Mundial, con el exterminio de una población que en gran medida era hablante de ídishse frenó su uso en los países de Europa del Este, pero desde hace varios años se evidencia un interés creciente por estudiar esta lengua y su cultura, tanto entre judíos como entre no judíos. Esto llevó a la creación y oferta de abundantes cursos de idioma y festivales culturales dedicados al ídish en distintos lugares del mundo.

El Manual para aprender ídish (Libros del Zorzal), es una traducción de Leopoldo Kulesz del libro escrito por Annick Prime-Margules y Nadia Déhan-Rotschild, que consiste en 85 lecciones adaptadas especialmente para hispanohablantes y sus audios accesibles online, para aprender a leer, escribir y hablar ídish, una lengua nacida alrededor del año 1000 y reconocida en 1908, en la ciudad de Czernowitz, en Bucovina, que entonces era una región de Rumania, como una de las lenguas nacionales del pueblo judío.

“El manual está pensado para personas que quieren acercarse al ídish desde cero, y también para quienes ya tienen conocimientos, pero que tal vez aprendieron hace mucho, o lo manejan únicamente como una lengua oral y nunca leyeron o escribieron”, cuenta a Clarín Lucas Fiszman, licenciado en Letras con orientación en Lingüística en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, quien estuvo a cargo de la revisión técnica del manual.

“Es atractivo incluso para hablantes de ídish, porque tiene apartados sobre cultura, historia del ídish, introduce términos modernos y discusiones sobre pronunciación, explicaciones de giros idiomáticos, y varias cosas más”, aporta.

El especialista agrega que varias unidades se basan en “cuentos, leyendas o chistes que pueden ser entretenidos o novedosos para quienes se manejan cotidianamente en ídish”, y cuenta: “Desde hace unos años vengo mechando actividades del libro –de la edición francesa de 2012– en cursos de todos los niveles, desde iniciales hasta con hablantes nativos”.

Fiszman también se despempeña como docente de ídish en la Fundación IWO (Instituto Judío de Investigación) que en 2025 cumple 100 años y, en su homenaje, Libros del zorzal destinó una edición especial del manual, con una ilustración de un imponente pavo real en su tapa.

Una lengua sin Estado
“El ídish es una lengua sin Estado”, afirma Susana Skura, profesora a cargo de la materia Antropología Lingüística y JTP de Etnolingüística en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. “Llegó a nuestro país a fines del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX se lo usaba en la vida cotidiana e institucional, la educación, el teatro, la literatura, el periodismo gráfico y radial”, cuenta, y agrega que, de ser lengua étnica de inmigración, devino hacia el fin de milenio en lengua minoritaria y minorizada.

Minoritaria, por la cantidad de hablantes que lo mantuvieron y mantienen en uso, la comprenden o la recuerdan. Minorizada, porque entabló y entabla relaciones asimétricas de larga duración con otros repertorios lingüísticos y culturales, en las que no es precisamente la que ocupa el lugar de prestigio", puntualiza.

Esa desigualdad doble "no solo la transformó en lengua en peligro: de hecho, impactó sobre los derechos sociales de sus hablantes. El desprestigio, que puede apelar a argumentos diversos, no es un problema menor, porque incide más allá de las políticas lingüísticas: interviene en la vida cotidiana, en las políticas culturales y educativas", explica la académica.

Y completa señalando un cambio reciente: "En las últimas décadas, el proceso de desprestigio y muerte inminente se desaceleró, se crearon nuevos modos de acercamiento y nuevas concepciones sobre lo diverso, lo cual incluye también a las lenguas ‘pequeñas’ en general y a ésta en particular”.

¿Para qué estudiarlo?
“Entre las personas que se acercan a estudiar, las motivaciones son diversas –cuenta Fiszman–. Hay quienes se interesan por diferentes manifestaciones artísticas, porque forma parte de sus temas de investigación; porque es parte del acervo familiar, o en búsqueda de un vínculo con el judaísmo menos hegemónico, más conectado a –y representativo de– sectores históricamente marginados”.

Sobre quiénes son estas personas interesadas en aprender esta lengua, responde que el universo es muy variado. “Hoy existen claramente personas que se acercan porque buscan vincularse con la lengua de sus antepasados –que en muchas ocasiones ni siquiera los conocieron– pero ya desde hace décadas lo hacían docentes, artistas o investigadores del ídish que no provienen de familias ashkenazíes”, cuenta.

Y agrega que hay una gran cantidad de hablantes “en las comunidades ortodoxas de Nueva York y de Bélgica y a la vez, se acerca a aprender ídish una gran cantidad de personas que no se vinculan con lo religioso”.

En cuanto a la importancia de la lengua en representaciones artísticas y cultrales del pueblo judío a lo largo de su historia, dice Fiszman: Es prácticamente imposible escindir el ídish y la cultura del pueblo judío, al menos si hablamos del judaísmo de Europa Central y Oriental a lo largo de varios siglos. Era la primera lengua de casi todos sus hablantes, incluso de la mayoría de aquellos que rehuían del ídish para priorizar escribir en hebreo, en alemán, en polaco o en ruso”.

Agrega, además, que durante siglos los libros en ídish estaban dirigidos a lectoras. “En el siglo XIX, con las migraciones masivas, la introducción de nuevas formas de vida y con la organización de los trabajadores, comienza a crecer el interés por el ídish entre la población masculina, y el público se expande. En este marco empieza a desarrollarse una literatura ídish moderna, a lo que siguieron el teatro, el cine, la pintura retratando la vida ídish –quizás el principal exponente sea Marc Chagall, pero hubo otros–, teatro de revista, varietés, comediantes y humor gráfico”.

Según explica la especialista, en la Argentina también hubo producción de literatura y teatro en ídish, que recién en los últimos tiempos empezó a ser incluida en la historia del teatro argentino. "Pero algo que atraviesa a estas producciones es que más allá de la traducción, hay una identidad, temáticas, problemáticas y personajes que solo son comprensibles en su vínculo con el ídish”.

Canciones y más
“Tuve la fortuna de que en la escuela primaria, donde se brindaba educación judaica, me enseñaran una sola canción en ídish entre muchas otras en hebreo: Oyfn pripetchik –‘En el fogón’-, de Mark Varshavsky”, dice Yasmin Garfunkel, licenciada en Artes con orientación Música por la UBA. “Es una de las canciones en ídish más populares. Quedé fascinada cuando la aprendí, pero a mis 9 años no se me ocurrió indagar más sobre el idioma y sobre su música”.

Recién en su adultez, una vez que finalizó los estudios de grado, ya como musicóloga y cantante, decidió investigar más sobre el repertorio musical ídish con el fin de interpretarlo, como parte de una búsqueda identitaria y artística. “Para eso, me propuse ir aprendiendo la lengua y su cultura”, cuenta. “De este modo me abrí camino a un universo maravilloso y, principalmente, un espacio simbólico de pertenencia”.

A principios de 2020, empezó a estudiar el idioma en la Fundación IWO, y a su vez convocó a Federico Garber como pianista para formar un dúo de música en ídish. Desde ese momento interpretan juntos canciones populares, composiciones originales propias y canciones que estaban en partituras pero que, quizás, nunca habían sonado hasta ahora. Al dúo luego se incorporó Julián Brenlle en flauta traversa, especialista en música klezmer que además lidera la banda Peretz Garcik, de música klezmer e ídish, de la que ella también forma parte.

Susana Skura, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, cita a la sociolingüista Nancy Dorian, quien decía que “el apego a una lengua materna ancestral usualmente es fuerte, por lo tanto cuando hay circunstancias favorables se mantiene su uso, pero cuando el desprestigio recae sobre ella y sus hablantes es muy difícil resistir a la presión de abandonarla”.

Al tratarse de lenguas con un volumen de producción cultural como sucede en el caso del ídish en la Argentina, dice Skura, estos suelen ser procesos “que se juegan al interior del grupo étnico, en los cuales es deseable contar con especialistas que puedan ofrecer su apoyo y sus conocimientos y que pueden ayudar a crear conciencia pública acerca de las amenazas que pesan sobre la supervivencia de las lenguas más vulnerables”.

Para cerrar, destaca: “Instituciones como la Fundación IWO o espacios como los que ofrece la Universidad de Buenos Aires acompañan y estimulan la difusión de esa enorme producción cultural. Por eso, contar con libros como este nuevo manual favorecen y retroalimentan el proceso de revitalización del ídish, y ayudan a conectarse con él en términos renovados. Hoy hay mucha gente y muy capaz dispuesta a dar continuidad y escribir una nueva página en la historia del ídish en la Argentina”.

jueves, 28 de agosto de 2025

Quiénes, cuándo y cómo


El pasado 26 de agosto, Daniel Gigena publicó un artículo en el diario La Nación, de Buenos Aires, donde da cuenta de la conferencia de prensa donde las autoridades de la Fundación El Libro comentaron los resultados de la encuesta realizada en la última Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Como señala la bajada, "Presentaron una radiografía de la 'economía' de la Feria del Libro en base a una encuesta de la edición de 2025".

Resultados satisfactorios

Esta mañana, en el microcine de la Universidad Católica Argentina (UCA), en Puerto Madero, autoridades de la Fundación El Libro (FEL) presentaron los resultados de las encuestas hechas al público visitante, profesionales del libro y expositores de la 49ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que tuvo lugar entre el 24 de abril y el 12 de mayo. Según informó el director general de la FEL, Ezequiel Martínez, los datos permitirán mejorar las ediciones futuras del evento. Este año se vendieron en la Feria 1.405.493 libros, por un total de $ 21.353 millones.

La responsable del proyecto, la profesora Paula Marzulli, de la UCA, dijo que el relevamiento era un “hito” en la trayectoria de la Feria del Libro porteña. Indicó que se había trabajado en cuatro ejes: público asistente (sobre un total de 2024 casos), jornadas profesionales (1728 casos), expositores comerciales e institucionales (236 casos) y satisfacción de los expositores (225 casos). Rainone contó que había debido insistir a los expositores para que respondieran la encuesta con la que se intenta abarcar la “economía” de la Feria; el informe no incluye cuestiones vinculadas con los trabajadores (no fueron encuestados).

El 80% de los visitantes encuestados había concurrido a otras ediciones de la Feria, y el perfil del público reúne algunas características. Con un nivel educacional alto, provino en su mayoría de la ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires (lo que permitió que varios pudieran visitar la Feria más de una vez), y elogió la nutrida programación cultural del evento, que incluyó presentaciones y firmas de libros.

No obstante, solo un 50% de los visitantes encuestados compró libros. Las compras, bajas durante la primera semana (a finales del mes de abril), repuntaron en la segunda y la tercera semanas. Rainone expresó preocupación acerca de que la mitad de los asistentes no hubiera podido comprar libros y dijo que era misión de la FEL sumar a nuevos públicos. “Tenemos que trabajar mucho en el sector que no puede comprar libros”, sostuvo.

El 55% de quienes compraron libros fueron mujeres, “que a veces compran para otros”, agregó Marzulli. Las temáticas más vendidas fueron ficción, literatura infantil y juvenil y biografía y estudios literarios y la permanencia estándar fue dos a cuatro horas. La gente, dijo la encargada del proyecto, suele concurrir acompañada a La Rural.

El 61% de los compradores (los “light users”, según la terminología aplicada) compró uno o dos libros. Los “heavy users” compraron más de seis. El 58,3% de los asistentes conoce el uso del “chequelibro” que se entrega a aquellos que pagan entrada. Del millón de personas que fueron a la Feria este año, pagaron entrada 624.000.

Tipos de lector

Habría tres públicos en la Feria: “lector profundo y conocedor”, “lector pragmático y ocasional” y “lector social y mixto”. El primer perfil tendría un vínculo “emocional” con la lectura y el segundo, uno “funcional”.

Al ser consultados por el significado de la lectura, los encuestados refirieron que esta era fuente de placer, entretenimiento, aprendizaje, conocimiento, imaginación, distracción, cultura y educación.

La encuesta de las jornadas profesionales arrojó resultados satisfactorios. Más del 80% se sintió satisfecho y demandó que en las próximas ediciones se intensificara la capacitación en inteligencia artificial.

Respecto de las ventas, los expositores, a diferencia de lo que declararon a la prensa, se manifestaron bastante conformes. El 83% dijo que había aumentado respecto de 2024, un año muy malo en términos comerciales, según recordó el presidente de la FEL, Christian Rainone. El índice de satisfacción de los expositores se midió en el informe con cuatro estrellitas (de cinco).

Con cierta ingenuidad, Rainone confió en que la colaboración con la Secretaría de Educación de la Nación, a cargo del licenciado Carlos Torrendell, que va por el segundo año de gestión, podría impulsar el interés por el libro entre niños y jóvenes. “Es un despropósito que los chicos que visitan la Feria con las escuelas no puedan llevarse un libro”, concluyó.




miércoles, 27 de agosto de 2025

"Un equilibrio muy delicado entre fondo y forma”

De acuerdo con la bajada de este artículo de Alejandro Luque, publicado el 19 de agosto pasado en elDiario.es, "José Antonio Poderoso (foto) vierte al castellano la novela Ella Minnow Pea, de Mark Dunn, en la que una tiránica autoridad va prohibiendo letras conforme avanza la trama."

Así se traduce una novela intraducible: “Precisa cierta inclinación a la aventura para leerla, pero te lo pasas en grande”

Un texto lipogramático es aquel en el que se omite deliberadamente, a menudo con intención lúdica, una o más letras del alfabeto. Pero, ¿se puede concebir toda una novela así? El estadounidense Mark Dunn (Memphis, 1956) pensó en algún momento del nuevo siglo que valía la pena intentarlo. El resultado fue Ella Minnow Pea, una divertidísima ficción distópica que parecía intraducible al español, pero que el sello malagueño Eda Libros ha logrado llevar a imprenta gracias a las buenas artes de un joven traductor, José Antonio Poderoso Miranda.

Fue el propio Poderoso Miranda quien dio con la obra mientras acababa su máster de traducción en la Universidad de Málaga. “Buscaba una novela en inglés que hubiera tenido impacto para mi TFM, di con esta y me convenció de inmediato”, recuerda. “Me gusta mucho Orwell y me apetecía trabajar sobre alguna obra distópica, a ser posible que hablara de la libertad de expresión… Y encontré esta que, según el Dallas Morning News, es como si 'Orwell descubriera el Scrabble'”, rememora.

El joven traductor, de 27 años, no solo iba a por nota: también quería que esta faena fuera su tarjeta de presentación para el mercado editorial. “Era consciente de que está todo muy copado, hay muchos traductores buenos con años de experiencia, así que debía ponerme retos. Pero es que, además, la novela me había gustado de verdad. Había traducciones al alemán, al francés y al italiano, por lo que me extrañaba que nadie se hubiera atrevido a hincarle el diente en castellano”, reconoce Poderoso.

Juegos de palabras
Pronto descubriría por qué. Ella Minnow Pea está ambientada en una isla cercana a Carolina del Sur, donde se venera a un tal Nervin Nollop, un vecino especialmente hábil con la lengua en cuya memoria se erigió un monumento. De este van cayendo con el tiempo azulejos con letras, lo que es interpretado por la autoridad insular como un mensaje del más allá para que se prohíba su uso, incluso bajo amenaza de muerte… Con las consiguientes dificultades para el traductor.

“Tienes que mantener todo el rato un equilibrio muy delicado entre fondo y forma”, comenta Poderoso Miranda. “Hay abundantes partes que son totalmente intraducibles, por lo que te obliga a buscar soluciones imaginativas. Por ejemplo, hay un fragmento en que unas personas se rebelan contra el Consejo y para desafiar la prohibición de la letra 'a' hacen sonidos de patos, la onomatopeya 'cuac', que en inglés es 'quack'. Al pasarla al español no funcionaba, de modo que me permití ponerlos a imitar a los gallos, con el 'quiquiriquí'. Imagina que, cuando se prohíbe la 'c' y la 'q', en inglés puedes seguir preguntando '¿cómo estás?' o '¿qué tal?', pero en español se complica todo bastante. Por no hablar de la letra 'd' como nexo, posesivo… O la 'q' como nexo de subordinadas”, explica el traductor.

Para Poderoso Miranda, es solo una muestra de los muchos juegos de palabras y neologismos que ha tenido que afrontar. “Empecé por un fragmento y lo tuve claro: cuando me pusiera a traducir la novela entera, iba a ser bastante duro. Y hubo momentos en que tenía que dejarlo durante unos días o semanas, antes de poder seguir”, confiesa.

“Tienes que tratar de no perder de vista el objetivo, y ser consciente de que, en cierto modo, el traductor es también un creador. Por las características de esta novela, he sentido más esta responsabilidad, pero por lo general dejamos siempre algo de nosotros, al fin y al cabo, son nuestras palabras las que acaban en el papel, nuestra forma de hablar, nuestras decisiones”, asevera.

Entusiasmo compartido
Algo de lo que también era consciente el editor al frente de Eda, Francisco Torres, para quien Ella Minnow Pea fue un amor a primera vista. “Tengo cierta predilección por este tipo de libros –de hecho he publicado dos novelas de una de las pocas mujeres del grupo Oulipo, Anne F. Garréta: Ni un día y ¡Nel tajo!– por eso, cuando José Antonio presentó su trabajo de máster, le pedí que me lo mandara a mí, y me encantó. Empecé a leer asombrado y, a medida que avanzaba, me entusiasmaba mucho más”, confiesa el editor.

Aunque el nombre de Mark Dunn no es demasiado conocido en España, en su país goza de un notable predicamento gracias a sus ocho novelas publicadas –de las que esta supuso su brillante debut– y más de treinta obras de teatro. Una de ellas, por cierto, inspiró la popular película El show de Truman, según dictaminaron los tribunales ante los cuales peleó su indemnización.

El propio Mark Dunn explica a elDiario.es que “Ella Minnow Pea es una de varias obras, tanto para la página como para el escenario, en las que he experimentado con maneras de contar historias que nos sacan de los parámetros narrativos habituales, y lo hacen de maneras desafiantes y deliberadamente restrictivas”, comenta.

“Estoy muy satisfecho con lo que se ha hecho con este libro, aunque estoy algo limitado por no dominar el español. La novela se construye alrededor del uso de un pangrama específico, es decir, una sola frase que contiene todas las letras del alfabeto. El pangrama más habitual en inglés es 'The quick brown fox jumps over the lazy dog' [literalmente, 'El rápido zorro marrón salta sobre el perro perezoso']. Una traducción literal de esa frase no generaría un pangrama en español, por lo que cada nueva traducción requiere la creación de una frase pangramática completamente diferente”, reconoce el autor estadounidense.

Por ejemplo, en la versión en español de Ella, el pangrama que impulsa la historia se convierte en 'Jovencillo emponzoñado de whisky, ¡qué figurota exhibes!'. “A medida que se aprueban leyes y desaparecen letras del alfabeto tanto del pangrama como del propio libro, esas mismas letras deben desaparecer de este pangrama específico en español, exactamente igual que ocurre en la versión en inglés. ¡No es tarea fácil! Estoy muy entusiasmado por compartir esta historia –¡con otra vestimenta!– con un conjunto completamente distinto de lectores”, celebra el autor de la obra.
Algo más que acrobacias

Mark Dunn recuerda que su primera obra de teatro larga, Belles, trataba sobre seis hermanas, y toda la obra se desarrollaba a través de llamadas telefónicas entre ellas, así como monólogos telefónicos. Seven interviews son siete obras cortas, cada una utilizando una entrevista como motor. American Decameron ofrece 100 relatos breves, cada uno ambientado en un año diferente del siglo XX e incluye al menos una historia situada en cada uno de los 50 estados de Estados Unidos.

Por otro lado, Ibid cuenta su historia íntegramente a través de notas al pie de una biografía “perdida”. We five, publicado en el Reino Unido como Pentaptych, alterna una novela imaginada como escrita en la década de 1850, junto con otras cuatro versiones de esa historia contadas por cuatro novelistas posteriores: “Misma historia (más o menos), mismos personajes, pero con cuatro contextos históricos y geográficos diferentes, tan distintos como el Londres del Blitz o el Misisipi azotado por tornados en la América de la década de 1990”, apunta.

Ella Minnow Pea, aunque se prestaba perfectamente a desarrollarse mediante un mecanismo narrativo que literalmente iba eliminando una nueva letra del alfabeto conforme avanzaba la historia, fue distinta de cualquier otra cosa que haya escrito”, agrega, “pero solo porque siempre intento hacer algo nuevo y emocionante desde el punto de vista experimental, buscando ampliar los formatos y herramientas literarias que utilizamos para contar nuestras historias. Cuando Ella se publicó por primera vez, a veces me preguntaban si planeaba hacer algo similar para mi siguiente libro. La pregunta siempre me hacía sonreír. ¿Cómo escribes un libro parecido a Ella, cuando Ella no se parece a ningún otro libro que se haya escrito antes?”, se pregunta en tono irónico.

No obstante, Dunn señala algo que hace que Ella Minnow Pea sea extrañamente vigente: “La acrobacia literaria no fue la única razón por la que escribí esta obra. También quería abordar los importantes temas que atraviesan la novela relacionados con el ataque gubernamental a la libertad individual, los tipos de agresiones que los seres humanos hemos enfrentado durante cientos de años y que afrontamos con valentía hoy en día. La historia también plantea preguntas sobre la comunicación misma, y especialmente sobre la resiliencia del lenguaje, incluso bajo la opresión sancionada por el Estado”, comparte el autor.

Proezas y humor
Tanto el traductor como el editor coinciden en destacar que no solo se trata de una proeza lingüística, sino también de un producto lleno de humor. “Es una obra muy singular y divertida”, apunta Torres. “Te plantea un juego en el que tienes que entrar, y seguramente a la inmensa mayoría les costará un poco. Pero una vez que entras, te proporciona un placer y unos valores añadidos enormes. Eso sí, para leerla se necesita cierta inclinación a la aventura, y acabas pasándotelo en grande”.

Según Torres, “no pierdo la esperanza de que estos libros tengan su recorrido, aunque sabemos que no se trata de una apuesta comercial. Me interesa la literatura como producto creativo y confío en ella, aunque no lo tenga fácil. Pero mientras me vaya defendiendo, ahí seguiré”.

Tampoco pierde la esperanza José Antonio Poderoso Miranda de que la novela le abra alguna puerta: “Ahora estoy también con las oposiciones para profesor, seguramente intentaré compaginarlo con la traducción, pero me encantaría poder vivir de ello. Desde chico me gustaban los idiomas, y es lo que he querido ser todo el resto de mi vida”.

martes, 26 de agosto de 2025

Una antología de poesía mundial con el sello de Aurelio Asiain

Carlos Bravo Regidor publicó, el 23 de agosto pasado, una nota en El Heraldo de México, donde se ocupa de un reciente libro del traductor Asiain. En su bajada, dice: "Arriesgando otra definición, o mejor dicho, otra lectura posible, tengo para mí que se trata de una oda al oído poético del traductor, de un ejercicio celebratorio".

Muy diversas versiones

El miércoles se presentó Muy diversas versiones (Grano de Sal, 2025) de Aurelio Asiain (Ciudad de México, 1960): un libro raro. No es una típica compilación de poemas; no son sólo ensayos sobre la poética de la traducción; ni tampoco es un puñado de anotaciones eruditas, asombrosas o divertidas. Como supo describirlo Alberto Ruy Sánchez, es un poco todo eso y es más: un registro de los varios espíritus que se “escuchan” en un poema; un álbum que ordena muy distintas “aventuras literarias” de su autor; una secuencia de “aparentes digresiones” que terminan componiendo un “elogio de la traducción indirecta”. Lo dicho: es un libro raro.

Arriesgando otra definición, o mejor dicho, otra lectura posible, tengo para mí que se trata de una oda al oído poético del traductor, de un ejercicio celebratorio de la dimensión creativa que hay en la traducción practicada según el canon rebelde de San Jerónimo: “sentido por sentido y no palabra por palabra”. Y es que, como muestra con reiterada solvencia el propio Asiain, “la literalidad es una quimera”.

En las páginas de Muy diversas versiones desfilan clásicos grecorromanos (Aristófanes, Catulo y Ovidio) y más recientes (Stevens, Borges y Simic); viejos conocidos japoneses (Basho o Buson) y mexicanos (Tablada, Paz y Zaid). También hay hallazgos inesperados: un tristísimo poema que ‘constituye toda la literatura conocida de la lengua kamasiana’; un excéntrico traductor inglés de poesía asiática (Edward Powys Mathers) para el que “traducir era su única manera de tentar a las musas y su única originalidad posible estaba en el texto traducido, aun cuando fuera sólo la traducción la que lo creara”; y en una resonancia más contemporánea, nuevas desconocidas ucranianas , por lo menos para mí (Zaturenska, Bilotserkivets o Zabuzhko), a quienes Asiain tradujo como forma íntima de resistencia a la invasión rusa.

A fuerza de mezclar épocas, lenguas y géneros de poesía, Muy diversas versiones ofrece una suerte de ars poética de la traducción. No un tratado sistemático sino una devota divagación que encuentra su rigor precisamente en la libertad con la que se permite curiosear por aquí y por allá. Para Asiain traducir es menos una técnica que una disposición: una práctica que combina la humildad de trabajar con las palabras de otros (Asiain seguro me corregiría encabronado, “¡y del sentido!), pero también la audacia de arriesgar una versión propia de ellas.

Ahí radica la fértil rareza de este libro, en reivindicar como protagónica una labor literaria que por lo general se asume como meramente instrumental; en enseñarnos a escuchar no sólo el mundo de diferencia que pueden hacer diferentes traducciones, sino todos los mundos potenciales que habitan en ellas. Traducir poesía no es trasladar textos de un idioma a otro: es expandir su significado.

lunes, 25 de agosto de 2025

"Quizá los editores independientes tendríamos que pensar en la idoneidad de los libros que ponemos en las librerías."

Sin firma, el pasado 22 de agosto, Página 12 publicó la siguiente nota con la directora editorial de la editorial española Acantilado. En la bajada se lee: "Sandra Ollo está al frente de la editorial española que creó su pareja, Jaume Vallcorba en 1999. En el catálogo se destacan el rescate de obras perdidas y olvidadas de Joseph Roth, Stefan Zweig y Arthur Schnitzler, entre otros, y nuevas autoras como la rusa María Stepánova y la belga Charlotte Van den Broeck.

Acantilado, un sello con voluntad "transversal" que introdujo la literatura centroeuropea

El loco fue “un editor único”, “un gran humanista”, el hombre que introdujo la literatura centroeuropea en España. Una de las primeras locuras que cometió fue traducir al poeta estadounidense Robert Lowell. Una joven estudiante de filología inglesa encontró el libro editado por Quaderns Crema. “¿A quién se le podía ocurrir publicar a Lowell en catalán a finales de los '80? Al cabo de un tiempo conocí al loco que se había atrevido”, cuenta Sandra Ollo con la voz enamorada de Jaume Vallcorba (1949-2014), ese loco que en 1999 creó Acantilado, una de las editoriales independientes españolas con un catálogo inoxidable a través del rescate de obras que estaban perdidas y olvidadas de autores como Joseph Roth, Stefan Zweig y Arthur Schnitzler, entre tantos otros. Ollo conoció a Vallcorba en 2006, se enamoró, se casó y entró a trabajar en 2008 como editora. Cuando el loco murió por un tumor cerebral en 2014, ella asumió la dirección editorial de Acantilado.

“Un sello con una voluntad de transversalidad”. Así define a Acantilado. Ollo, que tuvo reuniones con varios libreros en Buenos Aires, repasa el itinerario de esta emblemática editorial independiente española con el convencimiento de que los libros publicados, cerca de 1000 títulos en 26 años, envejecen bien. “No hay una separación real entre Séneca y Montaigne, que están alimentados por el mismo espíritu. Lo mismo que impulsó a Montaigne a escribir es lo que vio Stefan Zweig o lo que vive Mauricio Wiesenthal, por hacer un salto en el tiempo que representa un poco la voluntad del sello”, compara la directora editorial distintos autores que conviven de manera armónica en el catálogo. Y destaca que “el pasado dialoga con lo contemporáneo” para erradicar “la idea de que el tiempo que vivimos, la contemporaneidad, lo descubre todo”.

Ollo sonríe, hace una pausa y continúa explicando los pilares de Acantilado. “Es muy importante conocer de dónde partes para entender tu presente también, incluso lo más vanguardista tiene una base de inspiración en el pasado -subraya-. Lo que queremos es abrir muchas puertas y ventanas a otras percepciones que te vayan moviendo la silla. Me encantan los autores que nunca te dejan en el mismo lugar, que te van moviendo la silla y te obligan a esforzarte a mirar. No te dicen lo que tú ya querías escuchar, sino que te obligan a repensarte una y otra vez”.

Los ensayos de Montaigne la acompañan; “no es un libro que se lee y se abandona”, aclara y admite que los filósofos españoles Josep Maria Esquirol y Víctor Gómez Pin le movieron la silla. “El escritor húngaro László Krasznahorkai, con esa manera de jugar con el flujo narrativo, con el párrafo que se abalanza sobre el lector, consigue una literatura que es como una salmodia que te envuelve y te va llevando sinuosamente por donde él quiere”, analiza Ollo y advierte que “ninguno de los autores que componen el catálogo de Acantilado te deja indiferente”.

La editorial publica entre 30 y 40 novedades anuales, con tiradas “mínimas” de 2.500 ejemplares, y hacen más de 100 reimpresiones al año, una cifra que demuestra que el catálogo está “muy vivo”. Ollo afirma que se publican muchos libros en España. “Son demasiados, si se tiene en cuenta la capacidad de absorción de las librerías, que desde el punto de vista logístico están envueltas en una locura importante, porque a veces la cantidad de novedades es ingobernable. Cuando se plantea esta polémica, efectivamente se piensa en los grandes grupos, que publican mucho porque hay una política de gestión comercial, administrativa y empresarial que lo requiere. Y es una especie de círculo de libros en movimiento que van a la librería, que se devuelven al poco tiempo, que al final financian los siguientes libros, y que pasado un año y medio, pues si no se han vendido se destruyen y ya está”, resume la editora ese vertiginoso trayecto.

“La ambición del editor independiente es tener un espacio en las librerías, pero es también la de hacer un libro que perdure -precisa Ollo-. Quizá los editores independientes tendríamos que pensar en la idoneidad de los libros que ponemos en las librerías. A todos nos cuesta mucho reconocer que a lo mejor algún libro era prescindible, pero supongo que tenemos que pensarlo, ¿no? Se hace muy difícil no entrar en ese juego en el que no podemos competir porque no tenemos la musculatura, ni la fuerza financiera ni de producción ni de aguante de un gran grupo. En España contamos con una red de librerías independientes con muy buena salud, que hacen un filtro no menor y que ayudan mucho a los sellos independientes”.

La pandemia marcó un antes y un después. Ollo revela que entonces estaban publicando 60 libros al año y que se dio cuenta de que tenía que publicar menos novedades, en un ejercicio de autocrítica, para que cada título encontrara su espacio. “Si leo hoy un manuscrito que me gusta mucho, a lo mejor le puedo decir al autor que lo publico en septiembre del '26. O en 2027. Pero esta es una época de mucha ansiedad por publicar. Vivimos en la era de la impaciencia y de la inmediatez, y lo queremos todo ya: si ponemos un mensaje de WhatsApp y la persona tarda más de lo que en nuestra idea mental debería, ya la estamos llamando. Somos impacientes y hemos perdido la capacidad de espera. También las redes sociales imponen un ritmo muy acelerado, que no beneficia la reflexión, la observación, el mínimo de serenidad mental que requieren ciertas actividades como la lectura”.

El último descubrimiento de Ollo, una autora que le dio mucha satisfacción publicar, es la rusa María Stepánova, En memoria de la memoria. “A fin de este año vamos a publicar una novela pequeñita de Stepánova de tal inteligencia y de tal lirismo que es como una fuerza de la naturaleza”, anticipa la directora editorial sobre esta novela que tradujo del ruso Jorge Ferrer. Otro hallazgo es la joven escritora belga Charlotte Van den Broeck con sus Saltos mortales, trece miniaturas sobre diversos arquitectos que decidieron suicidarse. En el catálogo hay un título de una escritora argentina: La idea natural, de María Negroni, “un libro fascinante”, expresa la editora. “Acantilado es una editorial de editor; y un editor, por encima de todo, es un lector. El territorio no me interesa nada, las fronteras no me interesan. Me gusta la amplitud, que se abran las ventanas y que entre aire”.

Un fantasma atraviesa el imaginario del presente: el de la Inteligencia Artificial. “Más allá de que estoy segura de que tiene aplicaciones muy loables en la investigación, en la medicina, me sorprende la fe total a este artefacto que creo que por primera vez puede llegar a cuestionar la esencia de la naturaleza humana y la manera de relacionarnos entre nosotros -reflexiona la editora-. Cuando hablamos de la creación, del producto de la mente humana creativa, es de tal riqueza, tiene tantos matices y es tan escurridiza que de momento creo que será muy difícil que la Inteligencia Artificial la pueda suplir. La Inteligencia Artificial es alimentada y trabaja a la manera de… A lo mejor un día puede escribir un libro a la manera de Proust, pero no será Proust. Lo que nos diferencia es la emergencia, entendiendo por emergencia la necesidad expresiva que brota y que se manifiesta de formas peculiarísimas. La urgencia de la expresividad, la máquina no la tiene”.

viernes, 22 de agosto de 2025

Nada nuevo, pero con algunos datos

"Investigaciones recientes indican que, cada vez, más personas destinan menos tiempo a los libros. Cómo se manifiesta este fenómeno en distintos países y por qué los más jóvenes son los más afectados." Esto dice la bajada de la nota publicada por Celeste Sawczuk, en el diario InfoBAE del pasado 21 de agosto.

¿Leer por placer es cosa del pasado?: cayó un 40% la lectura recreativa, en los últimos 20 años

La tendencia mundial indica un descenso persistente en la cantidad de personas que leen por placer. De acuerdo con un estudio realizado por equipos de investigación del University College de Londres y la Universidad de Florida —publicado en agosto de este año— la proporción de estadounidenses que practican la lectura recreativa se redujo un 40 % en dos décadas. Una cifra que, aunque parezca un mero ejemplo, es un indicio de un fenómeno que se replica en distintas naciones.

El informe reunió datos de la Encuesta sobre el Uso del Tiempo en Estados Unidos, que desde 2003 hasta 2023 consultó a más de 236.000 participantes. En 2004, el 28 % de las personas afirmó haber leído por placer en un día determinado; en 2023 esa cifra descendió al 16 %, consolidando un proceso de baja anual del 3 %.

Como se dijo, este fenómeno no es exclusivamente estadounidense. Los hábitos de lectura se modifican a escala global, aunque las cifras y tendencias varían entre países. En España, el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2024 indica que el 65 % de la población lee libros en su tiempo libre, situando al país entre los de mayor índice lector. El 75,3 % de los jóvenes españoles de 14 a 24 años leen por placer, lo que refleja un entorno favorable.

En contraste, Argentina muestra un panorama más desafiante: la Encuesta Nacional de Consumos Culturales señala que en 2022 solo el 51 % de la población leyó al menos un libro en el año, y el consumo lector se encuentra fuertemente concentrado en adolescentes, especialmente por motivos escolares.

A nivel mundial, la plataforma World Population Review posiciona a Argentina entre los 15 países con menor promedio de libros leídos por persona cada año, con una cifra que no supera los dos ejemplares anuales. Esto contrasta no solo con su tradición literaria, sino con eventos culturales masivos como la Feria del Libro de Buenos Aires.

De esta manera, el descenso registrado en Estados Unidos se enmarca en una tendencia más amplia, aunque en algunos países —como España— los índices aún se mantienen elevados, gracias al fomento estatal y social del hábito lector.

La caída no se limita a una forma específica de lectura. El estudio del University College de Londres amplió el concepto tradicional para contemplar libros, revistas y periódicos en papel, digital o incluso formato audio.

A pesar de esto, la baja resulta relevante y preocupante, porque incluye a lectores de plataformas electrónicas y audiolibros, descartando como explicación única la migración hacia soportes digitales.

Factores posibles detrás del descenso en la lectura recreativa
Las razones detrás de la baja en la lectura por diversión son múltiples y aún no existe una explicación definitiva. Los propios autores del estudio estadounidense señalan que su investigación no identifica causas directas, aunque proponen varias hipótesis para futuras líneas de análisis.

Uno de los elementos recurrentes es el uso intensivo de redes sociales y el acceso constante a nuevas tecnologías. El tiempo de ocio tiende a desplazarse hacia actividades en línea, plataformas de video o consumo rápido de contenido digital, reemplazando a la lectura prolongada y reflexiva.

La presión económica y el aumento de horas dedicadas al trabajo también surgen como factores que reducen el tiempo disponible para actividades recreativas como leer.

Las diferencias demográficas agravan la situación. De acuerdo con los resultados de la encuesta estadounidense, en 2023 las personas con mayor nivel educativo tenían el doble de probabilidades de leer por placer que quienes contaban con menor formación.

El nivel de ingreso representa otra variable decisiva: las personas con ingresos altos tenían 1,5 veces más probabilidades de leer que aquellas en situaciones de bajo ingreso.

Estas brechas muestran una tendencia creciente, sugiriendo que el acceso a los beneficios de la lectura se concentra en las franjas más favorecidas, lo cual puede reproducir desigualdades sociales a largo plazo.

El estudio estadounidense remarca un dato especialmente relevante para el futuro de la lectura: aunque más del 20 % de las personas encuestadas conviven con niños pequeños, solo el 2 % manifestó leer con ellos de manera regular.

Esta cifra se mantuvo estable en dos décadas, lo que alerta sobre la potencial profundización de la caída lectoral, ya que la lectura compartida en la infancia suele ser el pilar de la formación de lectores adultos.

En países como Argentina, el consumo de lectura también se encuentra sesgado por la edad y los contextos educativos. La mayoría de los adolescentes leen por exigencia escolar, pero la continuidad del hábito lector en la adultez se diluye. Sumado a esto, la centralidad del libro en formato papel —a diferencia de lo que ocurre en sociedades con más digitalización— puede limitar la expansión de nuevos públicos lectores.

jueves, 21 de agosto de 2025

En agosto, el SPET se pone gauchesco

En el próximo encuentro del SPET, nuestra invitada Sara Iriarte expondrá sobre "La escena de la traducción como unidad de estudio y su aplicación al caso Martín Fierro de José Hernández".

La sesión se llevará a cabo el miércoles 27 de agosto a las 18.00 de manera exclusivamente virtual en el siguiente link: https://meet.google.com/xwx-qidp-wvg. Les agradecemos que confirmen asistencia.

Sara J. Iriarte
es una poeta, traductora e investigadora argentina, radicada en Florianópolis, donde realiza su estancia posdoctoral dentro del Programa de Posgrado en Estudios de la Traducción (PGET-UFSC). Es Doctora en Literatura y Estudios Críticos por la Universidad Nacional de Rosario, con pasajes por las Universidades de Pittsburgh y Padua, y Magíster en Estudios del Lenguaje, con énfasis en Traducción Literaria, por la PUC-Rio. Investiga desde hace más de una década el clásico argentino Martín Fierro, de José Hernández, y su recepción en los ámbitos lusófono, anglófono e italoparlante. Sobre el tema, escribió el libro Traduções brasileiras de Martín Fierro: Um jogo de identidades (2018) y numerosos artículos académicos. Publicó su primer libro de poemas, Pies de Quilla, en 2024. Entre las principales traducciones que ha realizado se encuentran Vidas Secas, de Graciliano Ramos (2024), y Patrimônio Imaterial: Cultura e Tradição no Brasil, del Iphan (2012).

Lecturas sugeridas

Adamo, Gabriela / Valeria Añón / Laura Wulichzer (2009). La extraducción en la Argentina. Venta de derechos de autor para otras lenguas. Un estado de la cuestión, 2002-2009. Fundación Teoría y Práctica de las Artes. Recuperado de

Derrida, Jacques (1989 [1967]). “Freud y la escena de la escritura”. En La escritura y la diferencia. Traducción de Patricio Peñalver. Barcelona: Anthropos, pp. 271-317.

Lange, Anne / Daniele Monticelli (2022). “History and Translation”. En Zanettin, Federico / Christopher Rundle (eds.). The Routledge Handbook on Translation and Methodology. London: Routledge, pp. 288-303.

Lianeri, Alexandra / Vanda Zajko (2008). “Introduction. Still Being Read after so Many Years: Rethinking the Classic through Translation”. En Lianeri, Alexandra / Vanda Zajko (eds.), Translation & the Classic. Identity as Change in the History of Culture. Oxford: Oxford University Press, pp. 1-23.

Pueden solicitarnos por mail las lecturas que no están disponibles en internet.