sábado, 29 de junio de 2019

Mirta Rosenberg (1951- 2019)



El Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, tristemente, informa que la gran poeta y traductora argentina Mirta Rosenberg falleció ayer en la ciudad de Buenos Aires. 

Hace unos años, en una entrevista con Silvina Friera, para el diario Página 12, dijo: "Tenía veinte años cuando empecé a traducir poesía. Traducir es un gran placer, tiene que ver con escribir. Para mí no hay una enorme diferencia entre escribir y traducir. Yo veo al buen traductor de poesía como autor. Lo que he traducido forma parte de mi obra".

Se adjunta a continuación la manera en que reflejaron la noticia los principales diarios del país:

La Nación:

Clarín:

Página 12:

InfoBAE

viernes, 28 de junio de 2019

Griselda Mársico fue nuestra invitada de junio


En la reunión de junio del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, la invitada ha sido Griselda Mársico, quien habló de la historia de la traducción en la Argentina, uno de sus temas de investigación. Para ello, comenzó con un ejemplo concreto y pasó a desplegar todas las posibles derivaciones del mismo. Por otra parte, informó a los presentes de todos los trabajos que se están realizando por estas fechas para cubrir un espectro importante de la historia de la traducción no sólo en la Argentina, sino también en varias partes del continente. Fue una velada que conjugó el rigor académico con la informalidad, justo a la medida de las expectativas del público.

El video del evento puede verse acá: https://www.youtube.com/watch?v=Hb-NfQ-Han4&feature=youtu.be

Griselda Mársico estudió Letras en la UBA y alemán en el Lenguas Vivas "Juan R. Fernández", donde es docente del Traductorado en Alemán y coordina el Seminario Permanente de Estudios de Traducción (SPET) junto con Uwe Schoor. Cursa estudios de doctorado en la Universidad de Buenos Aires. Sus áreas de investigación son la historia de la traducción en Argentina y las relaciones culturales e intelectuales entre América Latina y Alemania en el siglo XX. Ha traducido para diversas editoriales obras de Hans Blumenberg, Boris Groys, Walter Benjamin, Erich Auerbach, Mercedes Bunz y Theodor W. Adorno entre otros autores y autoras. 

jueves, 27 de junio de 2019

"Toda obra que no nos requiera es intraducible"

En 2002, la editoria Pre-Textos, en su colección Poéticas, publicó La traducción de la poesía, ensayos del poeta francés Yves Bonnefoy, traducidos por el poeta argentino Arturo Carrera. El idiosincrático autor de Du mouvement et de l'immobilité de Douve se apoya, en este breve ensayo, en su propia experiencia como traductor de William Shakespeare y William Butler Yeats.

“No se puede traducir un poema”

Se puede traducir por simple designación. Por ejemplo, me decía un día Wladimir Weidlé, agradablemente, el poema de Baudelaire, Yo no he olvidado, vecina de la ciudad…, lleva el sonido de Pushkin, posee su transparencia, es la mejor de las «traducciones». ¿Pero se puede reducir un poema a su transparencia?

Se puede traducir un poema, no. Se encuentran allí demasiadas contradicciones que no se pueden resolver, deben hacerse demasiados desistimientos.

Ejemplo (y es ello un hecho de experiencia personal) Sailing to Byzantium, de Yeats: y ahora este título: ¿Embarcarse a Bizancio? Imposible, interpelaría Watteau. Además, sailing tiene un dinamismo de verbo. Se piensa en «A Honfleur! lo más pronto posible antes de caer más bajo», de Baudelaire, pero «A Bizancio» sería ridículo: el mito excluye estas brevedades…En fin, to sail expresa por otra parte la idea de partida, la de la mar por franquear, difícil, agitada como la pasión y aquella del puerto a lo lejos: comercio, trabajos, obras, naturaleza vencida, el espíritu. Nada que pudiese llevar nuestro aparejar, y hacer velas es caduco, sobre estas distancias. Yo me resigné con «Bizancio-la otra orilla». Una tensión se salvó, quizás, pero no la energía, el arranque (al menos soñado) que expresaba el verbo. Como a menudo, desde la lengua de Shakespeare hasta aquella que tiraniza todavía Malherbe, lo vivido deviene de lo intemporal, lo irracional de lo inteligible. Otra solución: glosar el título, con esa frase de Baudelaire. Será necesario intentar la experiencia de traducciones desarrolladas, donde se dejarían vivir todas las asociaciones de ideas invocadas por la obra, sobre una página análoga a aquella del Golpe de dados. Pero Yeats habla, en la unicidad y la urgencia del instante: Y es a eso de entrada que es necesario que uno permanezca fiel.

Otro desistimiento obligado en este mismo poema: fish, flesh, fowl (pescado, posta, pollo), con los que Yeats reúne en tres palabras la variedad de la vida, e incluso y sobre todo, por la aliteración, su impulso, su aparente finalidad. ¡Bastante arduo! Pero peor aún, hay allí una expresión fabricada, que hace que se pueda soñar que la lengua común preserva así el vigor de esta lengua adámica que tantos poetas añoran. Sailing to Bizantium exige pues interrogar la sabiduría popular, la nación. El aquí, en el momento mismo en el que es cuestión de arrancarlo, por el espíritu puro. Contradicción, profunda en Yeats, constante, tanto que fecunda de punta a punta su obra, pero que no se puede más que perderla en francés, que no ofrece para estas palabras brevedad semejante: las lenguas no poseen sus «fortunas» en los mismos puntos. Traduje: «todo lo que nada, vuela, se lanza», lo que no retiene el impulso sino por una significación, no dentro de la sustancia verbal.

Por otra parte, y por una vez, el verbo es menos que el sustantivo: este fish, etcétera, que parecía repetir el acto primero, divino, de la denominación. Donde un texto tiene sus oportunidades, sus nudos, su espesor «su inconsciente”, la traducción debe pasar a una superficie, libre para tener por otra parte sus propios nudos. No se puede traducir un poema.

Pero tanto mejor, porque un poema es menos que la poesía, y hallarse desprovisto de él, es de otra manera, un estímulo. Un poema «un cierto número de palabras en un cierto orden sobre la página, es una forma, donde es abolida la relación con el otro, con la finitud: lo verdadero. Y el autor puede complacerse en ello, es sosegador, se ama hacer-ser objetos que permanezcan, pero rápidamente se siente pesar de haberse puesto en contradicción con el lugar y el tiempo del verdadero intercambio. Un medio, el poema, una hipótesis de espíritu, no un fin. Publicarlo, una verificación, un tiempo de reflexión que uno se otorga, pero no es aceptarlo, absolutizarlo. Y el mejor lector de forma parecida es aquel que ama el poema, sí: pero cómo puede no amarse un ser: considerando sólo los valores de los cuales se ufana, en el sentido que lleva. Nada de idolatría por lo escrito; pero tampoco nada de aversión iconoclasta en adelante. Más bien, compasión, una especie de existencia compartida. Pero ¡qué saqueo desde entonces! Todas estas «riquezas» del texto, ambigüedades, paragramas, polisemias, etc., privadas del derecho de imponernos sus crucigramas.

Pero en compensación, he aquí que no llegamos a comprender, a retener: la poesía de otras lenguas.

Que se sepa ver, en efecto, lo que motiva el poema; que se sepa revivir el acto que a la vez lo ha producido y se atasca en él: y libres de esta forma anquilosada que no es nada sino un trazo, la intención, la intuición primeras (digamos una aspiración, una obsesión, cualquier cosa universal), pudieran ser de nuevo intentadas en la otra lengua, y tanto más verídicamente en adelante en cuanto la misma dificultad se manifiesta allí: la lengua de traducción, paralizante como la primera de este cuestionamiento que es una palabra. Sí, la dificultad de la poesía es que la lengua es sistema, cuando la palabra de ella es presencia.

Pero comprender eso, es reencontrarse con el autor que se traduce, percibiendo mejor las tiranías que él sufre, los movimientos de pensamiento que allí opone; y las fidelidades que le faltan. Porque las palabras van a tratar de amaestrarnos con su modo de ser. De auxiliares de la buena traducción comenzada, van a hacerse los abogados del mal poema que ella deviene, ellas van a rebajar la experiencia en provecho de un texto; será necesario desconfiar, verificar la necesidad ontológica de nuestras imágenes nuevas más bien que su semejanza término a término (exterior desde luego) a aquellas del poema original. Y es una pesada tarea, pero a cambio, somos ayudados por este autor que se traduce, cuando es Yeats, cuando es John Donne o Shakespeare. Y en lugar de ser, como antes, ante la masa de un texto, henos aquí de nuevo en el origen, allí donde se acrecía lo posible y por una segunda travesía, donde se posee el derecho de ser sí mismo. Un acto, ¡en fin! Se aventuraba con las lagunas de su lengua, se «bricolaba» como gusta decirse hoy, he aquí ahora que se revive la limitación del otro, tanto como se escucha lo que se ha podido aprender allí, ya que es necesario existir primero, antes de escribir. Que se sepa que el poema no es nada y la traducción es posible, lo que no es fácil de decir; esto no es más que la poesía recomenzada.

Desmesura, retomar así en el origen a Yeats, ¿aspirar entonces a un poder de invención semejante? pero aspirar no significa estar seguro de llegar. Y toda poesía, es siempre la misma ambición, que entre las más verdaderas va sin certidumbre. No hay poesía sino de lo imposible. Y, fracasar ahí, digamos específicamente, guarda al menos abierto el campo a esta preocupación de unidad, o de transparencia y de destino.

Prácticamente, en efecto: si la traducción no es una copia y una técnica, sino un cuestionamiento y una experiencia, ella no puede inscribirse «escribirse” sino en la duración de una vida, de la cual ella solicitará todos los aspectos, todos los actos. Y ello no exige que el traductor sea «poeta» por otra parte. Pero implica de seguro, que si él también escribe, no podrá mantener separada su traducción de su propia obra. Algunos ejemplos de esta interdependencia «personales-, pues no hay allí de qué enorgullecerse (ni alarmarse: menús hechos, que no sirven más que de índices).

Horacio, hablando a Hamlet de sus compañeros de guardia cuando se aparece el fantasma, ellos fueron «destilados», dice él, «casi hasta la gelatina con la acción de terror»… El sentido es claro. Pero el acto de terror introduce una intensidad, trágica, donde gelatina (literalmente la «gelatina», tan inglesa, para nosotros «papilla») se me volvió un problema. ¿Por qué? las obscenidades del comienzo de Romeo pueden traducirse. Pero ellas son significantes así no sea más que de ellas mismas, mientras que aquí gelatina es lengua ordinaria, empleada sin atención, sin énfasis en el sentido.
Ahora, bien francés en ello (creo yo), tengo tendencia a querer que tales contextos, luego ejemplares, sean un conocimiento acrecentado, por tanto, una economía del sentido, por tanto, un vocabulario, si no restringido por lo menos verificado. Que lo trivial se mantiene, sí, y es Rabelais, Rimbaud, perocomo tal, y a ello se aproxima Racine o Nerval y lo que se llama lengua noble, o literaria, pero que no es sino una lengua tensa. Los ingleses (cf. Mercutio) esperan menos del lenguaje. Quieren más observación directa, de sicología simple (en resumen, gelatina allí donde un soldado la diría) como heroica reconstrucción.

Y yo les concedo la razón. Pero haría falta por lo tanto, que luchando así contra mí, yo acepte el desafío sin más y hable de papilla, ¿o incluso de agua de pudín? Arriesgando ser un fresco, yo habría sido literal. Pero si es cierto que he seguido siendo por otra parte, así sea poco, discípulo de Racine, esta aparente fidelidad, va a producir lo pintoresco simple, es este el pecado de las traducciones románticas, mal desbastadas del verbalismo de antes «que va en todo caso, a paliar en mí y no resuelve un problema”. ¡Mejor Ducis! Mejor escuchar Shakespeare hasta el momento en que yo pudiera aventajarlo en toda mi escritura y no simplemente reflejarlo, aquí. Y esperando, y con conocimiento de causa (yo añadiría una nota), convierte en gelatina con una palabra a mí, implicado en otras prosecuciones. Ceniza… La traducción ha fracasado, en el plano local. Pero el acto de traducir ha comenzado, y llegará más tarde, de otro lado» todavía aquí.

Y ahora, de nuevo de Yeats, en La congoja del amor, cuando él habla de la joven de los «melancólicos labios rojos» que está «condenada como Odiseo y las naves laboriosas». Laboriosa, ésta palabra evoca las largas travesías difíciles y los balanceos del navío, pero también el problema afectivo, la tristeza, sin contar con que to be in labour, es dar a luz, y que to labour, ha guardado poéticamente su acepción arcaica, «laborar», casi sembrar. Todos estos sentidos valen aquí, ¿qué hacer pues? Pero esta vez, yo no he podido incluso plantearme la pregunta, y traduje irresistiblemente, labouring por «los que renguean a lo lejos» incluyendo de entrada el rechazo en la traducción. Y yo podría justificar -o criticar estas palabras- Ulises no huía, pero los hijos de Príamo, quien muere en el verso siguiente, lo hicieron por otra Troya, etc. «Pero allí no está la cuestión. Porque estas palabras, no me han venido por el corto circuito que se cree que va desde el traductor del texto a la traducción, sino por todo un lazo de mi pasado.

A menudo he pensado en la cojera de un navío… una vez incluso, regresando de Grecia, en 1961, y el corazón pleno con el recuerdo de la Esfinge de Naxiens, cuya sonrisa expresa la ataraxia, la música, yo imaginaba que el barco, que pintaba de noche, así, frente a la costa italiana, él también huía y buscaba; y pensando bien seguramente en Verlaine, yo esbocé una especie de poema, donde jugaba su rol también el agua que riela, para siempre «como hierro, en una caja cerrada»: un poema que nunca he terminado -desde entonces- y que yo mismo, he roto de súbito, doce años después, en suma, para que viva mi traducción. La relación de lo que se buscaba allí con mi cuidado por la poesía de Yeats, se convirtió en lo más importante, el verdadero devenir. Fue el poeta inglés quien me explicó a mí mismo, y es mi encaminamiento lo que ha querido traducirlo. Es en una relación de destino a destino, en suma, y no de una frase inglesa a una francesa, que se elaboran las traducciones, con prolongamientos que no se puede prever (este barco y su cojera han reaparecido en mi último libro). Continuación lógica de éste propósito, haría falta que me pregunte en qué me han ayudado mis traducciones; y cómo la poesía de otras lenguas ha contribuido al devenir de la nuestra.

Falta de tiempo, yo no haré sino evocar otra pregunta preliminar. ¿En cuáles condiciones esta especie de traducción, esta traducción de la poesía, no es ella una empresa insensata? «Traducid vuestro prójimo», propuse una vez. ¿Pero quién puede serlo suficientemente?

La ironía de Donne, -la morosidad luminosa de Elliot- o el Spleen baudelairiano, la «malevía» (y la esperanza, siempre) de Rimbaud, ¿no son mundos impenetrables? y en cuanto a Yeats, la aspiración a la Idea, Bizancio, pero sangre y laguna, la neblina y el arrobamiento, la rabia misma, pasión, y Adonis tanto como Cristo, ¿son ellos compartibles?

Pero pobreza es recurso, en poesía. La experiencia que no se ha vivido, es porque a veces se ha rechazado: y la traducción, en la que un poeta nos habla, puede desbaratar la censura; es ésta una de las formas de ayuda que yo he dicho que ella aporta. Una energía se libera. Nuestras fascinaciones nos habrán guiado. Pero que no se siga sino a ellas, con toda seguridad. Toda obra que no nos requiera es intraducible.

miércoles, 26 de junio de 2019

"Misterios a develar, modos de estar en el mundo"



El pasado 8 de mayo, el periodista y escritor Antonio Díaz Oliva publicó en el diario La Tercera, de Chile, una entrevista con la poeta y traductora chilena Verónica Zondek (foto), de la que transcribimos los párrafos más relacionados con la cuestión de la traducción.

Un fragmento de entrevista

Verónica Zondek no solo es conocida por su obra poética: lo es, también, por su labor como traductora. Autores como el poeta, dramaturgo y artista visual santaluciano Derek Walcott; o la poetisa canadiense en lengua inglesa, ensayista, traductora y profesora de literatura (y suerte de rockstar por estas latitudes) Anne Carson; ambos han sido traducidos por Zondek.

–¿Siempre estuviste interesada en la traducción?
–Traducir para mí es un hallazgo que se me dio por cosa banal o no tan banal, pero real. Cuando tuve a mi primer hijo, por estar en ciudad sin otra familia que la nuclear, me fue muy difícil trabajar fuera de la casa y un día se me ocurrió que podía traducir tesis y otras cosas profesionales sin moverme de la casa, sólo con mi Simon & Schuster a mano y la máquina de escribir. Y así empecé. Obviamente entonces ni pensé en traducir poesía porque entonces la cosa era ganar dinero y recurrí a lo que podía darlo. Lo de la traducción poética se me dio mucho después y además con más conocimiento y experiencia tanto lectora como escritural.

–¿Y qué significa traducir poesía para ti? Te lo pregunto porque es tal vez una de las disciplinas de traducción más complejas (el eterno dilema entre respetar la “música” lírica versus la intención; o forma versus contenido).
–Traducir poesía es para mí, un oficio y un trabajo completamente comprometido, pero sobretodo una forma de leer más hondamente, de enriquecerme con otros y también de abrir la voz de alguien desconocido o mal traducido, a mi juicio, a otros lectores como yo. Es un viaje que me aleja de mí sólo para traerme de vuelta con más fuerza y siempre más rica, más ancha. Es quizás una obsesión más de las muchas otras en las que me involucro y siempre me deja feliz, cuando siento que lo logro.

 “Estuve con ella, pero no traduciéndola”, dice sobre el paso de Anne Carson el pasado octubre, 2018. Red Doc> ya lo había traducido la misma Zondek y ya había sido publicado por Trilce en México, por LOM en Chile y por Bajo la luna en Argentina; y que pronto saldrá en Colombia por Uniandes. “Me tocó presentarla antes de su conferencia en la UDP y luego hacer una lectura compartida de Red Doc> en inglés y castellano. Y tuve algunos momentos privados con ella en los cuales pudimos conversar y conocernos y hablar de ciertas cosas”.

–Otro de los poetas que has traducido es Derek Walcott. La masculinidad de Walcott es una masculinidad, a ratos, avasalladora (o por lo menos así me parece a mí al leerlo). ¿Qué es lo que te interesó de Walcott?
–Pues, es justamente lo que me interesó en el caso de él y sobretodo porque trabaja con el cruce de culturas, lenguas e identidades que son temas que a mí me interesan mucho. De hecho, he seguido traduciéndolo, aunque no he publicado ni mostrado eso. Para traducir a otro, en el caso de Walcott y también de todos los otros y otras que he traducido, hay que buscar en uno mismo esas hebras que te contactan con esas diferencias y creo que, al menos en mi caso, siempre están. Uno tiene necesariamente un lado masculino que es interesante de despertar y, por otro lado, todos somos resultado de una mixtura entre lenguas, razas y culturas.

–¿Y cómo reflexionas sobre la idea de la identidad (si es que la reflexionas) al traducir a alguien que no es de tu género y en el caso de Walcott, además, alguien que no es de tu raza?
–Desde el tiempo de los antiguos errantes y deambuladores hasta hoy, los seres humanos no han dejado de moverse y mezclarse y por eso que el asunto de la pureza es una idiotez máxima. Descubrir esas hebras en uno mismo a través de la escritura de otro y otra, es un hallazgo fascinante y estremecedor. Descubrir cuáles son las hebras aproximadamente equivalentes en tu propia lengua, es ampliar el mundo conocido. Todo esto es, para volver al comienzo de esta entrevista, retomar y zurcir esa retahíla de fragmentos que iluminan el cuerpo del género humano. Las lenguas y las manifestaciones humanas incluyendo las de la escritura, encierran misterios a develar, modos de estar en el mundo y nos abren al conocimiento y a la empatía con la otredad. Y a mí, eso me parece un acto político de suma importancia.


martes, 25 de junio de 2019

"Un mercado con un potencial reluciente"

La siguiente nota, aparecida recientemente y sin firma en Deutsche Welle la emisora internacional de Alemania, que produce periodismo independiente en 30 idiomas se sirve de la compra que Penguin Random House hizo de Salamandra para volver a hablar sobre la batalla que las multinacionales del libro mantienen en Latinoamérica para marcar su predominio. En la bajada se lee: “Los expertos dibujan un mercado editorial con enorme potencial en Latinoamérica, pero no exento de dificultades en la época de Netflix y los ‘smartphones’”.

Una guerra por el libro en América Latina

El aleteo de un pingüino se sintió como un movimiento tectónico al otro lado del océano. El reciente anuncio de compra del histórico sello español Salamandra por parte de Penguin Random House, participada en un 75% por el grupo alemán Bertelsmann, ha puesto el foco sobre la feroz disputa empresarial que se está librando en la arena editorial. Y América latina es el siguiente campo de batalla, en el que ya están desenfundadas las espadas.

La consejera delegada de Penguin Random House Grupo Editorial ya dejó claro en una reciente entrevista con el diario ibérico El País su interés por seguir comprando en suelo latinoamericano, dado el potencial de dicho mercado. En realidad, hace ya tiempo que los dos grandes tiburones del sector, PRH y Planeta, están haciéndose con las firmas de menor tamaño más exitosas.

El panorama resultante, explica el argentino Daniel Benchimol, es un mercado que salta de un amplio abanico de pequeñas editoriales editoriales a un grupúsculo de grandes nombres. "Es un mercado donde está todo por crecer”, dice a DW este director de la consultoría especializada Proyecto 451. Añade que los grandes jugadores tecnológicos que quitan el sueño a las editoriales en Alemania o España, como Amazon, no han ingresado con una fuerte presencia en América Latina, con la excepción de México: "Todavía es un terreno donde los editores pueden acelerar para cubrir espacios”.

Ni el grupo alemán Bertelsmann ni PRH quisieron responder directamente a las preguntas de DW sobre la coyuntura actual.

En cualquier caso, lo cierto es que, más allá de las proyecciones empresariales, los números hablan de un mercado con un potencial reluciente. El colombiano José Diego González valora el papel de los gobiernos de la región a la hora de promover la alfabetización y de poner en marcha políticas públicas integrales de fomento de la lectura. "El potencial de este mercado está dormido”, dice a DW este experto del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC). Falta que alguien accione el interruptor.

Ningún sendero de rosas
Sin embargo, subsistir en un entorno como el del mercado editorial del continente es un camino repleto de obstáculos. A las dificultades que afronta la industria del libro en todo el planeta, especialmente en lo relacionado con la transición digital, se suman particularidades locales y regionales. González advierte "carencias estructurales” en lo relativo a la circulación del libro entre los países latinoamericanos. Como consecuencia, los costes de transporte se disparan. "Esto hace difícil configurar ese mercado común que pareciera tan a la vuelta de la esquina por el hecho de compartir una lengua”.

Junto con esto, las dificultades económicas de algunos países, como Argentina o Brasil, pasan una importante factura a los sellos editoriales, de acuerdo con un estudio de la CERLALC presentado esta semana en la Feria del Libro de Madrid.

Según Benchimol, también los editores tienen su parte de culpa, pues mantienen una visión demasiado local: "Les cuesta mucho pensar el negocio con una perspectiva internacional”. Algo que podría cambiar con el salto al libro digital.

Pese a los nubarrones en el horizonte, ambos expertos consultados insisten en subrayar los motivos de optimismo. En esta peculiar versión de David contra Goliat son muchos los augurios a favor de los pequeños jugadores de la partida. El argentino Benchimol subraya un fenómeno de efervescencia latinoamericana de sellos de menor tamaño que están contribuyendo a generar ferias paralelas y movimientos culturales independientes de gran importancia.

González, por su parte, muestra gran interés por los mecanismos de cooperación y coedición entre pequeñas editoriales: "Un editor peruano que publica a un autor de su país ya no necesariamente aspira a que sea su libro el que llegue a otro país, sino que llega a acuerdos con editores de otros países de la propia Latinoamérica para que sea esa editorial en su país la que edite el título del autor peruano”.

Grandes y pequeños, todos compiten en la misma arena: "Todas las editoriales se ven abocadas a la pelea por la atención de sus lectores, que ahora tienen una oferta de streaming de todo tipo”, apunta González. Netflix es solo el símbolo de un cambio brutal en el consumo cultural y de entretenimiento. Nadie sabe en qué formato se contarán las historias del futuro, pero unos y otros juegan sus mejores cartas para no salir derrotados en la contienda.

lunes, 24 de junio de 2019

Por qué no hay que usar el Diccionario de la Real Academia, prejuicioso, racista y mal redactado (4)


Es posible que la misoginia de los académicos de la RAE haya determinado que no sepan cocinar. Que no sepan definir es un problema más grave sobre todo para sus pomposos lexicógrafos. Quien lo dude, acá a tiene, a modo de muestra, una serie de palabras, a saber: "adafina", "panqueque", "ñoqui", "pizza" y "pizzería". 

adafina
Del ár. hisp. addafína, y este del ár. clás. dafīnah , o sea "enterrada", que lo es en el rescoldo.

1. f. Olla que los hebreos preparan el anochecer del viernes, cubriéndola con rescoldo y brasas, para comerla el sábado.

Observaciones del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires:
Alguien lee La lozana andaluza (1527) o El libro del buen amor (s. XIV), busca en la RAE el significado de “adafina” y encuentra que hay hebreos, olla, brasas y nada adentro.

Si fuera una comida desaparecida se comprendería la velocidad de la definición. Pero la adafina existe y viene alimentando multitudes desde el medioevo, ella misma y sus variantes, como cocido madrileño, escudella y carn d´olla, cocido maragato, pote asturiano, puchero del Río de la Plata y pucherito de gallina con viejo vino carlón. La original, en olla de barro, tenía garbanzos y cordero. Se cocinaba en viernes para cumplir con el sabbath.

El misterio de la enigmática definición de la RAE que oculta al lector, -mon semblable, -mon frère, por qué lo que se cocina un viernes se come el sábado será tarea del porvenir.
  
panqueque.
Adapt. del ingl. pancake.
1. m. Tortita que se hace con masa de harina, yemas de huevo batidas y un poco de leche. U. m. en Am.

Observaciones del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires:
Si la adafina no tenía ingredientes de los panqueques se presentan batidos y multiplicados.

1. Los panqueques no son individuales, por tanto hablemos de "panqueques" en plural.

2. Los panqueques no pueden explicarse a partir la categoría “tortita” porque, en el Río de la Plata y en México, tortita es otra cosa. Y no es fácil definir algo si se habla de otra cosa. Pongamos por caso, hablo de manteca pero describo el queso o un salamín.

3. Tampoco sus ingredientes son “masa de harina, yemas de huevo batidas y un poco de leche”, más bien lo contrario: mucha leche, un (1) huevo entero, unas cucharadas de harina. Y se bate el conjunto.

4. Lo característico no se menciona: se cocinan con manteca, la auténtica. Si alguien quiere llamar “manteca” a las grasas, ningún problema, llámelas así.

5. Los panqueques no se comen a modo de masa: son rellenos y los que llevan relleno dulce pueden flambearse.

6. Existen platos con panqueques y varias expresiones de la lengua que nos reservamos para nosotros, pero que bien podrían aplicarse a los políticos y a los académicos.

ñoqui
Del it. gnocchi.
1. m. Masa hecha con patatas mezcladas con harina de trigo, mantequilla, leche, huevo y queso rallado, dividida en trocitos, que se cuecen en agua hirviendo con sal. U. m. en pl.

Observaciones Club de Traductores Literarios de Buenos Aires:
La etimología que se ofrece, gnocchi, es el plural de gnòcco y su traducción debe ser "ñoquis". Plural, por otra parte, usual para denominar a esta pasta italiana.

Si el nombre no define a la cosa, los ingredientes tampoco. Dice la Enciclopedia Italiana di Scienze, Lettere ed Articonocida para la fama como Treccani: 

gnòcco s. m. [dalveneto gnòco «protuberanza», forsedallongob. knohhil «nodo nellegno»] (pl. -chi). – 1. a. Al plur., gnocchi, piatto tradizionale della cucina veneta, piemontese e romana, costituito da un impasto di farina e patate (giàlessate e schiacciate), tagliato a bocconcini di forma cilindrica o ovoidale (in quest’ultimo caso, vengono per lo più otte nutiar rotolandoli con due dita sulla superficie di una grattugia), che si mangiano come primo piatto, lessati e conditi con sugo o con burro.

Traducimos a toda velocidad:
gnòcco s. m. [del véneto gnòco “protuberancia”, quizás del longob. Knohhil “nudo de la madera”](pl. -chi). — 1.a. En plural, gnocchi, plato tradicional de la cocina veneciana, piamontesa y romana, que consiste en una mezcla de harina y papas (ya cocidas y en puré), cortada en trozos cilíndricos u ovoides (en este último caso, se obtienen principalmente haciéndolos rodar con dos de los dedos por la superficie de un rallador. Se comen como primer plato, se hierven y se sazonan con salsa o manteca.

No sabemos qué saldrá si se divide en trocitos papas, harina de trigo, leche, manteca, huevo y queso rallado. Ñoquis, no.

pizza
Voz it.
1. f. Especie de torta de harina amasada, encima de la cual se pone queso, tomate frito y otros ingredientes, y que se cuece en el horno.

Observaciones Club de Traductores Literarios de Buenos Aires:
Hasta finales de los años setenta en Madrid no existían pizzerías ni tampoco se comían pizzas. Ese carácter exótico explica que la definición parezca traducida no por especialistas en diccionarios, sino por turistas de lo contemporáneo que no fue.

1. “Especie de torta de harina amasada”. Como dijimos en relación con los panqueques, torta y tortita quieren decir otra cosa tanto en el Río de la Plata como en México. En uno y otro país, cada cinco metros hay una pizzería (en la Argentina, había, ya que en el último año de la gestión Macri cerraron unas 200). Una explicación así parece un chiste. ¿No es más fácil decir “masa”? Y con más precisión: masa con levadura y agua a la que, cruda o precocida, se le añade pulpa de tomate, queso mozzarella o semejantes, otros ingredientes…. etcétera.

El tomate frito corresponde a los usos españoles y no a la pizza.

Autóctonas también las definiciones de “pizzería”. Las diferencias entre 1 y 2 son ¿cuáles? y las descripciones no corresponden a los locales que venden pizza ni a la forma de venderla.
pizzería
1. f. Establecimiento comercial en que se elaboran y se venden pizzas.
2. f. Restaurante especializado en la preparación de pizzas y otras comidas italianas.

Continuará.

viernes, 21 de junio de 2019

Dos editoriales del interior del país

El 16 de junio pasado, Daniel Gigena publicó en La Nación un breve artículo que da cuenta de la actividad editorial en el interior. Elige dos ejemplos: la editorial Cartografías, de Río Cuarto, y Baltasara Editora, de Rosario. Por supuesto hay muchas más editoriales.

La empecinada tarea 
de las editoriales del interior

La mayoría de las publicaciones aún están a cargo de editoriales ubicadas en la ciudad de Buenos Aires, según el último informe anual de producción de la Cámara Argentina de Libro (CAL). Sin embargo, el documento certifica que se empieza a observar un suave desarrollo en las provincias argentinas. Después de la ciudad y provincia de Buenos Aires, el tercer polo editorial argentino es Córdoba. Al sur de esa provincia, en la ciudad de Río IV, nació hace quince años Cartografías, proyecto editorial creado con la intención de difundir narrativa, poesía y ensayo de escritores de la zona. Con los años, el catálogo de Cartografías comenzó a ampliarse y se dieron a conocer títulos de escritores de otras ciudades de Córdoba, de la Argentina y de España. No obstante, mantiene su identidad de origen: el de una editorial independiente que funciona como una cooperativa integrada por escritores y escritoras, y cuyas publicaciones responden a consideraciones artístico–literarias. “Cartografías apuesta por la literatura, por su pluralidad, divergencia y polimorfismo”, reza la declaración de principios en la página web del sello riocuartense ( http://editorialcartografias.com).

“La editorial es una caja de resonancia de lo que pasa cerca de nosotros, la gente con la que estamos, los libros que vamos leyendo y que nos interesan y están escritos en el lugar donde nosotros vivimos, una ciudad mediana de Córdoba –dice el narrador y poeta Pablo Dema, coeditor con el poeta y docente José Di Marco–. “La editorial va reflejando, potenciando y creando espacios para que esas voces y esos textos que circulan puedan aparecen en libros de calidad que, después, hacen su camino”. En el catálogo de Cartografías hay títulos de grandes poetas como Antonio Tello Argüello, Alejandro Schmidt, Elena Anníbali y Pedro Centeno, un poeta obrero que murió a inicios de este año.

Para Dema, los caminos de los libros de poesía suelen ser “bastante erráticos”, aunque conforman un circuito autónomo y ajeno al mercado, con postas en ferias y festivales. Desde el viernes, Cartografías participa de la quinta Feria de Editoriales Independientes en Río IV, que se celebra hasta hoy en el Centro Cultural El Andino. Allí se presentarán cuatro novedades firmadas por poetas: Schmidt, Elena Berruti, Gastón Malgieri y Miguel Ángel Toledo.

A medida que pasaban los años, los cartógrafos literarios establecieron vínculos con poetas de distintos lugares, colaboradores de revistas literarias y editores de la ciudad de Córdoba. “Los libros hacen el recorrido en función de lo que les toca, de lo que el libro es y de los lectores que pueden encontrar”, agrega Dema, autor de Fotos y Hoteles, entre otros títulos. Gracias a los atajos para atravesar grandes distancias que proveen Internet y las redes sociales, ahora también pueden alcanzar destinos distantes. “Los libros van llegando a los lectores”, concluye. Di Marco y Dema comparten la idea de que una mirada federal e inclusiva sobre la poesía argentina que incluya un estudio sobre Córdoba y Río IV tendrá que abrevar en el catálogo de Cartografías.

Otra región del país que crece como sede editorial es Santa Fe, que de 2012 a 2018 pasó del 3 al 5% del total de publicaciones. Fundada por Liliana Ruiz en la ciudad de Rosario, Baltasara Editora ( www.baltasaraeditora.com) celebra en 2019 su décimo aniversario. “En los primeros años se debieron sortear muchas dificultades –recuerda Ruiz–. No es fácil, desde el interior y sin recurrir a subsidios, proyectarse a todo el país. En 2013 comenzamos a ser visibles en Buenos Aires y logramos mayor circulación de los libros gracias a los libreros que apostaron a nuestro catálogo y a las convocatorias editoriales realizadas a partir de 2015 a nivel nacional”.

Desde 2017, Baltasara comenzó a presentar algunos libros en España, como Cita en la espesura, de Liliana Díaz Mindurry; García Lorca, el duende en Rosario, de Daniel Feliu, y la antología Barcelona–Buenos Aires. Once mil kilómetros, que compiló Tatiana Goransky, con veintidós relatos de autores de las dos ciudades a un lado y otro del Atlántico. Baltasara sostiene colecciones de ensayos, como el flamante Colgados del lenguaje. Poesía en las ciencias, de Osvaldo Picardo; de narrativa, poesía, teatro y testimonios. Beatriz Vignoli, Patricia Suárez, Diego Colomba, Pablo Bilsky, Gaby de Cicco y Mariana Travacio, entre muchos otros autores contemporáneos, publican en el sello rosarino. “Tenemos en claro que resistir es el verbo que más nos cabe en estos tiempos difíciles para la cultura”, dice Ruiz. Las dificultades se conjuran con buenas lecturas.

jueves, 20 de junio de 2019

Por falta de uso, los académicos de la RAE jubilaron sus cerebros, pero nadie lo notó


"Hace un siglo era posible buscarlos en el diccionario, pero ahora está oficialmente fallecidos. El Instituto Cervantes les dedica una exposición". Eso dice la bajada del presente artículo, publicado sin firma por el diario Clarín, el pasado 10 de junio. Lo dicho en él demuestra a) la falta de criterio de un diario argentino haciéndose cargo de algo que tiene lugar en España y que no necesariamente es una noticia para nosotros y b) el capricho de los españoles de la RAE que deciden eliminar palabras del léxico porque ellos no las usan, sin considerar que en otras partes, muchas de ellas se siguen usando.


Por falta de uso, la RAE jubiló 
unas 2800 palabras: cuáles son y por qué 

Ni cuadros ni esculturas. La muestra que acaba de inaugurar La Caja de las Letras del Instituto Cervantes exhibe un patrimonio singular: se trata de 2.793 palabras que en los últimos cien años fueron retiradas de las ediciones de los diccionarios porque ya nadie las usaba. Fallecidas y olvidadas. Aunque nombraban un mundo. Por eso, la artista y filóloga Marta PCampos se propuso transformarlas en las protagonistas de la exposición 19142014 con la intención de recuperar, aunque solo por unos meses, su presencia más allá del Diccionario de la Lengua Española.

Mientras unas palabras nacen selfi, viral y sororidad, incorporadas recientemente por la Real Academia de la Española (RAE)– otras desaparecenenseñorearse (hacerse señor y dueño de una cosa),  churruscarse (empezar a quemarse una cosa; como el pan, el guisado, etc.),  escritorzuelo (despectivo de escritor), cocotriz (el cocodrilo hembra), cuñadez (relación entre cuñados),  camasquince (entrometido),   durindaina  (justicia) o bajotraer (abatimiento, humillación).

“La lengua está viva, está pegada a la piel de la sociedad”, dijo el director del Instituto Cervantes, el poeta Luis García Montero, a la prensa española sobre la singular muestra y explicó que es por esa condición de cuerpo viviente que es corriente polemizar sobre qué términos aparecen en los diccionarios y cuáles ya no merecen estar ahí. Para García Montero, la exposición pretende dar una mirada a las palabras que desaparecen, hoy que siempre hablamos y discutimos sobre los matices y los nuevos significados de las palabras”. Con ello, podemos “tomar conciencia de las palabras, del mismo modo que se pierden oficios y tradiciones”.

“Si bien la lengua tiene gramáticas férreas, siempre se da una interrelación entre lengua y habla, siguiendo al lingüista suizo Ferdinand de Saussure –explica a Clarín la semióloga Claudia López Barros, docente e investigadora en la UBA–. Entonces, hay expresiones que tienen que ver con la praxis social de cada época y los múltiples discursos de tipo políticos, publicitarios, periodísticos, entre otros de ese momento”. Para la académica, es por eso que existen términos o frases que en un momento histórico logran condensar sentidos de la región o de su tiempo, mientras que otros ya resultan perimidos”.

Sobre los motivos por los cuales una academia de la lengua decreta la muerte de una palabra de sus diccionarios, Alejandro Raiter, profesor titular de Sociolingüística en la facultad de Filosofía y Letras de la UBA, explica a Clarín: “A juzgar por el resultado, me parece que no hay criterios permanentes o claros del todo. Claro que no reviso todo el diccionario. Las academias de los distintos países pueden proponer regionalismos, nombres de yuyos y etcétera. Autores españoles y latinoamericanos consagrados son importantes fuentes”.

Chupado no, panqueque sí

Raiter, que forma parte de un equipo de especialistas que buscan desentrañar los secretos del uso que se hace del idioma, propone un ejemplo de cómo se suceden esos intercambios: “La Academia no propuso chupado, en el sentido de desaparecido, pero sí panqueque”. Tampoco es unánime el modo en el que las palabras pasan al más allá: “Es menos clara aún, pero puedo asegurar que –aunque siguen siendo muy conservadores–, el Diccionario de la Lengua Española en línea es una versión muy ágil y mucho menos mamotrética que versiones anteriores en papel”.

En ese marco, la propuesta léxico–artística de Marta P Campos en la exposición 19142014 recopila todas las palabras que en 1914 tenían su propia entrada y espacio en el diccionario de la RAE, pero que en el 2014 ya habían desaparecido. “Con esta propuesta la artista pretende visualizar lo muerto, lo incorrecto, lo obsoleto, lo que parece que sobra dentro de nuestra lengua”, reza la nota de la muestra organizada por el Instituto Cervantes y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac), que se exhibe en la Caja de las Letras de Madrid.

En el Cervantes explican que el desuso “ha sido el principal motivo por el que estas palabras han perdido su entrada en el diccionario”. Por eso, el trabajo de la artista va más allá de la exposición: incluye un libro de P Campos en formato de diccionario, coeditado por el Musac y la editorial Entrascuas y  ya funciona un foro online donde constan todas las palabras
(http://19142014.es/foro/), en el que las personas pueden comentar cada entrada. En tercer lugar se organizó un programa con tres talleres, en junio, julio y septiembre, para públicos diversos.

Así, “la propuesta ha conseguido que las palabras que han sido borradas del diccionario emerjan nuevamente. La idea para esta exposición surge con el auge de las data visualisation o visualizaciones de información. En la mayor parte de ellas encontramos datos que se están creando continuamente de forma activa; en oposición a ello, este proyecto muestra información que se ha creado de forma pasiva, palabras, que la RAE ha decidido eliminar del diccionario”, explica el Instituto Cervantes.

Las que se fueron:

abrazado
p. p. de abrazar. adj. Germ. preso, privado de libertad.

acérrimamente 
adv. m. De modo acérrimo.

¡andallo!
inter. ¡Anda!

ahogaviejas 
(De ahogar y vieja.) f. quijones. / quijón 1. m. Planta herbácea anual de la familia de las umbelíferas, con tallo erguido, delgado, de 20 a 30 cm de altura, hojas partidas en segmentos lineales, flores blancas y fruto seco, de semilla piramidal con un pico muy largo.

anteanteanoche
adv. t. trasanteanoche.

aviesas 
​(De avieso.) adv. m. ant. Al revés, puesto al contrario.

chicuelo 
adj. d. de chico. Ú. t. c. s.

cabildeo 
m. Acción y efecto de cabildear. andar de cabildeos. fr. intrigar.

candorosamente 
adv. m. Con candor, de modo candoroso.

¡caracoles!
(pl. de caracol.) interj. ¡Caramba!

cauterizante
p. a. de cauterizar. Que cauteriza.
decesor
(Del lat. decessor, –oris.) m. y f. ant. predecesor.

demoranza
f. ant. demora, tardanza, dilación.

desahuciadamente
adv. m. Sin esperanza.

desaliñadamente
adv. m. Con desaliño.

desamigo
m. ant. Enemigo. Ú. t. c. adj.

diabólicamente
adv. m. De manera diabólica.

electriz
(Del lat. electrix. –icis.) f. Mujer de un príncipe elector.

ergullir
(De orgullo.) intr. ant. Cobrar orgullo, envanecerse.

estrabosidad
f. ant. Med. Bizquera, estrabismo estorcijón (De estorcer.) m. ant. retorcijón.

fabulizar
tr. ant. fabular.

favoreciente
p. a. de favorecer. Que favorece.

ladrante
p. a. p. us. de ladrar. Que ladra.

larguez
f. ant. largueza.

manaza
f. aum. de mano.

mercadera
f. p. us. Mujer que tiene tienda de comercio. 2. p. us. Mujer del mercader.

minguado
p. p. del ant. minguar. 2. adj. ant. menguado, cobarde. 3. ant. menguado, tonto. 4. ant. menguado, miserable.
murmurante 
p. a. p.us. de murmurar. Qué murmura.

nobilísimamente
adv. m. sup. Con suma nobleza.

neoplasma 
m. Med. Tejido celular anormal de nueva formación.

pajarico 
m. d. de Pájaro. Pajarico que escucha el reclamo, escucha su daño, ref. que enseña que el que procura indagar la opinión que de él se tiene, suele oir cosas que le desagradan.

papadilla 
f. Parte de la carne que hay debajo de la barba.

pegaso 
n. p. m. Mit. Caballo alado, servidor de Zeus. Astron. Constelación septentrional notable situada a continuación y al occidente de Andrómeda.

pilluelo 
adj. fam. d. de pillo. Ú. m. c. s. m.

porfiosamente 
adv. m. ant. porfiadamente.

porfijar 
(De por y fijo.) tr. ant. Adoptar a uno como hijo, prohijar.

propagante 
p. a. de propagar. Que propaga.

triangulado 
p. p. de triangular. 2. adj. Dispuesto, trazado u ordenado en figura triangular.

titilante 
p. a. de titilar. Que titila.

terribilísimo
adj. sup. de terrible.