lunes, 7 de septiembre de 2020

Jonio González acaba de publicar una gran antología de la poesía estadounidense y la ofrece en forma gratuita a los lectores

Jonio González es un poeta argentino radicado en Barcelona desde 1983. Allí trabajó en el departamento de producción de varias editoriales hasta su reciente jubilación. En paralelo, tradujo incansablemente. Muchos de esos textos aparecieron en su Facebook, pero también en el blog Otra iglesia es imposible, de Jorge Aulicino. Ahora, de manera absolutamente gratuita, fueron publicados por Ediciones en Danza, con prólogo de Aulicino, y pueden leerse siguiendo este link: 


Un prolífico traductor "aficionado"

Con motivo de la aparición del primer volumen de su monumental empresa, el Administrador entrevistó a González. El texto resultante puede leerse a continuación.

–¿Cómo se armó esta antología?
–Por acumulación. Esta antología es la historia de mis lecturas, de la atracción que han ejercido sobre mí ciertos textos y autores. Respecto de los textos, esa transformación de la lectura en traducción (aunque toda lectura es una traducción) tiene que ver con el intento (no con el logro) de llegar hasta el fondo, de averiguar si estaba acertado al adjudicarle un significado determinado.

–¿Por qué esos autores y no otros?
–Llevo traducidos unos ciento cincuenta poetas norteamericanos (lo que no significa que conozca la obra de todos ellos, ni mucho menos). Creo que en volumen (por decirlo de algún modo) la poesía de Norteamérica quizá sea la más importante de la segunda mitad del siglo XX, como la francesa lo fue de la primera mitad. Suelen darse esos fenómenos en que surgen en determinadas épocas y en ciertos países muchos poetas de talento; en Latinoamérica tuvimos el caso de Perú, en Europa tenemos desde hace un tiempo el de Polonia, etc. De esa admiración y esa búsqueda cuyo fruto son esos esos doscientos poetas, elegí, por un lado, a los que más cerca sentía de mí, y por otro a aquellos que en mi opinión merecían ser más frecuentados, o sencillamente conocidos.

–¿Qué te determinó a que se publique digitalmente antes que en papel?
–La decisión de publicar digitalmente los dos volúmenes de esta antología tiene que ver con la crisis actual incentivada por el coronavirus, por la dificultad de gestionar los derechos de tantos poetas y, en mi caso, porque creo que el futuro de la difusión de la poesía está ligado, en buena medida, a los medios digitales.

–¿Puede considerarse un aficionado y no un traductor hecho y derecho quien traduce a tantos poetas como vos
–He trabajado muchos años revisando textos y traducciones para y en varias editoriales. He tenido la inmensa suerte de no tener que traducir por obligación. Sí, me considero un traductor aficionado en la medida en que “afición” significa tanto amor hacia una persona o cosa como empeño. Mi amor, en ese sentido, es hacia los poetas (debo admitir que algunos más que otros, y unos pocos, que no he incluido en la antología, en absoluto) y sus textos. Y el empeño, en generar en el lector la curiosidad y la búsqueda de otros textos y otras (mejores) traducciones.

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