El breve artículo de Larry Rother que se ofrece a continuación fue publicado recientemente por The New York Times y reproducido casi de inmediato por el diario Clarín, de Buenos Aires. En la bajada con que fue publicado en la Argentina se lee: "En el inmenso mercado editorial estadounidense apenas se traduce un 3% del total de libros editados. Ahora un nuevo sello encuentra un nicho en un sector difícil".
Acercando un nuevo mundo
a los lectores norteamericanos
a los lectores norteamericanos
ROCHESTER, Nueva York — La industria editorial está en problemas; las obras traducidas representan, en el mejor de los casos, un 3% del mercado de libros estadounidense; y los presupuestos para la educación superior se están achicando. Sin embargo, nada de esto parece amedrentar a Open Letter Books, una editorial pequeña creada hace un par de años, que está afiliada a la Universidad de Rochester y edita únicamente obras literarias traducidas. "Hay un conjunto de lectores muy interesados en traducciones y en literatura internacional y que no encuentran lo que quieren", dijo Chad W. Post (foto), director de Open Letter. "Por eso creemos que nuestro modelo empresarial puede funcionar.
La literatura estadounidense tiene muchas grandes obras. Pero los lectores de habla inglesa no tienen un acceso pleno a expresiones y puntos de vista del resto del mundo, y estamos tratando de corregir esa situación." Hasta ahora ninguno de los 16 títulos de Open Letter vendió más de 3.000 ejemplares, pero sus esfuerzos atrajeron de inmediato la atención y también el elogio de la crítica. Los libros de Open Letter, como el recientemente editado Season of Ash (No será la tierra) del novelista mexicano Jorge Volpi, figuraron en las listas de los Mejores de 2009; y Amazon.com, que lanzó una iniciativa para hacer conocer más autores internacionales a los lectores estadounidenses, hace poco premió a Open Letter con un subsidio de US$ 20.000 por apoyar la publicación de The Wall in My Head, una antología de escritores europeos del Este sobre la caída del comunismo.
Open Letter editó su primer título, una colección de ensayos de la novelista croata Dubravka Ugresic llamada Nobody's Home (No hay nadie en casa), en septiembre de 2008. Pero más de un año antes, para promocionar el arribo del libro y atraer a potenciales lectores, Open Letter había iniciado un blog llamado Three Percent (Rochester.edu/threepercent), una referencia mordaz al gueto literario al que está confinada la traducción. Aunque inicialmente puede haber sido pensado como un dispositivo de marketing, Three Percent resultó ser una animada caja de resonancia para todo lo relacionado con la literatura en traducción, y registra más de dos millones de visitas anuales a la página.
Los lectores pueden subir reseñas y enterarse de las novedades de las editoriales extranjeras. Un comité de selección formado por siete integrantes, que incluye a profesores de la Universidad de Rochester, selecciona los títulos que edita Open Letter. Si bien los miembros de ese grupo dicen que no son reacios a escoger un potencial best-séller –las novelas policiales del escritor sueco Stieg Larsson demostraron una vez más que los lectores estadounidenses reciben con los brazos abiertos algunos libros no escritos en inglés– no es ése su principal objetivo.
"Lo que buscamos es obra excelente, en cualquier idioma, ficción moderna ecléctica que suele ser pasada por alto", dijo Joanna Scott, profesora de lengua que es además autora de nueve novelas. "El comercio no entra en las discusiones; yo no sabría identificar un libro comercial si lo viera." Todos los libros de Open Letter tienen el mismo diseño característico escueto y despojado, comparable a los sellos de jazz especializado como Blue Note o Impulse! que construyeron una base leal de clientes combinando un aspecto y un sonido que los identifica. "Sus libros realmente se destacan", dijo Paul Yamazaki, encargado de compras de City Lights Books en San Francisco. "Están creando una identidad editorial con claves visuales, y con todas las opciones que tienen los lectores actualmente, eso ayuda, especialmente cuando la mayor parte de lo que hacen es presentar escritores nuevos a los estadounidenses".
Siguiendo esta idea, Open Letter también ofrece un servicio de suscripción. Por US$ 100 al año, un lector puede recibir todos los libros que Open Letter publica durante ese período.
Los traductores, como era de esperar, están encantados con la presencia de Open Letter. "Las editoriales comerciales están infectadas con la mentalidad de ganar la lotería", dijo Clifford Landers, que tradujo la colección The Taker and Other Stories (El cobrador y otros relatos) del escritor brasileño Rubem Fonseca para Open Letter. "Pero Open Letter crea un mercado para obras que quizá no presenten un atractivo popular masivo pero que no obstante tienen un valor importante en un sentido literario".
La literatura estadounidense tiene muchas grandes obras. Pero los lectores de habla inglesa no tienen un acceso pleno a expresiones y puntos de vista del resto del mundo, y estamos tratando de corregir esa situación." Hasta ahora ninguno de los 16 títulos de Open Letter vendió más de 3.000 ejemplares, pero sus esfuerzos atrajeron de inmediato la atención y también el elogio de la crítica. Los libros de Open Letter, como el recientemente editado Season of Ash (No será la tierra) del novelista mexicano Jorge Volpi, figuraron en las listas de los Mejores de 2009; y Amazon.com, que lanzó una iniciativa para hacer conocer más autores internacionales a los lectores estadounidenses, hace poco premió a Open Letter con un subsidio de US$ 20.000 por apoyar la publicación de The Wall in My Head, una antología de escritores europeos del Este sobre la caída del comunismo.
Open Letter editó su primer título, una colección de ensayos de la novelista croata Dubravka Ugresic llamada Nobody's Home (No hay nadie en casa), en septiembre de 2008. Pero más de un año antes, para promocionar el arribo del libro y atraer a potenciales lectores, Open Letter había iniciado un blog llamado Three Percent (Rochester.edu/threepercent), una referencia mordaz al gueto literario al que está confinada la traducción. Aunque inicialmente puede haber sido pensado como un dispositivo de marketing, Three Percent resultó ser una animada caja de resonancia para todo lo relacionado con la literatura en traducción, y registra más de dos millones de visitas anuales a la página.
Los lectores pueden subir reseñas y enterarse de las novedades de las editoriales extranjeras. Un comité de selección formado por siete integrantes, que incluye a profesores de la Universidad de Rochester, selecciona los títulos que edita Open Letter. Si bien los miembros de ese grupo dicen que no son reacios a escoger un potencial best-séller –las novelas policiales del escritor sueco Stieg Larsson demostraron una vez más que los lectores estadounidenses reciben con los brazos abiertos algunos libros no escritos en inglés– no es ése su principal objetivo.
"Lo que buscamos es obra excelente, en cualquier idioma, ficción moderna ecléctica que suele ser pasada por alto", dijo Joanna Scott, profesora de lengua que es además autora de nueve novelas. "El comercio no entra en las discusiones; yo no sabría identificar un libro comercial si lo viera." Todos los libros de Open Letter tienen el mismo diseño característico escueto y despojado, comparable a los sellos de jazz especializado como Blue Note o Impulse! que construyeron una base leal de clientes combinando un aspecto y un sonido que los identifica. "Sus libros realmente se destacan", dijo Paul Yamazaki, encargado de compras de City Lights Books en San Francisco. "Están creando una identidad editorial con claves visuales, y con todas las opciones que tienen los lectores actualmente, eso ayuda, especialmente cuando la mayor parte de lo que hacen es presentar escritores nuevos a los estadounidenses".
Siguiendo esta idea, Open Letter también ofrece un servicio de suscripción. Por US$ 100 al año, un lector puede recibir todos los libros que Open Letter publica durante ese período.
Los traductores, como era de esperar, están encantados con la presencia de Open Letter. "Las editoriales comerciales están infectadas con la mentalidad de ganar la lotería", dijo Clifford Landers, que tradujo la colección The Taker and Other Stories (El cobrador y otros relatos) del escritor brasileño Rubem Fonseca para Open Letter. "Pero Open Letter crea un mercado para obras que quizá no presenten un atractivo popular masivo pero que no obstante tienen un valor importante en un sentido literario".
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