El poeta, narrador y traductor mexicano Fabio Morábito tuvo la amabilidad de enviar a este blog la siguiente columna, donde arriesga una curiosa hipótesis que seguramente será considerada por nuestros lectores.
¿Se puede traducir
en la selva?
Entre las tribus que comparten un determinado territorio la circulación de las mujeres es esencial para evitar el deterioro genético que es propio de la endogamia. Intercambiar mujeres fue el primer comercio humano y debió de propiciar las primeras traducciones entre grupos que hablaban idiomas diferentes. ¿Quiénes sino las propias mujeres tuvieron que desempeñar esa tarea, ya que dominaban la lengua de la tribu donde habían nacido y la de la tribu de sus esposos? Como estaban vinculadas afectivamente con ambas, podían fungir de manera confiable como puente lingüístico, pues la fidelidad de una traducción depende de la lealtad del traductor. La escritura no surgió para controlar la lealtad de los traductores, pero contribuyó a ello, pues fija las partes constitutivas de una lengua y es el apego a cada una de esas partes lo que garantiza una traducción fiel, al menos según nuestra concepción moderna, que es la de una sociedad fuertemente escritural. Si no existe la escritura, pues, ¿cómo se traduce? ¿En qué consiste la traducción entre las tribus de la selva? Quizá en traducir la intención de ambos interlocutores, más que sus palabras, pues en una sociedad carente de escritura las palabras son menos que las frases y guardan una identidad vaga y flexible. Probablemente el traductor salvaje no traduce analíticamente, como nosotros; no trabaja por fragmentos lingüísticos sino por flujos discursivos, por segmentos melódicos, por bloques de sentido que él recompone muy libremente. Su traslación está más cerca de la paráfrasis que de la traducción. Puede equivocarse en los detalles, pero se mantiene fiel a la entonación y a la emotividad de base de los enunciados. Así, la mediación traductora debió de jugar un papel decisivo en la conformación de la psique femenina. Opuesta a la escrupulosa exactitud del cazador, a su visión precisa pero estrecha, cobró forma la mirada abarcadora, dúctil e incluyente de la mediadora, que para el varón será siempre un bálsamo y un tormento, origen de admiración y de sospechas, de encantamiento y de celos.
Soy de la tesis que la traducción la inventaron los renegados, de allí el papel de los lenguaraces entre los ranqueles, según Lucio V Mansilla, que a la vez eran sospechados de espías, cuyas intenciones no eran siempre claras... Con perdón de las mujeres, la traducción es obra del recontraespionaje....
ResponderEliminaren la malinche, como todorov dixit, se juntan ambas asimetrías a la vez, amigo aulicino (y antes de que el chiste viejo me cueste una pedrada diré apresuradamente que asimétrico es todo lo que es, porque simétrico, lo que se dice simétrico, no hay nada, ni siquiera la número 5).
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