Publicada
por la revista Tapiz, el 22 de mayo de este año, la siguiente entrevista de Roberto Doveris se ocupa de la Editorial Cuneta, una de las que forma parte de la Furia de la Edición.
Publicaciones independientes que refrescan
el panorama literario
en Chile
Les pregunté a mis amigos aficionados a la literatura qué entrevista les
gustaría leer en Tapiz, y me recomendaron ir directo a los chicos de Editorial Cuneta. ¿Por qué? Pues
porque son una editorial independiente con uno de los catálogos más
interesantes del panorama chileno, y además porque son los fundadores de la Furia del Libro, evento que
reúne a las editoriales independientes y a los escritores jóvenes. Sí alguien
conoce qué es lo que está ocurriendo con los escritores locales, son
ellos… acá les copio un resumen de quienes son y la conversación que tuvimos.
Galo Ghigliotto – Director /
Gerardo
Valle – Asistente de Dirección /
Francisco
Ovando – Narrativa /
Lucas
Costa- Poesía /
Ian
Campbell – Diseño
–Partamos del
principio para quienes no los conocen, ¿cómo se inicia el proyecto de
Editorial Cuneta?
–Galo: Cuando empezamos con el
proyecto la idea era hacer una editorial para publicar libros de forma pirata.
Habíamos visto como en Argentina estaba ocurriendo ese fenómeno, publicaban
traducciones de autores imposibles de encontrar en las librerías, y nuestra
idea era hacer eso, entremedio surgió la idea de reeditar libros que no se
encontraban en ningún lado. Por eso el logo es un encapuchado. Publicamos a
Pasolini, a Bolaño, a Jaime Saénz, y luego comenzamos a publicar cosas
inéditas.
–¿Y esas primeras publicaciones piratas, donde las vendieron?
–Galo: En la furia del libro.
En el 2008 yo estaba en otra editorial y tenía la idea de Cuneta en la cabeza,
y con Arturo Aguilera (diseñador) echamos a andar el proyecto, aprovechando la
posibilidad de La Furia
del libro, además de internet. Nunca pensamos pasar por librerías, así
que comenzamos esa Furia del Libro con las editoriales independientes, armamos
un lote de 18 y se armó una red de trabajo inmediata.
–¿Cómo es esa red en Chile? Muy incipiente?
–Galo: Mira, es joven pero
organizada porque existen gremios.
–¿Cuál sería la diferencia entre una editorial independiente y otra que no
lo es?
–Galo: El tema de la
independencia está en cuestión, últimamente. De hecho hoy es un valor agregado;
acá en Chile tiene una connotación de calidad,
–O sea es una diferencia cualitativa, no cuantitativa.
Galo: Sí, hay un montón de
editoriales autodefinidas como independientes operando como cualquier
editorial. Hace poco tuve una pelea con un tipo en Internet, porque decía que
él editaba en su editorial a todo el mundo, pero en realidad él prestaba un servicio
de imprenta, no una editorial.
–Francisco: La diferencia pasa
también por el catálogo. Hay un planteamiento, una idea estética, una línea
editorial en el fondo. Identidad. No se trata de textos comerciales, es un afán
de publicar cosas interesantes.
–¿Qué pasa con la autoedición?
–Gerardo: O sea… editarse a sí
mismo no. Editar las cosas que te parecen mejor y que crees que deberían salir,
sí.
–Lucas: Publicar los libros
que te gustaría que se publicaran, a la larga. O sea, cobrarle a un autor por
editar un libro es cualquier cosa menos una práctica editorial. Una editorial
tiene una línea, un punto de vista, un catálogo.
–Si hay gremios y están organizados, me imagino que deben tener un punto
de vista sobre las políticas públicas del libro (o la falta de ellas). Nos
podrían contar cómo es el panorama, para los que estamos menos metidos en el
mundo editorial…
–Galo: Hay 3 gremios
principales. El más antiguo es la cámara del libro, que agrupa a todos los que
comercian con el libro (librerías, editoriales, distribuidores, etc), después
viene la Asociación
de Editores de Chile, creada en los noventa y con la idea de agrupar
editoriales independientes y también algunas editoriales universitarias, y el
tercero es la agrupación de editores de La Furia , creado por nosotros. El año pasado
trabajamos en conjunto presentando peticiones a los candidatos presidenciales,
y ahí se les solicitó a todos la eliminación o una rebaja al IVA del libro,
mayor facilidad para la difusión, etc.
–¿Hasta ahora esas políticas son desiertas? ¿Un libro es como un yogurt en
el mercado?
–Galo: Sí. El comando Bachelet
de las seis medidas que presentamos tomaron 5, salvo la eliminación del IVA.
Ahí uno se da cuenta que ese es el gran problema que hay en Chile. Lo que más
queremos en este minuto es fijar un precio único, precio en tapa, para evitar
la especulación, protegiendo el libro y que no se disparen los precios.
–Francisco:
Para Cuneta algo así sería ideal, nuestro objetivo es poner el acceso a libros
de calidad. Por eso sacamos colecciones baratas, y al no tener la protección
del precio los libreros podrían lucrar con nuestros libros libremente.
–Respecto a la calidad del libro y la vocación hacia el lector, ¿cómo opera
la selección y el criterio para escoger a los autores de Cuneta?
–Gerardo: Tenemos cinco
colecciones. Plan Maestro (Narrativa), Almácigo (Narrativa emergente), Menos es
Mas (Poesía), Ourobóros (Reediciones) y Traducciones (Poesía internacional).
–Galo:
Lucas es el que dirige el catálogo de “Menos es Más”, él busca los textos y
entre todos los comentamos. Nos gustaría organizar mejor la llegada de textos,
porque recibimos mucho material.
–Francisco:
Queremos hacer un llamado el segundo semestre de este año para el 2015. Ahí se ven los trabajos que alcanzan nuestro
criterio editorial, y algunos se comentan para que el autor los trabaje. Si el
texto viene con poco trabajo puede rechazarse sin comentarios.
–Pero más allá de
bueno o malo, me gustaría conocer cuál es la segunda capa de la selección. ¿Qué
buscan encontrar uds. en los textos?.
–Lucas: Yo por ejemplo, busco
encontrar cosas poco exploradas en Chile. Por ejemplo ahora vamos a publicar “Trasatlático”
que es un poema largo, algo poco trabajado en la poesía chilena. Está muy bien
hecho y es interesante para el panorama actual, por eso uno pone el ojo en esas
cosas. Uno tiene que pensar en qué va a incidir un libro en nuestro contexto.
–Hablando del contexto nacional, ¿qué relación tienen ustedes con la
novísima poesía chilena?
(Nadie responde)
–¿Ninguna?
–Galo: Yo llegué en medio de
la novísima y la verdad es que hoy ya no hay ninguna relación.
–Lucas:
Los años igual hablan por sí solos. Como que los textos ya se cayeron por su
propio peso. Hay cosas más interesantes, y además andar con esas cosas de
pandillas es un poco fome.
–Galo: ¿Y nosotros? (Risas)
–Francisco:
Mira, hay literatura demasiado interesante hoy en día y no están ligados a la
novísima, eso es todo.
–Y en narrativa, ¿cómo está la cosa?
–Francisco: En Almácigo
tenemos la prerrogativa de publicar primeras obras. La narrativa joven es un
espacio súper difícil, a los escritores les cuesta mucho ser publicados. Así
como dice Lucas, lo primero que uno ve en un texto es la apuesta, tomarle el
riesgo de ese texto, algo inherente al narrador joven.
–¿Y en esa sección está todo por hacerse no?
–Francisco: Si, se viene
Carlos Araya inminentemente, y varias sorpresas más durante el año. Eso es lo
que estamos haciendo, leyendo muchas propuestas para tener el mejor catálogo
posible.
–Me llamo la atención que estuvieran reeditando a minas potentes de los
años ochenta y noventa. Carmen Berenguer, Elvira Hernández, Soledad Fariña y
Alejandra Costamagna. Tiene que ver con que hay alguna tradición machista en
las editoriales?
–Galo: Los textos potentes de
los ochenta fueron escritos por mujeres.
–¿Por qué no se habían reeditado entonces?
–Galo: Porque no son
comerciales. Ese es el tema, justamente ese es nuestro punto en la editorial,
poner a disposición de los lectores aquello que no se encuentra, y eso se
aplica tanto para autores nuevos como para textos importantes del pasado.
–El trabajo de diseño de los libros de la editorial tiene mucha
personalidad.
–Ian: Cuneta parte con Arturo
Aguilera en diseño, y él tiró las líneas de la gráfica con un sello bastante
propio, utilizando principalmente el collage. Eso le imprimió una identidad a
la editorial súper fuerte, grabándose en la memoria de las personas. Yo seguí
ese sello.
–No te pasa que con autores siempre llegan con ideas demasiado claras con
lo que quieren en la tapa del libro.
–Ian: Siempre es un diálogo, y
las ideas son bienvenidas, pero el collage siempre es nuestro leit motiv. Acá
en la oficina hay una caja, una suerte de baúl de imágenes, donde todos traemos
recortes y cuando tengo que diseñar saco desde ahí las cosas. O sea el collage
es súper material, obviamente hay correcciones digitales, pero el trabajo
comienza de forma súper artesanal.
–El collage dialoga bastante con el concepto de “cuneta”
Ian: Sí, es el sello que tiene
nuestra editorial también, desde su nombre hasta sus principios.
–Chicos, muchas gracias por la entrevista y suerte en todas las
publicaciones que tienen agendadas para el año, estaremos atentos!
Das Kapital
Camilo Brodsky |
“Das Kapital Ediciones es un proyecto que se sustenta en la
certeza de que la base del circuito editorial son los autores y lectores que
rodean, circulan y dan vida al texto. El acto liberador de la literatura es, para nosotros, un ejercicio
democratizador, que debe apuntar a enriquecer culturalmente a sus actores y a
la sociedad en su conjunto. En eso estamos. Tratando de emprender ese camino. Nuestra
editorial está conformada por Camilo Brodsky en la dirección y Tania Encina V.
en la edición general.”
Publicado en La
Nación Domingo, un reportaje de Fernando Cea sobre algunas
editoriales “independientes”, o microeditoriales, entre las cuales aparece
mencionada Das Kapital y citado nuestro director, herr
Brodsky. Como aparece más bien tangencialmente el asunto de nuestra posición
como editorial frente a distintos temas en el artículo en cuestión, y como una
forma de aprovechar el envión para compartir algunas de nuestras ideas sobre la
labor editorial, les dejamos acá el cuestionario in extenso que
respondió Brodsky para la realización del reportaje, y que por razones obvias
de economía mediática se redujo a un par de líneas. El reportaje publicado por
LND lo pueden leer siguiendo este link.
–¿Cómo nace Das
Kapital ediciones y a qué problemas se enfrentó en un comienzo?
–Varios de nosotros veníamos hace rato trabajando en el tema
editorial, por distintos lados. Tania Encina y yo estuvimos vinculados durante
años a Cuarto Propio, Galo Ghigliotto venía de Mantra, y Varinia Brodsky
trabajó el tema producción editorial en el MAC. Además, al menos tres de los
socios llevábamos un tiempo metidos en la cosa literaria (Guillermo Valenzuela,
Galo y yo), por lo que había también una red de contactos que nos parecía podía
ser, como ha sido, nuestro principal capital a la hora de pararnos con un
proyecto editorial que tenía como uno de sus ejes el desarrollar una relación
estrecha con sus autores, en términos de edición, seguimiento, difusión, etc.
Respecto de las dificultades, yo creo que lo central es la precariedad con que
se empieza en esta pega, y que tiene que ver con la ausencia casi absoluta de
una legislación y de herramientas estructurales (legales, tributarias) que
sirvan de apoyo para la indsutria editorial nacional. Y aquí no me refiero sólo
a las editoras chicas como la nuestra, sino a todas las que deben vivir la
indolencia e incluso la prepotencia de las trasnacionales agrupadas en la Cámara Chilena.
Ahora, este tema tiene que ver también con que desde el Ejecutivo no existe una
política cultural, no ha existido la voluntad de proyectar una política
cultural, sino que más bien se traspola la lógica licitadora del laguismo y se
entrega a privados, fondos concursables mediante, la ejecución del proyecto cultural.
Eso es no hacerse cargo de los requerimientos de una política cultural.
No se puede pretender que los centros culturales, las bibliotecas comunitarias
y otras iniciativas de las cuales el Estado debiera hacerse cargo de manera más
directa, deban competir por recursos con los autores, las editoriales o las
universidades; no es coherente que la mayoría de las editoriales nacionales,
acorraladas por las transnacionales y el IVA, tengan que depender de las
licitaciones del Mineduc y otros fondos para financiar sus líneas de edición
poco rentables, como la poesía y el ensayo, principalmente de autores
nacionales. Acá lo que corre es la ley del mercado pura y dura, sin muchos
matices, y eso en ninguna parte puede ser considerado una política pública,
menos aún en el ámbito cultural.
–¿Cuáles son las colecciones de su catálogo, dónde está puesto el énfasis?
–No es nuestra intención restringirnos en este tema. Si bien lo
más probable es que en un principio el énfasis lo pongamos en obras de autores
nacionales, principalmente narrativa y poesía, no desechamos para nada el
abrirnos a otras áreas, como lo demuestra nuestra voluntad, al menos, de
levantar una colección infantil y juvenil, así como una línea de cómic y
pronto, ojalá, una de pensamiento social, por ejemplo. Otro tema que nos llama
fuertemente la atención es multiplicar las traducciones propias, tanto de
clásicos como de autores contemporáneos, pues nos parece central “abrir cancha”
en ese sentido, permitiendo de paso que los propios autores nacionales tengan
un mayor acceso a obras escasas en el mercado chileno, o directamente
prohibitivas por sus precios, fijados desde las trasnacionales y castigados por
el IVA y los impuestos de internación.
–¿Cuál sería la identidad (o los puntos fuertes) de Das
Kapital como editorial independiente, y en el fondo qué es ser independiente
en Chile a tu juicio?
–A mi eso de ser o no independientes
me parece más un eufemismo que otra cosa. O sea, ¿independiente de qué? Se
quiera o no, para sostener un esfuerzo editorial no subsidiado, es necesario
operar con criterios comerciales, al menos en parte. El que diga otra cosa, se
está engrupiendo solo. Y el problema de eso es que, al trabajar la mayoría de
las microeditoriales con autores nacionales y en líneas de bajo impacto
comercial, como la poesía, los costos muchas veces se traspasan a los autores,
que terminan pagando por sus libros. Esto, lamentablemente, es muy difícil de
revertir en el cuadro actual. Sin embargo, hay que buscar los mecanismos para
lograr la única independencia real que se puede alcanzar en el rubro, que es la
económica. Otra cosa es que la mayoría de nosotros tendemos a identificarnos
con un concepto más bien vinculado a la autogestión y la independencia política
e ideológica respecto del monopolio neoliberal que tiende a regir la cultura y
el país, por ejemplo a nivel de medios, y en ese punto hay distintas apuestas.
Para nosotros, en ese plano, aparte de ser central el trabajo con los
autores, es imprescindible tratar de posicionar una práctica editorial y
cultural liberadora, democratizadora, y ahí no hablamos solo de los títulos a
publicar, sino de iniciativas concretas. En nuestro caso, por ejemplo, y
siempre que haya acuerdo con el autor al respecto, impulsamos el uso del copyleft, por sobre el copyright, lo que implica que la mayoría de nuestros
libros incluyen una nota en que se explicita que su reproducción y difusión,
citando la fuente, el autor y la editorial, es de libre uso, siempre que no sea
para usos comerciales. Y también buscaremos los mecanismos que nos permitan, a
través de nuestras colecciones o de parte de ellas, que nuestras publicaciones
puedan ser adquiridas a precios menos prohibitivos que los que el mercado
te impone para la mayoría de los títulos, cosa que también hace la mayoría de
las editoriales con las que tenemos relaciones de amistad, como Ripio Editores,
Editorial Fuga, La Calabaza
del Diablo, etc.
–¿Son las editoriales independientes un gremio cohesionado, hay espacio
para ellas (me refiero a público)?
–No
sé si aún dé para hablar de “gremio”. Una cosa son los colegas de Editores de
Chile, que están en un plano digamos “superior”, principalmente en términos de
instalación, distribución, y que por lo mismo han construido una relación con
la institucionalidad por decir lo menos ambigüa, principalmente porque algunas
de esas editoriales dependen de los recursos del Estado para mantenerse a
flote. Por otra parte, y respecto del tema del público de nuestras editoriales,
lamentablemente la ausencia de políticas efectivas de fomento de la lectura
hacen que, generalmente, estemos relegados a compartir un micromercado,
constituido principalmente por la gente vinculada al tema literario de manera
directa, como autores, críticos, académicos, etc., lo que obviamente restringe
el impacto cuantitativo de nuestro trabajo, pese a que, desde el punto de vista
cualitativo, es desde las editoras nacionales que han venido surgiendo los
autores y las obras que hoy constituyen la parte más importante y relevante del
mapa literario.
–¿Cómo proyectan el trabajo a corto y largo plazo, qué falta consolidar?
–El tema de las
proyecciones, en buena medida, está muy tensionado por la precariedad
económica, que es el primer escollo que encuentras. Por esto, acá más que de
proyecciones, en tanto planes de trabajo a firme, lo que está puesto en juego
es la voluntad de mantener una producción editorial lo más constante posible y
con estándarse de calidad, en contenido y forma, lo más profesionales que sea
posible, que es nuestro principal objetivo en términos concretos hoy.
–Publicaciones que realizarán de aquí a fin de año.
–Son varios los proyectos que tenemos en carpeta, y en distintas
áreas. De momento, el énfasis de aquí a fin de año va a estar fundamentalmente
en poesía, donde vienen al menos tres libros, entre ellos uno de Tomás Harris y
la reedición de Idioma del Mundo,
de Pablo de Rokha, proyecto con el que Galo ganó un fondo concursable del
Consejo del Libro. Esperamos además poder reeditar este año La estrella negra, de Gonzalo Muñoz, un libro que nos
parece clave en la poesía de los años 80 y que ya tenemos conversado con Gonzalo,
y comenzar con nuestra colección infantil, en la que está trabajando Tania.
También vamos a comenzar una serie de plaquettes, por
llamarlas de algún modo, que nos debieran permitir generar ediciones de bajo
costo, con títulos de calidad y a un precio lo más asequible posible, de manera
de asegurar uno de los puntos centrales de nuestra concepción de la labor
editorial, que es aportar a la democratización de la cultura a pesar de las
trabas presupuestarias, políticas y burocráticas que encuentra este tema. Y ya
para 2010, estaríamos publicando, para empezar, la segunda novela de Guillermo
Valenzuela y un libro de cómic, de Claudio Álvarez .
–Sobre el conflicto entre la
Cámara y los editores independientes con respecto a la
próxima Feria del Libro, ¿qué postura tienen?
–Como te decía antes, el conflicto
terminó teniendo una salida precisamente por el expediente de que la mayoría de
las editoriales en conflicto terminaron “agachando el moño” a pedido del
Gobierno, que a través de la ministra Urrutia presionó para no “aguar” la Feria , para evitar el riesgo
de terminar con un conflicto en Cultura a un mes de las elecciones. En ese
sentido, no me toca a mí tomar partido, menos aún cuando los propios
involucrados bajaron sus banderas. Ahora, en términos más generales, me parece
lamentable que desde el estado se financie en buena medida una iniciativa que,
en defintiva, es un negocio de privados, en este caso de los asociados a la Cámara Chilena , que
disfraza bajo rótulo de “fiesta de la lectura” un lucrativo monito económico,
donde se cobra entrada, se venden auspicios y se pone en funcionamiento toda
una máquina de hacer plata que finalmente no ofrece mayores oportunidades, por
ejemplo, a las editoriales como las nuestras, marginadas de facto de
la Feria por el
precio de los stands.
–Por último, ¿qué es lo que más se reciente en la labor de editor (a)?
–La
precariedad, la falta de visión del Estado en materia cultural, la hegemonía de
los intereses de las trasnacionales por sobre el fomento de la obra de autores
nacionales de calidad y de una industria editorial nacional que perfectamente
podría cumplir un rol central en la elaboración y ejecución de políticas
culturales más inclusivas, democráticas y masivas.
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