lunes, 10 de noviembre de 2014

En la muerte de una traductora

Con muchos menos errores e inexactitudes que las notas publicadas por Clarín, la que dio a conocer La Nación, de Buenos Aires, dando cuenta de la muerte de Aurora Bernárdez, el pasado sábado 8 de noviembre se acerca más a la verdad. Su escueta bajada dice: "La viuda y albacea literaria del escritor argentino tenía 94 años y había sido hospitalizada tras desplomarse en la via pública a causa de un accidente vascular". Quienes deseen mayor información sobre la traductora, pueden recurrir a la entrada de este blog del 9 de noviembre de 2009.

Murió la ex esposa de Julio Cortázar, Aurora Bernárdez, en París


"Lamentablemente confirmamos la noticia. Aurora Bernárdez ha muerto esta mañana a las 8:25h en París", afirmó en un comunicado esta mañana en Madrid, Guillem d'Efak Fullana Ferré, director de la Agencia literaria Carmen Balcells.

La traductora argentina de 94 años había sido hospitalizada el miércoles pasado tras desplomarse en la via pública a causa de un accidente vascular. Bernárdez permaneció inconsciente, internada en el servicio de neurología del hospital Sainte-Anne, del distrito XIV de la capital francesa hasta su deceso esta mañana.

Además de ser una persona clave en la vida y obra del autor de Rayuela, Bernárdez (Buenos Aires, 23 de febrero de 1920 - París, 8 de noviembre de 2014) fue una respetada traductora, probablemente la mejor de su generación, afirman los especialistas.

Tradujo al español obras de Lawrence Durrell, Gustave Flaubert, Italo Calvino, Vladimir Nabokov, Albert Camus, Jean-Paul Sartre y William Faulkner, entre muchos otros.

Nacida en Buenos Aires, el 23 de febrero de 1920, Bernárdez estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA), se graduó de licenciada en Literatura y conoció a Cortázar a través de su amiga, también escritora, Inés Malinow, una tarde de 1948 en el porteño café Boston, cuando el autor de "Bestiario" e "Historia de cronopios y de famas" era aún un desconocido.

La relación se afianzó en 1952, cuando Bernárdez dejó Buenos Aires para instalarse en París junto a Cortázar: "Comíamos kilos de papas fritas, hacíamos los bifes casi clandestinamente porque en la pieza del hotel no había cocina, ni se nos autorizaba cocinar, abríamos la ventana del cuarto para que no humerara tanto", recordaría ella más tarde, ya separados.

Por motivos económicos se trasladaron a Florencia y luego a Roma, donde la vida diaria se les hacía menos cara, para regresar a París un año más tarde y casarse en el barrio de La Mairie, un matrimonio que duró 14 años, de 1953 a 1967, y cuya ruptura no impidió que mantuvieran una relación de amistad hasta la muerte del escritor, en 1984.

Bernárdez asistió a Cortázar durante toda su enfermedad, luego del fallecimiento de su segunda esposa, la escritora estadounidense Carol Dunlop, y una vez que le diagnosticaran leucemia, tras lo cual se convirtió en la única heredera de su obra publicada y de sus textos.

 

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