Desde
que la editorial Malpaso, propiedad del magnate mexicano Bernardo Domínguez
Cereceres. se instaló en España, todo es muy confuso.
Por un lado, sus malas prácticas para con autores y traductores (esto es,
incumplimiento de contratos y de pagos) ha motivado todo tipo de quejas de unos
y otros, y cobrado un inusitado estado público acaso por razones que escapan
por completo al mundo editorial.
De hecho, ACEtt, la institución que dice “defender los intereses y los derechos jurídicos, patrimoniales o de cualquier otro tipo de los traductores de libros”, recibió las primeras quejas sobre Malpaso en 2014 (un reciente comunicado habla de 2016), cuando Ricardo García Pérez, uno de los socios de la institución, transmitió su preocupación en el foro interno porque Julián Viñuales –un editor de muy mala reputación entre los traductores españoles por sus malas prácticas en el fundido sello Global Rhythm–, se había embarcado en el proyecto de Malpaso.
Carlos Fortea, presidente de ACEtt, hizo averiguaciones y decidieron dejar la cosa como estaba porque Viñuales no tenía participaciones en Malpaso, sino que era un trabajador más. García Pérez, al parecer, había denunciado a Viñuales por los pagos pendientes que Global Rhythm le adeudaba, pero nadie hizo nada por ayudar a este hombre, lo que pudo haber sido el desencadenante para que García Pérez renunciara a ACEtt. Lo que sí es cierto –y puede que de ahí venga el error– es que en diciembre de 2016, luego de que muchos socios se quejaran por falta de pago, Malpaso dejó de estar entre las editoriales adheridas al contrato tipo de ACEtt.
Ahora bien, la cosa pasó a mayores. Fue así que Carlos
Fortea, quien difícilmente mueva un dedo por los asociados de ACEtt (cfr. lo
que pasó cuando Yolanda Morató
denunció el posible plagio de Mercedes
Cebrián –ver entradas de este blog correspondientes a los días 8, 9, 19 y
26 de febrero, y 5, 6 y 12 de marzo de 2017–, y el comportamiento
que tuvo Enrique Redel, dueño de la editorial
Impedimenta, cuyos libros Fortea comenta puntualmente en distintos foros: http://impedimenta.es/libros. php/leccion-de-aleman
, http://impedimenta.es/libros. php/historia-y-desventuras- del-desconocido
, http://impedimenta.es/libros. php/wadzek-contra-la-turbina- de), el 27 de julio pasado lanzó un
comunicado en los siguientes términos:
“Ante las noticias publicadas estos días en prensa
(leer aquí, aquí, aquí y aquí)
sobre la situación legal y
económica del grupo Malpaso (que
incluye los sellos Malpaso, Lince Ediciones, Salto de Página, Biblioteca Nueva,
Dibbuks y Jus), ACE Traductores quiere hacer públicos los siguientes extremos:
ACE Traductores rompió en diciembre de 2016 toda relación con el grupo Malpaso, debido a que ya en ese momento había tenido noticias de sus socios respecto a incumplimientos contractuales e impagos, y expulsó al grupo de la lista de editoriales firmantes de su contrato tipo.
ACE Traductores se alegra de que muchas denuncias que hasta ahora circulaban en silencio se hayan hecho públicas, reitera a los traductores afectados la disponibilidad de sus servicios jurídicos para reclamar sus derechos y exige a Malpaso regularizar la situación de todos los posibles afectados.
ACE Traductores exhorta al resto de actores del sector editorial a condenar la existencia de tales prácticas, tanto para preservar el buen nombre del sector como para no exponer a los profesionales a situaciones como las que han sufrido a lo largo de estos meses.”
Acá hay que empezar a recapitular un poco porque muchas
cosas podrían sospecharse.
EL CRECIMIENTO
DE MALPASO
La primera tiene que ver con que Malpaso, en muy
pocos años, ha crecido exponencialmente mucho más que cualquier otra editorial
que funcione en España. Como datos curiosos, podrían señalarse los contratos
por € 250.00 y € 120.000, respectivamente, para publicar textos de Bob Dylan y Elton
John, inversiones que, con toda la furia, no se recuperan así como así.
Parte de la explicación podría hallarse en otra
parte, según señala el periodista, escritor y traductor Armando López Vaquero, en un artículo
publicado en Mundo crítico (http://mundocritico.es/2016/05/malpaso-de-donde-saca-para-tanto-como-destaca/).“La respuesta a
la potencia financiera de Malpaso hay que buscarla en la
foto que falta en la sección de su web llamada ‘Quién hay detrás
de Malpaso’. La foto ausente es la que corresponde a Bernardo Domínguez Cereceres, empresario mexicano que se define
como ‘la mano invisible’. La supuesta invisibilidad del empresario mexicano puede comprobarse en una serie de negocios que involucran la construcción, y a través del grupo DSC, los contratos con la
CFE, Pemex, la SCT, y gobiernos estatales y municipales para la construcción de
montajes electromecánicos, así como obras marítimas y viarias. Hoy en día, además
de ser un potente grupo constructor, DSC cuenta con filiales como
DSC Comercial la cual adquirió el Grupo Ferretero Lavi, una empresa de ferretería
con 46 sucursales en los Estados Unidos o Turismo DSC, otra filial a través de
la cual adquirió y gestiona hoteles en Acapulco, Cancún, Ixtapa y Puerto
Vallarta, entre otros”.
DINERO
PRESUNTAMENTE NEGRO
La
segunda cuestión que importa aquí es que
Bernardo Dóminguez Cereceres ha apoyado económicamente a Jordi Pujol Ferrusola, el hijo mayor del ex presidente de la Generalitat,
alguien que estaba siendo investigado por blanqueo y evasión de capitales. Hay
que aclarar que, antes de todo este escándalo, ambos fueron socios en México.
Así lo explicaba un artículo sin firma, publicado por El Sol de México, el 7 de agosto pasado
(https://www.elsoldemexico.com.mx/doble-via/virales/los-malos-pasos-de-la-editorial-mexicana-malpaso-en-espana-1897588.html):
“Hace apenas dos años, la joven editorial
Malpaso revolucionaba el mercado español comprando los derechos de Bob Dylan. Pero
ahora esos sueños de grandeza se desvanecen entre la investigación por blanqueo
a su propietario mexicano y serios problemas de liquidez.
Los apuros de
esta editorial fundada en 2013 por el empresario de la construcción mexicano
Bernardo Domínguez Cereceres salieron a la palestra a finales de junio, pero no
sorprendieron en Barcelona, capital mundial de la edición en español y sede de
Malpaso.
Desde hacía
años, el sector recelaba del desorbitado crecimiento del grupo: conseguían
cotizados derechos de traducción, adquirían otros sellos, publicaban 200
títulos anuales y abrían una librería o incluso un restaurante que inauguraron
con una fiesta con mariachi.
Pero el castillo
de naipes empezó a desmoronarse el 26 de junio: Domínguez Cereceres fue
detenido acusado de blanquear dinero para la familia de Jordi Pujol,
expresidente regional de Cataluña (1980-2003) caído en desgracia por las
sospechas de corrupción sobre él, mujer e hijos.
Después del
interrogatorio, quedó en libertad pero se le retiró el pasaporte.
En México, la
abultada fortuna del propietario del vasto consorcio de la construcción DSC y
cercano al expresidente Vicente Fox ya había despertado suspicacias.
‘Bernardo
Domínguez Cereceres, las dudas de una fortuna’, titulaba un largo artículo
publicado en octubre por el periódico Milenio,
que repasa capítulos oscuros de su trayectoria empresarial, salpicada ya con
aventuras editoriales fracasadas.
‘MALPAGO PAGA
YA’
Poco después de
la detención, otra tormenta se abalanzó sobre la editorial: la etiqueta
#Malpaso- PagaYa se viralizó en redes sociales por las denuncias de impagos a
escritores y traductores.
Desde la
editorial reconocen estos problemas de liquidez que atribuyen a la demora de
una inyección de capital de su propietario desde México: ‘Se está pagando pero
no a un ritmo óptimo, muchos proveedores están cobrando pero otros no’. Según
Carlos Fortea, presidente de la asociación de traductores ACE, sus afiliados
empezaron a denunciar impagos a finales de 2016 ‘y la situación ha ido a peor’.
UNA APUESTA
FALLIDA
Los fondos
procedían exclusivamente de Bernardo Domínguez Cereceres, ‘una persona con mucho
dinero que quería ser un gran editor’. Pero las remesas que llegaban desde
México para mantener el negocio editorial empezaron a dilatarse a mediados de
2017, cuando la investigación sobre presunto blanqueo empezaba a cernirse sobre
él, asegura el extrabajador.
El
grupo está tomando medidas para ‘adaptarse a la realidad del
mercado’: la plantilla se redujo en más de la mitad y volverán a publicar
cuarenta títulos”.
Ahora bien, si bien todo esto es cierto, hay una tercera
cuestión –sin duda odiosa– que se relaciona con el origen de la editorial que, reiteramos,
es mexicana. Raramente se llega a este tipo de repudio en España cuando
las editoriales son españolas y, sin embargo, muchas de sus malas prácticas son
exactamente iguales que las que se le imputan a Malpaso. Eso, por supuesto, no
justifica nada. Unas y otra incurren en delitos. Pero que los delitos, cuando
son mexicanos, sean más delitos que cuando son españoles parece por lo menos un
tanto tendencioso como demuestra la reacción de ACEtt ante la evidencia flagrante de lo
que muchos socios venían denunciando hacía tiempo y que forzó a la asociación a
tomar una postura formal (porque la efectiva todavía está por verse: la gente
sigue sin cobrar) bastante inédita hasta ahora.
¿Continuará?
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