jueves, 13 de septiembre de 2018

Malpaso, ACEtt y los traductores: un culebrón


Desde que la editorial Malpaso, propiedad del magnate mexicano Bernardo Domínguez Cereceres. se instaló en España, todo es muy confuso. Por un lado, sus malas prácticas para con autores y traductores (esto es, incumplimiento de contratos y de pagos) ha motivado todo tipo de quejas de unos y otros, y cobrado un inusitado estado público acaso por razones que escapan por completo al mundo editorial. 

De hecho, ACEtt, la institución que dice “defender los intereses y los derechos jurídicos, patrimoniales o de cualquier otro tipo de los traductores de libros”, recibió las primeras quejas sobre Malpaso en 2014 (un reciente comunicado habla de 2016), cuando Ricardo García Pérez, uno de los socios de la institución, transmitió su preocupación en el foro interno porque Julián Viñuales –un editor de muy mala reputación entre los traductores españoles por sus malas prácticas en el fundido sello Global Rhythm–, se había embarcado en el proyecto de Malpaso. 

Carlos Fortea, presidente de ACEtt, hizo averiguaciones y decidieron dejar la cosa como estaba porque Viñuales no tenía participaciones en Malpaso, sino que era un trabajador más. García Pérez, al parecer, había denunciado a Viñuales por los pagos pendientes que Global Rhythm le adeudaba, pero nadie hizo nada por ayudar a este hombre, lo que pudo haber sido el desencadenante para que García Pérez renunciara a ACEtt. Lo que sí es cierto –y puede que de ahí venga el error– es que en diciembre de 2016, luego de que muchos socios se quejaran por falta de pago, Malpaso dejó de estar entre las editoriales adheridas al contrato tipo de ACEtt.

Ahora bien, la cosa pasó a mayores. Fue así que Carlos Fortea, quien difícilmente mueva un dedo por los asociados de ACEtt (cfr. lo que pasó cuando Yolanda Morató denunció el posible plagio de Mercedes Cebrián –ver entradas de este blog correspondientes a los días 8, 9, 19 y 26 de febrero,  y 5,  6 y 12 de marzo de 2017–, y el comportamiento que tuvo Enrique Redel, dueño de la editorial Impedimenta, cuyos libros Fortea comenta puntualmente en distintos foros: http://impedimenta.es/libros.php/leccion-de-aleman , http://impedimenta.es/libros.php/historia-y-desventuras-del-desconocido , http://impedimenta.es/libros.php/wadzek-contra-la-turbina-de), el 27 de julio pasado lanzó un comunicado en los siguientes términos:

“Ante las noticias publicadas estos días en prensa (leer aquíaquíaquí y aquí) sobre la situación legal y económica del grupo Malpaso (que incluye los sellos Malpaso, Lince Ediciones, Salto de Página, Biblioteca Nueva, Dibbuks y Jus), ACE Traductores quiere hacer públicos los siguientes extremos:

ACE Traductores rompió en diciembre de 2016 toda relación con el grupo Malpaso, debido a que ya en ese momento había tenido noticias de sus socios respecto a incumplimientos contractuales e impagos, y expulsó al grupo de la lista de editoriales firmantes de su contrato tipo.

ACE Traductores se alegra de que muchas denuncias que hasta ahora circulaban en silencio se hayan hecho públicas, reitera a los traductores afectados la disponibilidad de sus servicios jurídicos para reclamar sus derechos y exige a Malpaso regularizar la situación de todos los posibles afectados.

ACE Traductores exhorta al resto de actores del sector editorial a condenar la existencia de tales prácticas, tanto para preservar el buen nombre del sector como para no exponer a los profesionales a situaciones como las que han sufrido a lo largo de estos meses.”

Acá hay que empezar a recapitular un poco porque muchas cosas podrían sospecharse.

EL CRECIMIENTO DE MALPASO
La primera tiene que ver con que Malpaso, en muy pocos años, ha crecido exponencialmente mucho más que cualquier otra editorial que funcione en España. Como datos curiosos, podrían señalarse los contratos por  250.00 y  120.000, respectivamente, para publicar textos de Bob Dylan y Elton John, inversiones que, con toda la furia, no se recuperan así como así.

Parte de la explicación podría hallarse en otra parte, según señala el periodista, escritor y traductor Armando López Vaquero, en un artículo publicado en Mundo crítico (http://mundocritico.es/2016/05/malpaso-de-donde-saca-para-tanto-como-destaca/).“La respuesta a la potencia financiera de Malpaso  hay que buscarla en la foto que falta en la sección de su web llamada ‘Quién hay detrás de Malpaso’. La foto ausente es la que corresponde a Bernardo Domínguez Cereceres, empresario mexicano que se define como ‘la mano invisible’. La supuesta invisibilidad del empresario mexicano puede comprobarse en una serie de negocios que involucran la construcción, y a través del grupo DSC, los contratos con la CFE, Pemex, la SCT, y gobiernos estatales y municipales para la construcción de montajes electromecánicos, así como obras marítimas y viarias. Hoy en día, además de ser un potente grupo constructor,  DSC cuenta con filiales como DSC Comercial la cual adquirió el Grupo Ferretero Lavi, una empresa de ferretería con 46 sucursales en los Estados Unidos o Turismo DSC, otra filial a través de la cual adquirió y gestiona hoteles en Acapulco, Cancún, Ixtapa y Puerto Vallarta, entre otros”.

DINERO PRESUNTAMENTE NEGRO
La segunda  cuestión que importa aquí es que Bernardo Dóminguez Cereceres ha apoyado económicamente a Jordi Pujol Ferrusola, el hijo mayor del ex presidente de la Generalitat, alguien que estaba siendo investigado por blanqueo y evasión de capitales. Hay que aclarar que, antes de todo este escándalo, ambos fueron socios en México.

Así lo explicaba un artículo sin firma, publicado por El Sol de México, el 7 de agosto pasado (https://www.elsoldemexico.com.mx/doble-via/virales/los-malos-pasos-de-la-editorial-mexicana-malpaso-en-espana-1897588.html):

“Hace apenas dos años, la joven editorial Malpaso revolucionaba el mercado español comprando los derechos de Bob Dylan. Pero ahora esos sueños de grandeza se desvanecen entre la investigación por blanqueo a su propietario mexicano y serios problemas de liquidez.

Los apuros de esta editorial fundada en 2013 por el empresario de la construcción mexicano Bernardo Domínguez Cereceres salieron a la palestra a finales de junio, pero no sorprendieron en Barcelona, capital mundial de la edición en español y sede de Malpaso.

Desde hacía años, el sector recelaba del desorbitado crecimiento del grupo: conseguían cotizados derechos de traducción, adquirían otros sellos, publicaban 200 títulos anuales y abrían una librería o incluso un restaurante que inauguraron con una fiesta con mariachi.
Pero el castillo de naipes empezó a desmoronarse el 26 de junio: Domínguez Cereceres fue detenido acusado de blanquear dinero para la familia de Jordi Pujol, expresidente regional de Cataluña (1980-2003) caído en desgracia por las sospechas de corrupción sobre él, mujer e hijos.

Después del interrogatorio, quedó en libertad pero se le retiró el pasaporte.

En México, la abultada fortuna del propietario del vasto consorcio de la construcción DSC y cercano al expresidente Vicente Fox ya había despertado suspicacias.

‘Bernardo Domínguez Cereceres, las dudas de una fortuna’, titulaba un largo artículo publicado en octubre por el periódico Milenio, que repasa capítulos oscuros de su trayectoria empresarial, salpicada ya con aventuras editoriales fracasadas.

‘MALPAGO PAGA YA’
Poco después de la detención, otra tormenta se abalanzó sobre la editorial: la etiqueta #Malpaso- PagaYa se viralizó en redes sociales por las denuncias de impagos a escritores y traductores.

Desde la editorial reconocen estos problemas de liquidez que atribuyen a la demora de una inyección de capital de su propietario desde México: ‘Se está pagando pero no a un ritmo óptimo, muchos proveedores están cobrando pero otros no’. Según Carlos Fortea, presidente de la asociación de traductores ACE, sus afiliados empezaron a denunciar impagos a finales de 2016 ‘y la situación ha ido a peor’.

UNA APUESTA FALLIDA
Los fondos procedían exclusivamente de Bernardo Domínguez Cereceres, ‘una persona con mucho dinero que quería ser un gran editor’. Pero las remesas que llegaban desde México para mantener el negocio editorial empezaron a dilatarse a mediados de 2017, cuando la investigación sobre presunto blanqueo empezaba a cernirse sobre él, asegura el extrabajador.

El grupo está tomando medidas para ‘adaptarse a la realidad del mercado’: la plantilla se redujo en más de la mitad y volverán a publicar cuarenta títulos”.

Ahora bien, si bien todo esto es cierto, hay una tercera cuestión –sin duda odiosa– que se relaciona con el origen de la editorial que, reiteramos, es mexicana. Raramente se llega a este tipo de repudio en España cuando las editoriales son españolas y, sin embargo, muchas de sus malas prácticas son exactamente iguales que las que se le imputan a Malpaso. Eso, por supuesto, no justifica nada. Unas y otra incurren en delitos. Pero que los delitos, cuando son mexicanos, sean más delitos que cuando son españoles parece por lo menos un tanto tendencioso como demuestra la reacción de ACEtt ante la evidencia flagrante de lo que muchos socios venían denunciando hacía tiempo y que forzó a la asociación a tomar una postura formal (porque la efectiva todavía está por verse: la gente sigue sin cobrar) bastante inédita hasta ahora.

¿Continuará?

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