lunes, 24 de septiembre de 2018

Más sobre la profunda crisis que atraviesa el libro en la Argentina


A pesar de que no todos los traductores lo entiendan así, la publicación de libros es para el oficio, algo así como las vacas para quienes las ordenan. Así como sin vaca no hay leche, sin libros y sin librerías no hay traducciones. De ahí la frecuencia con que este blog se ocupa de la situación actual del libro en la Argentina y la profunda crisis económica y social que nuestra sociedad experimenta, apenas superada por la que tuvo lugar en 2001. Por eso, resulta del todo pertinente ocuparnos de esta cuestión. Hoy lo hacemos con un artículo de Luciano Sáliche, publicado en InfoBAE Cultura, el domingo 16 de septiembre pasado.

Descuentos, ofertas y pre ventas:
estrategias de la industria del libro 
para enfrentar la crisis

Estamos en crisis. Otra vez. Y frente a una situación así se puede patalear y ahogarse en el llanto de la resignación. Pero también se pueden pensar estrategias para surfear de la forma más digna posible las olas inmensas de devaluación, la inflación, el ajuste y la recesión. Al menos así piensan muchos actores que integran la industria del libro. Organización, inteligencia y solidaridad.

Una salida colectiva
Sobre la calle Pringles, en el extremo norte del barrio porteño de Almagro, Kokoro es una pequeña editorial que resiste. El 70% del fondo editorial que maneja es comprado y sólo cuenta con cuatro sellos que les entregan los libros en consignación. Juegan al límite. “Los descuentos a los que accedemos por parte de las editoriales son bajísimos, pero tenemos editoriales amigas con las que hemos creado una dinámica que nos sirve a las dos partes: nosotros les compramos en firme y ellos nos suben un poco más el descuento”, cuenta Cecilia Di Gioia, su librera. “Los editores no son héroes y las librerías no son subordinadas. La salida a la crisis debe ser colectiva”.

Por estos días Kokoro está cumpliendo un año de vida y está llena de ideas. Mantiene una política de “precios sororos” para “impulsar y visibilizar el catálogo de género y diversidad que es la marca de Kokoro”, asegura. “Hay descuentos especiales en material recomendado semanalmente. Los amigos de la casa tienen cuenta corriente y nos transfieren cuando cobran. Además, hacemos muchas promociones y alianzas con otras comunidades. En el caso de Futurock, los socios de la Comunidad Futu tienen 15% de descuento en sus compras acá. Otras claves a la hora de no fundirnos: pagar un alquiler no usurario, no tener empleados a cargo, reducir la estructura a lo mínimo.  es anfitriona de varios talleres y este año no cobramos un porcentaje por el uso del espacio, pero el año próximo sí lo haremos”.

“Nos resultó desproporcionado el modo en el que algunos editores aumentaron sus precios sobre libros editados hace tiempo y con poca rotación. En vez de ajustar en mayor porcentaje reediciones y novedades aumentaron todo el fondo entre un 30 y un 40 por ciento. Esto supone trasladarle un problema mayor a las librerías. Literalmente los clientes rebotan cuando preguntan un precio y se anotician de los aumentos. Y si antes ese lector compraba tres libros al mes, ahora pasa a comprar uno”, dice Di Gioia.

El camino es la unidad
Hay un consenso bastante generalizado que dice lo siguiente: en los últimos 25 años, los mejor que le ha pasado a la literatura argentina fue la aparición del fenómeno de las editoriales pequeñas e independientes. Fue una oleada que nació en simultáneo con la crisis del 2001. Sin embargo, hoy, ya no se puede decir que sigue siendo un fenómeno. Por el contrario, estas pequeñas editoriales forman parte del cotidiano paisaje de la industria del libro. Y de ese modo les toca recibir los embates de la situación económica.

“Nosotros tratamos de mantener estables los precios de los libros de nuestro catálogo –le dice a Infobae Cultura Juan Alberto Crasci de Añosluz–, no remarcamos de acuerdo a la inflación. Cualquier estrategia es un suicidio, de todos modos. Si aumentamos, se venderá menos. Si no aumentamos, no recuperaremos el dinero suficiente para hacer girar la rueda y seguir publicando. Estamos todos sobreviviendo. Algo que hacemos al sacar libros nuevos es pre ventas a precios promocionales, para que los lectores puedan acceder a los libros con un poco más de descuento. Esto no lo queremos desarrollar hasta el hartazgo porque sería perjudicar la cadena establecida de la venta del libro salteando a las librerías, que son nuestras aliadas en toda esta loca empresa”.

Añosluz es una de las 24 editoriales que forman un frente que se llama La Coop y es, en palabras de Crasci, “una solución al principal problema de las editoriales pequeñas: la distribución”. ¿Por qué? “Las grandes distribuidoras, por sus necesidades y su estructura de trabajo, no son el canal adecuado para ofrecer y vender muchos de nuestros títulos, que tienen otro tipo de circulación. Y también otro tipo de producción. En muchos casos, tiradas reducidas, que no superan los 300 o 500 ejemplares. Al tener un circuito de distribución propia podemos manejar la cantidad de puntos de venta y la cantidad de ejemplares que ponemos a circular”, explica.

Los libros de los sellos de La Coop, de por sí, son baratos. Siempre tuvieron un atraso de sus PVP (precio de venta al público) con respecto a lo usual del mercado. Aún hoy se pueden conseguir títulos de estos sellos por 150 pesos… Y son muy pocos, te diría que menos de 10 títulos, los que superan los 350 pesos. El rango de precios habitual para los libros de La Coop está entre 200 y 300 pesos”, cuenta sobre La Coop que, además de ser un frente estratégico e institucional –tienen presencia en ferias de todo el país–, se ha transformado también en una librería. Parece que ese es el camino: la unidad.

En tiempos de crisis: solidaridad y empatía
El jueves 30 de agosto por la noche la librería online de libros para chicos y jóvenes Donde viven los libros hizo un anuncio en las redes sociales. “Lo estuvimos pensando mucho. Ayer y hoy nos llegaron muchos mails de las editoriales con los precios a partir del 1 de septiembre. Los aumentos son importantes, en especial en los libros importados, así que se nos ocurrió esto: desde ahora y hasta el lunes vamos a poner sin acuerdo con ningún banco 3 cuotas sin interés y 15% de descuento si pagan con transferencia o efectivo. La mayoría de ustedes son docentes y usan los libros para trabajar y las malas las tenemos que pasar ayudándonos entre todos”. Entonces llovieron los likes, los retuits y los compartidos. Y seguramente los mensajes privados con pedidos.

Ahora, en diálogo con Infobae Cultura, una de sus socias, la escritora Carola Martínez, cuenta la magnitud de la iniciativa: “Creo que lo que marcó la diferencia con las anteriores promociones es que le explicamos al público que lo que estábamos haciendo era sacrificar nuestra ganancia, en algunos casos casi por completo. No hay comprensión cabal de que los descuentos son sacrificios de las ganancias de las librerías, en especial en un mercado como el de los libros para chicos en el que competimos con la venta directa de las editoriales. Eso cambió la conversación con el público y la respuesta fue increíble. Vendimos un montón, no ganamos mucha plata pero tenemos una relación distinta con nuestros clientes, mucho más afectiva y directa. Recibimos muchos mensajes agradeciendo la iniciativa. En tiempos de crisis la gente busca solidaridad y empatía, una experiencia de compra que no sea fría y mecánica, y a eso apostamos nosotros”.

Algún tipo de política pública
Las ideas no cesan. Por más mínimas que sean. El Fondo de Cultura Económica de Argentina lanzó una interesante promoción titulada “70 libros a 70 pesos”. Una oferta “para recibir la primavera” sin dejar de leer. “Hicimos una selección: libros infantiles, historia, poesía… algo atractivo en estos momentos en que está muy dura la venta”, le dice a Infobae Cultura el gerente de la librería –FCE además tiene editorial–, Carlos Salcedo y continúa: “En el aniversario de la librería hicimos algo parecido. Siempre tomamos diferentes fechas como excusa para hacer descuentos. A la gente le sirve y a nosotros también”.

“Se notó mucho en las últimas semanas los cambios de precio y la gente lo vio, se dio cuenta, sobre todo lo que son libros importados, que en promedio aumentaron entre el 30 y 35%”, agrega. ¿Cómo paliar esta crisis, si tal cosa es posible, que atraviesa el sector editorial? “Algo tendrá que suceder con el tema de la edición acá en la Argentina, con los distribuidores y con las editoriales grandes. En algún momento tendrá que llegar algún tipo de política pública, alguna iniciativa concreta para poder editar acá y tener libros más competitivos”, responde.

¿Qué quiere leer y qué presupuesto maneja?
En el corazón de Colegiales, la librería Céspedes funciona como una amalgama laboriosa. Ahí, Cecilia Fanti le cuenta a Infobae Cultura que a esta crisis le están haciendo frente “con eventos, pequeñas reuniones, lecturas, presentaciones que mantienen viva la librería, e invitan a la gente a circular por aquí. En lo que refiere a la venta, como la caída es estrepitosa y los precios se han disparado en muchos casos, nosotros optamos por vender y ofrecer, en su gran mayoría, los libros que tienen precios más bajos. Tenemos la suerte de que hay autores que publican tanto en grandes editoriales o editoriales de afuera como en pequeñas, entonces frente al libro de 700 pesos, hay una alternativa casi a mitad de precio. El trabajo del librero ahora es también preguntarle al cliente, además de qué quiere leer, qué presupuesto maneja. Ya perdimos todos el tabú de hablar sobre dinero, y eso nos relaja, es una complicidad compartida. Y a partir de ahí ofrecemos cuatro o cinco opciones para que evalúen”.

Además, para que se comprenda mejor el panorama, Fanti –quien además es escritora– cuenta que los grandes grupos editoriales deberían “revisar sus precios, porque aplicarle el mismo aumento a todo un catálogo durante 5 o 6 años hacen que un libro que podría estar en 450 esté en 750 pesos, o que un libro de cuentos de un autor no tan conocido pero muy bueno y que podría ser una recomendación ideal en una librería literaria se descarte por el cliente porque cuesta más de 500 pesos”.

En sus palabras no hay muchas vueltas: “Nosotros tenemos la suerte de tener una estructura prácticamente nula, es decir, soy yo frente a la librería y los gastos que tenemos son relativamente estables, con los aumentos de las tarifas y lo por todos los de a pie conocidos. Entonces digamos que sobrevivimos 2018 achicando cada vez más nuestro margen pero manteniendo a Céspedetodavía a flote. Y así seguiremos. Nosotros no tenemos posibilidad de créditos o promociones con los bancos y esas cosas. Entonces nos quedan las estrategias de lo micro”.

Sobre todo con ingenio
¿Y el Estado? ¿Hay políticas públicas que puedan asegurar que la industria del libro –autores, editores, libreros, imprenteros, prenseros, lectores– no se vaya definitivamente al tacho? Según supo Infobae Cultura, desde hace unas semanas se vienen reuniendo la Cámara Argentina del Libro y la Cámara Argentina de Publicaciones con la Secretaría de Industria y la Secretaría de Comercio con el fin de “encontrar herramientas y asistencia a la problemática de la industria, tratando de mantener la producción y ventas de libros”.

Fue el pasado 10 de septiembre que se conformó una Mesa Sectorial del Libro donde trataron algunas preocupaciones generalizadas: la asimetría del IVA en la cadena de valor, planes de compra en 3, 6 y 12 cuotas con un interés del 3,9%, campañas de difusión del libro como objeto de regalo, una tasa subsidiada para el sector editorial, tarifas de servicios para librerías, contribuciones patronales, exportaciones, logística con el Correo Argentino e impuesto al débito y crédito. Se espera que estas cuestiones avancen traducidas en una política pública sostenida.

Como una ola inmensa, la crisis económica que vive la Argentina no puede saltarse. No hay forma de esquivarla por arriba, mucho menos por los costados. Ni siquiera sirve correr. En todo caso –en el mejor de los casos– se la surfea, es decir, se resisten con optimismo los embates de esas tumultuosas y agresivas aguas. Con optimismo, con solidaridad, con empatía y con ingenio. Sobre todo con ingenio.





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