martes, 16 de febrero de 2021

Un discurso formal de la presidente de International Publishers Association


El 2 de febrero pasado, la editora Bodour Al Qasimi (foto), presidente de International Publishers Association, publicó en Medium el siguiente resumen de lo ocurrido en el mundo editorial en 2020 y las expectativas que hay para 2021. Este texto fue traducido especialmente para este blog por Julia Benseñor.


El sector editorial a nivel global: ¿Dónde estamos parados y qué puede depararnos el 2021?


La pandemia del coronavirus produjo en 2020 una fuerte sacudida en los cimientos del mundo editorial y sus réplicas habrán de sentirse hasta bien entrado el 2021 y, posiblemente, más allá. Antes de asumir la presidencia de la International Publishers Association (IPA) en este presente cargado de desafíos, una de mis primeras decisiones fue tratar de entender la situación en el terreno conversando con los actores del sector: autores, ilustradores, imprenteros, distribuidores, libreros, bibliotecarios, así como con las asociaciones nacionales de editores, que son quienes integran mayoritariamente la membresía de IPA.

El fruto de este intercambio sentó las bases del estudio From Response to Recovery: The Impact of Covid-19 on the Global Publishing Industry. Este estudio, que se basa en los aportes de quienes representan el 70% del mercado editorial en el mundo, tomó la temperatura de la industria e intentó pronosticar los cambios para 2021 en su estado de salud.

Gracias a las conversaciones que mantuve con los principales editores del mundo, me formé una idea de los temas que serán partedel diálogo que deberá sostener la industria para lograr su reconstrucción y recuperación.

Contrarrestar la pérdida de valor que ha sufrido el mundo editorial

A pesar de su larga trayectoria e indiscutible rol como pilar del progreso, la educación y el desarrollo humano, la edición de libros recibió poca atención durante la pandemia. Aun cuando ecosistemas editoriales de algunos países expresaron su esencialidad en breves mensajes de apoyo al gobierno, al sistema educativo y a la comunidad científica en crisis, esos mismos gobiernos calificaron a la industria de “sector no esencial”. Esta degradación sufrida por el mundo editorial en muchos países es señal de que debemos hacer mucho más que limitarnos a reafirmar el valor de nuestra contribución a la sociedad. En ningún lugar resulta esto más claro que en los países pre-emergentes en los que comienza a surgiren forma incipiente una cultura de la lectura, pero donde los libros todavía se consideran un lujo y las diversas industrias creativas sedisputan los escasos recursos estatales.

La industria editorial necesita unir fuerzas para persuadir a los legisladores y al público que es una industria crítica que educa, ilustra y eleva a las generaciones futuras, difunde las investigaciones científicas transformadoras y abre la mente de los lectores a nuevos mundos y pensamientos.

Trabajar en medio de una recuperación desigual

En los mercados editoriales de países desarrollados, las caídas fueron abruptas durante la primera ola de la pandemia pero luego experimentaron un crecimiento. En general, estos mercados han demostrado ser más resilientes por tener una tradición consolidada de ventasen sus mercados internos, economías digitales bien establecidas y estímulos estatales dirigidos a las industrias culturales. En cambio, en los demás países, el impacto del Covid en las industrias editoriales locales ha alcanzado niveles de desastre. Normalmente, los mercados editoriales de los países en desarrollo dependen fuertemente de las ventas institucionales y tienen economías digitales aún inmaduras, lo que inhibe toda transición hacia la edición digital y la venta online. Por ejemplo, en la Argentina, Brasil, Egipto, Indonesia y Kenia, donde el poder adquisitivo de los consumidores y la devaluación de sus monedas han erosionado los ingresos de los hogares, los libros son considerados un bien suntuario, lo que significa que las ventas tienen por delante un panorama muy incierto. En estos mercados, las ventas institucionales también se han paralizado por la caída en los ingresos públicos y la desaceleración de sus economías. Ya hay indicios de que la recuperación de la industria editorial se producirá a ritmos muy desiguales, lo que pone de relieve la necesidad de otorgar ayudas dirigidas específicamente a los mercados editoriales devastados.

Entender la nueva normalidad

Dada la tendencia hacia el aprendizaje virtual y los picos de interés de los lectores por los formatos digitales, resulta crucial comprender cómo evolucionarán las tendencias en materia de lectura, aprendizaje y enseñanza en el largo plazo. Lamentablemente, la falta de datos significa que la magnitud de los efectos de la pandemia en la aceleración digital seguirá siendo incierta. Interrogantes que antes de la pandemia tenían respuestas técnicas predecibles hoy permanecen abiertos, mientras la industria intenta avanzar en su recuperación pospandémica. ¿Perdurarán las tendencias de digitalización? ¿Cómo preferirán comprar sus libros los lectores? ¿Cómo evolucionará la enseñanza y el aprendizaje online? ¿Cómo se combatirá la creciente piratería digital? Estas preguntas apuntan a la urgente necesidad de una cooperación a nivel de toda la industria en investigaciones destinadas a entender qué significa la nueva normalidad para todo el ecosistema editorial.

Mejorar las habilidades para el futuro

La pandemia hizo ver a los editores los peligros de la concentración; muchos, sobre todo los pequeños e independientes, dependen demasiado de un cliente, del canal minorista, de un sector, del formato de sus libros, del canal de comercialización o del nodo de la cadena de suministro. Cuando el Covid empezó a afectar cada eslabón de la cadena de valor de la industria, los editores empezaron a desarrollar resiliencia digital y a diversificar sus ingresos dando pasos más audaces en el camino hacia una transformación digital plena.

Sin embargo, muchos editores y otros actores del sector del libro se sintieron obligados a entrar en el mundo digital. Del mismo modo, la prohibición de viajar puso presión sobre las asociaciones nacionales de editores y las ferias internacionales del libro para digitalizar sus servicios y redefinir su valor agregado mientras el mundo se va acostumbrando a los eventos virtuales y a hacer negocios online. La aceleración digital impulsada por la pandemia ha puesto al descubierto la gran brecha que presenta el mundo editorial en el campo de la transformación digital y, si no se le presta la debida atención, pondrá en riesgo la recuperación del sector y la viabilidad de los pequeños y medianos editores que no tengan la capacidad de mejorar las habilidades de su personal para estar a la altura de esta realidad competitiva en constante cambio.

Continuar la cooperación en crisis

Una gran lección que nos ha dejado esta pandemia como industria es que unidos somos más fuertes. Muchos ecosistemas editoriales nacionales se unieron durante este tiempo de adversidad para presionar más eficazmente a sus gobiernos para que pongan en marcha programas de estímulo específicos para la industria editorial. Necesitamos fortalecer este renovado espíritu de cooperación, dejar las diferencias a un costado, encontrar nuevos denominadores comunes y trabajar concertadamente como parte de un esfuerzo que involucre a autores, ilustradores, imprenteros, distribuidores, bibliotecarios y libreros con miras a coordinar iniciativas comunes en pos de la recuperación. Como frente unido , debemos comprometer a los gobiernos en un conjunto de acciones, como el valor de la edición, las políticas de competencia, la lectura y la alfabetización, el régimen impositivo y la piratería digital para poner a la industria en la agenda de los gobiernos y ganar su respaldo mientras la industria esté en proceso de reconstrucción.

Comienzo el año con esperanza y optimismo, agradecida de ser parte de nuestra comunidad global de editores resilientes e innovadores, dispuestos a trabajar en forma conjunta. A poco de entraren este 2021, es mi deseo comprometer a un amplio espectro de actores del mundo del libro para que sumen su ayuda a fin de que nuestra industria se ponga de pie para poder dar batalla a los desafíos que enfrentamos colectivamente.

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