“Las impresiones de una voz fatigada”
–¿Cómo conociste a Annemarie Schwarzenbach?
–Hará unos quince años, di por primera vez con su nombre en algún blog, ya inexistente, que reunía textos de autores que me interesaban y me interesan: Thomas Bernhard, Hermann Ungar, Herta Müller, Bruno Schulz...
–¿Por qué decidiste traducirla?
–Trato de estar atento a la literatura en alemán escrita por autoras y autores cuyas obras han pasado al dominio público. El período que va desde fines del siglo XIX hasta los años 30 o 40 del siglo pasado me interesa especialmente; en esos años de mutación y descomposición se escribió mucha literatura que nos interpela en forma directa. Tal es el caso de la obra de Annemarie Schwarzenbach. A todo esto, cabe agregar que aquellos de sus trabajos que han sido traducidos al castellano en años recientes no están muy difundidos en nuestro país (y lo que se consigue resulta muy costoso para nuestros bolsillos), lo cual hace que poner una obra suya a disposición sea particularmente gratificante. Es así que, allá por el 2018, hice un esbozo de traducción de los dos o tres primeros capítulos, tarea que abandoné pronto y que retomé a fines del 2020, por puro gusto y deseo de verla terminada.
–¿Cuáles son los principales problemas de traducción que plantea?
–El carácter quebrado del relato, que recoge de manera fragmentaria las impresiones actuales o recordadas de una voz fatigada y convaleciente tras un enamoramiento obsesivo y no correspondido. Poco y nada sabemos de los personajes que entran y salen de escena, el contexto que se brinda es mínimo, y la tarea de traducción requiere rellenar imaginativamente ciertos huecos narrativos para dar con la comprensión y las palabras que permitan avanzar. Por lo demás, y como la misma autora observó alguna vez, el subtexto de la narración contiene una historia de amor lésbico, lo que muy posiblemente esté en el origen de ciertos pasajes algo enigmáticos. Una obra posterior de Schwarzenbach, El valle feliz, marcada por esta misma circunstancia, ha sido vertida al castellano declinando la voz narrativa en femenino, procedimiento muy atendible, si se lo justifica debidamente, que, sin embargo, yo no me atreví a seguir, puesto que en la gramática del texto, en su superficie visible, el protagonista es, sin más, un muchacho.
–¿Cómo decidieron con Julieta Canedo, su inclusión en el catálogo de Vilnius?
–De manera más o menos automática, aquello que nos ponemos a traducir (Julieta traduce del inglés y del italiano, yo solamente del alemán) suele encontrar su lugar natural entre nuestros libritos o en el catálogo de alguna editorial amiga (como el de la editorial más arriesgada y potente de Córdoba, el Taller Perronautas, de nuestro amigo Alejandro Titivillus Reynoso). Simplemente, el catálogo refleja nuestras inclinaciones, de manera que hay una continuidad básica entre la tarea de traducción y el resto de las tareas ligadas a la publicación.
Corrijan por favor el apellido de la autora al comienzo de la nota y en una de las preguntas: Schwarzenbach. Muchas gracias.
ResponderEliminar