Hace
16 años ininterrumpidos que el PRO gobierna la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, por lo
tanto, tiene sus propias políticas educativas distintas de las del Gobierno
Nacional, al cual no puede achacar los pobres resultados que obtienen los
alumnos periódicamente examinados en las escuelas porteñas. Dicho más
simplemente: si el problema de la escritura y comprensión de textos persiste no
se debe a que otras fuerzas políticas hayan presionado para que así sea, ni a
su injerencia en el distrito. Por eso, la medida asumida por el gobierno de
Larreta, anunciada la semana pasada con bombos y platillos, es de naturaleza
claramente electoral: seducir al voto de derecha, ante el avance del desquiciado
Milei, monstruo surgido en las entrañas de esta curiosa sociedad.
Acaso
Sol Acuña, la Ministra de Educación del
PRO, no esperaba la andanada que desató con la supuesta regulación del lenguaje
inclusivo en el ámbito de las escuelas porteñas o, más probablemente, sea más ignorante
y tonta de lo que parece. Pero lo cierto es que, el pasado 16 de junio, un un
artículo publicado por Página 12, reprodujo el intento de justificación de la medida, sumando una gansada más a su ya larga lista de torpezas, con una
serie de argumentos tan débiles que hacen dudar de que ella misma haya
terminado la escuela secundaria. Da la impresión de que confunde el funcionamiento
de la lengua con el reglamento del tránsito. Se reproducen a continuación.
Lenguaje
inclusivo: la insólita argumentación de Soledad Acuña
La ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, volvió a referirse este martes a la utilización del lenguaje inclusivo, prohibido desde la semana pasada en las escuelas porteñas por una resolución del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, e intentó justificar la polémica medida --que no solo cosechó el repudio de la comunidad educativa sino también de organizaciones LGTBI y de especialistas en Letras-- diciendo que no se trata de una “prohibición” sino de una “regulación”.
Acuña, quien hace apenas dos días
amenazó con sancionar a les docentes que utilicen el lenguaje inclusivo dentro de las aulas, buscó bajarle el tono a la resolución del gobierno porteño durante una entrevista por Twitch, en la que aseguró que su principal preocupación no es “perseguir” a quienes lo usen sino lograr que “los pibes recuperen todo lo que le sacamos en la pandemia”.
El lenguaje inclusivo, aseguró la ministra, “no es la utilización de la 'x', la arroba o la 'e'. El lenguaje inclusivo es cuando utilizás el lenguaje y no invisibilizás, cuando incluís, cuando permitís las diversidades”. La lengua española “nos da un montón de recursos gramaticales que nos permiten tener un lenguaje inclusivo sin necesidad de cambiar las reglas que son las que permiten que quienes hablamos el mismo idioma nos entendamos”, insistió.
“Para que todos los que hablamos el español nos entendamos cuando nos comunicamos hay pautas fijadas”, continuó en su razonamiento. “Si vos cambiás arbitrariamente y negás esas reglas establecidas para la comunicación, no todos vamos a tener las mismas herramientas”, señaló como una crítica a quienes utilizan la “x”, el arroba o la “e” como alternativa a los plurales masculinos.
Y ejemplificó, en su cruzada contra esos recursos: “En mi caso, por una cuestión de época, no me siento identificada cuando dicen 'los ministros de Larreta'. Siento que no me nombran a mí y mis colegas mujeres. Pero hay formas de decirlo sin usar el masculino genérico y sin decir 'ministres'. Decir, por ejemplo, 'el equipo de gobierno'“.
En ese marco, indicó que “está perfecto el lenguaje inclusivo”, que lo considera “necesario” y que está “convencida” que la resolución N°2566 anunciada junto al jefe de Gobierno porteño la semana pasada “promueve el lenguaje inclusivo”.
“La resolución no regula lo que hablás vos, los chicos, los adultos. Lo que plantea es que el docente en el ejercicio profesional de su carrera tiene que enseñar de acuerdo a las pautas acordadas en la Lengua Española”, sostuvo Acuña. En educación, opinó la funcionaria, “termina ganando qué derechos tenemos los adultos” pero “esta discusión tiene que ver con el cómo hacemos para que los pibes recuperen todo lo que le sacamos en la pandemia”, añadió.
En ese sentido, volvió a justificar la decisión del gobierno porteño como “una medida más” para recuperar los aprendizajes ante los bajos resultados obtenidos en los últimos exámenes de comprensión lectora que “demostraron que hubo un retroceso de al menos cuatro años” en esa materia.
Y concluyó, ante las numerosas críticas que cosechó su cartera: “No es prohibición, es regulación de la utilización del @, la 'x' y la 'e' en el ejercicio de la profesión docente. Si hubiese querido prohibir hubiese generado una batería de sanciones, números de denuncias. No lo hicimos, porque lo que yo quiero es que el docente y el alumno puedan hablar sobre el lenguaje inclusivo y desarrollen capacidades para un examen. Dale los elementos primero y que después sea libre en cómo quiere hablar”.
Las declaraciones se contradicen con lo dicho por la propia ministra días atrás, cuando anticipó que sancionaría a les docentes que utilicen el lenguaje inclusivo en las aulas. “Es obvio que como toda norma se tiene que cumplir y si no se cumple, hay un proceso administrativo disciplinario. Del mismo modo que si una docente elige evaluar con emoticones en lugar de números. Yo regulo las formas de evaluar. Si no se cumple, hay un procedimiento de sanciones”, había dicho en Radio Millenium.
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