viernes, 18 de agosto de 2023

"El ecosistema de traducciones está vivo"

El pasado 17 de agosto, Valeria Tentoni publicó una entrevista con Gabriela Adamo y Victoria Rodríguez Lacrouts, de la Fundación TyPA, quienes ese día iban a presentar un informe sobre la “extraducción en la Argentina”. Las condiciones climáticas no lo permitieron, pero la entrevista fue publicada de todos modos en el blog de Eterna Cadencia.

¿Cómo llegan los autores y autoras argentinos a ser traducidos?


¿Cómo llegan los autores y autoras argentinos a ser traducidos? Esta tarde se presentará en la librería el tercer informe de la extraducción en la Argentina de Fundación TyPA, una actualización del presentado hace una década. ¿Cuántos libros se han traducido y a qué lenguas? ¿Cómo circulan estas traducciones? ¿Qué papel cumplen las agencias, las ferias o las editoriales? Estas son algunas de las preguntas que motorizan la investigación detallada que compartirán, junto a Alejandro Dujovne.

"Vamos a presentar los resultados y hablar sobre los viajes siempre misteriosos, siempre necesarios, de la literatura a través de las lenguas”, explica Gabriela Adamo, una de sus responsables junto a Victoria Rodríguez Lacrouts, con la colaboración de Victoria López Zanuso. “Cuando en 2009 tomamos la decisión de realizar un informe que nos permitiera conocer el estado de situación de los libros de autores argentinos traducidos a otras lenguas, casi no había mapas para seguir”, admiten, y celebran que desde la Fundación TyPA (Teoría y Práctica de las Artes, una organización radicada en Buenos Aires y fundada en 2004), hayan comenzado a acopiar datos para organizar un mapeo que ahora les sirve de base.

Desde hace más de quince años en el área editorial, también traductora del alemán y del inglés, Gabriela Adamo fue Directora Ejecutiva de la Fundación El Libro, responsable de la organización de la Feria del Libro de Buenos Aires (2011-2014) y también supo ser Directora de la Fundación Filba, donde trabajaron codo a codo con Victoria Rodríguez Lacrouts, quien todavía se desempeña allí como programadora. Las dos respondieron en conjunto algunas preguntas:

–Da la sensación de que hay un interés creciente en la traducción de los libros argentinos en el exterior, ¿es sólo una sensación? ¿Qué pueden contarnos desde TyPA?
–No diríamos que es un interés específico por la literatura argentina, sino por la traducción en general. Desde hace ya una década los indicadores –no sólo las cantidades de traducciones, sino iniciativas como premios a la traducción, campañas de visibilización de traductores, etc.– le van otorgando un lugar cada vez más relevante a las literaturas traducidas y a la práctica de la traducción. A la vez, es un tema muy complejo de estudiar, lleno de variables (como la lectura misma), por lo que es difícil sacar conclusiones tajantes. La literatura argentina, desde ya, se beneficia de un escenario internacional un poco más generoso e interesado. Y lo que sí queda claro de los números del estudio es que el total crece: lento, pero seguro, cada año se traduce un poquitito más que el anterior. Tenemos que trabajar entre todos para reforzar esta tendencia.

–¿Qué dificultades se encuentra TyPA para el acceso a datos suficientes como para leer este recorte de la realidad literaria? ¿Hay algún otro organismo o institución haciéndolo?
–Dedicamos una buena parte del informe a describir las dificultades, no con ánimo de queja sino, precisamente, porque son dificultades que podrían removerse con voluntad de las partes. Hoy en día la única información disponible es la que provee el Programa Sur (y eso es una mejora abismal con respecto a lo que sucedía diez años atrás). Pero es muy difícil reunir información sobre libros traducidos que no recibieron el subsidio; el ámbito privado es muy celoso a la hora de compartir esos datos y no terminamos de entender por qué. Compartimos la opinión con otros investigadores que también vienen trabajando el área desde hace tiempo y con seriedad, como Alejandro Dujovne del Centro de Políticas del Libro de la UnSam.

–¿Por qué consideran importante para la salud del ecosistema del libro argentino la compra y venta de derechos de traducción?
–Creemos que es importante en más de un sentido: en principio, para bien y para mal, no podemos pensar la cultura en términos cerrados, aislados. El flujo de literaturas mundiales que se generan en las ferias, en los festivales, son instancias muy ricas, y es deseable que los autores argentinos sean parte de esos diálogos. Para que eso suceda, tiene que haber traducciones, tiene que haber venta de derechos. Además, cuando un autor trasciende las fronteras, suceden varias cosas: no solo se lee a ese autor en particular, se lee un sector de la literatura argentina, un sistema de relaciones con la tradición y la innovación, y eso es importantísimo. Y un autor puede ser una puerta hacia muchos otros.Por último, estamos convencidas de que puede ser una instancia de beneficio económico, tanto para los autores como para los editores. Como decimos en el informe, este ítem es el más difícil de desentrañar por la escasez de información al respecto. Si bien conlleva mucho trabajo que a veces las editoriales pequeñas o medianas no pueden afrontar, cuando hay una experiencia positiva al respecto, hay un resultado económico también beneficioso.

–¿Cómo conversa esto con el camino inverso, las traducciones argentinas de libros extranjeros? Argentina tiene una gran tradición de traducciones, ¿qué pueden contarnos de esto?
–Sí, efectivamente, Argentina fue un gran país intraductor de literatura, y contamos con excelentes traductores hoy en día, que cumplen una tarea fundamental para que el viaje de una lengua a otra sea disfrutable y llegue a buen puerto. Pero traducir hoy en día significa pagar adelantos en moneda extranjera, es decir, producir un libro en traducción tiene otros costos. Varios editores con los que conversamos, que tenían un catálogo mayoritariamente de traducción, están dejando paulatinamente de hacerlas por esto que exponemos. Y es una pena enorme. Pero –y esto es importante remarcarlo– el ecosistema de traducciones está vivo y eso es gracias a las editoriales independientes (y, lo repetimos, a los buenos traductores que tenemos), que son las que más apuestan por este tipo de libros. Si bien la CAL tiene un número de la cantidad libros traducidos que hay dentro del mercado, no hay un estudio profundo de qué traducimos. Nos debemos eso, porque como toda variable cultural, eso te sigue completando el rompecabezas de la industria editorial y junto a eso, te permite seguir analizando los tipos de lectores que tenemos en nuestro país.

–¿Qué hay de cara al futuro con TyPA? ¿Qué balance pueden hacer, además, del trabajo de todos estos años
–TyPA es un lugar fantástico, que desde el día uno estuvo impulsado por la pasión, el interés y el conocimiento de Américo Castilla y las distintas personas que la fueron conformando. A la vez, es muy difícil sostener proyectos de este calibre en un país con muy pocos fondos destinados a la investigación en artes y cultura. Eso dificulta planear el futuro. Pero mientras haya entusiasmo, seguiremos trabajando con los temas que nos obsesionan y, creemos, son fundamentales para sostener los espacios de creación y discusión públicos, que -está a la vista después de las elecciones- cada día son más necesarios.

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