El pasado 5 de diciembre, Daniel Gigena publicó en La Nación, de Buenos Aires, una inquietante noticia acerca del rumbo que están tomando las autoediciones de libros que emplean Inteligencia Artificial. En la bajada se lee: "Editores y escritores de Estados Unidos y Gran Bretaña se quejaron por esta iniciativa que cobra a los autores entre 1500 y cinco mil dólares, y les otorga el 100% de las regalías por las ventas, sin contratos ni cesión de derechos".
Una empresa tecnológica lanzará miles de libros “editados” por IA y el mercado en inglés reacciona con estupor
Después del anuncio hecho por la empresa tecnológica Spines, con sede en Miami, de que en 2025 podrían publicar ocho mil libros “editados” por programas de inteligencia artificial (IA), que reemplazarían por completo el trabajo de editores de carne y hueso, un aluvión de escritores y editores estadounidenses y británicos protestaron por la iniciativa. Según afirmaron los responsables de la startup de origen israelí con sede en Miami, con la IA el trabajo de edición de un libro -que suele demandar entre seis y dieciocho meses- podría llevar tan solo dos o tres semanas.
Entre las tareas que Spines ofrece a los autores hartos de ser rechazados por editoriales comerciales se incluye la edición del original, con sugerencias para corregirlo, diseñar la portada, maquetarlo y además distribuir el producto final en formato de libro electrónico o impresión bajo demanda. “Nuestra innovación está en el proceso de producción”, afirmó el director ejecutivo y cofundador de Spines, Yehuda Niv, al portal de noticias tecnológicas TechCrunch.
Spines cobraría a los autores entre 1500 y cinco mil dólares, y el ciento por ciento de las regalías por las ventas irían a los autores; estos tampoco tendrían que firmar contratos en los que ceden determinados derechos (a diferencia de lo que pasa con las editoriales comerciales).
Recientemente, la empresa tecnológica obtuvo 16 millones de dólares en una ronda de financiación. Desde su lanzamiento en 2021, ha publicado más de 1700 libros; en 2025, planea publicar más de ocho mil.
“Nuestro objetivo es empoderar a los autores”, dijo un representante de Spines al diario británico The Guardian. “El 99% de los autores son rechazados porque no son celebridades ni están relacionados con las personas adecuadas -agregó-. Esos autores decepcionados pueden pagar entre 10.000 y 50.000 dólares por publicar su libro u optar por la vía de la autopublicación, que requiere su experiencia en cada tarea, como diseñar la portada, promocionar el libro, etcétera. Este proceso puede llevar entre seis y dieciocho meses. Mediante el uso de la tecnología, Spines agiliza el proceso de publicación de un libro, lo que permite a los autores centrarse en lo que mejor saben hacer: escribir grandes historias”.
Desde Spines sostienen que estarían “nivelando el campo de juego” al darle la chance a cualquier persona que quiere convertirse en autor a publicar en menos de tres semanas y a un menor costo. “Nuestro objetivo es ayudar a un millón de autores a publicar sus libros utilizando la tecnología”, agregó.
En la Argentina, autopublicar un libro (con la asistencia de editores de carne y hueso) de más de doscientas páginas en una tirada reducida (de cien a trescientos ejemplares) puede costar entre $ 1.500.000 y tres millones de pesos.
“No estoy en contra de la autoedición -con determinadas condiciones-, lo que me parece mal es que se la promocione de forma poco transparente, ocultando los intereses en juego, los costos futuros, y quién está detrás de cada propuesta”, escribió en su blog el exeditor y agente literario Guillermo Schavelzon.
Muchos editores y escritores estadounidenses y británicos rechazaron la iniciativa en redes sociales como X y BlueSky, atribuyéndoles a los emprendedores de Spines ánimo lucrativo y desprecio por los libros.
“Queremos recomendar a los autores que piensen con mucho cuidado antes de comprometerse con cualquier contrato de colaboración con una empresa de autopublicación”, dijo Anna Ganley, directora ejecutiva de la Sociedad de Autores del Reino Unido.
“Es muy poco probable que se cumpla con lo que un autor espera lograr, es muy poco probable que sea su mejor camino hacia la publicación y, si también depende de sistemas de IA, sobran motivos para preocuparse por la falta de originalidad y calidad del servicio que se ofrece, incluso si hay garantías, que sospechamos que son poco probables, de que el sistema de IA en cuestión no se desarrolló utilizando contenido protegido por derechos de autor extraído ilegalmente”, agregó.
Cuesta creer que alguien que puede pagar 50.000 dólares para autoedición no tenga relaciones para conseguir el contacto adecuado.
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