jueves, 12 de diciembre de 2024

Primera persona del singular del Presente de Dubitativo (II)

Françoise Huguier delante de algunas de sus fotos


Segunda parte del ensayo, comenzado a publicar ayer, de la escritora y traductora española María José Furió, por sus dimensiones, se ofrece en dos partes. Ésta es la primera y mañana se publicará la segunda

Primera persona del singular del Presente de Dubitativo
(segunda parte)

Expectativas del presente

Busco ejemplos y análisis del uso del presente narrativo en literatura traducida. En la traducción del francés al inglés mi problema resulta ser el pan de cada día y la solución parece establecida hace mucho. Hélène Choquet asegura en «L'alternance passé-présent dans le récit : contraintes de la traduction du français vers l'anglais» [La alternancia pasado-presente en la narración: restricciones en la traducción del francés al inglés] que los manuales de traducción franceses aconsejan no andarse con rodeos y traducir el presente histórico francés, tan habitual en textos periodísticos, por un pretérito inglés.


Chuquet examina los problemas que plantea la alternancia de tiempos diferentes en una misma narración, especialmente entre el «presente de narración» y los pretéritos. En francés, esta heterogeneidad temporal se denomina también «rupturas temporales», mientras los ingleses la llaman tense-switching. El quid es averiguar cuándo y cómo esa alternancia aporta valor al texto potenciando el sentido del relato. Encuentro un buen ejemplo de heterogeneidad temporal en las primeras páginas de la novela de Theodor Kallifatides El arado y la espada (1975), recién publicada por Galaxia Gutenberg. Es la segunda parte de la trilogía, entre Campesinos y señores (1973) y Una paz cruel (1977), que trata del periodo comprendido entre la invasión nazi de Grecia en 1941 y el final de la guerra civil en 1949.


El arado y la espada –traducida del sueco por Carmen Montes Cano y Eva Gamundi Alcaide– empieza en presente, muy pronto hace incisos en pasado y llegado cierto punto sigue sin brusquedades con diferentes formas del pretérito, consiguiendo así tanto una jerarquización fluida de los hechos que relata como ubicar psicológica y emocionalmente al protagonista: 


La noche de la liberación // - El tío Stelios abre la ventana que da a la calle. En Yalós es de noche y reina el silencio. Un silencio denso, en el que la gente duerme o simplemente cierra los ojos y deja de buscar palabras, puesto que todas las palabras están dichas y todo lo que debía hacerse está hecho.

Es la primera noche de la liberación, una noche de mayo de 1944 y, en lo que respecta a Yalós, la guerra ha terminado. Los nazis se vieron obligados a retirarse no como vencedores, sino como perdedores. Por toda Grecia sopla un viento con el aroma del dulzor de la victoria, y el mundo se ha vuelto de repente más comprensible; un mundo de vencedores y de perdedores.

 

Algunos académicos llaman arrêt sur image (imagen congelada) a este procedimiento, donde con el presente de indicativo se toma una escena o un episodio especialmente relevante o significativo como eje desde el cual el narrador realiza aproximaciones o distanciamientos, como Kallifatides hace con el día de la liberación.


Mediante estas rupturas verbales se pretende «poner la acción en movimiento», efecto que también se observa en Si esto es un hombre, de Primo Levi. Aleksandra Koman corrobora por su parte lo dicho arriba en «Funzioni del tempo presente nella strategia narrativa» [Funciones del tiempo presenta en la estrategia narrativa]:

 

En los textos narrativos el tiempo presente sirve a menudo para subrayar un hecho importante, un momento crucial que marca un cambio en la vida del personaje y que provoca toda la serie de acontecimientos que seguirán. [...] Esta elección obedece a que, pasando al tiempo presente, el escritor consigue introducir al lector en el corazón del universo narrado. Por lo tanto, el lector tiene la impresión de encontrarse en la dimensión temporal de los acontecimientos contados por el narrador; de este modo queda nivelada la distancia temporal. (Traducción de la autora)

 

De momento, acepto el consejo de optar por el pretérito en textos no especialmente marcados por la búsqueda del efecto dinámico ya descrito, es decir no literarios. La decisión parece menos evidente cuando se trata de una novela enteramente escrita en presente o en una proporción tan significativa como para tomarla como ejemplo. Chuquet se fija en la obra de Patrick Modiano y examina qué decisión tomaron diferentes traductoras al inglés. La de Les Boulevards de ceinture  prefirió ceñirse al original y conservar «casi íntegramente la organización temporal del francés», mientras que la de Quartier perdu prefirió trasladar el presente al pretérito. El resultado es de esperar, dice: en la primera novela, determinados pasajes llaman la atención sobre sí mismos, aunque el resultado general es bueno. En la segunda se ha conseguido la fluidez tan buscada a cambio de cierto grado de pérdida con respecto del original. Añado que las traductoras españolas de Los paseos de circunvalación y Barrio perdido, María Teresa Gallego Urrutia y Adoración Elvira Rodríguez respectivamente, conservan el presente de indicativo del francés alternando con otros tiempos verbales cuando corresponde.


Ahí estamos: qué se pierde y cuánto afecta esa pérdida a la mejor recepción del sentido original, comparado con conseguir un texto conforme a los cánones del género. Entendemos, por supuesto, que la expectativa generada en el plano del lenguaje por una novela de Modiano es distinta de la que suele inspirar la autobiografía de un artista visual, sea fotógrafo o cineasta o pintor, ilustrador, etc. En el caso de Huguier, hay que tener en consideración no solo sus carencias retóricas sino también su estilo «pulsional»: relata su pasión y cómo la realización de sus proyectos fotográficos es el resultado del empeño en salvar obstáculos.


El dato que todavía me mantiene del lado del presente de indicativo es la importancia del episodio que Huguier eligió como inicio de su autobiografía, que un crítico de la vieja escuela llamaría «la escena primitiva».


El pasado siempre presente

Hija de la alta burguesía francesa, su padre era director de una plantación de caucho en Saigón y «al acabar la segunda guerra mundial regresa a Vietnam, comisionado por su compañía para recuperar el control sobre las plantaciones de caucho de Indochina después de la retirada de los japoneses». En las vacaciones escolares de 1950, Françoise, la pequeña de tres, asistía con los padres y sus hermanos a una fiesta en el elitista círculo de plantadores. Un asalto de los guerrilleros comunistas vietminh resultó en numerosos muertos y varios secuestrados, entre ellos Françoise, de ocho años, y su hermano, cuatro años mayor. El secuestro llegó a las portadas de los periódicos, se prolongó ocho meses y marcó la memoria de la futura fotógrafa. El acontecimiento, a la vez traumático y dramáticamente interesante, justifica que el relato arranque con este episodio porque supuso una forma de segundo nacimiento. El juego entre la presión de esos recuerdos intensos y singulares y la necesidad de establecerse en el presente, como le aconsejaba ya una monja del internado parisino donde sus padres la matricularon, se redobla con la conciencia y necesidad de distinguirse del entorno burgués. Distinta, que no renegada, y sin ínfulas de oveja negra, Huguier encaja mejor en la categoría, tan aristocrática por otro lado, de excéntrica.


El relato en tiempo presente parecería la opción que mejor casa con su personalidad despierta y reacia al autoanálisis. En sus reportajes y sus libros son periodistas o escritores los encargados de dar con la expresión precisa o feliz que sintetiza una experiencia o una cultura, en Francia o en el extranjero, que a veces ella retoma en la autobiografía.


Un último elemento que tomar en consideración sobre la preferencia por el presente narrativo es el que analiza Isabelle Dangy en «L’intériorité au présent de l’indicatif», publicado en la Revue critique de fixxion française contemporaine del año 2016. Aunque, como el título de la revista evidencia, se ocupa de la ficción, el artículo contiene varias reflexiones que considero válidas y trasladables a los discursos del yo, como las memorias o autobiografías. La selección de los episodios relevantes, el orden en que se presentan y el tono, pero también lo que se sugiere o se omite, emparentan el género autobiográfico con la novela o el cuento.


Para hablar de sí mismos, los fotógrafos suelen inclinarse por la fotobiografía, un subgénero «ennoblecido» desde la obra de Roland Barthes. Muchos artistas recurren a un negro para la redacción del texto mientras otros, mejor informados, prefieren una firma de prestigio que sea por sí misma un reclamo comercial. Hasta la publicación de Au doigt et à l’œil,  el trabajo de Huguier ha tenido siempre a otros por protagonistas, salvo J’avais huit ans, una fotobiografía sobre su regreso, cinco décadas después, a los escenarios de la plantación y de su secuestro en Camboya, una experiencia que nunca mantuvo en secreto, por lo que en su caso no se produce ese retorno de lo censurado o silenciado, en forma de aluvión de recuerdos y emociones, propio de muchas experiencias traumáticas de carácter violento. Es un episodio capital de su biografía que todos los perfiles y entrevistas mencionan y que se sobreentiende como catalizador de los temas que aborda en su carrera; ella ha declarado varias veces que la violencia de la que fue testigo hizo que no se dedicara al reporterismo de guerra.


Por no perder de vista el objeto de esta reflexión, la manera en que soslaya ahondar en ciertos temas y asuntos corrobora que el presente de indicativo en ficciones contemporáneas permite eludir la expresión de la vida interior del sujeto dando relieve, como en los reportajes, al relato de las acciones. Es también una manera de evitar manierismos «literarios»: el tono evocador, engolado o grandilocuente, o la idea del tiempo pasado dejado a la espalda, así como la concepción del relato de una vida como una serie de pasos que conducen inexorablemente al triunfo donde la selección de episodios sirve de recetario para el éxito destinado a aspirantes a fotógrafos. A favor del presente narrativo está su capacidad para conservar y reproducir la dinámica de la oralidad, su espontaneidad. O para transmitir cómo Françoise Huguier enfoca sus viajes fotográficos: «Leo mucho antes, sin saber lo que voy a fotografiar. También compro mucha documentación sobre el terreno, que descubro allí. Estoy totalmente impregnada por el instante presente».


Mediante el presente de indicativo, Huguier nos lleva  a creer que la memoria no ha elaborado los recuerdos –algo desmentido por la estructura elegida, pues cada capítulo aborda un tema sin seguir un orden estrictamente cronológico y puede referirse a distintos años– y que su vida entera se le aparece siempre al alcance de las palabras, sin operar una jerarquización previa de la relevancia de los diferentes eventos como determinantes de lo que da en llamarse «un destino de artista».


¿Y entonces?


La alternativa, dado que sigo creyendo que en la versión española no funciona mantener el presente de indicativo a lo largo de todo el libro, es ensayar la «perspectiva Kallifatides»: usar el pretérito en pro de la fluidez y conservar el presente en aquellos pasajes donde con él se transmiten las ideas que he desarrollado en este artículo.

Bibliografía

        Nueva gramática de lengua española, «El verbo (I). Tiempo y aspecto. El aspecto léxico. Los tiempos del modo indicativo. El aspecto verbal. Sus clases»: https://www.rae.es/gram%C3%A1tica/sintaxis/el-aspecto-verbal-sus-clases

        Avendaño Anguita, Lina, «Perspective et temps verbaux: problèmes de traduction», La Clé des Langues [en línea], ENS de LYON/DGESCO (ISSN 2107-7029), Lyon, marzo de 2010.
URL:
https://cle.ens-lyon.fr/espagnol/langue/traduction/perspective-et-temps-verbaux-problemes-de-traduction

        Chuquet, Hélène, «L'alternance passé-présent dans le récit : contraintes de la traduction du français vers l'anglais», Meta, Journal des Traducteurs 45(2), 2000, 249–262. //https://doi.org/10.7202/002245ar

        Dangy, Isabelle, «L’intériorité au présent d’indicatif», en Revue critique de fixxion contemporaine, URL: http://journals.openedition.org/fixxion/6755

        Koman, Alexandra, «Funzioni del tempo presente nella strategia narrativa», en Annales Universitatis Paedagogicae Cracoviensis, Studia de Cultura FOLIA 218, 9(1) 2017; ISSN 2083-7275; DOI 10.24917/20837275.9.1.8

        Shams, Golrokh, Généralités sur les différents concepts de temps : du concept philosophique et physique au concept grammatical et linguistique, Université d’État d’Érévan.

        Zubiri, Xavier, Espacio. Tiempo. Materia, Alianza Editorial, Madrid, 1996, p. 299-300; citado en Fernández López, Justo, Indefinido y Aoristo.

Libros citados

        Huguier, Françoise, Au doigt et à l’œil. Autobiographie d’une photographe, Sabine Wespieser Éditeur, París, 2014.

        Kallifatides, Theodor, La espada y el arado, Galaxia Gutenberg, 2024. Trad. de Carmen Montes Cano y Eva Gamundi.

        Leiris, Michel, El África fantasmal. De Dakar a Yibuti (1930-1933), Pre-Textos, Valencia, 2007. Trad. de Manuel Arranz.

        Modiano, Patrick, Barrio perdido, Cabaret Voltaire, Madrid, 2012. Trad. de Adoración Elvira Rodríguez.

        , Los paseos de circunvalación, Anagrama, Barcelona, 2012. Trad. de María Teresa Gallego Urrutia.

        Pastoureau, Michel y Simonnet, Dominique, Breve historia de los colores, Paidós, Barcelona, 2006. Trad. de María José Furió.

 


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