martes, 27 de agosto de 2024

"No me considero artista por traducir, pero sí autora"

En el pasado mes de julio, nuestra vieja conocida, la traductora española Itziar Hernández Rodilla (foto) publicó una interesante columna en el blog El Trujamán, a propósito de la traducción y la inteligencia artificial. La reproducimos a continuación.


Más sobre el Plagio Universal

El otro día alguien con mucha más información sobre el tema que yo, un especialista en procesamiento del lenguaje natural que está de parte de los buenos, o sea, del que es más pobre que las ratas y vive en la precariedad, comentaba que es curioso que, para defendernos de la IA, esgrimamos el consabido capitalismo vs. creatividad cuando la creatividad es un concepto puramente capitalista.

Me hizo pensar, la verdad. Porque es bastante cierto. La humanidad ha sido siempre creativa, claro. Eso es, me parece, parte de nuestra esencia animal. La música estuvo ahí desde siempre, el baile, los cuentos bien relatados en torno al fuego, el cómic nació en las cuevas, se ilustró a la población en los capiteles de las iglesias, se iluminaron manuscritos; incluso en las épocas más oscuras de la historia, hubo humanos que crearon. Pero es cierto que todo aquello tenía un fin. Y que se consideraba arte la reproducción de manuscritos que solo se copiaban. Y que traducir era tan creativo como lo que más porque no era un arte en sí mismo, sino la forma de trasladar enseñanzas. Y solo cuando la individualidad comienza a venerarse, cuando aparece el capitalismo, se comienza a hablar de creatividad como la entendemos hoy y con cuyo concepto tendemos a juzgar el pasado.

No es tan curioso, pues, que el capitalismo haya vinculado el significado de la creatividad al crecimiento económico, la expansión del consumo y la producción de bienes. La creatividad no tuvo nunca, tal vez, el sentido ético que le dimos, el de servir para crear nuevas sociedades o formas de vivir que empoderen a todo el mundo para establecer formas de vida más justas. Tal vez la creatividad se usó siempre para el aumento de la productividad, con el fin de reforzar el capitalismo, con la consecuente reproducción de sociedades injustas y desiguales, y con el daño colateral de la precariedad y la destrucción planetaria. Y, en este sentido, es lógico que el constructo político de la industria creativa derive hacia la IA.

Pues vaya, ¿no? Entiéndaseme bien, no es que yo esté en contra de que las obras se consideren creación, y soy firme firmísima defensora del derecho de autor a que da pie crear una obra derivada como la traducción (un retroceso evidente me parecería dar marcha atrás en este sentido y renunciar a nuestros derechos de autor por tarifas más altas), pero (aquí era donde venía el que estaban esperando) también me parece un retroceso utilizar la IA para cosas que puede hacer mejor un ser humano porque, miren por dónde, es humano, por mal humano que sea. Pero, claro, hay que entender también que la creatividad que el capitalismo ha defendido ha estado casi siempre basada en el concepto de robar. Y ese es, precisamente, el que nosotros no reclamamos.

Yo no me considero artista por traducir, pero sí autora. Yo no creo que mi oficio dependa de una musa (aunque siempre ayuda para darle brío a las palabras); pero sí creo que debe depender de derechos de autor que se respeten (hola, Plagio Universal). Me he encontrado en el brete de tener que calificar de creativas obras de IA y de no tener claro a qué se refería la calificación; pero sí sé que me ha robado, que seguirá robando y que, además, cuanto más robe, más plana se va a volver y, por lo tanto, menos nos van a educar a los pobres curritos y más nos podrán explotar.

En definitiva, tal vez los traductores deberíamos volver a ser esos seres que, sin creatividad, eran creadores, contribuían a construir la cultura universal y ayudaban a la formación de la literatura nacional, haciendo un servicio, sí, pero tremendamente humano: el de ayudar a la humanidad a comunicarse y ser mejor.

O tal vez no debamos contraponer la creatividad al capitalismo, sino arrancarla de sus garras.

1 comentario:

  1. Me parece una importante reflexión sobre la evolución del concepto «creatividad» y su devenir con el capitalismo, otro concepto que dispara sentidos y que toma posesión de los mismos. La defensa a los derechos, al trabajo de un creador, no puede disociarse del afán abarcativo del llamado «Creative Commons» y su plano normativo. Entonces la lucha entre el reconocimiento bajo la modalidad de una libertad negativa, siempre tendrá esas grietas que puedan ser utilizadas para «liberar» la creación y que son inmediatamente captados en beneficio de grandes transnacionales, plataformas (Recordemos el intento del google libros), y que ahora, en esta época donde las IA serán las herramientas que buscaran servir al usuario que las adquiera gracias a la información que procesan y que se nutre del trabajo creativo de otros. Oscuros tiempo en donde se debe pensar no solo políticas, sino la reflexión como la que propone la traductora española Itziar Hernández Rodilla, para llegar a consenso o generar luchas de reconocimiento.

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