lunes, 12 de agosto de 2024

Los porcentajes no son inamovibles

El pasado 8 de agosto, Lara Gómez Ruiz firmó un artículo en La Vanguardia, de Barcelona, que habla de lo que nadie quiere hablar: cuánto ganan los escritores. En la bajada se lee: "Cada vez son más los que se interesan por fórmulas editoriales alternativas".

Un cambio en la relación entre sellos y escritores

Los autores han dicho basta. No son la mayoría, pero los que están movilizados alzan la voz, cansados de que las editoriales impongan sus condiciones. Saben que se trata de un negocio, pero gran parte de las frustraciones vienen por las dificultades para llegar a fin de mes y la imposibilidad, en un gran porcentaje, de poder vivir de las letras. Recuerdan que, sin obra, no hay ganancias y lo hacen de distintas formas. Los pequeños alzan la voz; los grandes, como el superventas Joël Dicker, prefieren tomar el control por su cuenta y fundan sus propias editoriales. ¿Empieza la revolución?

Manuel Rico, presidente de la Asociación Colegial de Escritores (ACE), afirma que “la relación entre sellos y escritores está cambiando y cada vez son más los interesados en conocer sus cifras. Muchos ya no se fían de lo que les dicen. Quieren verlo con sus propios ojos”. Esa misma entidad desveló en 2019 que un 77,2% de autores tienen ingresos inferiores a 1.000 euros anuales por derechos de autor y explica que, sobre el precio de venta de un libro, un escritor suele llevarse entre el 10 y el 12%. En contadas ocasiones, puede alcanzar el 15. Si un ejemplar cuesta 20 euros, por norma general, un 30% se lo lleva el editor, otro 30% el distribuidor, un 30% el librero y, el resto, el escritor, que deberá descontar el IVA y el porcentaje que se lleva el agente literario, que acostumbra a ser de un 1%, en el caso de tenerlo . “No se lleva ni dos euros por libro vendido”, lamenta Rico.

Con este escenario como telón de fondo, que se repite en múltiples países y no solo en España, nació en marzo en EE.UU.Authors Equity , una nueva editorial que promete al autor “la mayor parte” de los beneficios, entre el 60 y el 70 por ciento, según confirmaron al Wall Street Journal “personas familiarizadas con el pago de royalties”. James Clear, autor de Hábitos atómicos (2018), es el primer escritor anunciado. “Es más beneficioso que las tradicionales y tiene mejor distribución que la autoedición. Está financiada mayoritariamente por autores, además de centrarse en ellos”, resumió a The New York Times.

Núria Tey, ex directora editorial de Penguin, recuerda que “se trata de un modelo de negocio que, si bien no es nuevo, es inusual”, por lo que “es normal que se nutra al principio de voces consagradas, aunque se espere que lo termine haciendo también con caras nuevas”. La editora añade que, “si se está tomando más en serio esta propuesta ahora, es porque Simon & Schuster está detrás”, distribuyendo los libros y proporcionando apoyo a la producción de algunos títulos, y porque “hay grandes nombres detrás que lo avalan”. Se refiere a Madeline McIntosh, ex directora ejecutiva de Penguin; Don Weisberg, ex director ejecutivo de Macmillan; y Nina von Moltke, ex presidenta de desarrollo estratégico de Penguin. “Son gente que lleva años y que parecen querer buscar otras formas de proceder distintas, pero no por ello mejores. Simplemente, distintas. Entre otras cosas, deja sin anticipo”.

Este adelanto acostumbra a moverse entre los 800 y los 4.000 euros. Son muy pocos los autores que reciben cifras millonarias. “El anticipo, por simbólico que sea, es algo fijo. El autor invierte dos años, a veces más, en la escritura. No cobra nada en ese tiempo. Con este modelo, el editor lo publica y tampoco le adelanta nada, ya que tiene que esperar a ver si vende o no. Si lo logra, gana más, pero no tiene nada asegurado. Es un éxito centrado en el autor ”, apunta Maribel Luque, directora literaria de la agencia literaria Carmen Balcells, que no descarta que esta política de remuneración llegue pronto a España. Anna Soler-Pont, de Pontas Agency, también lo cree así, y advierte que “si vas al 50% o más, el autor tendrá que asumir más, porque ya no es solo un autor, sino que pasa a formar parte del negocio. Es muy lícito, pero no todo el mundo tiene claro lo que conlleva”.

La agente María Cardona, de Aevitas Creative Management, recuerda que es importante que el anticipo no mate al autor. “Si es muy elevado y luego su obra no vende mucho, es más difícil que vuelvan a contratarlo”. Opina que esta fórmula puede resultar una opción válida para escritores con mucho dinero, dispuestos a correr riesgos, o que vendan mucho. Javier Castillo, el autor más vendido de ficción en castellano este Sant Jordi por su libro La grieta del silencio (Suma), podría ser uno de ellos. Admite que el reclamo es “atractivo”, pero no cree que el porcentaje que se lleva el autor por precio de venta en el modelo tradicional sea injusto. “Mis gastos son muy concretos: mi ordenador, mi Internet y mi tiempo. Una librería tiene el alquiler, los sueldos, la electricidad…”.

Víctor del Árbol, en cambio, sí cree que los porcentajes de royalties están “estancados”. Esto, según la escritora Laura Fernández, obliga al autor a “confiar en sí mismo todo el rato, y en los lectores, y en hacer el mejor libro posible para salir a flote. Otra opción, solo apta para superventas, es montarte tu propia editorial”. Esa es la opción por la que se decanta Riad Sattouf que, tras la novela gráfica El árabe del futuro, arranca una nueva serie sobre su hermano que se publicará en Francia con la editorial fundada por él mismo.

Joël Dicker también creó su propio sello tras la muerte en 2018 de su editor, Bernard de Fallois. “No puedo ir a ningún lado después de marcharse él y, al mismo tiempo, quiero escribir y compartir mis libros. Así surgió la idea de crear mi propia editorial. Para seguir como estaba con él”, anunció en sus redes en 2021.

Tres años después, el suizo explica a La Vanguardia que lo suyo “no es autoedición. Hay un equipo que estudia añadir otros autores al catálogo y que trabaja los textos”. Un modelo tradicional con la excepcionalidad de que Dicker forma parte del negocio, con los beneficios que ello conlleva, empezando por los derechos de autor. Eso sí, advierte que no todo es un camino de rosas y que los desafíos no desaparecen, sino que cambian. El mayor: “lidiar con el stock de papel en un momento en el que hay escasez”. Un objetivo, esta vez sí, compartido por todos.

viernes, 9 de agosto de 2024

Menos diversidad y menos pluralidad

En su edición de hoy, puede leerse en El País, de Madrid, una nota firmada por Roberta Vázquez, presuntamente a partir de un informe de 
Celia Fernández, a propósito de la creciente influencia de los libros en inglés en Europa.

El inglés invade el mundo editorial

Una mujer pasea por una librería en Berlín y se sorprende ante la sección de libros en inglés que hace años solía ocupar apenas un par de estanterías. Estas se han multiplicado de manera exponencial. Ya alejada de la sección de ficción en inglés, repara en un libro con la portada en este idioma que parece haberse colado entre las novelas en alemán. Sin embargo, una pegatina tranquiliza —o advierte— al lector: “Traducido al alemán”. ¿Se trata de un error de fábrica? ¿De una broma?

Ni lo uno ni lo otro. Es una estrategia de marketing para intentar frenar la canibalización de las ventas de libros en inglés en Europa. Según los datos de la Asociación de Editores de Reino Unido (UK Publishers Association), el total de exportaciones de sus miembros a Europa creció en 2022 un 8% respecto al año anterior. El fenómeno es palpable en países como Alemania, donde las ventas aumentaron un 27%, o Países Bajos (6%) y en los países escandinavos (en Suecia aumentaron un 4%).

Siempre ha habido lectores en inglés en el norte de Europa. “Pero parece que se ha llegado al punto en el que muchas editoriales europeas se están poniendo a la defensiva ante la depredación de sus mercados y exigen soluciones”, asegura David Graham, director general del Gremio de Editores Independientes (IPG) del Reino Unido, que en la Feria del Libro de Londres organizó un panel sobre este fenómeno.

Cada vez más personas saben inglés —es el idioma de internet, de Netflix, de la globalización— y cualquier libro está al alcance de un clic. A menudo, además, la versión original es más barata, ya que no requiere de la traducción, el rediseño y un largo etcétera de tramitaciones y personas a las que pagar. Por eso además el original se estrena antes. Caballo ganador.

Sin embargo, lo que ha terminado por impulsar las ventas de libros en inglés, aseguran los editores, ha sido BookTok, el lugar de TikTok donde, en vez de bailar, se habla de novelas y ensayos. Antes, leer el original tal y como el autor lo había creado era cosa de intelectuales. “Lo sorprendente es hasta qué punto el inglés se ha adentrado en el ámbito de la ficción comercial del mercado de masas”, señala Graham.

En el Reino Unido, por ejemplo, #BookTook ha contribuido a un fenómeno cuasi contrario: cada vez más británicos menores de 35 años leen ficción extranjera (en inglés). Las redes sociales potencian que ciertos libros salten a la palestra no sólo por su interés literario sino también por la iconografía de sus portadas y el valor del libro como accesorio cultural.

El término accesorio cultural se utiliza en ocasiones despectivamente, como una moda pasajera promovida por lectores ególatras. Sin embargo, según Angelica Thumala, investigadora de la sociología del libro, mostrar los libros en redes sociales refuerza la experiencia: “Paradójicamente, la cosa digital le recuerda a la gente la importancia de la superficie, la materialidad y la sensualidad del libro como objeto”. Es más, dice, si bien puede haber personas para las cuales los libros son signos externos de educación o de conocimiento de las tendencias, “los libros no tendrían ese prestigio si no ofrecieran experiencias reales, de placer, transformación, conocimiento, empatía, etcétera”.

Accesorios o no, los editores están reaccionando ante el avance de la literatura en inglés en territorio europeo. No es casualidad que la portada de la versión holandesa de la novela de R. F. Kuang Yellowface (2023) sea idéntica a la original. Hugo Roman, el editor francés de la estrella de la literatura Colleen Hoover, describió hace poco en un artículo de Le Monde el momento en el que reeditaron todos los títulos de la escritora manteniendo las cubiertas originales: “En el Salón del Libro de París nos inundaron las lectoras, la mayoría de las cuales ya poseían el libro”.

Tampoco es azar que VBK, uno de los grandes grupos editoriales holandeses, pasara en junio a formar parte del gigante anglosajón Simon & Schuster. A partir de ahora, podrán producir y distribuir en Europa los libros en inglés junto a las traducciones al holandés. “El tiempo de comercialización es menor y podemos hacer el marketing al mismo tiempo”, dice su directora general, Geneviève Waldmann. Otros editores europeos buscan conseguir como mínimo licencias para publicar su edición al mismo tiempo que la anglosajona.

La editorial británica de ficción extranjera Fitzcarraldo ha publicado en sus 10 años de vida a cuatro autores extranjeros ganadores del Nobel. Su director y fundador, Jacques Testard, se refiere al inglés como la ventana al mundo de los escritores. “Hay algo un poco deprimente en el poder que tenemos los editores ingleses en el mercado de la traducción, porque la mejor manera de que cualquier autor sea traducido a muchos países diferentes es que esté en inglés. Es el idioma que todo el mundo lee y es el legado del imperialismo”.

En una industria editorial que, salvo excepciones, parece girar cada vez más en torno al nuevo escritor de moda, David Graham señala que las verdaderas víctimas, además de los pequeños editores, serán los autores y autoras no-superventas. Los best sellers encontrarán editores que les traduzcan, pero los autores “medios” que a pesar de su excelencia literaria dejen de ser económicamente viables no darán con el editor que hace 10 años les habría publicado, y los lectores que no lean en inglés no se encontrarán nunca con ese autor.

A la larga, estamos ante un escenario catastrófico porque, sostiene David Graham, “habrá menos diversidad, menos pluralidad de voces en el mercado… la amenaza, además de comercial, es cultural”.

jueves, 8 de agosto de 2024

El estado del castellano en Alemania

El pasado 2 de agosto, Natalia Messer publicó un artículo en Deutsche Welle, en cuya bajada se lee: "El primer observatorio del idioma español en Europa está en la Universidad de Heidelberg e investiga las diversas influencias de este idioma en países como Alemania, Suiza y Rumania, entre otros".

El idioma español bajo el lente de un observatorio alemán

En la casa del filólogo español Óscar Loureda Lamas se hablan tres idiomas, y el español es uno de ellos. "Mi hijo mayor sociabiliza en la escuela en alemán, pero con su madre conversa en croata y conmigo en mi lengua materna”, cuenta el académico de la Universidad de Heidelberg en entrevista con DW.

Ese escenario bilingüe o trilingüe, y con presencia del español (o castellano), al que alude el profesor Loureda, se replica en otros hogares de Europa, especialmente en países donde la concentración de migración hispanohablante es alta, como Francia, Italia, Alemania y Reino Unido.

En Alemania, por ejemplo, más de seis millones de personas hablan español, representando cerca del siete por ciento de la población total. "Esto se debe a dinámicas como la oferta educativa y especialmente a los flujos migratorios, pues Europa es un destino prioritario para la comunidad hispanohablante, después de Estados Unidos e Iberoamérica”, explica Óscar Loureda a DW.

El español tiene un gran alcance, siendo el cuarto idioma más hablado del mundo, después del inglés, el chino mandarín y el hindi. Según datos del Instituto Cervantes, hay casi 90 millones de hablantes de español en Europa; de ese total, más de un tercio son personas que lo han aprendido como segunda o tercera lengua.

Enfoque social: procesos migratorios
El interés por el español tiene una larga trayectoria en el Centro de Estudios Iberoamericanos de la Universidad de Heidelberg, donde en 2023 se creó el primer Observatorio del Idioma Español de Europa. Esta iniciativa ha ganado reconocimiento, recibiendo el Premio de Hispanismo Internacional Fundación Duques de Soria por ser el mejor grupo de investigación activo en los últimos años.

El observatorio analiza la lengua desde tres áreas principales: movilidad, educación y comunicación (incluyendo las comunidades que se forman en internet, como las redes sociales). Como señala Loureda, el objetivo es "captar una fotografía del uso y el conocimiento del español en Europa, considerando la geografía y los marcos sociales presentes”.

"Queríamos conocer el estado de la lengua en todos los países europeos, pues el español está más arraigado de lo que se cree en Europa. Buena parte del continente perteneció a las coronas de España y Castilla, y hasta el siglo XVIII los Países Bajos y el sur de Italia eran territorio español, por ende, existió una gran vinculación, más militar que popular, entre el idioma y estas regiones”, explica Francisco Moreno Fernández a DW.

Francisco Moreno es dialectólogo y sociolingüista español. Llegó a Alemania gracias a un premio de la Fundación Alexander von Humboldt, después de una estancia en la Universidad de Harvard, donde, como director del Instituto Cervantes, fundó el primer observatorio de español dentro de los Estados Unidos, país en el que la comunidad de origen latino representa cerca del 20 por ciento de la población total.

"Más allá del enfoque lingüístico creo que es importante ver la evolución del idioma desde la sociolingüística, porque tanto en Estados Unidos como en Europa la presencia del español se debe a procesos migratorios, que pueden conllevar al mantenimiento de la lengua o a la pérdida de esta”, dice en conversación con DW.

El español como lengua de herencia y lengua adquirida
Una de las líneas que estudia el grupo de investigadores de Heidelberg es justamente la preservación del español en países como Alemania, Italia y Reino Unido. Algunos estudios ya evidencian que los descendientes de hispanohablantes dentro de Europa suelen tener un dominio limitado del español.

"Un 30 por ciento de los hijos de hispanohablantes consigue alcanzar un nivel comparable al de sus padres o abuelos, lo que significa que hay algunas dificultades, como el acceso a cursos de español en edad primaria y un sobreesfuerzo de parte de las familias para mantener el uso de la lengua de herencia”, explica Loureda a DW.

El profesor Moreno, por su parte, agrega: "Nos interesa conocer cómo es la oferta educativa en la enseñanza de lenguas y cómo afecta al conocimiento del uso del español, es decir, porqué una parte de la población abandona su lengua de herencia y otra la mantiene, pero en un nivel mínimo”.

Una constelación que llama la atención de los investigadores son los grupos de personas que no son descienden de hablantes de español, sino que aprendieron el idioma como segunda lengua, así como también los hispanohablantes provenientes de España y Latinoamérica (el 90 por ciento de esta inmigración origina de países como Perú, Colombia, Ecuador, México, Chile y Argentina, entre otros).

"España e Italia muestran una gran recepción de migrantes latinoamericanos por afinidades lingüísticas y culturales, pero esta movilidad va más allá, y, por eso, estamos tendiendo puentes con otros observatorios del mundo para avanzar en un proyecto internacional que mapea a 49 países europeos, como Alemania, Suiza, Portugal, Italia e incluso Rumania, que presenta gran cantidad de hablantes no nativos de español, producto de la migración de rumanos hacia España”, señala Moreno a DW.

Estrategias lingüísticas
Charlotte Blattner habla español, aunque su lengua materna es el alemán, ya que creció en los alrededores de Heidelberg. Su interés por el idioma comenzó en la escuela y, más tarde, en 2015, se profundizó durante un viaje a Madrid, donde vivió con una familia ibérica.

Blattner, quien forma parte del observatorio, investiga cómo las familias en Alemania manejan y transmiten el español a sus hijos. Su trabajo de campo ha revelado varios hallazgos: "Las familias emplean diversas estrategias para mantener el idioma. Algunas establecen reglas estrictas, como hablar únicamente en español en casa, mientras que otras son más flexibles y permiten el uso del alemán, especialmente cuando los niños tienen dificultades para expresarse en español”.

La investigadora alemana destaca la creatividad de las familias biculturales al buscar oportunidades para hablar español. "Algunas utilizan juegos o crean entornos sociales donde se hable el idioma. El apoyo emocional y el refuerzo positivo son cruciales, ya que los niños son más propensos a usar el español si sienten que su esfuerzo es valorado”, señala a DW.

Finalmente, el territorio es otro aspecto relevante, ya que la mayoría de las familias hispanohablantes, o aquellas con un miembro que habla español, tienden a establecerse en grandes ciudades. En Alemania, por ejemplo, se encuentran en Berlín, Fráncfort, Múnich y Colonia, entre otras. "En estos entornos sociales, crean comunidad, lo que facilita el mantenimiento del idioma en comparación con regiones donde son una minoría pequeña. Además, la disponibilidad de recursos en español, como libros y programas educativos, también son cruciales”, concluye Blattner.

miércoles, 7 de agosto de 2024

"Los actuales métodos de control y censura literarias se ejercen invariablemente en el nombre de la libertad"

La siguiente, es una columna publicada el pasado 6 de agosto por el escritor, traductor y editor mexicano Eduardo Rabasa (foto), en el diario Milenio, de su país. Apunta a uno de los flagelos de nuestro tiempo, que alcanza todas las distintas alternativas del mundo de la cultura. De ahí a que, pese a no estar centrada en la traducción, se reproduzca a continuación.

La policía discursiva

El año pasado un amigo que es un reconocido novelista publicó una novela que transcurre en un país que no es el suyo, al que sin embargo ha viajado más de 60 veces, precisamente como parte del proceso de preparación para escribir la novela. Si bien el personaje principal guarda correspondencia con el autor en cuanto a nacionalidad, género y grupo étnico, existe un personaje secundario, que para los lectores quizá sea el más fascinante de la novela, que es una chica joven, originaria del país donde transcurre la historia, que pertenece obviamente a un género y grupo étnico distintos de los del autor.

En una reseña en el New York Times, una también reconocida novelista, al reseñar la novela en cuestión, se preguntaba si el autor tenía derecho de escribir el personaje de la chica, y un poco la novela como tal, por todas las diferencias identitarias que separan al escritor del personaje, así como por situar la historia en un país y un entorno radicalmente distinto del de su vida real. Y en un acto de generosidad, tras reflexionarlo terminaba por expedirle el permiso para escribir la novela (que obviamente ya estaba escrita y publicada), e invitaba a los lectores a juzgar por sí mismos si en efecto tendría o no el derecho de enunciación de escribir una novela tal.  

De aquí se desprenden varias cuestiones interesantes. En primer lugar, de manera un tanto borgesiana, podríamos imaginar una metarreseña de la reseña, preguntándose si la novelista que la escribe, que tampoco pertenece ni al país ni al grupo identitario en cuestión, tiene a su vez derecho a cuestionar el derecho de escribir la novela. O, dicho de otro modo, ¿quién expide en la actualidad las credenciales que determinan los límites a los que se le permite llegar a la imaginación al momento de situarse narrativamente en el lugar de alguien más que no sea exactamente igual a quien escribe?

Pues como estableció ya desde 1970 Michel Foucault en su conferencia inaugural de la cátedra de historia de los sistemas de pensamiento en el Collège de France, publicada en español en el libro El orden del discurso, ya desde entonces existía una “policía discursiva”, que justamente entre varias cosas vigilaba la correspondencia entre “el orden del discurso literario” y el autor, a quien “se le pide que revele, o al menos que manifieste ante él, el sentido oculto que lo recorre; se le pide que lo articule, con su vida personal y con sus experiencias vividas, con la historia real que lo vio nacer”. Así, mediante un meticuloso análisis de los distintos “procedimientos de sumisión del discurso”, Foucault considera que mediante diversos métodos de control se impone una doctrina literaria, anticipándose por cincuenta años a muchas de las actuales tendencias de limitación del campo literario y homogeneización de una parte considerable de su producción.

Parecería entonces que hoy todos los caminos conducen ya sea a la literatura del yo (pues si se escribe sobre uno mismo no hay peligro de estar hablando indebidamente a nombre de nadie más), o a aquella que se ocupa de las grandes tragedias sociopolíticas de nuestros tiempos, donde el apabullante peso de la realidad sofoca cualquier desvarío imaginativo mediante el cual quien escribe pudiera extralimitarse sobre aquello que le corresponde abordar en su literatura. Y lo que no deja de ser paradójico de los actuales métodos de control y censura literarias es que se ejercen invariablemente en el nombre de la libertad, y de estar velando por los derechos de alguien que tampoco parecería en ningún momento haberle otorgado su derecho de representación a nadie más.


martes, 6 de agosto de 2024

Leer esto da cringe

“'Y la queso', 'funar' o 'iconic', son parte de un glosario que puede parecer encriptado a veces para los adultos. Por qué los adolescentes transforman el idioma para sentirse únicos y cómo conectar mejor con ellos, según los expertos." Tal es la bajada de un artículo publicado por Belén Marinone, en Infobae, el pasado 3 de agosto.

La fábrica de expresiones centennial: ¿lenguaje cifrado o búsqueda de pertenencia en cada palabra?

De parte de los adolescentes de hoy podemos escuchar expresiones como: “Y la queso”, “Stalkear”, “Hype”, “God”, “POV”, “Aesthetic” y “Funar”. La lista podría seguir con “Cringe”, “Random” e “Iconic”. Así, hasta el infinito.

La escena que viene a continuación, luego de este especie de “glosario” moderno, muestra a los adultos intentando ―sin éxito―entender a qué se refieren exactamente los más jóvenes cuando emplean estas palabras.

Casi como un acto de traducción, los padres y educadores hacen esfuerzos para descifrar ese lenguaje tan extraño como distante. A la dificultad de comunicación fluida, se suman frases como “das cringe” de parte de los hijos. Y todo se vuelve un mar de preguntas.

Desde términos populares en las redes sociales hasta modismos utilizados en su vida diaria, el vocabulario de los más jóvenes define su identidad y, en contrapartida, establece una barrera comunicativa entre ellos y los adultos. ¿Cuáles son las claves para entender este fenómeno? ¿Por qué lo hacen?, son algunas preguntas para reflexionar y no ser “funado”, algo así como repudiado o cancelado.

La independencia inentendible
“Los grupos generacionales tienen canales de comunicación diferentes”, explica Martín Wainstein, profesor consulto, investigador y director de la Carrera de Especialización en Psicologia Clínica Sistémica en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en diálogo con Infobae, y señala que la familia es una institución donde ocurre la socialización y la individualización.

Sin embargo, hay cuestiones que son generacionales. “Pero hay un fenómeno global que es de orden generacional que implica una diferenciación de generación en generación. Y una cuestión interesantísima es cómo se diferencian los lenguajes”, dice Wainstein.

Por su parte, Gabriela Pauer, lexicógrafa, doctora en Letras y profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral dice a Infobae que, al implementar estas palabras, “el adolescente está construyendo su identidad, ya que se encuentra en una etapa sensible y creativa: el paso de la niñez a la adolescencia”.

Y sigue: “El adolescente crea un lenguaje particular –colectivo, no personal, ya que debe servirle para comunicarse con sus pares- pero que no pueda ser comprendido por sus padres, por el mundo adulto. De esta forma reivindica su autonomía e intenta vivir de forma vicaria la independencia”.

En esta misma línea, el psiquiatra y psicoanalista Harry Campos Cervera da cuenta de la misma cuestión cuando dice que estos modismos “son cambios en el habla producto a la necesidad de diferenciarse y a la vez de pertenecer a un grupo”. Y suma que “en todos los tiempos, las generaciones horizontales son más parecidas entre sí que las precedentes”. Es decir, que todas las generaciones tuvieron sus modismos.

Entonces, ¿está bien o mal que los adultos no entiendan? “En este punto, el adolescente ha descubierto –o está descubriendo, ya que se trata de un proceso- que su destino no es ser un mero repetidor de aquello que le enseñan sus padres, sino que puede crear, pensar y actuar distinto, modificar su entorno, aportar algo, empezar, de alguna forma, de cero”, apunta la lexicóloga y profesora.

¿Qué tiene al alcance de la mano para crear, que utiliza a diario y qué, además, es gratuito? Pauer da la respuesta: la lengua, “un terreno fértil a la hora de reflejar y de encabezar cambios”.

La experta define a estas nuevas palabras, tan especiales como desconcertantes para el mundo adulto, como una suerte de escudo entre él (y sus pares) y los mayores, los padres, tutores, profesores, autoridades. Surge, entonces, un terreno en el que el adolescente es rey y el adulto nada tiene que opinar.

En sintonía con Wainstein en cuanto a la diferenciación, Pauer sostiene que “desprenderse simbólicamente de los padres a través del léxico es como ganar una batalla al mundo adulto, que impone reglas e indica cómo actuar: una jerga incomprendida por los padres permite reírse, burlarse, en parte, del mundo adulto, hacerles saber, implícitamente, que no lo saben todo ni lo conocen todo ni han de tener la última palabra sobre el mundo”.

María Del Carmen Grillo, doctora en Comunicación y profesora de la Universidad Austral, aporta que “en otras edades también hay expresiones propias, pero las de los jóvenes suelen llamarnos la atención porque buscan romper, muchas veces, pero les permiten crear un sentido de pertenencia, algo compartido”.

Los motivos de la grieta
Un estudio realizado por la Universidad Sultan Ageng Tirtayasa, en Indonesia, se propuso analizar la jerga adolescente, sus variaciones y los las razones detrás de su uso.

Los resultados del estudio revelan que 37,93% de los adolescentes de la muestra utiliza el acrónimo (palabras formadas por iniciales) como tipo de jerga más común entre ellos. Le siguen el recorte de palabras, con el 28,75%, y las expresiones frescas y creativas, con un 18,39%.

Los investigadores también dieron cuenta de otros tipos de variaciones del habla, que incluían la composición con varias palabras y la jerga imitativa.

En cuanto a las razones para usar jerga, el estudio identificó siete motivos principales. ¿Cuáles? La razón más destacada es enriquecer el lenguaje con nuevas palabras, con un 17,85%. Otros motivos que aparecen en el estudio incluyen inducir amabilidad (16,70%), ser diferente y facilitar las relaciones sociales (ambas con 15,47%), reducir la seriedad de una conversación (13,09%), simplemente por diversión (11,90%) y deleitarse en el virtuosismo (9,52%).

Estos hallazgos, de acuerdo a las conclusiones de los científicos, subrayan cómo la jerga refleja la creatividad adolescente, como sus necesidades sociales y emocionales.

Sobre cómo impactan las redes sociales en la creación de palabras nuevas, Pauer aclara que “sirven para propagar expresiones adolescentes, para introducir otras, pero no es la tecnología ni son ‘las redes’ quienes las crean.

El léxico lo crean las personas y el léxico vinculado a la tecnología –de gran utilidad y necesario en la vida cotidiana- es empleado por todas las franjas etarias, no exclusivamente por los jóvenes”.

Grillo, sin embargo, dice que numerosas de las palabras están vinculadas a las tecnologías.

“Algunas vienen de plataformas en particular, como el uso de la palabra ‘filtro’ para los efectos que alteran la imagen en Instagram o TikTok, o “edit”, para indicar un video personal, creado a partir de otro. Los adultos y los jóvenes nos entendemos, hay contexto compartido. A lo sumo, puede haber algún malentendido que nos divierta un rato”.

Otra investigación pone el foco en adolescentes de habla alemana, que analiza cómo el argot de Internet se convirtió en un componente central del léxico juvenil, enfocándose en los neologismos de la red. Las autoras del estudio identificaron los modelos básicos de formación de estas nuevas palabras.

El argot juvenil, concluyen las investigadoras, es usado para ocultar significados (una especie de “contraseña” para todos los miembros del grupo de referencia). Además, “los jóvenes comienzan a usar palabras y frases de manera diferente a las reglas estándar del habla para parecer modernos y cool”, dicen.

En el estudio, Internet, como entorno especial, facilita la creación de neologismos que se utilizan en la comunicación online, a menudo mediante abreviaturas, combinaciones y derivaciones de palabras.

En este sentido, Wainstein advierte que “las redes sociales como TikTok, YouTube e Instagram proponen una segmentación generacional”.

¿Hay forma de acercar posiciones generacionales? ¿Podrán los adultos soñar con entender lo que dicen sus hijos? Sobre esto, Pauer dice que “los padres pueden, si lo desean, intentar comprender cómo hablan sus hijos, preguntar y ponerse al día”.

Sin embargo, aclara que “es esperable y lógico que los adultos no comprendan ni se sientan cómodos con esa jerga de sus hijos: hay voces extrañas, jocosas, expresiones agramaticales, incongruentes que, por ende, generarán rechazo en el mundo adulto”.

Grillo hace un aporte al que prestar atención: “Cuando la expresión llega a la escritura, y a un texto que puede leer un adulto, seguramente la expresión ya está llegando al fin de su uso, porque los jóvenes nos mueven hacia adelante”.

lunes, 5 de agosto de 2024

Neo-nazis queman una biblioteca en Liverpool

A pesar de la poca cobertura local, en Gran Bretaña, en estos días, el discurso racista de los neo-nazis y los miembros de la extrema derecha local está soliviantando a la población. El odio contra los inmigrantes encontró una excusa perfecta a partir del asesinato de tres niñas por parte de un desequilibrado, a quien se identificó vagamente como musulmán. A partir de ese momento, Liverpool y otras ciudades inglesas han visto la persecución sistemática de musulmanes y negros. A ello, se suma la quema de bibliotecas. Así lo describe en detalle el diario inglés Echo, en cuya bajada se lee: "Caos, violencia y destrucción se vieron en County Road durante horas de graves disturbios"

Saqueos en tiendas, incendio de una biblioteca y temores de un padre por los niños, mientras los disturbios sacuden las calles de la ciudad

El sábado, los alborotadores irrumpieron en County Road y causaron importantes daños en lo que la policía calificó como "un grave desorden violento". En un momento dado, un padre suplicó a unos matones enmascarados que no quemaran una tienda con terraza para que sus hijos estuvieran a salvo, pero una biblioteca cercana fue incendiada cuando los saqueadores atacaron los negocios.

El caos comenzó cuando la gente empezó a reunirse cerca de la mezquita de County Road en la calle Walton alrededor de las 20:30 horas. Los canales de redes sociales de extrema derecha habían pedido que la gente se reuniera allí durante la noche.

La policía se apresuró a levantar un muro de agentes con equipo antidisturbios para proteger el edificio de los enmascarados que empezaron a atacar violentamente a la policía. Pronto se lanzaron ladrillos y piedras a los agentes, mientras se desplegaban más de 15 furgonetas antidisturbios en el lugar de los hechos, procedentes de varias fuerzas policiales, incluida la policía de Lancashire y del norte de Gales. Después de una hora, la gente empezó a abrirse paso alrededor de la barricada policial, y un gran grupo atacó a la policía cerca de una sucursal de KFC.

Mientras se seguían lanzando ladrillos a los agentes que portaban escudos antidisturbios, se pasaban fuegos artificiales entre la gente, que los disparaba hacia la policía mientras que, con regularidad, se prendía fuego a los contenedores en un aparente intento de bloquear la carretera. La policía hizo retroceder a los alborotadores, que, en un momento dado, se abalanzaron sobre ellos, y los agentes se vieron obligados a retroceder cuando los manifestantes empezaron a usar fuegos artificiales más grandes.

Los alborotadores enmascarados fueron acorralados en Home Bargains, donde dirigieron sus mirada  hacia los negocios locales. Primero fue una tienda, donde un padre, desde una ventana, suplicó a los saqueadores que no incendiaran el edificio porque los niños estaban arriba, y luego la Biblioteca y Centro Comunitario Spellow, donde se rompieron cristales y rápidamente se produjo un incendio. Las llamas fueron visibles dentro del edificio en cuestión de minutos.

Se colocaron cinco contenedores comunitarios en el suelo y se les prendió fuego, y a medida que el fuego en la biblioteca crecía, la policía hizo retroceder a los alborotadores; varios de ellos procedieron a seguir saqueando las tiendas locales. Cuando el Servicio de Bomberos y Rescate de Merseyside reapareció en el lugar, la policía se vio obligada a utilizar cuatro furgonetas antidisturbios y se dirigió hacia la multitud para dispersarla antes de que la policía, armada con escudos antidisturbios, corriera hacia ellos y los empujara más allá del cruce de Hale Road. En ese momento, el reloj ya había marcado las 23.35 horas.

Usando un cartel arrancado del suelo fuera de Home Bargains, los saqueadores levantaron las persianas antes de robar alcohol, cigarrillos y cigarrillos electrónicos, y los repartieron entre ellos.

viernes, 2 de agosto de 2024

El devenir de Immanuel Kant en Argentina

El 29 de julio pasado, Esteban Ierardo publicó en la revista Ñ, del diario Clarín, un artículo sobre la circulación de
 Immanuel Kant en la Argentina.

La Generación del 37 ya leía a Kant en el Salón Literario

Kant es arcoíris en una tarde lluviosa de verano que no se desvanece. El prisma de su pensamiento resplandece en muchos perfiles: la explicación filosófica del conocimiento, la astronomía mediante una “teoría del cielo”, la moral, la estética, la historia, la política, lo religioso dentro de los límites de la razón, la Ilustración como exhortación a un pensar por cuenta propia, y como puño que golpea las tradiciones. A 300 años de su nacimiento, vemos como también aquí llegaron más que reflejos de su espectro filosófico.

En 1781, luego de un largo periodo de soledad y maceración de su ideario, el filósofo publica su Crítica de la razón pura. Para Kant no se conoce la realidad en sí misma sino solo el mundo externo que le es accesible al sujeto de conocimiento desde sus propias estructuras a priori. Esto que el pensador prusiano llama su “revolución copernicana” es contemporáneo a las convulsiones de la Revolución Francesa.

Kant vive como súbdito del ilustrado Federico II en Königsberg, Prusia; hoy, Kaliningrado, en el corredor ruso al norte de Polonia. Su influencia intelectual se propaga hasta lo presente y universal.

Así, en Argentina se consuma una recepción de lo kantiano desde el siglo XIX. Ya en Francia, en 1830, la obra del maestro de Königsberg es traducida al francés. El filósofo Víctor Cousin estudia la filosofía kantiana, también a los idealistas alemanes; y ejerce su influjo sobre el pensamiento argentino.

Kantianos vernáculos
El pensador argentino Jorge Dotti nos dejó en 2018. Dentro de su rico legado intelectual, relumbra una de sus investigaciones fundamentales: La letra gótica. Recepción de Kant en Argentina, desde el romanticismo hasta el treinta (1992), publicada por la editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires cuando era Director del Instituto de Filosofía de la FFyL de la UBA. Dentro de la disciplina de la Historia de las Ideas, Dotti recoge la transmisión del pensamiento kantiano desde Alemania a la Argentina; enlaza los textos kantianos, muchas traducciones de Kant al francés, de posible lectura entre los intelectuales, políticos y científicos locales. Una “recepción” de lo kantiano (Kantrezeption) de un autor y no de una corriente y escuela en el campo intelectual. La presencia kantiana en Argentina se estira en un arco de resonancias desde los intelectuales de la romántica Generación del 37, en tiempos de Echeverría y Rosas. Dotti aporta claridad respecto a la repercusión de lo kantiano desde el discurso inaugural del Salón Literario pronunciado por Juan B. Alberdi en 1837, en el que se mencionada por primera vez a Kant, hasta la fundación de la Sociedad Kantiana de Buenos Aires en 1930.

El filósofo Coriolano Alberini, de origen milanés pero educado en nuestro país, (1886-1960), con su texto Die Deutsche Philosophie in Argentinien (1930), también es fuente complementaria del itinerario kantiano trasladado a nuestras tierras. El primer momento del devenir kantiano en la latitud argentina lo protagonizan los románticos, que entienden a Kant como ruptura respecto al pasado y faro del proyecto de una filosofía nacional como “tarea histórica del presente argentino”.

El segundo ritmo de la recepción kantiana resuena durante la modernización nacional, desde las últimas décadas del siglo XIX hasta 1910. En ese horizonte, Alberdi o Avellaneda avizoran un pensamiento autóctono como entramado de nacionalidad. Para esto es preciso primero disolver definitivamente sistemas de referencias culturales obsoletos, como la escolástica o la hispanidad del pasado virreinal. Liberación de lo vetusto y apertura a lo moderno a través de Kant como padre de la filosofía alemana. No se trata de la referencia rigurosa a su obra sino de su invocación como “antecesor prestigioso”, como una autoridad filosófica que cimenta parte del discurso de tendencias culturales argentinas de fines del siglo XIX como el espiritualismo krausista o el positivismo.

El ideario del krausismo, representado aquí por ejemplo por W. Escalante y C. López-Sánchez, se funda en el pensador alemán Karl C.F. Krause (1781-1832). Este profesa una espiritualidad panteísta, por la cual Dios engloba al universo; y en lo secular defiende la tolerancia académica y la libertad de cátedra frente al dogmatismo, desde un claro trasfondo kantiano; y así contribuye a la formación de la ideología política de la Unión Cívica Radical.

El positivismo, por su parte, pugna por la educación popular y la enseñanza de la ciencia, con C.O. Bunge o J. Ingenieros como sus intelectuales arquetípicos.

A pesar de las diferencias de corrientes, y de las circunstancias individuales y sociales de cada lector, lo que todos abrazan es la certeza kantiana en una flecha del progreso que orienta la evolución universal.

La certeza kantiana
En las primeras décadas del siglo XX se consolida de democratización del sistema político en consonancia con la profesionalización de la filosofía. Aquí acontece el tercer momento de la recepción local de lo kantiano, cuando se tremolan los estandartes de la “reacción antipositivista”. La autonomía en Kant, el sujeto que se auto-determina en lo moral, es alternativa al sujeto positivista reducido a puro registrador de hechos externos en la vía del cientificismo.

Se crea la Facultad de Filosofía y Letras. Comienza la exégesis pormenorizada de la obra kantiana a través de profesores como Rivarola, Quesada o Dellepiane. Por las calles de la filosofía camina Alejandro Korn. Tras el abrazo positivista al cientificismo, Korn sopla el batir de alas de una filosofía ética de inspiración kantiana que “ha de devolvernos la dignidad de nuestra personalidad consciente, libre y dueña de su destino. (...) Si queremos un mundo mejor, lo crearemos”. Sin embargo, Korn no cohesiona un conjunto de ideas de claro sustento kantiano.

Entre 1923 y 1927 circula Inicial. Revista de la nueva generación, animadora de un pretendido vanguardismo filosófico, en la que intervienen muchos jóvenes intelectuales, entre los cuales están Borges, Fatone, Castelnuovo y otros; “modernos intensos”, los define Oscar Terán. En su variedad, la adhesión a la Reforma Universitaria de 1918 actúa como factor aglutinador. El jurista y filósofo Carlos Cossio formula una fundamentación kantiana de la Reforma; o el poeta Brandán Caraffa intenta repensar a Kant vinculándolo con Lord Byron”

En un editorial de Inicial, titulado “Kant y la juventud”, se trasluce la ambigua recepción del kantismo. Por un lado se reclama que los jóvenes se liberen del anacrónico formalismo de Kant, y por el otro, se reconoce su demolición de dogmatismos.

En el proceso de apropiación de Kant en Argentina, el pensador pasa de ser figura de legitimación de corrientes culturales para convertirse en exclusivo feudo académico de especialistas universitarios. Exponente de este proceso, en el presente es, por ejemplo, la labor de exégesis y traducción de la filosofía trascendental kantiana de Mario Caimi, consultor de la revista Kant-Studien.

Un Kant envuelto en la malla académica lo atrapa en la historia de la filosofía y debilita su interpelación del presente. Esto último es lo que Michel Foucault recupera en su ensayo ¿Qué es la ilustración? (1984) cuyo título parafrasea el del artículo de Kant de 1984. Aquí el filósofo francés postula una “ontología de nosotros mismos”, la autocomprensión del sujeto desde el presente que nos interroga.

El criticismo kantiano, la responsabilidad moral, el libre pensamiento y el rechazo de dogmatismo, nunca dejaron de irradiar su presencia en nuestro lejano sur.