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Gustavo Valle mira como desconfiando |
viernes, 30 de agosto de 2013
¿Cambios profundos en el mundo editorial contemporáneo?
“Asfixiadas por un entorno editorial donde las
trasnacionales imponen sus reglas de uso y abuso, perviven casas editoras que
continúan una prestigiosa tradición: la edición independiente”: tal es la
bajada del artículo que el escritor y periodista venezolano Gustavo Valle
publicó en el diario Perfil el 18 de agosto pasado.
Vigencia de la editorial independiente
No es un secreto que los grandes
sellos editoriales transnacionales se encuentran en una coyuntura compleja,
asediados por múltiples variables que han impactado en sus negocios. La crisis
financiera de 2008, la actual crisis en España y la particular crisis del libro
como producto cultural colocan a los grandes grupos editoriales ante la
necesidad de rever sus objetivos, achicar o eliminar áreas de interés,
disminuir sus producciones y tirajes y, en algunos casos, como el del Grupo
Editorial Norma, prescindir de sus colecciones de ficción y no ficción para
adultos, de modo de concentrar esfuerzos en producciones más rentables como las
de los libros de texto o de literatura infantil y juvenil. Para sobrevivir,
muchos sellos han sido vendidos o negociados a grandes grupos que han dejado de
ser exclusivamente empresas editoriales para convertirse en multimedios. La
actual alianza entre Penguin y Random House es el último eslabón de este
negocio en su etapa de cambios y desafíos.
Más allá de estas circunstancias,
que inciden más en la reingeniería que en la literatura, los tiempos de los best sellers literarios y los
millonarios tirajes, salvo escasas excepciones, parecen haber pasado. “Los
grandes grupos transnacionales –opina Juan Casamayor, editor español del sello
independiente Páginas de Espuma– están sufriendo la crisis económica coyuntural
y, de telón de fondo, la crisis del paradigma del libro que viene rompiéndose
desde hace una década”. En efecto, a la ya devaluada economía mundial se agrega
la crisis del objeto libro como producto cultural en un mercado que no ha
parado de diversificar sus opciones de entretenimiento. El libro está librando
una gran batalla, en la que se incluyen mutaciones constantes o reacomodos para
sobrevivir como propuesta cultural ante la avalancha de otros soportes
tecnológicos o masivos. Adicionalmente, los grandes sellos, al ser grandes
empresas, están sujetos a macroestructuras, exigencias organizativas o
compromisos laborales que los hacen más pesados (quizá también más sólidos) y
por tanto menos flexibles.
Ante el espacio inevitablemente
cedido por estos grandes sellos, las pequeñas editoriales o editoriales
autogestionadas o independientes o alternativas, o simplemente nuevas
editoriales, han visto una gran oportunidad y en poco menos de una década
vienen ocupando un espacio que años atrás era impensable. La editora argentina
Viviana Paletta, radicada en España, piensa que “siempre es oportuno el ámbito
editorial para proyectos alternativos a la edición generalizada, por abrir el
campo, lograr la divulgación de otras voces y otras líneas estéticas, de
reflexión, de búsqueda, quizá no masivas pero necesarias, incluso
imprescindibles, para un mundo cultural que goce de buena salud”.
En Argentina es muy notorio el
crecimiento de estos emprendimientos. Desde las más consolidadas, como Adriana
Hidalgo, Eterna Cadencia, Entropía, Interzona, El Cuenco de Plata, Mansalva,
Mardulce o Milena Caserola. U otras más chicas: Excursiones, Conejos, Fiordo,
WuWei o El 8vo Loco. O incluso artesanales, como La Funesiana , La Vaca Mariposa y la
pionera y de proyección continental Eloísa Cartonera. Las hay, pues, medianas,
chicas, diminutas y artesanales. La diversidad es enorme y el número también.
Sólo en el registro de 2012 de editoriales independientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
aparecen 138 sellos independientes.
Pero algo muy similar está
ocurriendo en España, en México, en Uruguay o en Venezuela. Cuando los grandes
sellos tenían por principio acotar la distribución de sus libros según la
región y cada sucursal operaba como un mercado completamente aislado, hoy no es
raro ver en las mesas de novedades de Buenos Aires títulos del sello Hum de
Montevideo, Sexto Piso y Almadía de México, Páginas de Espuma, Periférica, 451
Editores y Candaya de España o Puntocero de Venezuela. Lo mismo ocurre en
ciudades como Madrid o Barcelona, donde muchos de estos sellos latinoamericanos
viajan (como productos de exportación o en valijas de amigos), se distribuyen
(a mediana y pequeña escala) y venden en las librerías de la península.
El lamentable desconocimiento de
nuestras propias literaturas regionales está siendo poco a poco cubierto desde
la periferia (también desde la web, cierto) a puro pulmón, por estos sellos
emergentes. Por supuesto, no es un camino fácil y la oportunidad está
acompañada de enormes dificultades. Julián Rodríguez, editor de la española
Periférica, cree que “una editorial independiente puede sostenerse, aunque no
sea del todo cierto, con el apoyo de unos pocos y fieles lectores. ¿Su
debilidad? La falta (no en todos los casos) de un emporio financiero detrás”. A
falta de esa solidez financiera, estos sellos se ven obligados a reducidos
recursos humanos, que en muchos casos deben convertirse en auténticos pulpos
para asumir los numerosos aspectos relativos a la producción. Pero “la
principal debilidad –aporta Felipe Rosete, de la mexicana Sexto Piso– es el
ensimismamiento de algunos proyectos en el discurso de que ‘no hay dinero’, de
que ‘todo es muy difícil’. Vivir en ese discurso mata todo proyecto
independiente. En enfrentar esas dificultades y saber sortearlas radica la gran
valía de un proyecto editorial independiente. Y esa valía indudablemente es
reconocida y retribuida por los lectores”.
La estrecha relación con los
lectores quizá sea producto de la estrecha relación entre editor y autor. Por
supuesto, hay excepciones, pero la editorial pequeña o independiente hace del
vínculo con el autor uno de sus motores de trabajo. Esto no sólo se reduce a la
relación personal sino al tratamiento del libro, y por tanto al producto
literario que se ofrece al público. La editorial pequeña cuenta con el autor
como un miembro activo de la producción editorial y no es infrecuente que éste
acompañe de cerca, opine o incluso ofrezca soluciones a cada una de las etapas
de producción.
Las nuevas tecnologías también
han sido fundamentales para llevar a cabo las tareas de sustentación de los
proyectos independientes; el trabajo de promoción a través de las redes
sociales, las páginas web y blogs de apoyo, y la búsqueda de financiamiento
colectivo a través de herramientas como crowfounding o crowsourcing. Esto, sin
mencionar las políticas de coedición y cofinanciamiento para las que estas
editoriales siempre están dispuestas. No es raro ver en los créditos de muchos
de estos sellos el logo de alguna institución pública y también el testimonio
de alianzas con programas de traducción o divulgación de la literatura de otros
países.
Adicionalmente, se advierte un
trato distinto de parte de los suplementos culturales de los diarios de mayor
circulación. Hasta hace poco, era casi imposible que una editorial chica
consiguiera ser reseñada en los grandes medios; sus desplazamientos parecían
restringidos sólo a circuitos de su propia área de influencia. Todavía falta
mucho, es cierto, pero cada vez es más frecuente que críticos y reseñistas se ocupen
de libros cuyo tiraje y distribución aún son precarios. Esto prueba la
inocultable presencia y prestigio ganado de parte de estos sellos en la
conformación del universo cultural actual. En lo relativo a la literatura de
ficción, pareciera que los sellos independientes atienden propuestas estéticas
que corren al margen de los “tanques” literarios que suelen elevarse en las
torres que coronan las entradas de las grandes librerías. Autores como los
uruguayos Gustavo Espinosa o Ercole Lissardi y los mexicanos Yuri Herrera o
Juan Villoro publican, si no toda, buena parte de su obra en sellos
independientes.
Sería absurdo eludir que muchas
grandes firmas publican sus libros en editoriales transnacionales. De otra
forma, no llegarían a nuestras manos Vila-Matas, Doris Lessing, Pedro Lemebel o
J.M. Coetzee. Además, algunos grandes sellos han comenzado a publicar autores
emergentes. Al respecto, Felipe Rosete, advierte: “Creo que es infructuoso caer
en discursos maniqueos que sacralizan lo independiente y demonizan todo lo que
hacen los grandes grupos. Estos, a través de sus distintos sellos, siguen
conservando a grandísimos escritores. El problema es que la buena literatura no
es su prioridad y que se pierde entre todo lo demás. Quizá lo que pasa es que
al publicar menos, al ser más cuidadosas y selectivas con su trabajo y con su
catálogo, las independientes (algunas, no todas) tienen hoy más ‘prestigio’ que
las otras. Es decir, hay más ‘respeto’ y ‘simpatía’ hacia ellas porque se sabe
que las cosas se hacen asumiendo riesgos, con un criterio literario y en
condiciones adversas. Pero eso no exime al editor independiente de resbalar y
cometer errores”.
El respeto que se han ganado no
es poco y quizás esté asociado con la creación de nuevos lectores y nuevas
formas de lectura y no sólo de nuevos libros para lectores ya ganados. La
apuesta de muchas pequeñas editoriales latinoamericanas tiene que ver con los
modos de lectura y la manera en que se interviene, en definitiva, en la
conformación (y modificación) de un canon. Hasta hace poco, era casi impensable
que una editorial chica se llevase, por ejemplo, el premio al mejor libro del
año, u ocupara importantes lugares en la preferencia de los lectores y sitios
de legitimación. Sus trofeos eran, como mucho, el de publicar un libro de
culto, esa especie de objeto que resiste al mercado y también lo trasciende.
Ahora, el libro de culto ha ganado en visibilidad, y las editoriales pequeñas
construyen sus propias redes de circulación y sus particulares maneras de
participar en el mercado. Por supuesto, los enemigos económicos están a la
orden del día: controles de cambio, políticas proteccionistas y trabas a la
importación ralentizan su desarrollo.
Editoriales mexicanas independientes
Si bien el mundo editorial
contemporáneo atraviesa cambios profundos potenciados por la crisis económica y
el impacto de nuevas tecnologías, la realidad editorial es mucho menos
catastrófica de lo que vociferan los publicistas y otros agoreros. El caso
mexicano, con sus altas y bajas, demuestra que cuando hay imaginación,
constancia y propuesta, la empresa editorial puede ser una aventura creativa de
sensibilidad e inteligencia. PERFIL dialogó con cuatro editores que han
levantado catálogos muy diversos cuya única constante es la calidad. Se trata
de Rodrigo Fernández de Gortari (Vanilla Planifolia), Vivian Abenshushan
(Tumbona Ediciones), Pablo Rojas (Surplus Ediciones) y Diego Rabasa (Sexto
Piso).
Al respecto de su experiencia
como editor de Vanilla Planifolia, una flamante editorial que viene construyendo
una cámara de maravillas con literatura de Africa, Medio Oriente y Europa del
Este, así como una vocación decidida por difundir libros de arte que tengan
vínculos con México, Fenández de Gortari sostuvo que su “apuesta es diseminar
de distintas maneras el total de ejemplares de cada título, con base en un
algoritmo o una ecuación esóterica más bien borgeana”. Para Rabasa, cuyo
proyecto impactó el rostro de la edición mexicana, ha sido “el
electrocardiograma de un tipo con arritmia severa. Momentos increíbles y zonas
oscuras; un crecimiento a base de golpes en la cara”. Para Abenshushan, que
dirige un catálogo con lo más destacado de la literatura de vanguardia, ha sido
un proceso “lleno de exaltación y entusiasmo intelectual, pero también otro de
desgaste, difícil, siempre a contracorriente. Publicar lo que se nos viene en
gana lo considero un triunfo, aunque económicamente sea un fracaso”. Para Pablo
Rojas, con un catálogo de evidente sofisticación, ha sido “un aprendizaje
constante y una experiencia colectiva” que se destaca por su heterogeneidad.
Por otro lado, sabiendo que la
independencia por sí misma no es un criterio de calidad, se les preguntó su
parecer al respecto del término “editorial independiente”, a lo que Abenshushan
contestó que “¿la calidad no es acaso un valor del mercado? Me gusta pensar más
en términos de heterodoxia, de irreverencia, de riesgo y radicalidad. Ponemos
en circulación lo que el mercado niega o trata de volver invisible: lo que
censura”, mientras que para Fernández de Gortari se trata de un término
“impreciso, cuando no cínico y arrogante. Las editoriales que se autodenominan
o son encasilladas bajo esta categoría por lo general no son independientes de
los fondos del Estado ni de los recursos de la industria privada, y tampoco lo
son, paradójicamente, de las tendencias y o corrientes literarias, filosóficas
o artísticas”. Rojas sostiene que “es necesario trabajo y profesionalidad”;
empero, la apuesta principal de la independencia está en su capacidad de
apostar por nuevos valores y “no publicar a los consagrados”.
A la pregunta expresa sobre cuál
es su criterio con respecto a las coediciones, Rabasa expresó que “buscan
proponer libros de los que el Estado mexicano se pueda sentir orgulloso. Se
trata de libros que nosotros haríamos de otra forma pero aprovechamos los
subsidios que existen en el sector tratando que sean libros de calidad
intachable y de aceptable circulación comercial”. Para De Gortari, “lo primero
es invertir en la incubación de cada proyecto; luego, al buscar apoyos,
patrocinios, créditos, intercambios y alianzas, mi criterio es recurrir a
distintos sectores que tengan alguna cercanía conceptual. La idea es que los
costos de producción recaigan en el mayor número posible de actores, lo cual
permita blindar los contenidos”. En el caso de Tumbona, “publicamos algunas
coediciones no sólo con el Estado sino también con universidades, fundaciones
privadas y galerías. Por otro lado, ciertos libros de nuestro catálogo no
soportarían, por su naturaleza iconoclasta o subversiva, la coedición con el
Estado, como Literatura de izquierda, de Damián Tabarovsky,
o Desobediencia civil, de Thoreau”.
Al respecto de lo que pueden
esperar los lectores de sus catálogos, Rabasa responde: “Consistencia,
homogeneidad, vocación de riesgo, expansión de nuestros límites de acción
lectora: una resonancia si tienes un gusto afín al nuestro”. En Tumbona se
encontrará, “no la literatura con sus convenciones, sus rituales, su
conservadurismo, su sentido de propiedad intelectual intocable, sino una
escritura otra, dialéctica, inconforme, sublevante”. Por su parte,
Fenández de Gortari espera que sus propuestas “sean un ida y vuelta, simulando
el lanzamiento de un boomerang o el golpeteo de una carambola”.
Entre los editores que admiran,
se cuentan Díaz-Canedo y City Lights (Surplus Ediciones); Julián Rodríguez,
Luis Solano, Diego Moreno y Matías Soja (Sexto piso); Jonathan Cape, Ramón
Akal, Siegfried Unsel, Enrique Díaz Canedo y Franco Maria Ricci (Vanilla
Planifolia); Sylvia Bleach, Ferlinghetti, Herralde, Adriana Hidalgo, Mardulce e
Interzona (Tumbona Ediciones).
*Rafael
Toriz.
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jueves, 29 de agosto de 2013
Un experimento, siempre entretenido, que se vuelve a hacer
Daniel Hahn, escritor
de no ficción, traductor de José Luís Peixoto, Philippe
Claudel, María Dueñas, José Saramago, Eduardo
Halfon, Gonçalo M. Tavares, entre otros, y director del British
Centre for Literary Translation, .publicó publicó el 16 de agosto pasado,en el
diario inglés The Guardian, el
siguiente artículo, traducido al castellano por Julia Benseñor, sobre un experimento realizado con el lenguaje y los efectos
del estilo.
Una reseña de Multiples:
12
cuentos en 18 idiomasescritos por 61 autores,
editados por Adam Thirlwell
Muy a menudo se habla de
traducción en términos de pérdida. ¿Qué es
lo que quedó afuera? ¿De qué manera la traducción es inferior al original? Multiples viene a traer un soplo de aire
fresco al hacer lo contrario, ya que se pregunta ¿qué sobrevive en una
traducción? Y más específicamente, ¿acaso algo del “estilo” –al que le
asignamos una relación tan estrecha con la especificidad de la actividad lingüística–
logra sobrevivir después de exprimírselo a una lengua e intentar trasladarlo a
otra? El novelista Adam Thirlwell pergeñó un experimento para poner a prueba
estos interrogantes. El resultado es este libro tan fascinante como imposible.
La propuesta en pocas palabras es
la siguiente: hacer traducir una historia varias veces en serie (del ruso al
francés, al inglés, al neerlandés, etc.) y, a medida que aumenta la distancia
respecto del original, observar qué cambia y qué queda. Para tensar aún más la indemnidad
del original, Thirlwell decidió convocar para la traducción a un grupo de
novelistas. Muchos de ellos nunca antes habían traducido. Algunos tenían –y se
nota– una comprensión apenas rudimentaria de la lengua fuente. A esto se suma
el hecho de que es de esperar que los novelistas tengan su propio estilo (a diferencia
de nosotros, los traductores, a quienes no se nos está permitido tenerlo), lo
que generaría una lucha por evitar incorporar sus propias distorsiones
estilísticas. ¿Cómo podría sobrevivir así un original?
El experimeto, al final del
camino, abarcó doce cuentos, de Kharms a Kierkegaard, de Vila-Matas a Miyazawa,
de Middleton a Kiš, cada uno traducido sucesivamente cuatro y hasta seis veces
(por lo general, por vía del inglés en etapas alternadas), todo un entramado
que puso en escena 18 idiomas y a 61 novelistas con/sin talento para traducir. Cada
novelista recibía el original (“un texto en tránsito”) que debían traducir sin
ver lo qué había pasado antes (“aguas arriba”) con ese texto. Todo el proyecto
resulta inmenso, absurdamente ambicioso y placenteramente tonto. Pero también
tiene su importancia si se lo observa detenidamente. El diablo, como todo
traductor bien sabe, se esconde en los detalles.
Parte del placer de las traducciones
en serie –y no en paralelo– proviene de detectar cierta ligera distorsión o
imprecisión que se va mezclando o amplificando a medida que la serie avanza.
Una historia libanesa escrita por Youssef Habchi El-Achkar transcurre en un
escenario que Rawi Hage tradujo como un "coffee shop”. La traducción al
francés de Tristán García es "le café", que no es lo mismo. En la
versión al inglés de Joe Dunthorne, se convierte en un "cafe-bar". En
la versión italiana de Francesco Pacifico, es "il bar". Así que
ahora, al parecer, estamos en un bar. Que queda en Londres. Que no es en
absoluto el lugar de donde partimos.
Toda traducción es un nuevo texto
construido a partir de miles de pequeñísimas elecciones. Pero en Multiples, el lector no sabe quién es el
responsable de esas elecciones. ¿Quién puede, después de todo, leer en 18
idiomas? Como angloparlante, puedo leer
la traducción al inglés hecha por
Zadie Smith de un cuento de Giuseppe Pontiggia, y la versión inglesa de
Tash Aw, dos pasos más adelante, en la que a esa altura la historia ya no
trascurre en la Toscana
sino en Guangzhou y el pretérito se convirtió en presente, pero ¿cómo saber si
esa nueva ambientación es atribuible a Aw o a Ma Jian, que fue quien hizo la versión
al chino que está en medio de una y otra, si yo no leo chino? Un lector que
entiende hebreo encontrará algunas cosas; un lector que entiende portugués,
otras.
Algunos escritores se muestran
más ansiosos que otros en no dejar sus huellas. J.M. Coetzee y A.S. Byatt se
acercan bastante a lo que intentamos la mayoría de los traductores
profesionales: contar una historia que sea idéntica a la original, solo que con
otras palabras, sin interferencia visible del propio estilo. Sin embargo, el
estilo propio es un hábito difícil de desarraigar. En la nota a su traducción,
Byatt habla de un momento que estaba “demasiado lejos de cualquier frase que yo
hubiera escrito ".
En cambio, otros escritores son,
por supuesto, más delincuentes: perpetran deliberadamente versiones que no
pretenden preservar o replicar al otro. Quienes están más interesados en
mostrar sus propios destellos y floreos lingüísticos inevitablemente empañan el
cuadro. Lawrence Norfolk y su villanella son muy seductores e inteligentes, pero
sucumbir a sabiendas a la atracción de la infidelidad nos lleva a contar
historias que, aunque individualmente sean interesantes (a veces no lo son),
pierden sentido en el marco de este experimento porque hacen caso omiso a los
vínculos con sus predecesores. (Algunos originales más intimidantes insisten,
por supuesto, en una mayor fidelidad. "Yo no soy quién para meter mano en
Kierkegaard", dice Jean-Christophe Valtat, que opta por ponerse un freno a
sí mismo).
La traducción exige humildad
estilística. Así es que el español usado en las traducciones de Javier Marías o
Álvaro Enrigue no es exactamente el propio; no tiene su pulso o tono distintivo
y habitual; en otras palabras, su estilo. En cambio, el cuento traducido por
Florian Zeller es simplemente un cuento de Florian Zeller. A veces lo que faltó
es empatía con el original, y así el escritor le inyecta algo nuevo. La oración
de dos palabras de Zeller "Enterré vivant." es reexpresada por Wyatt
Mason: "Buried alive, like a miner,
in a mine, a deep, dark, dank, and –in all likelihood– Chilean mine".
No existe tal cosa como una
traducción perfecta, y todos estos escritores han producido traducciones
mediocres. ¿Eso significa que Multiples
constituye un fracaso? Si es así, entonces fracasa de muchas maneras
diferentes: los cuentos cambian, o resisten; los cambios son centrales o solo
cosméticos; algunos sobreviven al proceso; otros se alejan por completo. Según
una definición posible, cada uno de los cuentos traducidos es inadecuado, pero
a la vez cada uno es una pieza clara de escritura que antes no existía. Para alguien
interesado en la traducción –o quizá sea más pertinente decir “interesado en
los efectos del estilo”–, cada fracaso es algo nuevo y fascinante que se gana.
miércoles, 28 de agosto de 2013
Lectura trilingüe de poesía galesa en galés e inglés
La tercera parte del seminario sobre poesía galesa en galés e inglés, que tuvo lugar el lunes 26 de agosto pasado, consistió en una lectura trilingüe en la que participaron Tiffany
Atkinson (traducida por la poeta Silvia Camerotto y la narradora Inés Garland) y Mererid Hopwood (cuyos poemas, fueron a su vez traducidos al castellano desde el inglés por Inés Garland), todo lo cual puede verse y oírse en
Tiffany Atkinson y Silvia Camerotto |
Tiffany Atkinson (Berlín,
1972) es poeta y crítica literraria., y enseña Escritura Creativa y Estudios
Literarios en la
Universidad de Aberystwyths, en Gales. Su principal tema
de investigación han asido las teorías sobre el cuerpo, la historia de la
anatomía y la literatura contemporánea. Realiza frecuentes lecturas y talleres
en el Reino Unido. Es, además, jurado en la Cardiff Academi International
Poetry Competition. A la fecha ha publicado Kink and Particle (2006) y Catulla et al (2011). Ha editado The Body: A Reader (2004). Su poesía puede leerse también
en Poetry International Web y en
numerosas publicaciones colectivas; entre otras, Identity Parade: New British and Irish Poets (ed. Roddy
Lumsden, 2010) y Women’s Work:
Modern Women Poets Writing In English (ed. Amy Wack y Eva Salzman,
2009).
Para cerrar leyeron la poeta Karen Owen (traducida por Marina Kohon y leída por Silvia Camerotto) y Richard Gwyn (traducido y leído por Jorge Fondebrider) como puede verse en http://www.ustream.tv/recorded/37856919
Karen Owen (Bangor,
1974) es poeta y periodista. Creció en Pen-y-groes, donde todavía vive. Estudió
en Ysgol Gynradd Pen-y-groes y en Ysgol Dyffryn Nantlle. Más tarde realizó
estudios de Matemáticas Teóricas en la University of
Wales Bangor, antes de dedicarse por entero al periodismo. Fue entonces cuando
entró en la revista en lengua galesa Golwg
como corresponsal en 1995, llegando al cargo de editora de la publicación
en 2000, puesto que mantuvo por siete años. Luego de tres años como Productora
de Programas Religiosos para la BBC Cymru en Bangor (2007-2010), volvió a la
prensa gráfica, desempeñándose como periodista free lance para el periódico Y Cymro. Publicó
dos volúmenes de poesía: Yn Fy Lle (In My Place) en 2006, y Siarad Trwy'i Het (Talking Through His Hat) en 2011. Además
de viajar por Gales presentando su obra ha recibido la Winston Churchill 2011
Memorial Scholarship para viajar por Colombia, India, Ucrania y Sudáfrica
estudiando las tradiciones poéticas locales. Su documental para televisión Cyfrinach Olaf Frida (Frida's Last Secret), basado en el asesinato
de su bisabuela, fue emitido en S4C en julio de 2009.
Jorge Fondebrider, Richard Gwyn y Karen Owen |
martes, 27 de agosto de 2013
Seminario sobre poesía galesa en galés e inglés
Con el auspicio de Wales Literature Exchange, el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Centro Cultural de España en Buenos Aires, el Club de Traductores Literarios dedicó el día de ayer a dos charlas sobre poesía galesa en galés e inglés, así como a una lectura trilingüe de la que participaron cuatro prestigiosos poetas de ese país.
La primera mesa, que se realizó a las 16.30 hs., contó con la participación de la poeta Mererid Hopwood, quien se refirió a la historia de la lengua galesa y sus particularidades, ofreciendo a la vez ejemplos de poesía antigua en galés. Por medio de estos mostró algunas de las características de la prosodia de esa lengua, tal como puede verse en
http://www.ustream.tv/recorded/37850631
http://www.ustream.tv/recorded/37850631
Mererid Hopwood (Cardiff, 1964) estudió en las escuelas
Bryntaf y Llanhari, para luego asistir a la Aberystwyth University.Al
cabo de un período en el University College de Londres, obtuvo un doctorado en
Literatura Alemana. Posteriormente, fue conferencista en el Swansea University
College, y directora de la oficina del Oeste de Wales del Wales Arts
Council, antes de convertirse en escritora y conferencista free lance. En
2011 ganó el Dinbych National Eisteddfod por su poema “Dadeni”, constituyéndose
en la primera mujer en alcanzar ese logro. Es miembro del comité de Barddas, y
trabaja incansablemente para popularizar la lengua galesa especialmente entre
los jóvenes. Profesora de castellano en la Welsh Comprehensive School
Bro Myrddin, de Carmarthen hasta enero de 2010, actualmente enseña en el
Trinity College y es Miembro de la Welsh Academi. A
la fecha, lleva publicados los siguientes volúmenes: Sarah Kirsch (1997), Singing
in Chains: Listening to Welsh Verse (2004), Seren Lowri (2005), Plentyn (2005), Ar Bwys (2007) y O Ran (2008).
El orador de la segunda mesa, que tuvo lugar a las 18 hs., fue el poeta Richard Gwyn, quien habló la poesía galesa en inglés, estableciendo un cuadro canónico con Dylan Thomas, R.S. Thomas y Davis Jones, entre otros autores. Los interesados pueden verlo en http://www.ustream.tv/recorded/37853389
Richard Gwyn (Pontypool, 1956) es un poeta, narrador,
ensayista y traductor galés. Estudió antropología en la London School of
Economics y vivió en la capital británica durante cinco años. Allí, abandonados
sus estudios, trabajó como albañil, lechero, operador de sierras y ejecutivo de
publicidad. Luego, en 1980, comenzaron diez años de vagabundeo alrededor del
Mediterráneo, con períodos de trabajo como pescador y peón agrícola. Como
resultado de esos viajes, estableció vínculos duraderos con gente, lugares
lejanos y botes de madera. Su periplo terminó en 1989, con una hospitalización
en Barcelona por un diagnóstico de neumonía. Vuelto a Gales, obtuvo un
doctorado en Lingüística en la Cardiff University ,
especializándose en el discurso médico así como en la comunicación
médico-paciente. En 1997, co-fundó el Health Communication Research Centre de la Cardiff University ,
cuyo programa coordinó hasta 2001. Desde entonces ha enseñado escritura
creativa en la School of
English, Communication and Philosophy de Cardiff. Es autor de tres plaquetas de
poesía y de los volúmenes Walking on
Bones (2000), Being in Water
(2001) y Sad Giraffe Café (2010),
así como de dos novelas. La primera de ellas,The Colour of a Dog Running Away (2005), ambientada en Barcelona,
ha sido traducida a varias lenguas y recibido excelentes críticas. A ésta la siguió Deep Hanging Out (2007). Su memoir, The Vagabond’s Breakfast ganó
el Wales Book of the Year 2012 para no ficción. Por
ultimo, Gwyn es autor de dos estudios académicos sobre los discursos de la
salud y la enfermedad y de muchos artículos y ensayos sobre el tema. Su
labor periodística incluye frecuentes colaboraciones en el diario The Independent, fundamentalmente a
propósito de literatura latinoamericana y española. Ha traducido cuentos de los
argentinos Andrés Neuman e Inés Garland, así como a los poetas Nicanor Parra,
Ernesto Cardenal, Claribel Alegría, Alejandra Pizarnik, Siomara España y Wendy
Guerra. Asimismo, ha traducido y publicado A Complicated Mammal: Selected Poems of Joaquín O. Giannuzzi (2012).
Entre otras lenguas, ha también traducido del catalán, lituano, eslovaco,
griego y turco. Su propia poesía fue traducida a esos mismos idiomas y al ruso
y georgiano. Para mayores datos puede consultarse suwebsite enwww.richardgwyn.com. Tiene
un alter ego que administra el blog de Ricardo Blanco:www.richardgwyn.wordpress.com.
lunes, 26 de agosto de 2013
viernes, 23 de agosto de 2013
El SPET y la Divina Comedia, una vez más
En 2008 Claudia Fernández de
Greco presentó en el SPET su investigación “La Divina Comedia según
Bartolomé Mitre: responsabilidad y libertad del traductor”. Nos alegra que en nuestro próximo encuentro, que tendrá lugar el jueves
29 de agosto a las 18:30 en el Salón de Conferencias del IES en Lenguas Vivas
(Carlos Pellegrini 1515), vuelva a disertar sobre su tema, esta vez ya en la
fase final de la investigación: "Las traducciones argentinas de la Divina Comedia ".
Claudia Fernández es Licenciada en
Letras por la Universidad de Roma “La Sapienza ”, donde se
recibió con una tesis sobre el Infierno dantesco, Magister de la Universidad de
Venecia “Ca' Foscari”, con una tesis sobre la enseñanza de Dante a
extranjeros, y doctoranda de la UBA , donde está terminando su
tesis sobre las traducciones argentinas de la Comedia. Es docente
de lengua y literatura italiana en la Facultad de
Filosofía y Letras de la UBA , en el Instituto Superior “Joaquín V.
González” y en el Instituto Italiano de Cultura, donde dicta la Lectura
Dantis en italiano.
Por favor, no se olviden: Esta vez la reunión es un jueves.
jueves, 22 de agosto de 2013
Perplejidades e incoherencias
Que los latinoamericanos nos quejemos de las ínfulas
y las burradas de la
Real Academia entra en las generales de la ley. Que los
españoles, poco a poco, hagan lo mismo, indica a) un muestra de salud y b) un
claro síntoma de que la institución está meando largamente fuera del tarro. Con
el monumental El dardo en la Academia. Esencia
y vigencia de las academias de la lengua española, Silvia Senz Bueno y Monserrat Alberte ya
lo pusieron en evidencia. Pero alegra saber que, de tanto en tanto, El Trujamán
(vale decir, el Instituto Cervantes) publica columnas tan atinadas como la del
traductor español David
Paradela López, del 8 de agosto pasado. Ésta ha sido ampliada un día después en el blog Malpartiana, que él mismo administra:
http://malapartiana.wordpress.com/2013/08/09/r-de-rae
Traducir a la letra: R de RAE
Vaya por delante que quien esto
firma se declaró hace años insumiso a la nueva Ortografía de la Real Academia
Española, lo cual tiene su gracia cuando se traduce para el mercado libresco,
ya que el criterio ortográfico de cada editorial es el que prevalece en última
instancia, por encima del de la RAE y, por supuesto, del de uno mismo.
Vaya también por delante que no siendo mi terreno el de la norma lingüística,
mis observaciones habrán de limitarse a los problemas recurrentes que nos han
llevado a muchos profesionales a renunciar a la autoridad académica en general.
Porque la
autoridad, en el sentido clásico, deriva no de la norma y la imposición, sino
del crédito que quien la ostenta le merece al público general, y, para empezar,
uno no puede dar crédito a una institución que aboga por la unidad panhispánica
de la lengua pero divide su patrimonio léxico en dos obras muy distintas: el Diccionario de la lengua española y elDiccionario de americanismos (aunque «carente», éste último, «de
propósito normativo»). ¿Debemos entender, pues, que los americanismos no son
español? La «Guía del consultor» nos tranquiliza: el diccionario es «diferencial [sic] con respecto al español
general». Así, debemos entender, por ejemplo, que bicicross es americanismo, mientras que bululú y perol(acepción
segunda) son español general… aunque en tal caso ¿por qué elDRAE les
añade la marca «Ven.»?
Ah, y las definiciones de cantinflas,
por si no lo sabían, son distintas en una y otra obra.
Centrándonos en
el DRAE,
uno no puede dar crédito a un diccionario que (con o sin razones, por descuido
o por principio) no admite palabras de uso común, y no, no me refiero al
vocabulario de las (ya no tan) nuevas tecnologías: la Academia puede
anunciarnos a bombo y platillo que ya «se puede» decir blog, pero uno se pregunta
¿qué hacemos con setter (¿séter?), bóxer (el perro) intifada, yakuza, moussaka (¿musaca?) o złoty? Es el mismo
diccionario, que con su atávica aversión al extranjerismo parece querer
condenarnos a escribir eternamente con cursivas palabras que ya son patrimonio
del español y que difícilmente dejarán de serlo, comoapartheid, bungalow, curry o el famoso whisky (batik, en cambio, pueden
ustedes escribirlo de redonda con total tranquilidad).
La aversión al
extranjerismo léxico tiene su justa correspondencia con la aversión al
extranjerismo ortográfico. El castizo criterio académico recomienda,
verbigracia, escribir cuark en vez de quark. El razonamiento con
que la nueva Ortografía sostiene su decisión es tal vez
impecable desde el punto de vista normativo («la letra q solo tiene uso como elemento
integrante del dígrafo qu para representar el fonema /k/
ante las vocales e, i»),
pero contraviene el uso extendido en la «lengua culta y común de nuestros
días», que se supone es su modelo. (El razonamiento, dicho sea de paso, aparece
en la Ortografía, pero
no se refleja en el diccionario; no, tampoco el de dudas).
Lo de la
impecabilidad de los razonamientos depende a veces del punto de vista. El ejemplo
de la supresión de la tilde en sólo y los pronombres demostrativos es
paradigmático. La Academia
cree que estas palabras no cumplen «requisito fundamental que justifica el uso
de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras
átonas o inacentuadas formalmente idénticas», y por eso opta por suprimirla.
Los casos de duda «pueden resolverse casi siempre por el propio contexto»; los
demás «son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como
el empleo de sinónimos […], una puntuación adecuada, la inclusión de algún
elemento […] o un cambio en el orden de palabras». Dicho de otro modo: no dejen
que la realidad estropee la perfección de la teoría.
miércoles, 21 de agosto de 2013
Ricardo Soca entrevista a José Luis Moure
![]() |
Moure con bufanda y frío, junto a Soca en Montevideo |
El ayer entrevistado Ricardo Soca hace hoy de entrevistador de José Luis Moure, el presidente de la Academia Argentina de Letras. El diálogo entre ambos tuvo lugar hace un par de meses en Montevideo, y fue publicado por elcastellano.org (http://www.elcastellano.org/ns/edicion/2013/julio/moure.html)
"Nos obligan a elegir los mejores hijos para el DRAE"
El nuevo presidente de la Academia Argentina
de Letras (AAL), José Luis Moure, es un filólogo argentino que desarrolló su
carrera docente superior en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires (UBA), donde obtuvo su doctorado. Las áreas a las que ha consagrado sus
mayores esfuerzos han sido la Dialectología
Latinoamericana y la Historia de la Lengua , de la cual es profesor titular. En el
portal de la UBA
pudimos saber que es autor de numerosos artículos de su especialidad. Editó la Verdadera relación de la conquista del Perú y
provincia del Cuzco de
Francisco de Jerez. Es coautor del estudio introductorio de la edición de la Crónica del Rey Don Pedro de Castilla realizada por Germán Orduna, de
cuya versión abreviada prepara la edición crítica, así como la Crónica de Enrique III (en colaboración con Jorge Ferro). Es autor
del estudio introductorio, edición crítica y anotación de El detalle de la acción de Maipú, sainete en lengua gauchesca de autor
anónimo de 1818, publicado por la Biblioteca Nacional
de la Argentina.
Preside una academia que fue fundada en 1931 como «asociada», pero que desde el final del siglo pasado perdió esa nota de independencia para convertirse en «correspondiente» de
Nosotros diremos que, por muchas razones, esa intelectualidad revolucionaria de 1837 y algunos de sus pensadores más importantes –pienso en Sarmiento, en Alberdi, en Juan María Gutiérrez– asumen una actitud de independencia, que quieren que no sea solamente política, como los hechos habían determinado, sino también cultural y lingüística. Esa creación en 1931, después de dos intentos previos de crear academias correspondientes de la española tiene que haber tenido un significado, simbólico al menos. Las razones por las cuales esto se interrumpe entre 1999 y 2000 –en el terreno simbólico– nunca las pude averiguar, a pesar de haber investigado en las actas. Solo sé que hubo una propuesta por parte de
La pregunta de este reportero, tanto como la respuesta del filólogo, sugieren una asimetría en las relaciones de poder entre la tricentenaria casa madrileña y sus asociadas americanas. Le pregunté su opinión sobre el hecho de que el presidente de
Aun admitiendo la notoria asimetría, Moure identifica algunas razones que explican esta situación: En esto yo siempre me veo en dificultades, porque por un lado, no dejo de reconocer que
Alguna vez se ha dicho que el
peor obstáculo para la expansión del español como lengua internacional es la
pobreza que aflige a muchos de los hablantes donde es hablado. Moure reconoce
que la RAE financia «buena parte» del funcionamiento de Asale, así como
ofrece una sede para las reuniones y para la administración. Algunas academias
no están en condiciones económicas ni cuentan con una tradición académica
previa que permita convertirlas en centro de estas actividades. Por eso, es un
hecho que tenemos que aceptar en cuanto no haya una propuesta mejor por parte
de ese conjunto de academias que parecen haber admitido esto como natural.
Insistiendo en el mismo tema, le comento que la sede oficial de Asale es en la calle Felipe IV, número 4 de Madrid, la misma de
Es que funciona allí. De hecho, el trabajo conjunto se hace en el mismo lugar, los fondos bibliográficos son compartidos, es decir esto ha surgido allí, no podemos negarlo ni podemos negar que el conjunto de las academias ha tenido siempre con
El académico argentino explicó que todas las asimetrías institucionales encuentran su explicación en la historia y en las representaciones que se construyen sobre los hechos: España sigue ocupando un rol preponderante en el pensamiento lingüístico de estas naciones que hablan un idioma y que, más allá de los discursos, parecerían no encontrar todavía una manera de manifestar su absoluta independencia. Como tantas otras cosas, esto es la consecuencia dilatada de un desacompasado desarrollo de la historia con respecto a la aceptación de nuestras particularidades lingüísticas. Hoy día la ciencia lingüística no puede admitir la preponderancia de una variedad sobre ninguna de las otras, el concepto de pureza afortunadamente ha sido hace largo tiempo eliminado, pero queda lo que llamo este imaginario colectivo, alimentado por los años de la colonia, alimentado por la observación hecha de la península con respecto a la calidad cultural de las colonias y a las variedades lingüísticas consideradas siempre como un poco bárbaras, un poco marginales. De modo que habiendo cambiado la mentalidad hispánica, hoy habiéndose dado cuenta todos, porque no cabía otra posibilidad, de que nos encontramos simplemente compartiendo variedades de distinta naturaleza, perdura esa idea que da pábulo a que esta visión asimétrica perdure también.
Moure enfoca las tareas de
Yo creo que la principal tarea de
No está conforme con el hecho de que
Moure advierte que los hablantes de las variantes peninsulares no son más del diez por ciento del total de hispanohablantes, por lo que desde el punto de vista numérico, proporcional, ese léxico americano tendría que tener una presencia mucho mayor en ese diccionario, lo cual lo haría inmanejable, o prácticamente inmanejable.
El académico argentino señaló que
el DRAE contiene regionalismos peninsulares que en muchos casos representan a
comunidades muy pequeñas, mientras que faltan palabras de México o de Colombia
que son utilizadas por millones de hablantes. No se ha encontrado todavía
la manera de que exista una justicia mayor, una proporción más adecuada que
represente a las variedades americanas. Pero eso tiene que ver con la historia
del diccionario, que es muy difícil de modificar. Es un poco, hoy, un
diccionario histórico, es un poco un diccionario de uso, un poco un diccionario
del español general, es un poco un diccionario de regionalismos, y estos están
representados de una manera muy poco proporcional.
Cuando le planteo que los
diccionarios contrastivos, como el uruguayo o el argentino suponen de alguna
manera una sujeción a la norma peninsular, me explica que se trata de una
cuestión metodológica, puesto que el otro camino posible –la confección de un
diccionario integral, con palabras patrimoniales como mesa, zapato– es por
ahora económicamente inviable para las academias asociadas (o
correspondientes). Comentó que esa tarea ya la cumplió en la Argentina una editorial
privada, que publicó el Diccionario integral del español de los argentinos y,
en México, el lingüista Luis Fernando Lara, con su Diccionario del español usual en México.
Esto ya lo proclamaba el propio Borges en una de sus duras diatribas contra
Aristóteles definía la política como «el arte de lo posible»; tal vez esto pudiera aplicarse también a la ciencia lexicográfica en los países americanos, donde el objeto y el método de estudio se enredan en un entramado de tradiciones históricas y de intereses políticos y económicos que poco tienen que ver con la ciencia. Moure intenta deslindar ambos campos: Nosotros somos países jóvenes y España es una nación secular, de modo que esa presencia y esa tradición lexicográfica y de estudio es muy antigua. Estos son realidades y hechos, digamos científicos y efectivos para hacer frente a los cuales no siempre los caminos son sencillos; otra cosa diferente son las políticas lingüísticas, que a veces pueden tener intereses de otro tipo, que no sean estrictamente los lingüísticos.
¿Cree que su llegada a la presidencia pueda imprimir un nuevo giro a
En este punto soy un poco escéptico, prefiero serlo antes de mostrarme como revolucionario, eso ha sido una constante en toda mi vida y también es fruto de mi experiencia en los años que tengo. Una academia es siempre un cuerpo de pares, formado en el caso de
Le comento el hecho de que en torno de la orientación de
Ese es uno de los grandes temas que están planteados aquí y que sería
bueno empezar a ventilar, empezar a debatir, para no convertirnos en clientes
de ese proyecto sino en colaboradores reales de otras academias. Esos son los
elementos que están por debajo de las políticas lingüísticas; cuando las
políticas lingüísticas van más allá de los intereses lingüísticos que las lenguas
mismas exigen, y tienen finalidades meramente económicas, estamos ante un hecho
espurio, que no debe admitirse. Se debe explicar claramente, a la luz pública,
para que se entienda que hay un proyecto económico y preguntarse a quién
beneficia ese proyecto económico. España tiene pleno derecho de llevar adelante
un proyecto económico y nosotros también tenemos derecho de tener los propios
y, en algún caso, de tomar otros caminos si nos parece que ese proyecto
económico entra en colisión con el nuestro.
Con frecuencia leemos o escuchamos llamados a la defensa de la lengua común contra la disgregación, contra el ingreso de vocablos de otras lenguas, en fin, contra fenómenos que han sido propios de todas las lenguas en todos los tiempos. Siempre les digo a mis alumnos de Dialectología o de Historia de
En el siglo XXI el lenguaje está enfrentando fenómenos que no tienen precedente en la historia humana: la alfabetización y la escolarización prácticamente universales, la revolución de las comunicaciones, que tenderían a frenar el cambio lingüístico, tal vez a hacerlo más lento, a hacer prevalecer la convergencia sobre la dialectalización.
No hay ninguna duda de que va a haber dialectalización. En el pasado ella fue mucho más rápida por el aislamiento geográfica, por razones políticas. Hoy, en cambio, esa dialectalización se retrasa en la medida en que los medios de comunicación ponen en contacto toda estas variedades como nunca había sucedido antes, lo que nos permite acceder al conocimiento del vocabulario de naciones hermanas, lo que antes hubiera sido impensable. De modo que hoy tenemos razones para suponer que muchos de estos procesos de dialectalización van a retardarse. Lo que nos queda sí es defender el valor de esa variedad estándar, que es no ya geográfica sino que es de estilo, de registro, que implica una lengua de cultura, una lengua elaborada, que es la lengua que nuestro idioma ha venido desarrollando y que es lo que tenemos de absolutamente en común. Si hay algo en lo que nos hermanamos por completo es en ese español estándar, culto, que es el que se ve reflejado en las gramáticas, en la enseñanza, aquel en el que leemos, aquel a cuyo registro le prestamos una ortografía compartida. Ese es el único reaseguro que tenemos, por muchos años, probablemente por siglos, de la existencia de un idioma común. A las otras variedades, las variedades de la gente, las variedades de la calle, las variedades de los pueblos, las variedades regionales hay que dejarlas tranquilas. El pueblo sabe lo que hace con esas formas y también sabe que cuando necesita leer, cuando necesita escribir, cuando necesita dar clase o recibirla o transmitir información, lo va a hacer en esa variedad culta cuya supervivencia hará que la comunicación del mundo hispánico siga durando por mucho tiempo, concluyó.
martes, 20 de agosto de 2013
La lengua no fue creada por las academias ni por los gramáticos
Tulio Castro (Culiacán, 1983) dirige la Revista
Diez 4 de
periodismo narrativo contra toda circunstancia. Allí, el 28 de febrero de 2012,
publicó la siguiente entrevista con Ricardo Soca, fundador de elcastellano.org (http://www.elcastellano.org/)
Se llama Ricardo Soca, y es el
hombre que desafía a la
Real Academia Española. Empeñado durante años a analizar el
castellano y a mostrar definiciones parciales del máximo diccionario, hoy acusa
a España de querer colonizar Latinoamérica a través del lenguaje: «La Academia es una pequeña
ruedita del engranaje geopolítico de España».
Soca dice que la RAE obedece a intereses
económicos y no al cultivo de la lengua española. Y así comienza su diferencia
con la Academia ,
que termina con lo que él llama, «mensajes amenazadores». El asunto no es
sencillo. Debemos saber que Soca, editor de elcastellano.org, escribió el año
pasado un artículo en el que publicó adelantos de la edición 23 del diccionario
(que en aquel momento ya aparecían en el sitio de la RAE ) donde comparaba
prácticamente todo los cambios en las definiciones.
Cuando Soca hizo lo suyo, pensó
que la definición de palabras castellanas que utilizan más de 450 millones de
personas en el mundo debía ser compartida por sus hablantes.
Error. «Yo recibí mensajes
amenazadores de la editorial Planeta, tal como está documentado mediante
mensajes y grabaciones telefónicas, ‘en nombre de la Real Academia ’, que
nunca lo negó. Amigos vinculados con el director de la Academia , José María
Blecua, me aseguraron que si yo pidiera autorización para usar los contenidos,
sería concedida. El problema es que mi posición es, precisamente, que no
debería ser necesario pedir autorización para usar, sin fines de lucro, los
contenidos de la Academia ».
—Usted ha dicho en entrevistas que si la Academia es financiada
con el erario, debe poner sus contenidos con acceso para todos (al menos en su
sitio de Internet), ¿a qué cree que obedezca este retaceo de contenidos? ¿Algo
más allá de los intereses económicos de las editoriales con las que trabajan?
—No sé si habrá algo más que los
intereses económicos de las editoriales. Basta recordar el tiempo que demoraron
en poner en línea el Diccionario
panhispánico de dudas, dando tiempo a que la versión en papel se vendiera.
O el hecho vergonzoso de que una multinacional del ramo editorial (Grupo
Planeta) pretenda dar órdenes a las colonias en nombre de la docta casa.
«Espero que no me acusen por
difundir errores». Las ganas de España de dominar el lenguaje no son poca
cosa cuando el periodista uruguayo señala que en «documentos del Estado
español, que están disponibles en línea, según los cuales España debe promover
la venta de sus productos apoyándose en el carácter globalizador de la lengua
española. La Academia
es una pequeña ruedita del engranaje geopolítico de España, para poner sus
empresas en primera línea en el lucrativo mercado hispanoamericano». «Existe un
mito cuidadosamente cultivado, según el cual las academias serían necesarias
para preservar la unidad de la lengua».
—He notado en su cuenta de Twitter que hace observaciones muy puntuales
sobre los yerros de la
RAE. Recuerdo , por ejemplo, uno donde cuestiona la definición
de franquismo y además pregunta «¿miedo de la palabra dictadura?». Eso es
adentrarse en terrenos pantanosos con la academia y con el propio gobierno
derechista español, (ya ve usted cómo sentaron en el banquillo al juez Garzón).
¿A dónde piensa que puede llegar con esto y, sobretodo, cual es su objetivo?
—Bueno, espero que no me sienten
en ningún banquillo por difundir los errores de la RAE , sobre todo cuando en mi
país (Uruguay) no rigen las leyes del Reino. Simplemente no entiendo cómo un
diccionario que pretende ser un modelo de lexicografía, que es casi lo mismo
que decir de imparcialidad, se abstenga de definir el franquismo como una
dictadura. Hasta hace unos años, definía el marxismo como «la doctrina de
Carlos Marx y sus secuaces». Hace poco tiempo publiqué un artículo en el que
analizo el empleo de definiciones vergonzosamente parciales, como la que
califica como «pérfido» «el que falta a la fe [católica] que debe» o se define
el «temor de Dios» como el «miedo reverencial y respetuoso que se debe tener a
Dios». No es que no puedan decirlo, puesto que mucha lo cree así, pero en
Lexicografía se exige que en esos casos se diga algo como «según la Iglesia católica» para que
el diccionario no se comprometa con una creencia que no es de todos. Al final,
hay hablantes de español que son ateos, agnósticos, judíos, musulmanes; no hay
por qué imponer el catolicismo como inherente a la lengua castellana
(…) Lo único que pretendo es desenmascarar para la mayor cantidad de gente
posible la farsa que representa el hecho de que la Academia se presente como
«mero notario de los hablantes», cuando se prevén para el próximo diccionario
vocablos inventados, que no aparecen siquiera en su propio corpus. La
Academia inventa, manipula, distorsiona. Es una entidad
formada por una pequeña minoría de lingüistas y una gran mayoría de españoles
(escritores, actores, músicos, médicos, economistas) que están allí para dar
brillo a sus nombres, sin poder contribuir con nada, porque nada saben de
lingüística, como reconoció en su discurso de ingreso la académica escritora
Soledad Puértolas.
No es la primera vez que alguien
mete en aprietos a la
Academia ni la llama falsa. Padres de niños con autismo
sostienen un pleito lingüístico contra el diccionario, por la
definición actual de autismo pues la consideran ofensiva y falsa: «Síndrome
infantil caracterizado por la incapacidad congénita de establecer contacto
verbal y afectivo con las personas y por la necesidad de mantener absolutamente
estable su entorno». La
Academia ha salido a informar que se compromete a incluir una
nueva definición del síntoma para el 2014, para quedar así: «trastorno del
desarrollo que afecta a la comunicación y a la interacción social,
caracterizado por patrones de comportamiento restringidos, repetitivos y
estereotipados».
—Por último, ¿qué requiere la academia o cuál es su recomendación para
la mejorar del lenguaje y su difusión?
—La lengua es un producto de una
capacidad del cerebro humano que se llama «función del lenguaje». No la crearon
las academias ni los gramáticos, que solo tratan de apropiarse de ella. El niño
que a los tres o cuatro años ya domina la lengua no estudió ninguna gramática,
pero ya conoce y aplica intuitivamente sus normas, sin necesidad de ninguna
academia. Podemos decir que la lingüística es una ciencia natural, puesto que
estudia un objeto que surge en la naturaleza, en la biología humana y en el
hombre en sociedad. Existe un mito cuidadosamente cultivado, según el cual
las academias serían necesarias para preservar la unidad de la lengua. Sin
embargo, observemos la lengua inglesa, que jamás tuvo academias ni ningún
instituto normativo y es la misma en Estados Unidos, el Reino Unido, la India , Sudáfrica o
Australia, más allá de variantes que pueden compararse con las del castellano.
La necesidad de una institución para mantener la unidad de la lengua es una mentira
divulgada para ganar dinero. Lingüistas como José María Blecua o Víctor García
de la Concha
deberían avergonzarse de prestarse a esas patrañas. Marco
El original de este artículo
y las grabaciones aludidas pueden verse y escucharse en
http://diez4.com/diez4/?p=6846
lunes, 19 de agosto de 2013
Poetas galeses en el CCEBA con inscripción previa
El lunes 26 de agosto, el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires recibirá a cuatro poetas galeses de paso por Buenos Aires, en el marco de la gira "Forgetting Chatwin/Olvidar a Chatwin", cuyo objeto es leer con poetas locales en las ciudades y pueblos fundados por galeses en la Patagonia argentina , así como lecturas y conferencias en Bariloche y Valdivia (Chile), acompañados por poetas argentinos y chilenos.
La actividad en el Centro Cultural de España (también auspiciada por el Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Wales Literature Exchange, Wales Art Internation y el Gobierno de Gales) se plantea como un doble seminario sobre poesía galesa en galés y en inglés. Se señala que de manera excepcional, se requiere inscripción previa en www.cceba.org.ar/inscripcion).
![]() |
Mererid Hopwood |
La primera parte, a cargo de la poeta de lengua galesa Mererid Hopwood, tendrá lugar a las 16.30 hs.
![]() |
Richard Gwyn |
La segunda parte, a cargo del poeta de lengua inglesa Richard Gwyn tendrá lugar a las 18 hs.
![]() |
Tiffany Atkinson |
Culminadas esas instancias, a las 19.30 (aproximadamente) se propone una lectura trilingüe (galés-castellano e inglés-castellano), a la que, además de los nombrados, se suman las poetas Tiffany Atkinson y Karen Owen.
![]() |
Karen Owen |
Participarán además como lectoras las escritoras y traductoras Silvia Camerotto e Inés Garland y Jorge Fondebrider.
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