La noticia, que tiene como protagonista a Pierre Jacomet, llega de Santiago, a través de la Pontificia Universidad Católica de Chile: "Amante de la cultura y los libros, este intelectual tradujo más de treinta obras; estudió disciplinas tan diversas como economía, filosofía y jeroglíficos egipcios; e investigó el Síndrome de von Hippel-Lindau, la rara enfermedad que padeció y que le cobró la vida en agosto pasado".
Pierre Jacomet es distinguido
con el Premio de Traducción 2009
con el Premio de Traducción 2009
Pierre Jacomet era un hombre multifacético. Sus intereses diversos lo llevaron a estudiar derecho y economía, aunque no terminó ninguna de las dos carreras. Incursionó en los negocios e instaló una empresa de cuero en Argentina, la que pese a su éxito tuvo que cerrar por el secuestro a algunos de sus familiares. Estudió teología y filosofía, se instruyó en composición musical, fue un pianista virtuoso, y en psicoanálisis. Su gusto por conocer otras culturas lo llevó a aprender chino mandarín en la Universidad de Nueva York y luego se mudó a París, donde se dedicó a estudiar jeroglíficos en el Institut d’Orient y literatura medieval. Llegó a manejar once idiomas y una serie de autores que colmaron varias paredes de su biblioteca.
En su labor como traductor se encuentran más de 30 libros, entre ellos destacan El fin de las certidumbres, de Ilya prygogine; El error de Descartes y Sentir lo que sucede, de Antonio Damasio; La sociedad de confianza y Milagros económicos, de Alain Peyrefitte; Pequeño tratado de las grandes virtudes y ¿Qué es el tiempo?, de André Comte-Sponville; El pasado de la mente, de Michael Gazzaniga; Lecciones mortales, de Richard Selzer; El sexo de las emociones de Alain Braconnier; La singularidad francesa, de Guy Sorman, y Ensayos, de Montaigne. Incluso las traducciones de El mundo es mi tribu, también de Sorman, y El odio a la música, de Pascal Quignard, fueron alabadas por Octavio Paz.
Por toda esta labor, Pierre Jacomet fue galardonado, como un homenaje póstumo, con el Premio de Traducción a la Excelencia Profesional y Académica 2009, otorgado por el Programa de Traducción de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Este reconocimiento se entrega una vez al año a destacados profesionales del área, en el marco de la celebración del “Día Internacional del Traductor”, en reconocimiento de San Jerónimo, patrono y maestro de los traductores. En esta ocasión, la presentación estuvo a cargo de Cristián Warnken.
Dedicado al estudio y la literatura, Jacomet destacó por sus reflexiones sobre el mundo actual. “Necesitamos un nuevo Renacimiento. El siglo XX y sus experimentos totalitarios dejaron heridas profundas y el vuelco hacia el éxito monetario justificó cualquier canallada. Es nuestro deber mostrarles (a los jóvenes) que en los clásicos hay riquezas desatendidas, que le dan "sentido" a la vida. Y eso es distinto a tener "metas". “Vivimos en una ‘cultura’ de la apropiación y olvidamos que la vida es una muerte que espera apropiarse de nosotros. Hay una por persona desde siempre. El sentido de la vida está en abrir la mano, no en cerrarla. ¡Cuántos siglos que algunos sabios repiten eso y nadie escucha!...”, citó María Isabel Diéguez, coordinadora Programa de Traducción, recordando algunas de sus palabras.
Además de su reconocida labor como traductor, Jacomet dedicó gran parte de su vida a estudiar el Síndrome de von Hippel-Lindau, una extraña forma de cáncer que él mismo padeció y que finalmente le cobró la vida en agosto pasado. Incluso publicó un texto sobre el tema, el que fue premiado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford en 2001, durante el Simposio Mundial de VHL, y fue nombrado director de la VHL Family Alliance para Sudamérica, del Boston Mass.
Amante de los libros, él mismo publicó varios textos, entre ellos destacan Un viaje por mi biblioteca(2000), un vasto volumen orientador sobre la literatura más variada, que ha sido reeditado cuatro veces. También están “Cien autoras y autores de hoy” (2001), Lucidez del abismo (2003) y Memorias sin nombre (2004).
En el evento, también se realizó la mesa redonda “La cultura francesa a través de la traducción”, en la que participaron Milena Grass, directora de la Escuela de Teatro UC; Tatiana Calderón, académica de la Universidad del Desarrollo; y Pedro Pablo Guerrero, periodista de Artes y Letras de El Mercurio.
En su labor como traductor se encuentran más de 30 libros, entre ellos destacan El fin de las certidumbres, de Ilya prygogine; El error de Descartes y Sentir lo que sucede, de Antonio Damasio; La sociedad de confianza y Milagros económicos, de Alain Peyrefitte; Pequeño tratado de las grandes virtudes y ¿Qué es el tiempo?, de André Comte-Sponville; El pasado de la mente, de Michael Gazzaniga; Lecciones mortales, de Richard Selzer; El sexo de las emociones de Alain Braconnier; La singularidad francesa, de Guy Sorman, y Ensayos, de Montaigne. Incluso las traducciones de El mundo es mi tribu, también de Sorman, y El odio a la música, de Pascal Quignard, fueron alabadas por Octavio Paz.
Por toda esta labor, Pierre Jacomet fue galardonado, como un homenaje póstumo, con el Premio de Traducción a la Excelencia Profesional y Académica 2009, otorgado por el Programa de Traducción de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Este reconocimiento se entrega una vez al año a destacados profesionales del área, en el marco de la celebración del “Día Internacional del Traductor”, en reconocimiento de San Jerónimo, patrono y maestro de los traductores. En esta ocasión, la presentación estuvo a cargo de Cristián Warnken.
Dedicado al estudio y la literatura, Jacomet destacó por sus reflexiones sobre el mundo actual. “Necesitamos un nuevo Renacimiento. El siglo XX y sus experimentos totalitarios dejaron heridas profundas y el vuelco hacia el éxito monetario justificó cualquier canallada. Es nuestro deber mostrarles (a los jóvenes) que en los clásicos hay riquezas desatendidas, que le dan "sentido" a la vida. Y eso es distinto a tener "metas". “Vivimos en una ‘cultura’ de la apropiación y olvidamos que la vida es una muerte que espera apropiarse de nosotros. Hay una por persona desde siempre. El sentido de la vida está en abrir la mano, no en cerrarla. ¡Cuántos siglos que algunos sabios repiten eso y nadie escucha!...”, citó María Isabel Diéguez, coordinadora Programa de Traducción, recordando algunas de sus palabras.
Además de su reconocida labor como traductor, Jacomet dedicó gran parte de su vida a estudiar el Síndrome de von Hippel-Lindau, una extraña forma de cáncer que él mismo padeció y que finalmente le cobró la vida en agosto pasado. Incluso publicó un texto sobre el tema, el que fue premiado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford en 2001, durante el Simposio Mundial de VHL, y fue nombrado director de la VHL Family Alliance para Sudamérica, del Boston Mass.
Amante de los libros, él mismo publicó varios textos, entre ellos destacan Un viaje por mi biblioteca(2000), un vasto volumen orientador sobre la literatura más variada, que ha sido reeditado cuatro veces. También están “Cien autoras y autores de hoy” (2001), Lucidez del abismo (2003) y Memorias sin nombre (2004).
En el evento, también se realizó la mesa redonda “La cultura francesa a través de la traducción”, en la que participaron Milena Grass, directora de la Escuela de Teatro UC; Tatiana Calderón, académica de la Universidad del Desarrollo; y Pedro Pablo Guerrero, periodista de Artes y Letras de El Mercurio.
MI nombre es Ana Maria JACOMET,mi padre se llamo Jose pedro JACOMET y mi abuelo, jacinto JACOMET. vivo en La Plata pero soy nacida en 9 de julio, Prov. de Buenos Aires. me intereso en escribirles porque a lo mejor, es posible, que tengamos algun parentezco ya que no tengo atendecentes de otras personas con el mimos apellido. Desde un cariño y muchas gracias.
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