Para vender libros en Francia
no describa la Torre Eiffel
Un dato: si usted es, pongamos, un escritor argentino y quiere que sus libros se traduzcan al francés, no sitúe la trama en París. No lo dice esta cronista, lo dice Willie Schavelzon, probablemente el agente literario argentino más importante. El agente que un día levantó campamento y se fue a Barcelona –donde se corta el bacalao literario– y hoy representa a una larga lista de estrellas entre las que brillan Paul Auster (¡Paul Auster!), Ricardo Piglia, Marcos Aguinis, Héctor Tizón, Elena Poniatowska, Adrián Paenza, Pacho O’Donnell, Pola Oloixarac, Andrés Neuman, Martín Kohan, Marcelo Kohan, Pablo De Santis, Oliverio Coelho.
Entonces, Dato 1) No sitúe sus novelas en los países a los que quiere venderles derechos. “Muchos escritores dicen: ‘Esta novela voy a hacer que ocurra en París porque así les interesa a los franceses’. Y es impecable el París que cuentan porque fueron, investigaron, pero eso a los franceses no les interesa. Cómo ve París un argentino, es una problemática nuestra, ellos están muy satisfechos con cómo la ven ellos”.
Sin embargo, dice, si se consigue un editor que contenga su ansiedad por hallar realismo mágico en cualquier latinoamericano, Dato 2): es posible vender derechos afuera. De hecho, “es un buen momento para escritores argentinos y latinoamericanos.Nunca hemos conseguido tantos contratos como en los últimos dos o tres años”.
¿Qué pasa? “La crisis europea es tan fuerte que la gente culta, en Europa, mira para otros lados”. A China, obvio. Y a América Latina. Salvo en Inglaterra, que tiene las malas costumbres del mundo angloparlante. Porque, Dato 3) “Hay países que son exportadores de cultura pero que no están dispuestos a recibir nada. Estados Unidos publica unos 120 mil títulos al año, de los cuales apenas 300 son traducciones”. ¿Para tanto? “Los norteamericanos, dice Schavelzon, son absolutamente autorreferenciales y los británicos son norteamericanos de segunda. Antes era al revés, ahora son bastante menos cultos. Desde que se rompió la ley de precio fijo, sólo publican best-séllers... ”
Esto es problemático. El inglés es un puente: editores de lenguas con pocos hablantes descubren los libros cuando están en ese idioma. El negocio se muerde la cola: “Los norteamericanos nos dicen en la agencia: ‘No me ofrezcan ningún libro que no haya sido vendido ya para otros cinco idiomas’”.
Otro viento que sopla en las velas de una literatura son sus escritores de éxito. Dato 4) “Interesan los best-séllers latinoamericanos cuando tienen un aporte cultural local”. Un ejemplo: “En el siglo XX, el que más hizo por la literatura chilena fue Roberto Bolaño”. ¿Cómo? “Tuvo éxito”. Entre nosotros, “una escritora como Claudia Piñeiro tiene un éxito tan grande en Alemania que ha abierto caminos a otra gente”.
Entonces, Dato 1) No sitúe sus novelas en los países a los que quiere venderles derechos. “Muchos escritores dicen: ‘Esta novela voy a hacer que ocurra en París porque así les interesa a los franceses’. Y es impecable el París que cuentan porque fueron, investigaron, pero eso a los franceses no les interesa. Cómo ve París un argentino, es una problemática nuestra, ellos están muy satisfechos con cómo la ven ellos”.
Sin embargo, dice, si se consigue un editor que contenga su ansiedad por hallar realismo mágico en cualquier latinoamericano, Dato 2): es posible vender derechos afuera. De hecho, “es un buen momento para escritores argentinos y latinoamericanos.Nunca hemos conseguido tantos contratos como en los últimos dos o tres años”.
¿Qué pasa? “La crisis europea es tan fuerte que la gente culta, en Europa, mira para otros lados”. A China, obvio. Y a América Latina. Salvo en Inglaterra, que tiene las malas costumbres del mundo angloparlante. Porque, Dato 3) “Hay países que son exportadores de cultura pero que no están dispuestos a recibir nada. Estados Unidos publica unos 120 mil títulos al año, de los cuales apenas 300 son traducciones”. ¿Para tanto? “Los norteamericanos, dice Schavelzon, son absolutamente autorreferenciales y los británicos son norteamericanos de segunda. Antes era al revés, ahora son bastante menos cultos. Desde que se rompió la ley de precio fijo, sólo publican best-séllers... ”
Esto es problemático. El inglés es un puente: editores de lenguas con pocos hablantes descubren los libros cuando están en ese idioma. El negocio se muerde la cola: “Los norteamericanos nos dicen en la agencia: ‘No me ofrezcan ningún libro que no haya sido vendido ya para otros cinco idiomas’”.
Otro viento que sopla en las velas de una literatura son sus escritores de éxito. Dato 4) “Interesan los best-séllers latinoamericanos cuando tienen un aporte cultural local”. Un ejemplo: “En el siglo XX, el que más hizo por la literatura chilena fue Roberto Bolaño”. ¿Cómo? “Tuvo éxito”. Entre nosotros, “una escritora como Claudia Piñeiro tiene un éxito tan grande en Alemania que ha abierto caminos a otra gente”.
Evidentemente, obviedades; pero está bien que se recuerden, porque parece que para algunos no son tan obvias.
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