En su blog El traductor en la
sombra, Isabel García Cutillas (foto) (Traductora autónoma de alemán y catalán a español
especializada en textos técnicos y financieros • Traductora-intérprete jurada
de alemán nombrada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación
español • Correctora ortotipográfica • Licenciada en Traducción e
Interpretación por la
Universidad de Alicante con Premio Extraordinario de
Licenciatura • Socia de Asetrad) subió el 19 de mayo de 2012 la
siguiente entrada, donde habla de los correctores. Su experiencia,
delicadamente expresada, es la de todos, por lo que no está de más recordarla.
Cuando
el revisor, en vez de corregir, destroza
No hay mejor complemento para un
traductor que un buen revisor, ese ser que perfecciona y ratifica la buena
calidad de una traducción bien hecha o que enmienda las meteduras de pata de
las traducciones mal hechas. No hay mejor garantía de calidad que pasar un
texto por las manos de dos profesionales cualificados: uno que trasvasa la
información de un idioma a otro y otro avezado en la detección de
incorrecciones y ducho en el arte de pulir traducciones ajenas.
Trabajar con un buen revisor
es un placer y una de las mejores formas de aprender y de mejorar la calidad de
nuestras traducciones. De
igual manera, que te toque lidiar con un mal revisor o, peor aún, con un
revisor cuyos conocimientos son inferiores a los tuyos, es una de las peores
torturas de la humanidad. Que destrocen tu traducción y, además, tengas que
justificar por qué los cambios del revisor son incorrectos es una situación que
puede desesperar hasta al más templado.
A lo largo de mis seis años de
carrera profesional, yo misma he ejercido de revisora en muchas ocasiones, unas
veces con más acierto que otras. Asimismo, he tropezado con revisores de todo
tipo: revisores excelentes que realmente se dedican a corregir errores y
mejorar el resultado final; revisores buenos, pero con el molesto defecto de
hacer todo tipo de cambios insustanciales que en nada alteran la traducción
(por ejemplo, sustituir no obstante por sin embargo), y
revisores desquiciantes que, lejos de mejorar la traducción, la empeoran. El
peor de los casos se da cuando un revisor demuestra claramente que no está
capacitado para realizar ese trabajo, y a este respecto tengo una anécdota que
perdura en mi memoria aun después de mucho tiempo.
Hace varios años, pocos meses
antes de terminar la carrera, una empresa de comunicación española se puso en
contacto conmigo y me propuso hacer una prueba de traducción de castellano a
catalán como antesala para futuras colaboraciones. Como soy prácticamente
bilingüe en catalán (valenciano) y la empresa era uno de mis primeros clientes
potenciales, acepté encantada. Hice la prueba, que consistía en traducir un
breve artículo de prensa, y la envié. Al cabo de unas semanas, tras
preguntarles por la prueba, me comunicaron los resultados. Cuál fue mi sorpresa
cuando leí esto:
En general, bien.
[...]
No obstante, llama muchísimo la
atención el uso de la palabra “hui” como traducción de “hoy”. Diccionario en
mano, esta palabra significa, efectivamente, ‘hoy’, aunque se trata de un
dialectalismo anticuado, sin que haya absolutamente nada que justifique su uso.
En mi opinión, este error desvirtúa toda la traducción. … Quizá se trate
simplemente de un error y el traductor quería escribir “avui” (que sería lo
correcto).
Me quedé de pasta de boniato.
¿Que hui es
un dialectalismo anticuado injustificado? ¿Que lo correcto es avui? ¿Que has tenido que mirarlo en un diccionario?
Para que os hagáis una idea, eso es como decirle a un argentino que,
diccionario en mano, el vos existe, pero que se trata de un uso
anticuado sin justificación a día de hoy, y que lo correcto es decir tú. Cualquiera que realmente sepa catalán/valenciano o
viva en la
Comunidad Valenciana sabrá que hui es
el adverbio que se utiliza por estos lares para decir hoy, si bien en Cataluña se dice avui. No hay más que echarle un vistazo, por ejemplo,
a Canal 9, la televisión autonómica valenciana. Curioso arcaísmo aquel que
se utiliza hoy en día en los medios de comunicación… Así pues, el revisor se
puso doblemente en evidencia: por un lado, por no saber que hui es
un adverbio de uso corriente en valenciano; por otro lado, por haber tenido que
recurrir al diccionario para buscarlo, cuando cualquiera que realmente sepa
catalán conoce o debería conocer esa palabra. Por aquel entonces yo era
demasiado pardilla para replicar y lo dejé correr, pero hoy no lo haría.
En definitiva, mi conclusión
basada en la experiencia es que hay que tener paciencia y diplomacia con los
malos revisores y agradecer infinitamente el trabajo de los buenos revisores,
que son uno de los mejores regalos y una de las mejores fuentes de aprendizaje
para un traductor.
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