viernes, 27 de diciembre de 2013

En la muerte de Claude Couffon, o las ventajas de la buena memoria

“Hispanista francés falleció a los 87 años, tradujo también a Martín Adán, Alfredo Bryce, Manuel Scorza y casi todo Mario Vargas Llosa, y a otros escritores de nuestra región”, dice la luctuosa noticia que publica el suplemento cultural de La República, de Perú, el 20 de diciembre pasado, a propósito de la muerte del traductor francés Claude Couffon. Y si bien sus méritos como difusor de la literatura hispanoamericana en Francia son muchos y se exponen en esta nota anónima, sería también apropiado recordar su fuerte negativa a traducir a Borges –al menos eso dijo en una nota colectiva con varios de los más destacados traductores franceses –Marthe Robert, Laure Bataillon, entre otros, publicada en su momento en la revista Le Nouvel Observateur– porque, según sus propias palabras él no traducía escritores de derecha. Sin embargo, esta bravata no le impidió encargarse ávidamente del número especial que la revista Magazine Litteraire le dedicó a Borges un tiempo después. Tampoco, traducir a la poeta Alejandra Pizarnik para la colección de poesía que, curiosamente, publicaba la agregaduría cultural de la embajada argentina en Francia en la peor época de los militares, cuando allí existía un centro de inteligencia a cargo del ejército. Ambos datos son perfectamente corroborables y no constituyen secreto alguno. Por eso, tal vez valdría la pena recordar ese dicho del poeta Raúl González Tuñón, quien sostenía que todos goteamos por algún lado.  

Adiós al gran traductor de Vallejo

El destacado poeta, traductor y profesor francés Claude Couffon –traductor de Vallejo,  Vargas Llosa, Martín Adán, entre otros peruanos–, falleció el pasado miércoles a los 87 años en el Hospital de Caen, ubicado en su ciudad natal.

Conocido en el mundo académico como hispanista, Couffon cumplió una notable labor en la difusión de la literatura en castellano a través de sus estudios y traducciones de escritores fundamentales como Federico García Lorca, Jorge L. Borges, Gabriel García Márquez, Ernesto Sabato, Alejandra Pizarnik, Octavio Paz, Gabriela Mistral, y muchos otros. Entre los autores peruanos que fueron traducidos por el catedrático francés figuran César Vallejo, Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique, Martín Adán, Manuel Scorza y Blanca Varela.

Claude Couffon estudió lengua castellana y se desempeñó hasta 1991 como catedrático de Literatura Española e Hispanoamericana en la Universidad de París-Sorbona. Durante los años 1991-1995, fue vicepresidente de la Casa de los Escritores de París y, en la actualidad, tenía el cargo de presidente de la Cámara Internacional de Poetas y Escritores de Saint Malo.

La labor de Couffon como difusor de la literatura hispanoamericana comenzó en 1945 cuando publicó en revistas y periódicos parisinos la obra de Miguel A. Asturias, Rafael Alberti y Nicolás Guillén. Más adelante, se haría conocido gracias a sus investigaciones de dos poetas de la Generación del 27, Federico García Lorca y Miguel Hernández, publicando en Le Figaro Littéraire un estudio sobre las circunstancias que rodearon el fallecimiento del primero, mientras que del segundo logró hallar y sacar a la luz textos inéditos.

Amigo de muchos poetas de nuestra región, Claude Couffon se abocó a difundir internacionalmente sus obras por medio de la publicación de antologías. En este campo destacan sus títulos Histoires étranges et fantastiques d’Amérique Latine (1989),  Poésie cubaine du XXème siècle (1996) y Poésie péruvienne du XXème siècle (1999), así como la más reciente Antología de los escritores latinoamericanos en París (2007).

Sin embargo, Couffon no solo fue un académico cabal sino también un poeta que nos ha dejado 9 libros, entre los que destacan Le temps d’une ombre ou d’une image (1973),  Aux frontières du silence (1980), A l’ombre de ce corps (1988) y Fenêtre sur la nuit (1996). El poeta pucallpino Jorge Nájar, quien tradujo al castellano este último poemario, declaro que “sobre sus propias creaciones Couffon es el francés más discreto que he conocido”.

Cosechó por sus méritos académicos numerosas distinciones. También estuvo en nuestro país y recibió el honoris causa otorgado por la Universidad Nacional de San Agustín (Arequipa). Sin duda, la valiosa obra que nos ha legado seguirá recordando su nombre a futuras generaciones.
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