La siguiente entrevista con Miguel Ángel Petrecca fue
realizada por Darío Semino y
publicada en el blog de la librería La Libre.
La parada latinoamericana de París
Si algo llama la atención de las librerías
parisinas es el nivel de especialización que tienen. No es extraño encontrarse
con pequeñas, medianas y en algunos casos grandes librerías dedicadas
enteramente a temas que van desde ciencias sociales, filosofía, arte y diseño
hasta culturas africanas o el islam y el mundo árabe. Y con las culturas
también vienen los idiomas. Hay un par de librerías en inglés, como la famosa
Shakespeare and Co, una en portugués, otra en ruso y hasta una hermosa y
coqueta en polaco. A esa diversidad se sumó en septiembre del año pasado Cien
fuegos, una librería hispanoamericana, con libros principalmente en castellano.
Si uno se da una vuelta por ahí una tarde lo encuentra al argentino Miguel
Ángel Petrecca. Poeta, traductor y editor del sello Gog y Magog, y ahora
también librero parisino, Miguel Ángel habla de libros y viajes a través del
espacio y las lenguas. Y nos deja espiar un poco el funcionamiento del mundo
libresco de la ciudad literaria por excelencia-
“La idea de Cien fuegos sale de hablar un poco con la gente de acá. Mucha gente me hablaba del Salon du Livre Argentin, que había cerrado un par de años de que yo llegara. Desde el cierre del Salon había quedado un hueco, era raro que no hubiera una librería de literatura hispanoamericana o latinoamericana en París; raro en el contexto de París, que tiene tantas librerías especializadas, y que de hecho siempre tuvo librerías hispanas. Ese fue el origen. Y después surgió la posibilidad de concretarlo gracias a mi socio, Marcelo Jouliá, un arquitecto que también es argentino y vive acá hace muchos años. También para mí era una oportunidad de hacer algo relacionado con los libros, que me permite tener un vínculo con Argentina mientras termino el doctorado.”
Apacible como se lo ve,
Miguel Ángel se moja los labios con lenguas de tres continentes. Además del
castellano natal y el francés que le demanda vivir acá, junto con el inglés que
nunca falta, su fuerte es el chino. Ahora está haciendo el doctorado en
literatura china. Su fascinación por la poesía de ese país lo llevó a estudiar
el idioma. Estuvo dos veces viviendo en Pekín, perfeccionando su conocimiento
del habla y la escritura. Allí pudo conocer en persona a varios de los poetas
que tradujo para la antología Un país
mental, editada por Gog y Magog. Con modestia dice que lo suyo es algo que
está “en el aire de la época”, porque hoy existen varios canales para encarar
el aprendizaje del chino que antes no existían. Como si estudiar chino fuera
cosa de todos los días.
–¿Cómo surgió la idea de Un
país mental?
–Ocurrió que si bien yo me acerqué a estudiar
el idioma por la poesía clásica, lo que estudias en un primer momento no es
chino clásico sino contemporáneo, que tiene bastantes diferencias. Se suele
usar la comparación, para dar una idea, con la diferencia que hay entre el
latín y las lenguas romances. Entonces tenía las herramientas para entrar por
el otro lado del túnel, que es menos conocido. Porque lo que se suele traducir
es la poesía clásica.
–En la editorial las
traducciones tienen un lugar bastante importante.
–Sí, eso es algo que se fue dando. Tuvo
bastante que ver también con el perfil de Julia Sarachu, una de las fundadoras,
que también es traductora y se especializa en literatura eslovena. Por eso hay
muchos títulos del esloveno en nuestro catálogo. La traducción es un manera de
vitalizar los modos de escritura, de presentar herramientas nuevas, nuevos
procedimientos, puntos de vista, voces, etc.. Hace unos meses editamos una
antología buenísima de la poeta norteamericana Sharon Olds (a cargo de Inés
Garland e Ignacio Di Tullio) y ahora estamos por sacar una antología de Francis
Ponge, preparada y traducida por el poeta chileno Waldo Rojas.
–A su vez
siempre es polémica la traducción de poesía, porque se suele considerar que
ésta se encuentra en el límite de lo traducible.
–Es cierto, por eso siempre buscamos que las
traducciones estuvieran hechas por poetas. Como es el caso de la traducción de
Dante que hizo Aulicino. O la de Mark Strand, de Ezequiel Zaidenwerg, o la de
James Schuyler, de Laura Wittner. Para que tengan una reflexión sobre la
traducción por el lado de la poesía. Y creo que se nota, que en cada caso se ve
que hay un trabajo personal.
–Volviendo a
París, cómo es el mundo del libro acá.
–Lo primero para mí, que creo
que está buenísimo, es que el libro es barato. La sensación es que acá
realmente todo el mundo tiene una biblioteca. Podés ir a las librerías de
usados, o a los puestitos que están al lado del río y encontrar las ediciones
de bolsillo por dos o tres euros. Entonces armar una biblioteca es fácil. Eso me
parece increíble, porque uno en Argentina está acostumbrado a que el libro
duela. Y que la biblioteca se va armando a través de los años, de buscar los
saldos y comprar uno nuevo más excepcionalmente. En cambio acá hay una especie
de sobreoferta de libros, no es raro encontrar libros tirados en la calle, a
veces con un cartelito para que el que pasa se los lleve. También es cierto que
acá la gente lee mucho. Como en Buenos Aires. En los medios de transporte se ve
mucho. No tanto en los cafés. En los cafés se juntan a tomar, no son tanto un
lugar de lectura o escritura. Las mesas no son cómodas, se nota que no están
para eso. No es como los cafés de Buenos Aires. Otra cosa es que el mercado
también está muy regido por la moda y los tiempos. Cuando llega septiembre, que
es como el comienzo del año, se da lo que se llama la “rentrée”, que es un
momento muy importante a nivel mercado. Se nota que las editoriales apuestan
muy fuerte a ese momento, ponen toda la carne al asador. De alguna manera la
suerte de la editorial el resto del año se juega ahí. En lograr vender y
promocionar las novedades. Y se nota que hay toda una cultura de comprar los
libros de la “rentrée” para poder conversar, para estar en tema.
–¿Y a nivel
más informal o más pequeño? ¿Hay editoriales independientes?
–Justamente este fin de semana hubo un evento
que fue el Marché de la Poésie, ahí se podía ver todo un ecosistema de pequeñas
editoriales de poesía que raramente aparece en las librerías. Es algo que te
sorprende porque de repente ves surgir a la superficie un montón de cosas que
uno pensaba que no existían. Son proyectos que se sostienen circulando por
ferias y eventos de ese tipo. Hay también una feria del libro independiente,
que es algo bastante institucional, no como sería la FLIA allá, también está la
feria del libro de arte y varias más.
–¿Editar es
barato?
–No tengo mucha idea de los costos, sí sé que
algunos editores están imprimiendo en otros países de la comunidad europea.
–¿Y el Estado
tiene políticas de apoyo?
–Sí, hay varias instituciones que apoyan a
nivel regional. Pero además está el CNL (Centre National du Livre) que es la
institución fuerte en el área, y que tiene todo tipo de ayudas para los
editores, para las traducciones, para las librerías, incluso para las librerías
francófonas que están en el exterior. Eso posibilita muchas cosas. Muchas de
las traducciones del francés que se publican en Argentina tienen este tipo de
apoyo.
–Y para una
librería como esta, con textos principalmente en castellano, ¿qué tipo de
lectores hay?
–Es algo que lo estamos explorando de a poco.
La tipología de nuestro público es por un lado la comunidad latina, que es muy
grande aunque no es la que tiene mayor poder adquisitivo, más que nada porque
muchos son estudiantes. Hay muchos peruanos y también argentinos, chilenos,
colombianos, mexicanos y españoles. Y el otro público son los estudiantes
universitarios franceses o europeos que cursan carreras sobre temas
latinoamericanos. Y después también hay muchos franceses que viajaron o estudiaron
y que se animan a leer en castellano. Y por último está la otra pata que es la
venta por internet. Tenemos una parte del catálogo subido y van saliendo cosas
para mandar a otros lugares como España o Italia por ejemplo.
Además de libros por Cien fuegos circulan
personas. No solamente lectores en busca de materiales en castellano sino
también escritores, editores y traductores. Presentaciones, lecturas y talleres
van apareciendo en la agenda cada semana. De a poco se va sabiendo que hay en
París un rincón para todos los castellanos que forman el castellano.
Más información sobre la
librería: http://cienfuegos.in/
Sobre Gog y Magog: http://www.gogymagog.com/
Las fotos son de Fernanda
Catullo: https://goo.gl/5ef79m
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