Roberto Mascaró
Traductor de Tomas Tranströmer, Jan Erik Vold y Ulf Eriksson, entre muchos otros poetas escandinavos.
1) ¿Por
qué razón traduce poesía?
Mi curiosidad por el texto escrito en otra lengua
es fruto del deseo de acercarme más al texto original. En la traducción (que
primero fue un ejercicio) descubrí que es posible dar vida a un texto escrito
por otro, es decir “recrearlo”. Como no creo en el mito de la originalidad del
escritor, me zambullí con alegría en ese proyecto. El resultado fue sentir que
los textos que traduzco son en parte míos, y como enseña la tradición
anglosajona, empecé a considerar la traducción como otro género literario. De
manera que mi cosa es ser poeta pero también traductor de poesía. Son dos
géneros que cultivo paralelamente. Practicando la
traducción, surgen pronto preguntas en torno del género, sus dificultades y sus
ventajas. Pronto, uno se enfrenta a una verdad indiscutible: sin traducción no
sería posible la civilización. Basta con pensar en los textos fundamentales de
Occidente y Oriente (la Biblia, el Corán, Las
mil y una noches, etc. y toda la filosofía, desde los griegos y romanos
hasta los autores contemporáneos), que no se hubiesen difundido de no haber
existido la traducción y los traductores. Es un gigantesco cambio en la
estructura cultural mundial. Toda poesía surge en principio enmarcada en una
tradición cultural, pero la poesía moderna y contemporánea recibe el aporte de
una enorme parte de la poesía universal. La globalización permite acceder a
cada vez mayor cantidad de textos en sus versiones diversas, aunque las
cuestiones y debates que implica esta actividad ha hecho posible una disciplina
académica poco conocida: la traductología.
2) ¿Cómo llega a la
traducción? ¿Propone usted mismo al autor? ¿Recibe encargos de parte de la
editorial? ¿De quién es la iniciativa?
Al principio, la traducción fue un ejercicio, ya
que no tenía editor ni conocía el mundo de este género. Luego aparecieron los
editores, y así fue como empecé a dar a conocer las obras de Tranströmer y de
Jan Erik Vold, en Uruguay. Luego fundé una editorial propia, encuentros
imaginarios, en la que fui publicando autores suecos, noruegos,
suecofinlandeses y daneses. Luego fueron apareciendo los editores de España,
Venezuela, Chile, Uruguay...y en eso estoy ahora, publicando en la editorial
Silabario de Guatemala. Sigo siendo yo el que elige los autores, ya que el
editor no puede hacerlo por no conocer las obra originales. De manera que sin
quererlo he tenido que estar haciendo el papel de crítico e investigador,
escribiendo prólogos y comentarios. De las 90 traducciones que he publicado, yo
diría que en el 90% de los casos, el autor lo he elegido yo.
3) ¿Qué criterio emplean las
editoriales para considerar la paga que usted recibe?
Los editores tienen criterios diversos en cuanto a
la remuneración. Muchos intentan no pagar nada, ya que el traductor no es el
autor y por lo tanto “no merece” pago. Otros, los más serios, entienden que es
un trabajo (casi siempre más fatigoso que escribir el texto propio) y tratan de
hacer justicia. Por suerte existen las agencias estatales de los países
nórdicos que remuneran al traductor para difundir sus literaturas. Pero hay
editores piratas que dirigen sellos “respetables” y se dedican a estafar a los
traductores. Insólito pero verdadero.
4) ¿Hace usted algo para
mejorar esas condiciones?
Creo que los que podrían hacer algo para mejorar
las condiciones del traductor son las asociaciones de traductores o de autores.
En Suecia, país en el que resido, la asociación de escritores ha trabajado
muchas décadas para que los derechos del traductor sean respetados.
5) ¿Conoce
las políticas de subsidios a la traducción que tienen muchos países del mundo?
¿Los recibe?
Conozco los subsidios que existen en los países
nórdicos, que es mi campo de trabajo casi exclusivo.
Carlos López Beltrán
Traductor de Matthew Sweeney y de la gran antología de poesía británica La generación del cordero (en colaboración con Pedro Serrano).
1) ¿Por qué razón traduce poesía?
Por
placer personal. Por hacer lecturas más ceñidas, hondas y emocionadas de los
poemas que me gustan en otra lengua. Por ejercitar mi propias capacidad
expresiva en español, y explorar el espacio de posibilidades que un poema abre
sin que el ego esté ahí enmedio obstruyendo la claridad. Por compartir mis
entusiasmos con lectores en mi lengua.
2) ¿Cómo llega a la traducción? ¿Propone
usted mismo al autor? ¿Recibe encargos de parte de la editorial? ¿De quién es
la iniciativa?
Casi
siempre yo propongo. Mucha poesía no la traduzco para publicar sino como
ejercicio. Alguna vez acepto propuestas, pero no suelo tener mucho tiempo.
Quizá ahora que me jubile de la universidad acepte más.
3) ¿Qué criterio emplean las editoriales
para considerar la paga que usted recibe?
Tienen
tabuladores vagos. Ejercen su juicio idiosincráticamente. No les gusta pagar
mucho por la poesía pues no se vende. Algunos editores creen que los
traductores deberíamos hacerlo gratis, por la gloria póstuma.
4) ¿Hace usted algo para mejorar esas
condiciones?
Ahora
no mucho. Darles lata a los editores cuando los tengo a tiro. Reconocer siempre
a los traductores de los poemas que uso o leo.
5) ¿Conoce las políticas de subsidios a la traducción
que tienen muchos países del mundo? ¿Los recibe?
México
desde hace unos años subsidia la traducción. Alguna vez recibí subsidio
mexicano (FONCA) para traducir británicos. También recibí subsidio británico.
Generosos ambos. Sobre proyecto determinado. Creo que hoy en día hay muchos más
traductores y traducciones buenas que subsidios, lo cual es una pena.
Silvana Franzetti
Traductora de Hilde Domin, Reiner Kunze, Monika Rinck
y Volker Braun, entre otros poetas alemanes contemporáneos
1) ¿Por qué
razón traduce poesía?
Son tres las razones que me llevaron
a traducir poesía y se fueron sumando a través del tiempo: la traducción como
necesidad de lectura de poesía en lengua alemana; la traducción como profundización
en la propia práctica de escritura poética y la traducción como uno de los
compromisos de difusión de poesía en el campo poético.
2) ¿Cómo
llega a la traducción? ¿Propone usted mismo al autor? ¿Recibe encargos de parte
de la editorial? ¿De quién es la iniciativa?
La iniciativa de las traducciones que
se publican corre por mi cuenta, nunca recibí un encargo de traducción de
poesía por parte de una editorial. En cambio, recibo pedidos puntuales de
traducción de poemas sueltos para festivales internacionales o encuentros
binacionales de poesía, por ejemplo.
3) ¿Qué
criterio emplean las editoriales para considerar la paga que usted recibe?
Hasta el momento, la única vez que
publiqué un libro de poesía traducido mediante una editorial —la mayor
parte de mis traducciones se publican en revistas, festivales y blogs— fue
mediante un subsidio a la traducción.
4) ¿Hace usted algo para
mejorar esas condiciones?
Por lo expuesto en el punto anterior,
no tuve ocasión de actuar en relación con los honorarios que proponen las
editoriales.
5) ¿Conoce
las políticas de subsidios a la traducción que tienen muchos países del mundo?
¿Los recibe?
Estoy atenta a la información que
publica el Instituto Goethe de Buenos Aires acerca de subsidios a la traducción
de poesía en lengua alemana en Argentina y recibo con cierta regularidad
información sobre becas para realizar residencias de traducción.
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