En el diario Página 12 de este sábado 3 de octubre, la periodista Silvina Friera publica un artículo sobre la marcha del Programa Sur de Apoyo a las Traducciones, montado por Magdalena Faillace, presidente del comité argentino para la Feria de Frankfurt 2010. Allí se lee que la funcionaria, luego de llevarle los primeros libros traducidos a la presidente argentina, declara que ésta "está fascinada".
Cien títulos de exportación
Hay clima de misión cumplida. Las expectativas que generó el Programa Sur de apoyo a las traducciones de obras de autores argentinos a otros idiomas fueron superadas. A los clásicos de la literatura argentina con Jorge Luis Borges a la cabeza, seguido de cerca por Adolfo Bioy Casares, entre los más solicitados, se han sumado también Rodolfo Fogwill, César Aira, Ricardo Piglia, Guillermo Martínez, Ariel Magnus, Martín Kohan, Tomás Eloy Martínez, Marcelo Figueras, Andrés Neuman, Ariel Bermani, María Rosa Lojo, Alan Pauls y Claudia Piñeiro, entre otros. Lo informa una exultante Magdalena Faillace, embajadora y presidenta del Comité Organizador para la Participación Argentina en la Feria del Libro de Frankfurt 2010 (Cofra), en una conferencia de prensa en el Palacio San Martín. “La gran noticia es que llegamos a cien títulos, que tenemos como veinte presentaciones más y que vamos a continuar con el programa. Si uno multiplica por cien son hasta ahora 250.000 euros, una erogación importante en cultura exclusivamente”, subraya Faillace. “Por ahí no tiene la visibilidad que tiene una gran exposición de arte o presentar un espectáculo teatral, o traer a Daniel Barenboim, pero es nuestro programa estrella.” Iniciado en febrero, el programa “estrella”, que se proponía otorgar cien subsidios de hasta 3200 dólares por cada libro (o 2500 euros), será ampliado para traducir cincuenta títulos más.
“No ha sido un esfuerzo para nosotros evaluar los libros que nos han presentado porque realmente no se puede objetar a ninguno”, aclara la embajadora. “Nosotros dejamos abiertos al juego del mercado las presentaciones, los pedidos que nos llegaban de las editoriales extranjeras con el compromiso de editar los libros. Y eso nos exponía a cierto riesgo. Pero no hubo ninguna objeción”, subraya Faillace. El programa movilizó a editores extranjeros y agentes literarios, especialmente las agencias de Carmen Balcells y de Daniel Schávelzon. “Ellos han vendido casi 200 títulos de literatura de autores argentinos para ser publicados en diferentes países y esto fue después de que lanzamos nuestro programa”, comenta Faillace. “Hay poco ensayo y poca literatura que no sea de ficción; queríamos literatura científica, pero evidentemente no les interesa el ensayo sobre temas latinoamericanos”, se queja, aunque ya se ha pedido traducir libros de los historiadores Tulio Halperin Donghi y Félix Luna.
Entre las obras traducidas hay 69 novelas, nueve libros de poesía, cinco de teatro, dos de ensayos y otras tantas de cuentos, de no ficción, novelas infanto-juveniles, una de cultura culinaria, una de conferencias, una de historietas, una de relatos de viaje, un diario y un ensayo periodístico. Las traducciones al griego, el malayo, el hebreo, el tailandés, ucraniano, japonés, búlgaro, turco y georgiano se alternan con el inglés, italiano, alemán y francés. La lista de solicitudes aprobadas está encabezada por editoriales de Alemania (veinticuatro títulos), Israel (once títulos), Italia (también once), Francia (ocho) y Rumania (cinco). Los primeros libros que llegaron ya traducidos (de Fogwill, Ariel Magnus, Claudia Piñeiro y Ricardo Piglia, entre otros) “se los llevé a la presidenta (Cristina Fernández) y estaba fascinada”, revela Faillace.
La presidenta del Cofra confiesa que le gustaría que la herencia de haber sido el país invitado de honor a la Feria del Libro de Frankfurt 2010, la mayor del sector editorial a nivel mundial, sea la continuación del Programa Sur como un modo de proyectar la cultura argentina en el exterior. “Nuestro ideal es que sea una política de Estado”, augura la embajadora. “Los argentinos no tenemos la dimensión real del valor que nuestra cultura tiene en el mundo –opina Faillace–. Nosotros creemos que es solamente por los granos y las vacas o el tango –que me parece maravilloso que haya sido declarado patrimonio inmaterial–, pero nuestra cultura está incólume. Llevamos una delantera enorme en Latinoamérica y hay que saber aprovecharla para fortalecer nuestra identidad cultural. No es cierto que Argentina no existe en el mundo. Son conocidos nuestros escritores en Alemania, es conocido nuestro cine y podemos vender ahora a nuestros autores jóvenes”, concluye Faillace.
“No ha sido un esfuerzo para nosotros evaluar los libros que nos han presentado porque realmente no se puede objetar a ninguno”, aclara la embajadora. “Nosotros dejamos abiertos al juego del mercado las presentaciones, los pedidos que nos llegaban de las editoriales extranjeras con el compromiso de editar los libros. Y eso nos exponía a cierto riesgo. Pero no hubo ninguna objeción”, subraya Faillace. El programa movilizó a editores extranjeros y agentes literarios, especialmente las agencias de Carmen Balcells y de Daniel Schávelzon. “Ellos han vendido casi 200 títulos de literatura de autores argentinos para ser publicados en diferentes países y esto fue después de que lanzamos nuestro programa”, comenta Faillace. “Hay poco ensayo y poca literatura que no sea de ficción; queríamos literatura científica, pero evidentemente no les interesa el ensayo sobre temas latinoamericanos”, se queja, aunque ya se ha pedido traducir libros de los historiadores Tulio Halperin Donghi y Félix Luna.
Entre las obras traducidas hay 69 novelas, nueve libros de poesía, cinco de teatro, dos de ensayos y otras tantas de cuentos, de no ficción, novelas infanto-juveniles, una de cultura culinaria, una de conferencias, una de historietas, una de relatos de viaje, un diario y un ensayo periodístico. Las traducciones al griego, el malayo, el hebreo, el tailandés, ucraniano, japonés, búlgaro, turco y georgiano se alternan con el inglés, italiano, alemán y francés. La lista de solicitudes aprobadas está encabezada por editoriales de Alemania (veinticuatro títulos), Israel (once títulos), Italia (también once), Francia (ocho) y Rumania (cinco). Los primeros libros que llegaron ya traducidos (de Fogwill, Ariel Magnus, Claudia Piñeiro y Ricardo Piglia, entre otros) “se los llevé a la presidenta (Cristina Fernández) y estaba fascinada”, revela Faillace.
La presidenta del Cofra confiesa que le gustaría que la herencia de haber sido el país invitado de honor a la Feria del Libro de Frankfurt 2010, la mayor del sector editorial a nivel mundial, sea la continuación del Programa Sur como un modo de proyectar la cultura argentina en el exterior. “Nuestro ideal es que sea una política de Estado”, augura la embajadora. “Los argentinos no tenemos la dimensión real del valor que nuestra cultura tiene en el mundo –opina Faillace–. Nosotros creemos que es solamente por los granos y las vacas o el tango –que me parece maravilloso que haya sido declarado patrimonio inmaterial–, pero nuestra cultura está incólume. Llevamos una delantera enorme en Latinoamérica y hay que saber aprovecharla para fortalecer nuestra identidad cultural. No es cierto que Argentina no existe en el mundo. Son conocidos nuestros escritores en Alemania, es conocido nuestro cine y podemos vender ahora a nuestros autores jóvenes”, concluye Faillace.
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