Publicada en el diario El País, de España, el pasado 25 de octubre, con firma de Jesús Ruiz Mantilla, la noticia da cuenta de lo que está ocurriendo en el campo de la edición en los Estados Unidos. Por supuesto, para no quedarse atrás el pasquín en custión también da datos de España.
Explota el libro digital en los Estados Unidos
Entre atemorizada y excitada está la industria del libro en Estados Unidos ante los meteóricos avances de los contenidos digitales. La progresión en el mercado es mucho mayor que la que pronosticaban los expertos. En 2010, las ventas de contenidos para dispositivos electrónicos se dispararon hasta en un 10%. El crecimiento al que los editores y libreros estaban acostumbrados era del 1% o el 2% y ahora han alcanzado un 15% del total. ¿Ha llegado la progresión geométrica al mercado?
Son datos de la asociación Book Industry Study Group (BISG), que agrupa a diferentes sectores del gremio en Estados Unidos y cuyo director ejecutivo, Len Vlahos, participa hoy en las Jornadas Técnicas de Anele (Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza) para analizar nuevas formas de lectura. "Estamos muy impresionados por la velocidad que están tomando estas transformaciones", afirma Vlahos.
Pero no solo por la aceleración. También por las profecías que han quedado en papel mojado. El caso es que la fascinación por los aparatos Kindle, de Amazon, por el más reciente Nook, de la cadena Barnes and Noble, o por el Kobe está rompiendo un montón de ideas preconcebidas. Como por ejemplo que el lector más adicto y tradicional de papel –aquel que consume un libro a la semana– no entraría tan rápidamente en esa nueva dimensión.
Ha resultado al contrario. Según un reciente estudio de la BISG , el 25% de estos lectores se han pasado ya al nuevo dispositivo. Entusiasmados. "El 75% de los que lo han probado tienen una opinión muy favorable", asegura Vlahos. Es un lector que prefiere, además, el libro electrónico puro y duro a las tabletas. Un lector que cuenta entre 30 y 44 años, culto y habitante de barrios residenciales, a quien han ganado los Kindle y no los iPad.
Es un lector –lectora, más mujeres que hombres–, según el estudio, que compra más y lee más. Y que ante todo consume novedades de ficción. Otra profecía que ha sido barrida. Cuando aparecieron los primeros libros de ese formato, allá por 1999, los inventores del producto pensaban que ante todo penetrarían en el mundo del ensayo y el libro académico. No ha sido así.
No solo los universitarios lo utilizan poco, ya que los libros de consulta no se han reconvertido a la velocidad deseada y los profesores observan estos inventos aún con desconfianza. Son los escritores de ficción quienes tiran más de las descargas. "Sobre todo en los géneros de novela romántica y de ciencia ficción", comenta Vlahos. Y los best sellers. "Cualquier novela de Stephen King o John Grisham está por encima de la media en descargas. Podemos hablar de entre un 30% y un 50%".
Justo la cifra a la que se dirige el mercado mundial en 2020. "En la última feria de Fráncfort, las previsiones más conservadoras apuntaban a que, por esa fecha, el 50% del mercado será digital", asegura Javier Celaya, responsable de Dosdoce.com. Aunque la cuota digital en el ámbito de la industria editorial en español es tímida y apenas alcanzó el 3% en 2010, Celaya cree que es cuestión de tiempo: "En dos años nos colocaremos en la cuota estadounidense".
Una cuota que aumenta de manera exponencial. "Las previsiones para 2011 son de más del 20%". Ha sido un salto muy rápido. Aunque el mercado en España, según Celaya, sí aceptará más las tabletas que los libros electrónicos. Y eso que existen ya 200.000 aparatos vendidos y dispuestos para las descargas. Descargas legales. Es otro dato curioso: el lector compra.
La carrera comenzó en 2007. Y la clave fue el invento Kindle, lanzado por Amazon. Cuando apareció ese primer dispositivo cómodo, los lectores comenzaron a confiar. A eso se unió una política de precios más razonable. En Estados Unidos una descarga supone la mitad que un libro de tapa dura. Lo marca el editor y es inamovible. A la carrera se unieron cadenas de librerías como Barnes & Noble. Si hace tres años el daño que iban sufriendo amenazaba su desaparición, el panorama ha cambiado. "Compraron la plataforma Fiction Wise y eso les puso en órbita. Crearon su propio dispositivo y han conseguido hacerle frente a Amazon copando un 27% del mercado", comenta Vlahos.
Y la industria del libro en español, ¿responde a ese mismo miedo o a una idéntica excitación? Precisamente, la clave es la expansión global. Un mercado de 400 millones de hablantes y potenciales lectores da mucho juego. No solo en América Latina, que va sumándose lentamente a la ola digital con México, Chile, Argentina y Colombia como países punteros. También en Estados Unidos. "El interés por vender libros en español en Estados Unidos lo prueba el catálogo de 40.000 títulos de que dispone la web de Barnes & Noble, sin ir más lejos", opina Celaya.
Son una enorme porción de lectores, segundas generaciones más cultivadas que sus progenitores y que alternan la lectura de libros en inglés y en español. Toda una oportunidad para la industria. En cualquiera de los formatos. "La batalla de las grandes editoriales que quieren conservar su cuota de mercado en papel frente a aquellos, como Amazon o Google, que apuestan por lo digital está en pleno desarrollo", comenta Vlahos. "La estrategia de los grupos tradicionales es multiplicar los puntos de venta", comenta el responsable de la BISG. La confianza en la librería no decae.
1. Este artículo contiene oraciones raras. Por ejemplo: 1. “…rompiendo un montón de ideas..” (esto no se entiende). 2. “..la cuota digital…es tímida…” No enciento cómo una cuota puede ser tímida, la cuota es un objeto inanimado, y este artículo no es una novela. 3. “…el habitante de barrios residenciales…” (aquí falta agregar un estatus social porque en sí la frase no dice nada). Barrios residenciales ¿en lugar de qué: el campo, el centro de la ciudad?
ResponderEliminar2. Otro tema: suena extraño que ahora en la Argentina se use el adjetivo antes del sustantivo en casi el 99% de los casos: “potenciales lectores”, en lugar de lectores potenciales. Y la lista es larga: “idéntica excitación”.
¿Qué pasa con los argentinos y el arte de crear en lugar de copiar? Además del gran respeto que los argentinos sienten por el idioma inglés, sobre todo a la hora de traducir del inglés al español. Pero cuando la direccionalidad es distinta, por ejemplo, del español al inglés, el amor no se siente tanto. Les sugiero que lean traducciones al inglés y que vean cómo se respetan (irónicamente) las siglas y cómo se traducen los nombres, etc, etc. Parecería que cuando se traduce al inglés se utiliza, por lo general, la técnica de la domesticación y cuando se traduce al español, se usa la extranjerización.
Me gustaría la opinión de otros traductores.
Si les molesta los comentarios anónimos, agreguen otras opciones en Comentar como:
ResponderEliminarGracias
Este comentario anónimo resulta tan poco inteligente que la tentación de dejarlo es muy grande. Quien lo hizo pensó que el artículo reproducido había sido escrito por un argentino, cuando en realidad es la reproducción de un artículo de Jesús Ruiz Mantilla, publicado en El País, de España. Dicho lo cual, la mala leche del comentario queda expuesta y nos exime de cualquier otra aclaración.
ResponderEliminar