Romina Smith
publicó en el diario Clarín, del
pasado domingo 28 de septiembre, el siguiente artículo que da cuenta del número
de librerías de la ciudad de Buenos Aires. Los datos que se ofrecen son
promisorios y hablan bien de los porteños.
Las librerías resisten cambios de hábitos y suman locales
El
periódico británico The Guardian
eligió una porteña como la más linda del mundo. Y los porteños las adoran.
Tanto, que incluso les dedican una noche por año para celebrarlas y
disfrutarlas. Por romanticismo, por mística, o simplemente por costumbre heredada
y aceptada, Buenos Aires es una ciudad librera: ama las librerías. Buenos
Aires sin librerías no sería Buenos Aires. Y lo dicen los números: hoy en
Capital hay 7.645 habitantes por cada local.
Los
datos surgen de un análisis que el Ministerio de Desarrollo Económico difundió
en el marco de la
Conferencia Editorial , un encuentro que reúne a distintos
representantes del sector. En ese encuentro, no solo se habló de esos números y
de cómo se trabaja en editoriales nacionales, también se trazó un camino a
futuro y se dejó en claro que el porteño potencia su vínculo con las librerías
que se refleja en las ventas a pesar de la competencia con la tecnología y de
los nuevos hábitos de lectura. ¿Un ejemplo? El país no sólo está al frente
del rubro, también logró adaptarse a la producción de libros en formato
electrónico y en la región fue donde más creció la edición de e-books.
Con
o sin libros electrónicos, antiguas, nuevas, de barrio, de cadenas, con bares,
con sillones para leer, con mesas de saldo para revolver, tradicionales como
las de la avenida Corrientes (donde solo entre Junín y la avenida 9 de Julio
hay 30 locales) o incluso especializadas en el segmento infantil y juvenil, que
cada vez se ven más, hoy las librerías siguen tan vigentes como siempre y la
cantidad de locales por habitantes que hay en Buenos Aires ya supera a todas
las ciudades de Sudamérica e incluso está apenas por arriba de Madrid y
Barcelona, dos centros urbanos con más de 500.000 habitantes y una gran
tradición librera.
Según
datos oficiales, en 2011, cuando Buenos Aires fue nominada “capital mundial del
libro”, la Ciudad tenía
293 librerías relevadas. Sin embargo, algunos trabajos recientes hablan de
más. Como el Mapa de las Librerías, que se creó en 2012 como iniciativa del
programa Opción Libros del Ministerio de Desarrollo Económico con colaboración
del Ministerio de Cultura, que estiran ese número a 378 locales que venden
libros en distintos barrios y 293 empresas libreras. También según ese mapa,
los barrios con mayor cantidad de librerías son San Nicolás (87), Recoleta
(45), Balvanera (42) y Palermo (40). Pero con el crecimiento de las cadenas y
la aparición de locales especializados hoy se estima que ese número es aún
mayor y que en Buenos Aires habría unas 400 librerías, algo más de 100 que hace
tres años.
Con
esos dos actores el mapa también fue cambiando. El informe que se presentó la
semana pasada sobre el mercado editorial porteño habla de esto. “Los cambios
del modelo de negocios también ofrecen oportunidades a pequeñas librerías que
se especializan en atender a unpúblico más segmentado y se distinguen por títulos
seleccionados ”, sostiene. Estas pequeñas empresas se suman a las grandes
cadenas y completan el mercado. Y las cadenas tampoco paran de crecer: hoy sólo
Yenny-El Ateneo (a la que pertenece la Grand Splendid , la
elegida por The Guardian) tiene 13
sucursales en Capital. Y Cúspide, con la que recientemente abrió en la calle
Corrientes, otras 11. A
esas se suman las de Librería Santa Fe y otras más pequeñas. “Además de muchas
librerías y muchos lectores, hay muchos emprendedores alrededor de la industria
editorial que fortalecen el sector y le dan el dinamismo necesario para
ajustarse a las tecnologías, los nuevos modelos de negocios y los tiempos que
corren. Sin duda la creatividad y la cultura que se respira en Buenos Aires es algo
para seguir promoviendo ”, explicó el ministro de Desarrollo Económico,
Francisco Cabrera. Para que esto ocurra es clave el papel de librero, uno de
los oficios reconocidos como patrimonio de la cultura porteña. En sus Memorias de un librero (1994), el
escritor y poeta Héctor Yánover, que estuvo al frente de la librería Norte, una
de las más clásicas de la
Ciudad , y falleció en 2003, reveló decenas de anécdotas que
todavía se repiten en locales de libros. El, que supo reunirse con Julio
Cortázar y Alejandra Pizarnik, definió ese compilado de pequeñas historias como
“la picaresca del libro”. Pero lo que más plasmó fue, sin duda, el perfil del
cliente, con historias insólitas y llenas de humor, y hasta extraños personajes que
aún existen y viven y rondan por las librerías.
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