Una de sus más recientes novedades es El tigre en la casa. Una historia cultural del gato (1920), libro clásico del estadounidense Carl Van Vechten (1880-1964), que se presenta en traducción de la escritora chilena Andrea Palet, con ilustraciones de Krysthopher Woods.
Se trata de un ensayo que "explora la figura del gato en la literatura, la pintura, la música, el folklore, la religión y la historia".
En la breve reseña y semblanza del autor, ralizada por Hugo Beccacece para el diario La Nación, de Buenos Aires, se lee: "Hay que agradecer a la editorial
Sigilo que haya publicado este libro del que no había traducción al español. El
ensayo de Carl van Vechten es una obra clásica sobre el tema; tuvo su primera
edición en los Estados Unidos en 1920, hace casi un siglo, y se convirtió de
inmediato en la fuente más importante de referencias.
Carl van Vechten adoraba a los gatos. Fue crítico musical y el
primer crítico estadounidense de danza moderna, además era uno de los más
influyentes animadores de la Harlem Renaissance. Escribió varias novelas. La
más recordada por el escándalo que suscitó fue Nigger
Heaven. Van Vechten y su segunda esposa, la actriz de origen ruso Fania
Marinoff, frecuentaban los círculos de vanguardia. Gertrude Stein designó a Van
Vechten como albacea literario. A partir de 1930, él casi dejó de escribir y
devino un prolífico fotógrafo para el que posaron los principales artistas,
escritores y celebridades de su época.
El tigre en la casa está escrito con una ironía y un humor exquisitamente
ingleses más que estadounidenses; además, las citas son de una gran belleza.
Van Vechten se ocupa en el primer capítulo de echar abajo los prejuicios sobre
los gatos. Se suele decir, por ejemplo, que el gato siente antipatía por el
agua, pero en un célebre fresco egipcio del Museo Británico se ve a uno en un
bote que actúa como un perro retriever en una caza: salta al Nilo para buscar a
un pato sacrificado. También se dice que los gatos son muy inteligentes. Y
aquí, Van Vechten dispara una frase inmortal: 'He visto gatos tan
estúpidos como cualquier pagador de impuestos compulsivo'".
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