viernes, 5 de marzo de 2021

¿Qué pasaría si alguien se enterara en Francia lo que pasa con su franquicia en Sudamérica?



En estos días está circulando por las redes sociales la siguiente noticia, enviada por el equipo de traducción de Le Monde diplomatique, edición Cono Sur.  

La gravedad de los hechos referidos plantean la necesidad de que esta información circule entre los traductores, por lo que se solicita a quienes la lean se la hagan llegar a sus conocidos.

Una huelga de traductores en razón de las tarifas de hambre que se pagan en el mundo editorial argentino es una buena noticia y, a la vez, un precedente que vale la pena considerar no sólo para este caso específico, sino para el comportamiento recurrente de muchas de las editoriales que después se llenan la boca hablando de la cultura en la Argentina.

El equipo de traducción de Le Monde diplomatique, edición Cono Sur dice BASTA de explotación laboral.

Colectivamente, hemos decidido no aceptar nuevas traducciones hasta tanto no se actualicen las tarifas a las propuestas por las asociaciones profesionales.

Durante el 2020, hemos recibido un escasísimo 10% de aumento, para un año que cerró con un 36,1% de inflación. Es decir, nuestras tarifas han perdido un 26% que se suma al 70% del recorte sufrido en los dos años anteriores (2018-2019).

A esto se agregan los permanentes y especulativos retrasos en los pagos (¡más de 60 días para abonar facturas, en algunos casos, de menos de $2.000!).

Las tarifas actuales son inviables. Las asociaciones o colegios que defienden nuestra profesión establecen tarifas “mínimas” que llegan a cuadruplicar las fijadas unilateralmente por la editorial.

En la actualidad, El Dipló (Capital Intelectual) propone una tarifa 40% inferior a la mínima sugerida por la AATI para ensayo editorial, la más baja del medio.

Nuestra situación respecto del colectivo de traductores y traductoras es éticamente insostenible, ya que aceptar tarifas tan por debajo de los mínimos sugeridos por las asociaciones profesionales contribuye a la desvalorización de nuestra profesión.

Durante los últimos años, los míseros aumentos conseguidos fueron resultado de nuestras demandas, nunca iniciativa por la editorial. Siempre muy por debajo de la inflación, el magro incremento en las tarifas terminó siendo, en realidad, un ajuste.

Hoy seguimos a la espera de una respuesta al mail enviado el 18 de enero, hace más de un mes. Continuar trabajando en estas condiciones atenta contra la dignidad de la profesión, lo que no nos deja más opción que declararnos en huelga.

1 comentario:

  1. Me sorprende que no haya comentarios. Mi solidaridad a esta gente valiente, desde Barcelona, con la que me identifico. En efecto, hacer huelga de hambre sería redundante.

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