Cuarto día de la encuesta
Los traductores y la inteligencia artificial (4)
Pasé mis respuestas por ChatGPT del castellano al ruso y del ruso al castellano. La respuesta del ChatGPT se ofrece entre corchetes y en color azul debajo de mi texto original. Creo que esta operación y sus resultados dicen más que mis respuestas.
1) ¿Qué tan familiarizado está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?
Poco y nada. No sigo de cerca el tema. Cuando quise interiorizarme, entendí que carecía de los conocimientos básicos en programación, informática, ciencias cognitivas y neurociencias que me permitirían formarme siquiera una idea aproximada de lo que ahí ocurre. Tampoco quiero caer en banalidades apocalípticas de máquinas destruyendo humanos, de una especie humana degradada en un mundo dominado por computadoras y todas esas fantasías que alimentan la ciencia ficción y nuestros miedos.
[Un
poco y muy poco. No he estado siguiendo este tema. Cuando intenté entenderlo,
me di cuenta de que no tengo conocimientos básicos en programación,
informática, ciencias cognitivas y neurociencias que me permitan al menos
aproximarme a lo que está sucediendo. También no quiero profundizar en
banalidades apocalípticas sobre máquinas que destruyen a los humanos, sobre la
humanidad degradada en un mundo gobernado por computadoras, y todas esas
fantasías que alimentan la ciencia ficción y nuestros miedos.]
2) ¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?
No la he utilizado. No veo tampoco para qué podría necesitarla en esta etapa mía y de ella.
[No lo he utilizado. También no veo por qué lo necesito en esta etapa, tanto en mi vida como en la vida de esta tecnología.]
3) Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí, por qué sí? Si no, por qué no?
La
traducción literaria es claramente la última fortaleza que caerá, si es que
cae. Cuanto más plano y lógico sea un texto, más presa fácil será de la IA.
Desde mi aquí y ahora, no entreveo un programa capaz de captar toda la riqueza
de una obra literaria y de verterla a otra lengua: los registros, los
sociolectos, los tonos emocionales, la ironía, el humor, los juegos de
palabras. Sí entreveo editores inescrupulosos que pasarán textos comerciales
por la IA y pedirán a traductores que le «peguen una revisada» al 30% del valor
de una traducción. Pero eso no es culpa de la IA, sino del capitalismo.
[La traducción literaria es claramente la última fortaleza, si es que alguna vez caerá. Cuanto más plano y lógico sea el texto, más fácil será para la IA. En este momento, no veo ningún programa que pueda captar toda la rica paleta de una obra literaria y transmitirla a otro idioma: registros, sociolectos, matices emocionales, ironía, humor, juegos de palabras. Sin embargo, veo editores deshonestos que envían textos comerciales a la IA y piden a los traductores que “corrijan”; el 30% del costo de la traducción. Pero esto no es culpa de la IA, sino del capitalismo.]
La
mayoría de mis traducciones literarias son de poesía o novelas con cierta
densidad lingüística, y hasta ahora la inteligencia artificial no ha sido parte
de mi práctica (a diferencia, por ejemplo, de diccionarios como WordReference
que son indispensables para pensar en los muchos significados de una palabra).
Soy consciente de que estas herramientas están evolucionando rápidamente, y no
me opongo a priori a su uso. Creo que plantean preguntas más amplias
sobre los procesos de la cognición y la importancia de la cultura y la
comunidad en la elaboración y recepción de una obra. Las IA pueden ser bastante
homogéneas en las respuestas que proponen, culturalmente limitadas, arraigadas
en cierta clase social y bastante carentes de sentido del humor, presentando
sus propias respuestas con una superficialidad alegre, como la única verdad.
Hace unos meses, en un momento sentimental, le pregunté a ChatGPT “¿Cómo se puede demostrar afecto?” y me dio las respuestas más aburridas posibles: flores y abrazos y acurrucarse mirando televisión. No tuvo en cuenta otras culturas, que ofrecerían otras muestras de afecto, por no hablar de reconocer el hecho de que algunas personas no tienen o no quieren televisores. Un buen libro llamado An English Made in India, de Kalpana Mohan, habla de cómo los idiomas híbridos como el inglés indio, improvisado a partir de diferentes fuentes como el hindi, el tamil, el kannada, un inglés no convencional, etc, confundirían a un software de idiomas, ya que dependen mucho de la situación y del movimiento del cuerpo. Los modos de pensamiento de la Inteligencia Artificial, en la actualidad, todavía pueden parecer bastante californianos o chinos en sus preferencias, algo que creo que es importante señalar.
2)
¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si
no, ¿por qué no?
En
la práctica, sigo siendo bastante analógica. En este momento de mi vida, me
interesa lo opuesto: la forma en que el arte puede afectar las emociones y los
cuerpos humanos, y las formas en que la música (o la performance de la
poesía, etc) constituyen una forma de pensamiento en el tiempo. Creo que
es muy importante no olvidar a los seres humanos y sus presencias vivientes
reales; lo que me interesa es el elemento humano. Aplicado a la literatura,
quiero saber por qué un escritor o traductor toma ciertas decisiones, no sólo
el hecho de que hayan sido capaces de hacerlo. Los procesos de pensamiento
humano y las trayectorias artísticas me interesan. Ahora estoy trabajando en un
proyecto sobre “traducciones sonoras”, y lo que más me llama la atención no es,
digamos, el hecho de que un determinado fragmento de música haya sido sampleado
y cambiado de contexto, sino el proceso creativo de un músico que elige
estudiar una tradición de otra parte del mundo e incorporar esas prácticas
sonoras a su trabajo en Latinoamérica.
Las
nuevas tecnologías deberían ser herramientas, no enemigos. Para las obras de no
ficción, veo que la IA podría ser útil, para verificar referencias específicas,
o para ayudar a encontrar obras sobre temas relacionados. Me gusta jugar a
veces con Google Translate, escribiendo en columnas dobles simultáneas, a veces
trabajando desde el castellano y a veces desde el inglés, con la idea de la
traducción inmediatamente afectando mi escritura del párrafo “original”. Pero
esa es una técnica para mi propia escritura.
Es interesante porque, al responder a algunos de estos avances tecnológicos, mucha gente defiende al ser humano en sus dudas, imperfecciones, defectos, amor irracional, empatía, etc., que son vistos de alguna manera como más profundas y verdaderas, en oposición a la máquina racionalmente analítica, cuyos sueños generan monstruos. Creo completamente en la importancia de la emoción, pero tampoco quiero rechazar por completo la idea de la inteligencia analítica en el ser humano: nuestra educación nos enseñó a leer, escribir, reseñar textos y pensar críticamente, todos rasgos importantes que no deberíamos dejar en manos de la máquina, quedándonos con la pura emoción.
En cuanto a la idea de “posedición”, trabajar en un texto existente es algo que los traductores ya hacen, cuando revisan un segundo o tercer borrador de sus propias palabras, leyendo en voz alta, encontrando sus ritmos y sus resonancias. Encuentro placer en editar mi propio trabajo de esta manera, pero no el trabajo de una computadora, ya que sigo presa a cierto orgullo por mi artesanía y mis procesos mentales—toda una reliquia, tal vez.
3) ¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí, ¿por qué sí?
Si no, ¿por qué no?
Significa un cambio, definitivamente. Varios amigos que trabajaban en el
campo de la traducción técnica ya son poseditores. Yo creo que he experimentado
un cambio mental. Antes me consideraba principalmente traductora, y ahora
quiero entenderme como escritora, artista o creadora (de mis propios libros o
música o traducciones, lo que sea), en un mundo donde la autonomía se cede tan
fácilmente a las máquinas. Creo que es necesario también entendernos como seres
humanos que cuidan a otros seres humanos. La inteligencia artificial formará
parte de nuestras vidas, pero es importante mantener el control de nuestros
propios procesos cognitivos y desarrollos, y nunca olvidar las formas en que el
acceso a estas tecnologías puede ser completamente desigual y culturalmente
sesgado, dejando a muchas personas afuera y destruyendo las vidas de quienes no
quieren participar.
1)
Qué tan familiarizado está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en
lo que a traducciones literarias se refiere?
He probado traductores online que entiendo se basan en IA y también programas específicos como Chat GPT. De hecho, he escrito un artículo para el suplemento Abril de El Periódico al respecto, para el que di a traducir dos versos de Shakespeare y lo comparé con dos traducciones canónicas. En mi opinión, Chat GPT quedó en segundo lugar (una de las traducciones canónicas había envejecido mucho). Me consta sin lugar a dudas que muchas editoriales de renombre la utilizan, así como me consta que la mayoría de las agencias y editoriales extranjeras prohíben su uso en los contratos (aunque sin duda ellos también la utilizan). El motivo de esa prohibición no es velar por la calidad del texto, sino el temor, un poco amorfo y con visos supersticiosos, de que, al someter un texto a la IA para que lo traduzca, esta puede ”alimentarse” de ese texto y utilizarlo para generar otro, es decir, un temor al plagio.
2)
Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, por qué sí? Si
no, por qué no?
Será útil en algún momento. Hoy en día, funciona como un diccionario más. Se equivoca mucho y olvida decisiones --quizá acertadas-- que tomó antes respecto del mismo término en el mismo texto. Es muy imperfecta. Va mejor para la no ficción llana (artículos periodísticos sin exigencia ni profundidad) y obviamente pierde en relación proporcional directa a la complejidad o estilo del texto original.
3)
Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí, por qué sí? Si
no, por qué no?
No.
El riesgo no es la IA. El riesgo son, siempre, las editoriales. Así como hace
no pocos años editoriales españolas mandaban a traducir al por mayor a América
Latina pagando precios viles y con criterios colonialistas, cargando sobre los
editores empleados en sus sedes españolas la responsabilidad de corregir y
adaptar los resultados, muchas veces fallidos o excesivamente localistas, que
llegaban, ahora lo hacen con la IA. En ese sentido, es una típica herramienta
que las empresas promocionan como que facilitan el trabajo de los traductores y
en realidad tienen el verdadero y único propósito de abaratar costos e intentar
eliminar a los traductores que cobran dinero del proceso. Su uso actual (no la
herramienta en sí) es un síntoma del estado lamentable de la edición y la
industria editorial (no sólo en español), en el que la calidad del texto es un
criterio, como mucho, secundario. Como diría Laurie Anderson, no es la bala lo
que te mata, es el agujero.
EDGARDO SCOTT (Argentina - radicado en Francia)
1)
¿Qué tan familiarizado está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial
en lo que a traducciones literarias se refiere?
Muy
poco. Aunque entiendo que ya los traductores automáticos fueron un primer
avance de esta tecnología, y sí he visto cómo funcionan y traducen.
2) Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?
Entiendo a la traducción ante todo como una forma superior de lectura. Los que hemos hecho re-traducciones sabemos lo que es trabajar con varias traducciones-versiones a la vez, y en ese sentido, estamos acostumbrados a no traducir desde cero. De algún modo el aporte de la traducción de la IA será una versión a leer, cotejar, comparar.
3) Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?
Supone
el inevitable riesgo del mal uso. O la tentación de usarla indiscriminadamente.
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