lunes, 24 de febrero de 2025

Una encuesta para traductores sobre traducción e inteligencia artificial (6)

 Sexto día de la encuesta

Los traductores y la inteligencia artificial (6)

PEDRO VICUÑA (Chile)

1) ¿Qué tan familiarizado está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?                 

La verdad es que mi conocimiento de la IA es muy tangencial. Lo digo porque, no tengo muy clara la definición de lo que es la Inteligencia Artificial. A mi parecer todo aquello que puede ser resuelto por máquinas o aparatos que, mecánica o electrónicamente,  sigan algún procedimiento de orden lógico, corresponde a la inteligencia artificial. En ese sentido, el uso de diccionarios, enciclopedias, información de diversa índole que uno encuentra en el “espacio virtual” (que de virtual nada, son señales magnéticas almacenadas en discos duros o similares, gigantes, instalados en lugares remotos del planeta por razones de, dizque, seguridad, ), sobre cada palabra o concepto que a uno le merece dudas o sobre la que tiene una noción que desea confirmar, ampliar, refutar, etc., que son las cosas que normalmente uno hace en la web, creo que corresponden al uso de inteligencia artificial.   

Respecto de la pregunta concreta, a veces uso traductores en línea, para indagar si existen acepciones de palabras que yo pueda desconocer, pero en general me encuentro con ciertos grifos incomprensibles que dan clara cuenta de que los datos recopilados por la IA, han ido siendo registrados a partir de entradas erradas.

 No olvido que los datos que circulan en la web y que son los que recopila la inteligencia artificial, son datos elaborados por seres de carne y hueso y si se da el hecho de que ya no sea así, o sea que el sistema de datos electrónicos comience a elaborar su propio lenguaje y sus propias definiciones, prefiero abandonar la sujeción a un sistema binario que no entiende de atmósferas y misterios del espíritu humano y volver al viejo ejercicio de consultar sólo diccionarios u otras traducciones que puedan iluminar pasajes que a mí me resulten oscuros o de difícil comprensión.

 Entiendo que para el negocio editorial, la traducción hecha por máquinas (o aparatos diseñados por el ser humano para aumentar la producción de bienes transables en el mercado), es muy conveniente y encierra una concepción de mundo utilitario y productivo en pos del mero crecimiento económico, ignorando y minusvalorando, sobre todo, las capacidades de las inteligencias humanas individuales. 

2) ¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no,¿por qué no?

Depende de para qué trabajo; si se trata de una traducción que se debe hacer en un determinado plazo y que se asume como una necesidad de subsistencia, creo que no es una mala idea apoyarse en lo que – grosso modo – pueda entregar el sistemita ese de la traducción seriada.

Sin embargo, si se trata de algo que uno asume como un quehacer de importancia y se enfrenta desde una lectura propia y personal, me parece que para la reescritura que eso significa, la inteligencia artificial es de muy poca ayuda y podría ser, incluso, una solución perjudicial. 

3) Cree que la IA supone un riesgo para la profesión?  Si sí, por qué sí? Si no, por qué no?

 Sin lugar a dudas. Y no sólo para la profesión, sino, también, para la lengua. La lengua nace y se desarrolla en el diálogo entre las personas, por eso es viva y en permanente movimiento. La intervención de aparatos que funcionan de manera mecánica y en base a coordenadas de más lenta modificación, es probable que produzcan un empobrecimiento conceptual y, en ese sentido, no solo la profesión está en peligro, sino la capacidad de establecer nuevas acepciones o usos para las palabras, las derivas semánticas y todo aquello que constituye el desarrollo dinámico del pensamiento.

Siempre pienso en mi experiencia como funcionario del Ministerio de las Culturas, en Chile; casi todos los documentos venían con giros idiomáticos, errores gramaticales de uso de tiempos y de concordancias de número y de sujeto y predicado. El asunto tenía sus razón de ser en que las dudas idiomáticas de los diferentes redactores, se las resolvía Microsoft Word, aplicación que no tiene idea de castellano, pero va determinando el uso del idioma entre sus usuarios.

 El peligro, a mi juicio, radica en la automatización del idioma y, en consecuencia, en la dificultad que se irá produciendo con las lecturas y decisiones personales de cada traductor, puesto que paulatinamente serán discordantes con las soluciones planteadas por la IA y podrían llegar a ser “incomprensibles” por los usuarios medios, ergo, las editoriales preferirán aquello que les garantice una venta más masiva y ello será posible en la medida que el lenguaje usado sea más concordante con el lenguaje de los usuarios o potenciales lectores.


GUILLERMO PIRO (Argentina)

1) ¿Qué tan familiarizado está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?

No la uso en absoluto. Las veces que se me ocurrió pedirle ayuda a la IA, por curiosidad, la respuesta fue siempre errada o tonta o delirante. 

2) ¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

Absolutamente no, y no creo que lo sea nunca. Sobre todo porque recurrir a la IA, si sirviera para algo alguna vez, le quitaría al trabajo toda la diversión. 

 3) Cree que la IA supone un riesgo para la profesión?  Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

No. Para traducir hace falta inteligencia, y si la IA fuera inteligente no se llamaría “inteligencia”. Supongo que la IA puede tener utilización en otros ámbitos, pero no en la traducción. Seguramente es de ayuda a los traductores públicos, que no creo que experimenten algún placer traduciendo una partida de nacimiento, pero no en la traducción literaria. Fremte a problemas complejos, la IA es estúpida. 

Hagan la prueba, pídanle a la IA no ya que traduzca un texto, sino algo más simple, que identifique una letra en una palabra inventada y que diga en qué posición de la palabra se encuentra: algo que puede hacer un niño de 8 años, la IA no puede hacerlo, se equivoca. O pídanle que traduzca a otra lengua el capítulo 68 de Rayuela. El resultado va a ser tranquilizador y acabar con cualquier temor. Tal vez pueda traducir tonterías, pero no más que eso.

FLORENCIA FRAGASSO (Argentina)

1) ¿Qué tan familiarizada está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere? 

No estoy familiarizada. Mayormente traduzco poesía y no tuve oportunidad (ni necesidad ni curiosidad) de usar la IA aún en esa tarea. La traducción de poesía es artesanal y suele implicar, en mi modo de trabajo, una serie de versiones del mismo poema que luego cotejo y pulo para llegar a una nueva. Uso constantemente diccionarios (monolingües, bilingües, de sinónimos, etimológicos) tanto de papel como en línea. Y no suelo trabajar con deadlines acuciantes. Por otro lado, tuve la oportunidad de hacer una prueba para un trabajo de traducción periodística y, para mi sorpresa, me preguntaron directamente “¿Con qué IA trabajás?”, a lo que respondí “con ninguna por ahora”. El resultado de la prueba gustó pero me cuestionaron por los tiempos, ya que suponían que al no usar la IA tardaría mucho más en traducir. Y probablemente en ese punto tuvieran razón. 

2) ¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

Supongo que lo sería, por cuestiones de tiempo, si la traducción fuera mi principal fuente de ingreso.

3) ¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión?  Si sí, por qué sí? Si no, por qué no?

Si, creo que supone un riesgo porque ingresa al mercado un competidor que no tiene nada para perder


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