lunes, 10 de febrero de 2025

"Donde se escucha la patria"

Mariano Martín Terdjman
es Licenciado en Letras por la UBA. Escritor y traductor, trabajó como guionista, docente y librero. En este breve artículo plantea una cuestión fundamental que, sin resolverse, ocupa a muchos traductores argentinos. 

La isla del voseo

1. En 1925 el nacionalista Borges dice ser el primer aventurero hispánico en desembarcar en las costas del Ulises, del nacionalista Joyce, comentándolo y traduciendo su última página para revista Proa. Traducción que llama “versión”, porque le interesa menos la trascripción literal de las palabras que la sonoridad y el uso extensivo del lenguaje coloquial. Allí aparece “el campo lindísimo” (the beatiful country), “soy loca de la flores” (I love flowers), “me importa un pito” (I would'nt give a snap of my two fingers), “a qué santos” (why why) y el resultado es una traducción localista ultimada con el uso del voseo rioplatense: “para vos brilla el sol” (the sun shines for you).

Ese joven nacionalista funda revistas y discute con España cuando se le atribuye a Madrid ser el meridiano y fundamento de la lengua que habla. Es el año 26, 27, con los nacionalismos en alza, y con Borges persiguiendo el habla de los argentinos. “Una incredulidá grandiosa,vehemente, puede ser nuestra hazaña”, así termina El tamaño de mi esperanza donde las palabras están recortadas así: ciudá, incredulidá, realidá. En El idioma de los argentinos, al notar las diferencias con España, dice: “un matiz de diferenciación sí hay; matiz que es lo bastante discreto para no entorpecer la circulación total del idioma y lo bastante nítido para que en él oigamos la patria”. El idioma de los argentinos y El tamaño de mi esperanza: libros jóvenes que después, cuando llega el momento de recopilar sus obras completas, decide no incluir.

2. “Traducir es un acto de elección continua, y elegir siempre supone sacrificar algo. Eso es incesante, la insatisfacción permanente del traductor es que está eligiendo algo a expensas de algo”. En un debate de los años ochenta sobre la versión de Borges del Ulises, Enrique Pezzoni, traductor, crítico y maestro de grandes maestros -leí por primera vez el final del monólogo de Molly con uno de sus discípulos, Daniel Link, en las aulas de la facultad de Filosofía y Letras- traduce la última página y reincorpora, en su propia versión, la que leímos en la cursada, las verdaderas palabras de Joyce: “la preciosa campiña”, “me encantan las flores”, “por qué por qué”, “no doy ni esto por toda su ciencia”, “el sol brilla para ti”. Y sobre el voseo dijo, aquella vez: “Cuando elegís el vos creás una inmediatez mucho mayor que el tú. Pero además, fatalmente estás trasladando un espacio a otro. En la situación de pacto de lectura traducción el tú funciona como una convención”. Y agregó: “Generalmente lo que hace el traductor es trabajar mucho con el registro de la lengua empleado, para que compense el tú y genere por otro lado la inmediatez”.

3. Entre los traductores argentinos no se usa el voseo o se usa poco. Borges nunca más lo utilizó. Siguió optando por la idea de “versión” para las traducciones y colando expresiones coloquiales, pero no necesitó el voseo. Incluso popularizó la idea de traducciones (versiones) que podían mejorar el texto original (versiones, también) y su traducción de Las palmeras salvajes, de Faulkner, significó para escritores hispanos algo más trascendente y revelador que The Wild Palms para sus colegas de habla inglesa.

En 2021 la editorial Godot publicó una nueva versión de Dublineses, el libro de cuentos de Joyce, traducido por Edgardo Scott. En el prólogo, Scott dice: “Pero la cuestión clave respecto de esta traducción fue afirmar una traducción plenamente del Río de la Plata”. “Era rubicundo y rollizo” en la traducción canónica de Cabrera Infante se convierte en: “Era macizo y rubión”. “Una noche, chico, que iba yo por Dame Street” se vuelve: “Una noche, amigo, yo iba por Dame Street”. “La gran vida, chico” es “Estuvo bien, amigo”. “Tú sabes que tú no me puedes andar con cuentos” es “Vos sabés que a mí no me engañás”. “¿A cómo la ración de chícharos?” es “¿Cuánto cuesta el plato de arvejas?” (todos ejemplos del cuento “Dos Galanes”, del libro)

Le escribí a Eduardo, que vive en París, con algunas preguntas, sobre el proceso y sobre su trabajo. “Fue una propuesta mía el libro”, me dijo. “Una traducción nunca podría ser demasiado argentina, siguió. Las traducciones de traductores argentinos -e incluso- de editoriales argentinas son argentinas”. Y también le pregunté por qué creía que casi por regla no usábamos el voseo. “La primera respuesta que se me ocurre es fácil, casi demagógica: un traductor -una traducción- que esté pensando en que ese texto sea recibido o mejor recibido más allá del Río de la Plata. Es divertido, casi ingenuo: como si en Hispanoamérica no supieran que voseamos…”.

4. Le consulté entonces a Laura Fólica, investigadora en estudios de traducción afincada en Barcelona sobre el problema de los localismos: “La creencia es que un español neutro, es decir libre de localismos, permitiría una circulación más rápida y extendida de los libros traducidos”, me dice. “Ahora bien, muchas veces no están tendidas las redes materiales de distribución de libros para que esto ocurra efectivamente”. “Incluso puede ocurrir, completa, lo contrario, que libros traducidos en una variedad específica, como es el caso de Anagrama -que privilegia la norma de Madrid- circulen por toda la región de latinoamericana, porque justamente la editorial sí que tiene establecidas redes locales”.

5. Borges nacionalista traduce todo, trae todo, incluso el nombre del escritor: JAIME Joyce, lo hace firmar. En el debate de la década del 80 sobre la traducción de la última página del Ulises se plantea la duda: “¿Uno quiere leer la literatura de otros países y leerla como distinta, o quiere encontrarse a sí mismo en el espejo hasta la eternidad?”.

6. La isla del voseo es chica en el amplio mar del idioma español. El español “neutro”, entidad inexistente que nadie respeta ni tiene reglas (o tiene dos reglas: que en las traducciones los españoles no traigan a Latinoamérica el vosotros y que los argentinos desistan del voseo) también es inevitable motivo de unión. Encontrar palabras que entiendan mexicanos, peruanos, chilenos, argentinos y españoles. Y después sorprenderse con los giros de cada lugar, con el idioma de cada pueblo. Que la marraqueta chilena sea el pan francés argentino, que el camote la batata y el bototo el borcego. Que salir de carrete sea irse de joda. Ese es el “matiz nítido” (¿el sonido limpio?) donde se escucha la patria

No hay comentarios:

Publicar un comentario