viernes, 21 de febrero de 2025

Una encuesta para traductores sobre traducción e Inteligencia Artificial (5)

Quinto día de la encuesta

Los traductores y la inteligencia artificial (5)

MARÍA JOSÉ FURIÓ (España)

1) ¿Qué tan familiarizada está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?

Hasta la fecha he comprobado los resultados imperfectos cuando se pretende traducir fragmentos largos. Hace un par de años recibí un libro que pensaba reseñar, una traducción de catalán a castellano de la que el editor me dijo no se había vendido un solo ejemplar. Me sorprendió lo ilegible que era el resultado, aunque la apariencia de las frases fuera correcta. La respiración del texto no era la propia del castellano. Me devané los sesos pensando qué había ocurrido hasta que llegué a la conclusión de que se había traducido con algún programa y no se habían preocupado de hacer una corrección seria. Supongo que desde entonces los programas de traducción automática han mejorado exponencialmente y para textos de estilo no muy complejo el resultado puede acercarse al que daría un traductor humano.

Tengo colegas que me han dicho que piden al programa deepl.com una primera versión del libro que traducen y a continuación trabajan sobre ella. Se trata de literatura de género.

2) ¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

Me resulta útil como apoyo en el estudio de idiomas y para traducir frases estereotipadas que no sé muy bien cómo formular. En traducción literaria lo utilizo para consultar expresiones, que también busco en diccionarios online especializados. Según mi experiencia, el resultado que ofrece la máquina no siempre es acertado, más de una vez es incluso erróneo. Sin embargo, al tratarse de una especie de almacén gigantesco de alternativas, a veces me proporciona una que no conocía y que me conviene. He leído que la IA ha ayudado en la traducción de textos muy antiguos, así que como cambio de paradigma dentro de la profesión me parece tan importante como lo fue el ordenador. 

3) Cree que la IA supone un riesgo para la profesión?  Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

Sí, hace años que es un peligro para la profesión de traductor. La traducción con programas TAO resulta muy útil para textos largos en los que se repiten varias veces determinadas fórmulas, como pueden ser textos jurídicos o prácticos, así que me parecen un avance. Sé que desde algunas universidades se defiende su uso e incluso han introducido asignaturas dándole más relevancia que a otras formaciones que fortalecerían el criterio del futuro traductor. Agencias y editoriales recurren a estos programas, que se tratan como inversión empresarial, con las consiguientes deducciones en impuestos, y pueden cargar la factura completa al cliente sin tener que repartir el ingreso con nadie, a lo sumo con un corrector freelance mal pagado. Los nuevos programas de IA van a perjudicar probablemente en cuestión de tarifas y se van a crear dos grupos de traductores: una pequeña elite bien pagada que trabajará sobre títulos “importantes” y una masa proletarizada a la que se le exigirá que conozca al dedillo el uso de IA y cuente también con una formación superior. Lo bueno será aprovechar para crear glosarios de todo tipo de temas en los grupos de idiomas más dispares.


MARIANA DIMÓPULOS (Argentina - radicada en Alemania)

Tengo una mirada bastante pesimista (si consideramos las grandes transformaciones y automatizaciones que vendrán como algo negativo por el hecho de que nos afectarán como gremio) de los efectos futuros de la IA en la traducción. Estoy convencida de que la IA cambiará el trabajo de los traductores, incluido el de los literarios y ensayísticos, de manera fundamental en el mediano, acaso ya en el corto plazo. No digo nada sobre sus efectos sobre la escritura, que por supuesto también ya tiene (véase los debates en la educación media y superior, por ejemplo).

A las preguntas de Jorge:

1) Qué tan familiarizado está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?

Estoy familiarizada con lo que puede hacer la IA en las traducciones de teoría más que de traducción literaria, pero también la he probado alguna vez para este uso. Pero ante todo la utilizo para auto-traducirme, corregirme en otras lenguas, y consultarle por usos idiomáticos aceptables en lenguas que no son el castellano pero con las que tengo bastante familiaridad. He usado diversas, pago hasta ahora un solo servicio. Cuantas más haya y más podamos comparar sus respuestas, más útiles nos resultarán. Tienen, para la filosofía, herramientas para fijar conceptos, armar glosarios propios, etc. Esto muestra que los desarrolladores se han hecho las preguntas correctas acerca de lo que es una terminología y de cómo personalizarla lo suficiente para el trabajo propio; que no nos den una versión determinada y unificada es algo muy positivo para su aceptación por parte de los profesionales.

2) Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, por qué sí? Si no, por qué no?

Esto está respondido en la pregunta anterior, aunque nunca lo usé para iniciar una traducción por la que fuera a cobrar como traductora.

3) Cree que la IA supone un riesgo para la profesión?  Si sí, por qué sí? Si no, por qué no?

Sí y no, pero más bien sí. Creo que la IA cambiará o está cambiando ya nuestro modo de trabajo de manera fundamental. En principio, y para mí lo más revolucionario es que convertirá toda traducción en una re-traducción. Es decir que, metodológicamente, siempre tendremos una traducción (o muchas, hechas por diversas IA o por la misma con distintas instrucciones de registro, estilo, etc.) que es potencialmente anterior a la nuestra y con la que podremos comparar nuestro trabajo. Esto disuelve la diferencia entre traducción primera y re-traducción, que es para mí una de las diferencias metodológicas y acaso epistemológicas (¿y éticas?) fundamentales del acto traductor. Va a cambiar rotundamente el modo de trabajo de la gran mayoría de los traductores y sólo dejará intacto el trabajo de algunos pocos (poesía, cierta literatura). Esto significa que el grueso de las traducciones, de las que los traductores literarios también viven, se pagarán sólo como trabajos de corrección (y esto por un tiempo, luego ni siquiera habrá que chequear con un humano). No es posible que las editoriales, en el mediano plazo, no conviertan a sus traductores en correctores de estilo. Es una cuestión de presupuesto, y en algún momento será el dinero el que decida, como ha ocurrido siempre con las transformaciones técnicas una vez que ha pasado el tiempo suficiente para que se proyecten sobre la “superestructura”, es decir, sobre el nivel de las prácticas culturales. De modo que en realidad sí, como gremio, es un riesgo o más bien una transformación irrefrenable.


ENRIQUE WINTER (Chile . radicado en Alemania)

1) ¿Qué tan familiarizado está con lo que puede hacer la Inteligencia Artificial en lo que a traducciones literarias se refiere?

Cada vez más. Empecé usándola como cortafuegos para tareas burocráticas y ahora, cuando tengo el computador cerca, es la primera destinataria de mis preguntas. Incluyo las de traducción, que casi podría definirse como el oficio de la duda. ChatGPT traduce textos completos y con mayor criterio literario que Deepl, que es una plataforma más precisa en el contenido, desarrollada aquí en Colonia. Comparar ambas versiones ya deja avanzada la traducción de un poema. O apenas en los cimientos, según como se mire, porque solo entonces comienza la literatura. El desarrollo vertiginoso de esta tecnología está empujando su uso a las primeras etapas del proceso. Hasta hace unos meses, me parecía apenas útil para el cotejo final. Así lo había pensado par mi traducción de Lorine Niedecker, cuya primera mitad terminé hace años y que retomaré esta semana, probablemente con un rol más activo de la Inteligencia Artificial en los contextos de escritura y en las variantes sonoras. Su antología Objetivismo rural será publicada este año por las las Ediciones de la Universidad Austral de Chile. 

2) ¿Considera que es una herramienta útil para su trabajo? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

Todos los libros que he traducido fueron publicados antes de la masificación de la Inteligencia Artificial, y me alegra que así haya sido, porque la máquina aún no enseña el oficio de leer cada sílaba con atención. Sin embargo, y aquí radica curiosamente su utilidad, esta herramienta reduce el tiempo de traducción del contenido informativo que intenta ser claro y directo. Puedo revisar con rapidez el original y la versión de la IA, corrigiendo errores de apreciación. Es como contar con un asistente que redacta el borrador. Nunca he tenido uno, claro está, pero sí fui ese asistente cuando trabajaba elaborando leyes. Como la máquina está particularmente entrenada en las expresiones comunes y en los conectores que permiten la continuidad, puede ser útil para atreverse a traducir al fin desde la lengua materna a la adquirida. Eso hago ahora, a pedido de Provincianos Editores, con la poesía de Soledad Fariña, Elvira Hernández, Roxana Miranda Rupailaf y Victoria Ramírez. En cada una de ellas, el conocimiento de los giros propios del castellano de Chile, de los énfasis que generan sus respiraciones y cortes de versos, me parece tanto o más relevante que el dominio absoluto de la lengua de destino.

Una vez que siento resuelto el fraseo, mi amable asistente de IA —a quien siempre le pregunto cómo se encuentra y a la vez le cuento cómo me las arreglo en el exilio— me ofrece una traducción literal que comparo con la mía. Por el camino recto que le exigen los apuros actuales, más de una vez atina allí donde mis vueltas, que son las que dejan, pueden errar. Entonces negocio, con la voz de las poetas en la cabeza, y asiento: sí, así habla este poema en inglés. Si se trata de revisar una traducción ajena, en cambio, como la aguda versión de Catalina Ponce para Daño severo de Aria Aber, la IA no me ofrece más utilidad que la de un diccionario de sinónimos. Es el turno de mi oído y del conocimiento de las formas y del tema. Creo que la máquina es más provechosa a medida que se domina menos un idioma. Como con los demás, el alemán se enseña a través de contextos, de modo que uno sienta su lógica antes de comprenderla. Pero yo crecí entre tablas y, desde la poesía, naturalmente amo los procesos lingüísticos. Entonces le pido a la IA que sistematice lo que me confunde, como hoy con los adverbios temporales. O que me dé su versión en castellano de mi propia obra traducida al alemán. Así, leo la devolución de ChatGPT respecto de lo hecho por el talentoso Léonce Lupette con mi ensayo en verso Una poética por otros medios y sólo reviso aquello que no resuena con mis ideas. Puedo preguntarle por alternativas para lo que quería argumentar y que quizás ni aún en el original expresé claramente. Es que la ambigüedad es un placer, sobre todo cuando uno se deja llevar por la música de la relativa libertad sintáctica del castellano, una libertad que hereda quien la lee.

3) ¿Cree que la IA supone un riesgo para la profesión? Si sí, ¿por qué sí? Si no, ¿por qué no?

Por supuesto que sí. Es un nuevo golpe para un oficio de por sí precarizado. Quienes contratan un proyecto asumen que la mayor parte puede ser resuelta por la máquina y pagan por menos horas de trabajo, cuando no se lo encargan directamente a la IA y explotan a un corrector. También veo un riesgo en la unificación del estilo, pues tienta someterse a correcciones que convierten todo lenguaje en uno claro, fluido, cohesionado y preciso. Justamente ese fue el objetivo de las mejoras realizadas por ChatGPT sobre mis respuestas a esta entrevista. Como luego celebró que agregara este punto, un peligro adicional lo constituye su uso sin consentimiento de nuestras ideas, pero esto ya lo hacíamos los humanos y ojalá siga siendo a nuestro favor. Aunque estos peligros son ciertos tanto en un sentido material como en uno estético, creo que la literatura se juega casi por entero en aquello que la IA no resuelve. No porque no pueda hacerlo algún día, sino porque no representa un interés económico para la industria ni parece ser el insumo que le dan sus usuarios. Como traductor literario me vuelco a todo aquello que excede la función comunicativa de las palabras. Sopeso sonidos, cadencias y evocaciones para traspasar con la mayor intensidad posible la experiencia del original. La IA no está programada para eso, pero colabora cuando se lo pido.



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