lunes, 31 de octubre de 2016

Una buena ocasión para recordar a Alberto Girri

El pasado 25 de octubre, Daniel Gigena publicó la siguiente nota en el diaro La Nación, con el objeto de recordar los veinticinco años de la muerte del poeta y traductor argentino Alberto Girri.

Alberto Girri, 25 años después

Este año, en noviembre, se cumplen veinticinco años de la muerte de Alberto Girri, poeta, traductor y ensayista. Había nacido en Buenos Aires en 1919 y publicó su primer libro, Playa sola, en 1946. Por su fecha de nacimiento, se lo incluyó en la generación de los años cuarenta, pero su estilo único y personal, ascético y concentrado, no encajaba en ése ni en ningún otro movimiento de poesía local. Por ese motivo (así es la vida), cosechó grandes elogios y al mismo tiempo rechazos de críticos y poetas.

Girri fue un asiduo colaborador en el suplemento cultural de La Nación y en otros medios gráficos como Sur Vuelta, la revista literaria dirigida por Octavio Paz. Escribió más de treinta libros de prosa y poesía, entre los que se destacan Coronación de la esperaPoemas elegidosLos valores diariosPoesía de la observación, el genial El motivo es el poemaMonodias y Juegos alegóricos. Tradujo a grandes poetas ingleses y estadounidenses como T. S. Eliot, Wallace Stevens (su obra y la de Girri mantienen evidentes puntos de contacto), Robert Frost, John Donne y William Carlos Williams. "Traducir es, aproximadamente, intentar una casi inapresable equivalencia del tipo de lenguaje, imágenes, detalles específicos del original, su forma mentis -declaró en una entrevista con Javier Barreiro -. En mi caso, trato de eludir lo que llamaríamos una traducción «personal», una forma de interpretar el texto elegido, a menudo tan arbitraria que puede llegar a convertir el original en una caricatura; y trato también de evitar la recreación o mera imitación poética. Mi criterio no es brillante pero sí honesto: traduzco sin exagerar la literalidad pero a la vez sin excesivo temor de lo literal." Por pedido del compositor Alberto Ginastera, Girri escribió el libreto de la ópera Beatrix Cenci.

Quizás por motivos ideológicos más que estéticos, la obra de Girri fue tachada de conservadora a partir de los años setenta y su labor poética circuló sólo en ciertos sectores sociales. Eso no impidió que hasta su muerte siguiera con el desarrollo de un trabajo que aspiraba a la totalidad. Sus libros, señaló el crítico Jorge Monteleone, se asemejan a capítulos de un libro único, personal e inimitable. "El proceso de escribir el poema puede partir de una idea, una frase oída al azar, una lectura, una imagen. Simultánea o alternativamente. Pero lo que importa es que esos pretextos, incitaciones circunstanciales, coincidan en mí con un estado de resonancia adecuado", dijo Girri.

Poetas como Arturo Carrera y Jorge Aulicino, en la década de 1990, junto con Sergio Cueto y el gran crítico que fue Enrique Pezzoni, iniciaron un proceso de revalorización de la obra poética de Alberto Girri. "Los ritmos son cada vez más mutantes y el estiramiento epidérmico de la sintaxis es un sistema de paradojas superficiales y semánticas para destronar «sutilmente» la profundidad. Todo ocurre a través de la obra, de los libros, de los poemas. Leamos otra vez a Girri", postulaba Carrera en 1993.

La poesía de Girri encerraba una utopía literaria: el alejamiento de la idea del yo, reemplazada por lo que debería ser la idea del poema. "El creador legítimo tiende a ponerse a un costado de lo creado", escribió en Diario de un libro.

"Girri dijo alguna vez que la prosa de Borges fue un punto de inflexión en el lenguaje argentino y un modelo para él -señala Jorge Aulicino, Premio Nacional de Poesía 2015-. Tal vez ante esta opinión Borges se sintió descalificado como poeta: tuvo algún comentario sarcástico sobre la poesía de Girri. Como sea, llama la atención que en la base de la literatura de un poeta haya prosa, tanto o más que poesía. Por carácter transitivo, si bien no encontré rastros visibles de Borges en Girri, recibí la influencia de los dos en cuanto a actitud frente al lenguaje: la impersonalidad del «emisor», como lo llamaba el propio Girri, es lo que le interesaba en Borges y me interesó a mí en ambos. Impersonalidad muy comprometida en el arte de «atender el texto» con absoluto rigor, como proponía el autor de Quien habla no está muerto y tantos textos clave para el desarrollo de una nueva manera de hacer poesía en el país."

sábado, 29 de octubre de 2016

Semana veintisiete del repudio al convenio entre la U.B.A.,la UNAM, la Universidad de Salamanca, el Instituto Cervantes y Telefónica de España

El éxito de la convocatoria para repudiar el convenio que le otorga valor universal al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, propuesto por el Instituto Cervantes y un consorcio de universidades de España y Latinoamérica, demuestra que la movilización de la comunidad intelectual de la lengua castellana está lejos de haberse agotado. Esta semana, la número veintisiete desde que empezamos, actualizamos la lista de firmantes ya que,  diariamente siguen llegando adhesiones de todo el espectro de la lengua. Por lo tanto, seguirá abierta la recolección de firmas de todos aquéllos interesados en dejar sentado en este blog su repudio ante un pacto realizado de espaldas a la sociedad.


Como ya se ha explicado, no sólo han firmado la nota que se reproduce a continuación escritores, traductores, correctores, editores, intelectuales en general (historiadores, sociólogos, antropólogos, arqueólogos y periodistas, además de directores teatrales y actores), sino también un gran número de profesores de Literatura Española e Hispanoamericana, lingüistas, filólogos y lexicógrafos, que desempeñan sus tareas en  universidades argentinas y extranjeras. Acaso ellos están mejor capacitados para entender el problema que los contadores, veterinarios y dentistas que votaron positivamente el acuerdo en una sesión del Consejo Superior de la UBA…  quince días posterior al anuncio oficial del Instituto Cervantes en el Congreso de la Lengua de Puerto Rico.

La solicitada y la lista estarán disponibles para quien desee consultaras y, eventualmente, sumarse. Para hacerlo sólo tiene que enviar un mail a clubdetraductoresliterarios@gmail.com


Solicitada

Los abajo firmantes, escritores, intelectuales, docentes, investigadores y artistas del universo de la lengua castellana, queremos manifestar nuestro absoluto repudio al Memorándum de Entendimiento, un conjunto breve de artículos, con el cual la UBA se integra al convenio firmado entre el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Salamanca, que pretende otorgarle al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) valor universal y hegemónico. Consideramos que se trata de  una grave intromisión en la independencia lingüística de Latinoamérica, así como de un perjuicio a los intereses políticos y comerciales de la región.


A
Martín Abadía, Cecilia Abdo-Ferez, Enrique O. Abeya-Gilardon, Eleonora Acosta, Mónica Acosta, Gabriela Adamo, Lucas Adur, Silvia Aguilera (Chile), Cecilia Aguirre (Brasil), Claudia Aguirre, Osvaldo Aguirre, Abel Ahumada, Laura Alcoba (Francia), Diego Alfaro Palma (Chile), Fernando Alfón, Javier Almeida, Mariano Altamirano, Matías Allende Contador (Chile), Adriana Amante, Susana Anaine, Jotaele Andrade, Maria Teresa Andruetto, Daniela Ansa, Angelika Antonio Rubin, María Amelia Arancet Ruda, Graciela Aráoz, Fernanda Aren, Teresa Arijón, Elvira Arnoux, Jaime Arrambide, Alessio F. Arredondo,  Adriana Astutti, Alejandra Atadía, Jorge Aulicino, Florencia Ávalos, Márgara N. Averbach,
B
Claudia Bacci, Cecilia Bajour, Miguel Balaguer, Alejandro Balazote, Lidia M. T. Rádis Baptista (Brasil), Florencia Baranger-Bedel, Magnolia Brasil Barbosa do Nascimento (Brasil), Pablo Bardauil, Julina Barembuem (Francia), Ian Barnett, Carolina Bartalini, Alcira Bas, Carlos Battilana, Matías Battiston, Gustavo Beade, Eric Beaumatin (Francia), Roberto Bein, Natalia Belenguer, Sonia Bello, Bárbara Belloc, Asher Benatar, Laura Benítez, Julia Benseñor, Daniela Bentancur, Diego Bentivegna, Gladys Berisso, Angel Berlanga, Emilio Bernini, Eduardo Berti, Concepción Bertone, Pablo Betesh, María de los Ángeles Bianchi, Ana Lia Biderman, Sonia Bierbrauer, Mónica Billoni, César Bisso, Sonia Blank, Andrea Bohrn, Elisa Boland, Karina Bonifatti, Piedad Bonnet (Colombia), Juan Bonilla (España), María Angélica Bonilla, Manuel Borrás (España), Claudia Borzi, Pablo Braun, Jorge Brega, Matías Bruera, Jorge Bustamante García (México/Colombia), 
C
Marcelo José Cabarcas Ortega (Colombia), Gabriela Cabezón Cámara, Rubén Faustino Cabrera, Susana Cabuchi, Javier Calvo, Silvia Camerotto, Silvana Campanini, Magdalena Cámpora, Marco Antonio Campos (México), Sibila Camps, Martín Caparrós, Anália Capdevila, María Ester Capurro, Pablo Caramelo, Marina Cardelli, Sandra Carli, Sandra Carrazzoni, Penélope Cartelet, Elizabeth Casals,Fabián Casas, Fernanda Castelano Rodrigues (Brasil), Alejandro Castro, Nora Catelli, Maite Celada (Brasil), Marcelino Cereijido (Argentina/México), Rocío Cerón (México), Valeria Cervero, Gabriela Cetinas, Sergio Chejfec, Matías Chiappe (Japón), Ricardo Chiesa, Micaela Chirif (Perú), Luis Chitarroni, Federico Ciamberlini, Ángela Ciocca, Susana Civitillo, Oliverio Coelho, Marcelo Cohen, Monona Cohen, Sara Cohen, Andrea Cofán, Javier Cófreces, Vanina Colagiovanni, Nicolás Coletto, María del Carmen Colombo, Gabriela Comte, Germán Conde, Oscar Conde, Carlos Roberto Conde Romero (México) Estela Consigli, Jorge Consiglio, Sandra Contreras, Lucila Cordone, Luciana Cordo Russo, Claudina Corel (Francia), Silvio Cornú, Juan David Correa (Colombia), Sylvia Costa, Beatrice Couteau, Flor Cresta, Américo Cristófalo, Claudio Crivelli, Marcela Croce, Adriana Cristina Crolla, Graciela Cros, Esther Cross, Anna Crowe (Escocia),
D
Julián D'Alessandro, Paola D’Angelo, Guillermo David, Jan de Jager (Argentina/Holanda), Santiago de Miguel, Pablo De Santis, Juan de Sola (España), Juan José Delaney, Claudia Del Blanco, Silvia Delfino, Laura Demaría (EE.UU.), Valentín Díaz, Mariana Di Cío (Francia), Ariel Dilon, María Teresa D'Meza (Cuba), Mariana Dimópulos, María di Stefano, Ignacio Di Tulio, Ángela Lucía Di Tullio, Leonora Djament, Jordi Doce (España), Nora Domínguez Rubio, Leandro Donoso, José Arlindo Dos Santos (Brasil), Elsa Drucaroff,
E
Víctor Ego Ducrot, Andrés Ehrenhaus, Laszlo Elderyi (Uruguay), Neide Elias (Brasil), Alejandra Elichabe, Verónica Engler, José María Espinasa (México), Carolina Esses, Juan José Estévez,
F
Geneviève Fabry (Bélgica), Sylvia Falchuk, Adrián Fanjul, Ángel Faretta, Cristina Farías, Adriana Fernández, Nancy Fernández, Zulema Fernández, Álvaro Fernández Bravo, Javier Fernández Miguez, Inés Fernández Moreno, Martina Fernández Polcuch, Gustavo Fernández Walker, Alex Ferrara, Santiago M. Ferro, Horacio Fiebelkorn, Tamara Figueroa, Judith Filc (Estados Unidos), Diego Fischerman, Graciela Foglia (Brasil), Laura Fólica, Jorge Fondebrider, Diego Forte, Larisa Fostinone Locoselli (Brasil), Ana Franco (México), Silvana Franzetti, Daniel Freidemberg, Silvina Friera, Leonardo Funes, Alejandra Furfaro,
G
Pablo Gaiano, Carlos Gamerro, Lélia Gándara, Flavia García (Canadá), Alicia García Bergua (México), Pablo Gianera, Federico Gianotti, Daniel Gigena, Sol Gil, Abel Gilbert, Paula Giménez Zapiola, Gabriel Giorgi, Mónica Girón, Andrea Giunta, Marisa Godoy, Myriam Leonor Godoy Arroyo, Graciela Goldchluk, Víctor Goldstein, Alejandro González, Betina González, Horacio González, Jonio González, Neide Maia González (Brasil), Rafael Goñi, Inés Grimland, Ezequiel Grimson, Lucía Grodsinsky, Paula Grosman, Irene Gruss, Roberto Guareschi, Leila Guerriero, Richard Gwyn (Gales),
H
Fabián Haim, Claudia Hartfiel, Liliana Hayat, Liliana Heer, Dolores Hernández, Itziar Hernández (España), Patricia Hernández, Frida Herz, Alejandro Horowicz, Luis Francisco Houlin Dintrans, Claudia Hortas,
I
Ricardo Ibarlucía, Carla Imbrogno, Pablo Imen, Pablo Ingberg, José Insúa, Fabián Osvaldo Iriarte, Pola Iriarte (Chile), Jorge Isaías,
J
Carlos H. Jacobo, David Jacobson, Natalia Jakubecki, Alexandra Jamieson Barreiro, Ana María Jaramillo (Colombia/México), Darío Jaramillo Agudelo (Colombia), Noé Jitrik, Silvia Jurovietzky,Mario Jursich (Colombia),  
K
Tamara Kamenszain, Laura Kaplan, Alejandra Patricia Karamanian, Alejandro Kaufman, Edna Inés Kelly, Sergio Kiernan, Guillermo Korn, Alberto Kornblihtt, Laura Malena Kornfeld, Eduardo Kragelund, Paula Krajnc, Christian Kupchik,
L
Juan Manuel Lacalle, Nora Laffont, Mónica Lago, Patricia Lálage del Vall, María Lanese, Gabriela Lapalma, Alicia Laplace, Cecilia Lasa, Alejandra Laurencich, Daniela Lauria, Denise León, Mara Faye Lethem (Estados Unidos),  Mauro Libertella, Daniel Link, Jorge Locane (Alemania), María Rosa Lojo, María Pía López, Eugenio López Arriazu, Carlos López Beltrán (México), Pura López Colomé (México), María López García, Ana María Lorandi, Diego Lorenzo, Carolina Lozada (Venezuela), Gabriel Lozano, Marcela Lucero,
M
Bruna Macedo de Oliveira (Brasil), Ariel Magnus, Silvia Maldonado, Alejandro Manara, Adriana Carolina Manes, Laura Mangold, Héctor Manni, Elena Marengo, Lucas Margarit, Marilú Marini, Leticia Martí, Daniel Martínez, Uriel Martínez Venegas (México), Claudia Masín, Carlos Masotta, Cecilia Mata, Ana Silvia Mazía, Mirtha Paula Mazzocchi, Ana Mazzoni, Víctor Manuel Mendiola (México), Ricardo Mendoza Rademacher (Chile), Andrea Menegotto, Haydée Noemí Menna, Tununa Mercado, Mercedes Merino, Silvana Meta, Alejandra Mierez Revilla, Eduardo Milán (Uruguay), Gabriela Minsky, Ignacio Miret, Federico Mirré, Javier Mocarquer (Estados Unidos), Cristian Molina, Oscar Luis Molina Sierralta (Chile), Rodrigo Molina-Zavalía, Sylvia Molloy, Fabián Mónaco, Rafael Mondragón (México), Mario Montalbetti (Perú), Graciela Montaldo, Jorge Monteleone, René Montero Montano (México), Miguel Ángel Montezanti, Virginia Monti, Fabio Morábito (México), Miguel Ángel Morelli, Yolanda Morató (España), María Moreno, Juan Carlos Moreno Cabrera (España), Graciela Morgade, Julieta Mortati, José Luis Moure, Vicente Muleiro, Fabricio Müller, Debi Mundani, Hugo Murno,
N
Adelaide Navarret, Juana Nicolaou, Gustavo Nielsen, Michel Nieva, Daniela Nigro, Valentina Noblia, Alicia Noceti, Alejandro de Nuñez,
O
Julieta Obedman, Alejandra Obermeier, Elena Luján Odriozola,  Gladys Ojea, Ana Ojeda, Leonardo Oksman, Sebastián Olaso, Alejandro Olazabal, Mercedes Olcese, Lucrecia Orensanz (México), Diana M. Ortega, María Gabriela Ortiz, Pablo Ortiz (Estados Unidos), Alexandra Ortiz Wallner (Alemania), Elsa Osorio, Araceli Otamendi, Sonia Otamendi, Rafael Felipe Oteriño,
P
Melisa Palferro, Cecilia Palmeiro, Lucas Panaia, Tamara Padrón Abreu, Andrea Palet (Chile), Marcia Paraquett (Brasil), Aldo Parfeniuk, María Teresa Pascual, Sandra Pasquini, Hilda Paz, Joana Peaguda, Karina Pelech, Ingrid Pelicori, Diego Peller, Marina Inés Pepe, Graciela Périssé, Claudia Pérez, Cecilia Pérez de Micou, Paula Pérez Alonso, Romina Eva Pérez Escorihuela, Graciela Perosio, Lucas Petersen, Miguel Ángel Petrecca, Maria Pibernus, Gabriela Clara Pignataro, María Cristina Pinto, Claudia Piñeiro, Nancy Viviana Piñeiro, Silvina Poch, Judith Podlubne, José Maria Poirier, Antonio José Ponte (Cuba/España), Ángela Pradelli, Graciela Progano, Marita Propato, Ana Pruis, Agnieszka Julia Ptak,  Mercedes Pujalte, María Lucía Puppo,
Q
 Juan Carlos Quintero-Herencia (Puerto Rico),
R
Alejandro Raiter, María Laura Ramos, Graciela Rapaport, Olga Regueira, María Cristina Renard, Fernando Rendón (Colombia), Jorge Revsin, Alicia Silvia Rey, Esteban Javier Rico, Cynthia Rimsky (Chile), María Florencia Rizzo, Armando Roa Vial (Chile), Daniela Rodríguez Gesualdi, Victoria Rodríguez Lacrouts, Blanca Alberta Rodríguez Vázquez (México), Alejandra Rogante, Waldo Rojas (Chile), Luis A. Rojas Herrera (Chile), Marta Rojzman, Mariana Romo Carmona (Estados Unidos), Gonzalo Roncedo, Hernán Ronsino, Mirta Rosenberg, Cecilia Rossi (Gran Bretaña/Argentina), Silvina Rotemberg, Fernando Rouaux, Gabriela Alina Roveda Peluffo, Cora Rozwadower-Grätzer (Francia), Julio Patricio Rovelli López, Mario Rucavado Rojas, Silvia Adriana Rucci, Natalia Ruhl, Facundo Ruiz, Pablo Martín Ruiz (Estados Unidos), Ricardo Ruiz, Andrea Russo, 
S
Guillermo Saavedra, Julia Sabena, Lori Saint-Martin (Canadá), Ina Salazar (Perú/Francia), Amalia Sato, Alejandro Schmidt, Scott Sadowsky (Chile), Julia Saltzmann, Elisa Salzmann, Daniel Samoilovich, Cristina Santoro, Beatriz Sarlo, Vivian Scheinsohn, María Jimena Schere, Gabriela Schon, Federico Schuster, Francisco Segovia (México), Pablo Seijas (Argentina/Francia), Gabriel Seisdedos, Gabriel Senanes, Silvia Senz Bueno (España), Jessica Sequeira (Estados Unidos), Matías Serra Bradford, Marina Serrano, Pedro Serrano (México), Nora Sforza, Lorna Shaugnessy (Irlanda), Ana María Shua, Luciana Sierra, Alberto Silva Castro, Gastón Sironi, Paulo Slachevsky (Chile), Perla Sneh, Ricardo Soca, Ada Solari, Margarita Solli, Marcial Souto, Mikel Soto Nolasco(País Vasco), Rafael Spregelburd, Eduardo Stupía, Julieta Sueldo Boedo (Brasil), Jorgelina Sureda, Maristella Svampa, Mariano Sverdloff, Santiago Sylvester, Alberto Szpunberg, Mónica Szumurk,
T
Sergio Tanoni, Alejandro Tantanian, Carles Tàvec, María Tellechea, Federico E. Testoni, Diana Theocharidis, María Emilia Tijoux, Mario Tomé, Sandra Toro, Jorge Torres Zavaleta, Diego Trelles Paz (Perú), Silvina Trica-Flores (Estados Unidos), Roxana Trucco, Lilia Tubia,
U
Lidia Unger, Pablo Usabiaga, Teresa Usandivaras, Alejandra Uslenghi (Estados Unidos), Leandro Uteda,
V
Luisa Valenzuela, Gustavo Valle (Venezuela), Daniel Varacalli Costas, María Esther Vázquez,  Graciana Vázquez Villanueva, Diana Vega, Ana Vellegal, Luciana Velloso, Santiago Venturini, Carmen Verlichak, Pedro Ignacio Vicuña (Chile), Gabriela Villalba, Inés Villanueva, Claudio Villarreal, José Javier Villareal (México), Minerva Margarita Villareal (México), Silvia Villegas, Juan Villoro (México), Elena Vinelli  Marcela Visconti, Miguel Vitagliano, Carlos Vitale, Martín Vitton, Nadia C. Volonté,
W
Miguel Wald, David Wapner, Gerardo Wehinger, Astrid Wenzel, Guadalupe Wernicke, Tamara R. Williams (México / Estados Unidos),  Laura Wittner, Leandro Wolfson, Marcela Woods,
Y
Daniel Yagolkowsky, Débora Yánover, Jorge Hernán Yerro (Brasil), 
Z
Horacio Zabaljáuregui, Graciela Zanini, Paula G. Zarza, Enrique Zattara Hernández, Amelia Zerrillo, Pablo Zdrojewski, Katharina Zinsmeister, Verónica Zondek (Chile), Ana Zone, Paula Zucherelli,  Julia Zullo, Patricio Zunini. Gabriela Mariel Zunino.


Universidades e instituciones educativas a las que pertenecen los firmantes

Universidad Autónoma de Entre Ríos (Argentina)
Universidad Católica Argentina (Argentina)
Universidad de Belgrano (Argentina)
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Universidad de San Andrés (Argentina)
Universidad del Salvador (Argentina)
Universidad Nacional Arturo Jauretche (Argentina)
Universidad Nacional de Córdoba (Córdoba, Argentina)
Universidad Nacional de La Plata (La Plata, Argentina)
Universidad Nacional de Lanús (Argentina)
Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina)
Universidad Nacional de Rosario (Rosario, Argentina)
Universidad Nacional de San Luis (San Luis, Argentina)
Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina)
ENSLV "Sofía E. Broquen de Spangenberg" (Argentina)
IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" (Argentina)
Instituto Cultural Argentino de Lenguas Vivas (Tucumán, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente 3 (San Martín de los Andes, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°83  (Solano-Quilmes)
Instituto Superior de Profesorado n.° 8 "Alte. Guillermo Brown" (Santa Fe, Argentina)
Universidade Federal da Bahia (Brasil)
Universidade Federal da Integraçao Latino-Americana (Brasil) 
Universidade Federal Fluminense (Brasil)
Universidade Federal de São Paulo (Brasil)
Universidad Católica de Chile (Chile)
Universidad de Chile (Chile)
Universidad Jorge Tadeo Lozano, sede Caribe. Cartagena (Colombia)
Universidad Autónoma de Nuevo León (México)
UNAM (México)
Universidad de Montevideo (Uruguay)
Universidad de la República (Uruguay)
New York University (Estados Unidos)
Providence College (Estados Unidos)
UC Davis (Estados Unidos)
University of Maryland (Estados Unidos)
Tufts University (Estados Unidos)
Ministère de l'Immigration, de la Diversité et de l'Inclusion de Québec (Canadá)
Université du Québec á Montreal (Canadá)
Humboldt-Universität zu Berlin (Alemania)
Universidad Libre de Berlín (Alemania)
Universidad Autónoma de Madrid (España)
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona / España)
Université de Caen-Normandie (Francia)
Université de Lille 3 (Francia)
Université Sorbonne Nouvelle Paris III (Francia)
Université Catholique de Louvain (Bélgica)
Tokyo University (Japón)

Adhesiones Institucionales

Centro PEN Argentina
Sociedad de Escritores y Escritoras de Argentina (SEA)
Fundación Victoria Ocampo
Programa de Estudios Latinoamericanos Contemporáneos y Comparados
Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española(http://untref.edu.ar/diccionario/)
Archivos del Sur

viernes, 28 de octubre de 2016

A Ehrenhaus se le calentó la mollera


Si se lo deja suelto, Andrés Ehrenahus dice cosas como ésta. Pero si se le da lugar, las escribe y las publica en el Trujamán de ayer.


Encopresis de traductores
De un tiempo a esta parte vengo observando un fenómeno que no deja de despertar mi curiosidad menos morbosa. Quizás debo aclarar que yo me curtí en épocas del traductor invisible (sí, llámenme viejo nomás), cuando la pulsión narcisista estaba supeditada al pudor del aprendiz eterno. Hoy en día, no obstante, compruebo no sin asombro que la invisibilidad de antaño, injusta tal vez pero enormemente balsámica, tiene visos de ser desmantelada por un brote de exhibicionismo new age que amenaza con dejarnos a todos, los no desnudistas incluidos, en pelota como nuestros paisanos los indios (y esto no lo digo yo sino que es cita textual de don José de San Martín, Libertador de Chile y Perú y tan argentino como el papa), aunque no como justiprecio por ser libres sino por mero capricho de esa voluntad de personarnos cuando y donde no nos llaman, como el conejo que sale de debajo de la mesa del mago después de haber desaparecido como es debido por la chistera.
¿A qué viene, me pregunto, tanta necesidad de mostrar el resultado de nuestros afanes como si fuéramos lactantes que con anhelante alegría les ofrecen a sus madres el producto de sus vientres? Posiblemente la primera vez sea entendible, o cuando lo producido presente características (de color, de consistencia, de dificultad) inusitadas, pero ¿cada vez? ¿Mirá mamá lo que acabo de hacer? ¿Una vez tras otra? ¿Incluso cuando el resultado es tan exiguo que qué te voy a contar? Tengo para mí que el error, por llamar así a una parafilia, se asienta en un apresuramiento, en un apretón, diríamos mejor, a la hora de (¡oh, cómo odio esta expresión!) entender que la invisibilidad del traductor es un estigma dialéctico del que no solo no nos desprenderemos jamás del todo sino que desprendernos de él es lo mismo que querer encadenarnos solitos al Gólgota para que venga el águila a picarnos el hígado día sí y día también. Porque, ¿qué es traducir? ¿Una gloria, un honor, un orgullo? ¿O una masacre necesaria que conviene mantener pudorosamente velada? No conozco traducción que no haya dejado tras de sí un desolador reguero de sangre. ¿Por qué, para qué exhibir el nuevo engendro como si no tuviéramos las manos más manchadas que don Macbeth? Y sí, había que traducir, dirá el verdugo, había que hacerlo, y había que hacerlo bien, es decir, sin que el condenado sufriera innecesariamente, pero de ahí a colgar los restos desmembrados de una pica o un féisbuc hay un mundo.
Traducir es necesario o, cuando menos, posible. La prueba está en que traducimos. También es necesario, con perdón, defecar. Es más, me atrevo a decir que lo último es infinitamente más necesario que lo primero.Eppur… Sigamos traduciendo, con el mismo cuidado y delicadeza con que deberíamos acometer todas aquellas labores que, si bien se gestan en el ámbito de lo privado, tienen un correlato público insoslayable que redobla, o debería redoblar, nuestro sentido de la responsabilidad, pero cuidémonos de exhibir según lo qué, sobre todo si es todo y en ocasiones huele. Si la invisibilidad es lo que nos desvela, no será así como la revertiremos. Mostrar el truco del conejo deshace la magia, no la vuelve más accesible ni redunda en la popularidad del mago. Enseñar todas nuestras traducciones como si fueran palomas impolutas salidas de una chistera no nos hará más visibles sino a duras penas más exhibidos: nunca olvidemos que a nuestras palomas les faltan plumas, a veces un ala, a veces un ojo o una costilla. Pero siguen siendo palomas.

jueves, 27 de octubre de 2016

En la Argentina también hay un altísimo nivel

La vicepresidente y su novio
Continuando con las discusiones de alto nivel, aquí se cuenta sobre el libro de un tal Juan Tonelli (para mayores datos, coach y novio de la vicepresidente argentina Gabriela Michetti), cuyo libro fue rechazado por Ignacio Iraola, director de Planeta Argentina, y la reacción del primero que, luego de publicarlo en Penguin Random House, tildó públicamente al mascarón de proa de la primera de las dos multinacionales de “hijo de puta”. Este culebrón fue publicado por Verónica Abdalá en la edición del diario Clarín del 19 de octubre pasado.

Tras insultar al director de Planeta,
el novio de Michetti se disculpa

“Me pareció una grosería, violenta, agresiva y desubicada. Y horrible también la actitud de la vicepresidenta, de los directivos de Random House y de Alejandro Rozitchner, a cargo de la presentación”. Así juzgó hoy Ignacio Iraola, director ejecutivo de editorial Planeta, en diálogo teléfonico con Clarín desde Frankfurt, la mención que hizo de él Juan Tonelli, en el marco del evento de lanzamiento de su libro Poder Ser, el jueves pasado. Tonelli es la actual pareja de Gabriela Michetti, vicepresidenta de la nación, y había calificado a Iraola de "hijo de puta", por haber rechazado el título, que Grijalbo (sello de la editorial Penguin Random House) finalmente publicó. 

“Tonelli me dijo 'hijo de puta' delante de pares y de la vicepresidenta. Me enojó, él tiene que ver con el poder y un poco te asustás. Me pareció horrible también la actitud pasiva de Rozitchner. Hubo mails de disculpas del autor y de su editorial, pero me pareció mediocre todo”, definió Iraola, que no descarta iniciar acciones legales contra Tonelli, a su regreso a la Buenos Aires.

La polémica desencadenó en las últimas horas el repudio masivo de unos ochenta intelectuales y artistas, que salieron a defender el derecho de la editorial Planeta a elegir libremente el material que publica. Entre ellos estaban Magdalena Ruiz Guiñazú, Martín Caparrós, Guillermo Saccomano, Juan Forn, Daniel Guebel, Jorge Fernández Díaz, Guillermo Martínez, Josefina Licitra, María O´Donnell, Alan Pauls, Felipe Pigna y Santiago Kovadloff. "Les estaré agradecido de por vida, me emocionó la reacción. Quizás la condena pública sea superior a la cuestión judicial pero aún no lo sé", dijo Iraola.

Tonelli también dialogó con Clarín: "No tengo problemas en reconocer mi error. Comprendo a quienes le brindaron su apoyo a Iraola y pido disculpas nuevamente". También piensa que el caso se politizó: "Si mi pareja no fuera quién es no hubiese pasado nada, pero comprendo la reacción". Según explicó, su intención era  graficar "los sucesivos rechazos editoriales que había tenido el libro y que ahora que me va bien no tengo problemas en relatar. Dije que esperaba que quienes lo había rechazado se arrepintieran, pero en tono bromista. Me gustaría estar hablando de lo que escribí".

La polémica, sin embargo, tensó incluso la relación entre los directores de ambos grupos editoriales, Planeta y Random House (su actual director es Juan Ignacio Boido), según confió off the record una fuente con acceso a ambos.

Consultado sobre la financiación de la campaña publicitaria de su libro en la vía pública, Tonelli admitió también a Clarín que desembolsó fondos propios y otros provenientes de "acuerdos comerciales que son privados", aunque dijo que la cifra que había trascendido -dos millones de pesos- era "un delirio". Según él, el monto "ronda la cuarta parte de eso".

El libro está prologado por Gabriel Rolón y contiene una serie de “historias extraordinarias de gente común”, con guiños autobiográficos, en las que aborda temáticas diversas como "El sexo", "El miedo", "Las adicciones", "La libertad" y "El amor". 

miércoles, 26 de octubre de 2016

Arturo Pérez Reverte y sus dotes de diplomático

La periodista y narradora Matilde Sánchez, el pasado 23 de octubre, firmó la siguiente nota publicada en la página de cultura del diario Clarín. Remite a lo de ayer, que, claro, sigue produciendo asco.

De la caballerosidad en la Academia Española

Nace un bebé; es una serie que transcurre en Medellín. El narco pregunta: “¿Es hembra o varón?” Y en estas pocas palabras, un reclamo que en castellano comienza en las primeras señales de vida. La protesta por los femicidios actualizó esta semana la larga indagación sobre las marcas sexistas en el castellano, una lengua donde la gran mayoría de sustantivos tiene género y el plural mixto es siempre masculino. La lengua es el vehículo primario de los estereotipos, la herramienta que, por su cotidianeidad, los vuelve indetectables. En un valioso ensayo, el escritor peruano Julio Ortega observa que el español es “la lengua con más carga de tradición autoritaria, con más peso conservador y mayor incidencia de las pestes ideológicas del machismo, el racismo y la xenofobia”. Al leerlo, recordé el sublime cartel de un bar de Guadalajara, que prohibía “el ingreso de hombres con armas y mochilas mariconeras”.
Las marcas patriarcales atraviesan toda la lengua y es central al problema el hecho de que en nuestra lenguas las cosas y los conceptos –todo- tienen género aunque no tengan sexo. Pero si los oficios son particularmente excluyentes, el castellano reserva unos pocos desquites: caballerosidad, patria y hombría son algunas de las paradojas compartidas gracias al artículo –no obstante, carecen de conceptos simétricos, a menos que las creamos compensadas con la palabra ‘víctima’, uno de los pocos femeninos universales.
Los debates sobre sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer llevan años zumbando en la Real Academia Española y estallaron este mes en un artículo de Arturo Pérez-Reverte, quien fustigó a la Junta de Andalucía por su instrucción de implantar en las aulas “el ridículo desdoblamiento de género” –los consabidos ‘miembros y miembras”, “todos y todas” Con el título “No siempre limpia y da esplendor”, Pérez–Reverte reclamó a sus pares más coraje (!) para resistir la embestida: “No todo el mundo es capaz de afrontar consecuencias en forma de etiqueta machista, o verse acosado por el matonismo ultrafeminista radical, que exige sumisión a sus delirios lingüísticos”. El escritor, a quien parece surgirle de natural el ademán de hidalgo, observa que en la RAE hay “académicos hombres y mujeres de altísimo nivel, y también, como en todas partes, algún tonto del ciruelo y alguna talibancita tonta de la pepitilla” (nótese que son cuatro palabras injuriosas contra el varón y seis contra la mujer, y que estas últimas tienen más sílabas, pues duplican la injuria al alargarse en diminutivos. Que, de paso, las vuelven niñas...) ¿Pero valdrá la pena el patrullaje policíaco de cada sílaba?
Le replicaron sus pares: el filólogo Juan Gil recordó que “la cuestión es política y la respuesta debe ser asimismo política”. Y luego Francisco Rico, que lo llama el “alatristemente célebre productor de best sellers”, lo acusa de emplear “sexismos y desdoblamientos según mejor le conviene”.
Quien primero estudió el tema fue Alvaro García Meseguer en el ensayo "¿Es sexista la lengua española?", de 1994. Según él, “una misma situación de la realidad, sexista o no, puede describirse con un mensaje sexista o no. Sexismo social y sexismo lingüístico están relacionados pero no deben identificarse”. Meseguer llama a una toma de conciencia en la expresión.
Podemos remediar unas pocas entre las muchas marcas sexistas en la palabra; confiar en que, en el momento de mayor circulación verbal que haya conocido la humanidad, erosionamos la historia de la lengua simplemente por acumulación de un presente que la deja atrás. ¿Ayuda empezar por la palabra escrita, cualquier signo aunque no tenga un sonido? El desdoblamiento de género es una solución farragosa, inaplicable a la literatura. Algo se resiste a cambiar en esa brecha entre la letra y el abecedario.

martes, 25 de octubre de 2016

Dos académicos pequeños pequeños

Pérez Reverte y Francisco Rico cuando se querían

Tanto denostarlo y al final, El País,  el pasquín ése que se publica en España, es una fuente inagotable de risa. En la siguiente secuencia, los lectores podrán comprobar la altura con la que discuten el atildado profesor Francisco Rico y el plagiario con cara de pie plano Arturo Pérez Reverte, ambos académicos, lo que permite medir la altura de los debates del  establishment intelectual español. Aparentemente, todo empezó con una columna de Pérez Reverte que estaba en sintonía con un artículo de Jesús Ruiz Mantilla, que también se reproduce.

Los académicos y las académicas
discuten sobre el sexismo lingüístico

(El País, 12 de octubre) No es que quite el sueño este caso específico, si no que en aras de una corrección política o de apoyar a colectivos que dicen sentirse discriminados, se propongan usos de género diferenciados: compañeros y compañeras; candidatos y candidatas... La cuestión entre los académicos es candente: ¿deben entrar como institución en una creciente tendencia pública alimentada por movimientos políticos y sociales o deben mantenerse al margen?

Hace cuatro años, el lingüista y académico Ignacio Bosque publicó un informe, firmado por todos los miembros de la RAE, titulado Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer. Desde entonces, el debate no ha cesado. En la calle, en las instituciones y, dicen, en menor intensidad pero a veces con virulencia, dentro de la misma institución. Un artículo firmado por el escritor y también académico Arturo Pérez-Reverte el 2 de octubre en su sección Patente de Corso, del XL Semanal, lo ponía de manifiesto e invitaba a no permanecer pasivos ante las peticiones “de amparo ante unas normas que pueden obligar a los profesores, en clase, a utilizar el ridículo desdoblamiento de género”.

Le respondió en una carta abierta un compañero de la institución, el filólogo Juan Gil, quien le dijo que la RAE no es “el Constitucional” y no puede dar “amparo a nadie”. “La cuestión que se debate es política, y la respuesta, si es que se le debe dar respuesta, debe ser asimismo política”, añadía.

Frente a quienes desean llevar la discusión al campo de la esfera pública están los que se centran en un debate lingüístico. Bosque insiste: “Con el pasado informe queríamos dejar clara nuestra postura, pero sabíamos perfectamente que no se resolvería el asunto. Más cuando algunos se empeñan en llevarlo al plano político. Simplemente digo que, antes de pasar al mismo, antes de saber en qué campos o situaciones se producen discursos sexistas frente a los que todos estamos en contra, por supuesto, hay que entrar en los detalles lingüísticos”.

Para empezar, la estructura de las lenguas románicas. Todas utilizan el masculino plural como genérico para ambos sexos. Por motivos atávicos, patriarcales, antropológicos… Los que se quieran esgrimir, pero así es. ¿A qué precio se puede cambiar ese uso que se ha convertido desde hace siglos en natural? A un precio político, creen muchos de los que observan con preocupación que se quiera revertir de una forma impuesta y un tanto artificial. “Va a ser imposible. Si alguien intenta así forzar la lengua está abocado al fracaso”, advierte Pedro Álvarez de Miranda, miembro de la RAE, filólogo, lexicógrafo y catedrático de la Autónoma de Madrid.

El debate dentro de la academia se centra en responder ante ciertas iniciativas públicas –sobre todo una promovida por la Junta de Andalucía en varios ámbitos— enviando cartas de recomendación o no ante determinadas propuestas. Pero entre sus miembros existen diferentes sensibilidades, dentro del consenso que supuso el informe elaborado por Bosque. Aunque no existan discrepancias dramáticas, apuntan, sí se presentan matices.

Estructuras fósiles
La filóloga Inés Fernández-Ordóñez, la más joven de los miembros de la institución, los pone de manifiesto: “Existen numerosos colectivos que consideran al masculino un modo no inclusivo. Entre ellos, algunos proponen soluciones que no coinciden con los usos clásicos del español. Por ejemplo, utilizar un término neutro como profesorado en vez de los profesores”. Y prosigue: “Es difícil. En las lenguas, una vez que una estructura se fosiliza no es fácilmente reversible. En ciertos contextos, yo no usaría la diferenciación candidatos y candidatas, pero no por eso desde la RAE debemos censurarlo”.

Inés Fernández-Ordóñez se muestra partidaria de abrazar y no rechazar: “Las estructuras lingüísticas son heredadas y no se pueden cambiar por decreto. A dichos colectivos se les ha hecho ver que la estructura de nuestra lengua funciona así, pero proponen cambiarla y, es más, lo practican. Deben ser respetados. La lengua supone cambio permanente y lo mismo que si antes no se podía convivir fuera del matrimonio y hoy solo el 20% de la población se casa, debemos mostrarnos abiertos”.

¿Tantos como para que se abandone el masculino como uso genérico? “No ha pasado y no creo que vaya a pasar”, apunta la filóloga. “Pero, lo mismo que en los últimos años, en pos del panhispanismo, desde la academia se han aceptado como válidos usos de cada país de habla hispana, debemos permanecer atentos y abiertos a todo cambio”.


Las académicas y los académicos

(EL PAÍS, 12 de octubre), Jesús Ruiz Mantilla da cuenta del enésimo episodio en “la más que civil batalla” (diría Juan de Mena) de quienes rechazan por sexista el uso natural y espontáneo del castellano y se empecinan en introducir especificaciones tan artificiales, tan insensatas como “nosotros y nosotras”.

La cosa arranca ahora de una pieza publicada en la prensa y en la Red, en la que Arturo Pérez-Reverte embiste contra los miembros de la Academia que se negaron a hacer suya la petición que unos supuestos profesores le habían enderezado a él a título personal: se trataría de pedir amparo (?) frente a la sugerencia surgida en la Junta de Andalucía de imponer en las aulas los “todos y todas”, “los madrileños y las madrileñas” y demás prevaricaciones por el

Aunque con obvia base lingüística, una cuestión política, en la que la Real Academia Española (RAE) no tiene por qué entremeterse, por más que nunca sobre recordar por quien sea cuál es la realidad del idioma que la institución se limita a registrar en su Gramática. Ahora bien, es el caso que el alatristemente célebre productor de best sellers no deja de incurrir a su modo en “el ridículo desdoblamiento de género” que con razón denuncia. Cito a la letra: “En la RAE —escribe— hay de todo. Gente noble y valiente y gente que no lo es. Académicos hombres y mujeres de altísimo nivel, y también, como en todas partes, algún tonto del ciruelo y alguna talibancita tonta de la pepitilla”. (Gloso en latín el último sustantivo: pudienda muliebris.) En ese contexto, advertimos que el primer “gente” es un rodeo del mismo tipo que “la ciudadanía” para evitar “los ciudadanos” y que en seguida viene el palmario desdoblamiento “hombres y mujeres”.

Con todo, le sigue otro aun más pintoresca y penosamente sexista. Podía haber hablado de académicos tontos y talibanes, pero le parece preferible discriminar soezmente: “tonto del ciruelo” y “talibancita tonta de la pepitilla”. Pero nótese que “alguno” tiene ahí un valor genérico, inespecífico, funcionando de hecho como un ambiguo plural: “alguno” no quita que haya más de uno, casi lo postula. A falta de cualquier precisión de nombres, no sé cómo habrán recibido el maltrato los miembros de la docta casa, y en especial todas las dignísimas señoras académicas, de la veterana Margarita Salas a la novel Clara Janés.

La conclusión, en palabras del propio Reverte: “Hay académicos que dan lustre a la RAE, y otros a los que la RAE da lustre”.


Paco Rico, autor del Quijote

(El País, 18 de octubre) El profesor Paco Rico, conspicuo cervantista y académico de la RAE (personaje que aparece, por cierto, con expreso agrado por su parte, en mi novela Hombres buenos), publicó hace poco un artículo en EL PAÍS, que a algunos lectores y amigos, e incluso a mí, sorprendió sobremanera. No por la confusa sintaxis y ortografía del texto ni por citar mal en latín pudienda muliebris en vez de pudendum muliebre o pudenda muliebria (extremos ambos inexplicables en alguien de la enorme, casi desaforada, talla intelectual del profesor), sino por la biliosa virulencia con la que se pronunciaba sobre mi persona. Y más sorprendente aún, habiendo tenido como tuvimos Paco Rico y yo, en otro tiempo, una razonable amistad y un mutuo y público respeto, con flores mutuas y comentarios elogiosos hacia el trabajo de cada cual, salvando las naturales distancias, incluido algún artículo firmado y publicado por Rico, también en EL PAÍS, donde elogiaba con entusiasmo (espero que sincero en ese momento, pues nadie se lo pidió por mi parte) las novelas del capitán Alatriste; para alguna de las cuales, por cierto, escribió incluso un magnífico soneto, publicado en El puente de los asesinos, séptimo volumen de la serie. Ése que empieza: "No picaré en el cebo de la vida / turbio nombre que Dios puso a la muerte...".

De ahí la sorpresa de propios y extraños, como digo, ante el texto irrespetuoso y agresivo, venenoso incluso (acabo de confirmar la acepción exacta de venenosoen nuestro diccionario de la RAE), con que en la sección de Cultura de este diario se descolgó el otro día nuestro más destacado cervantista contra el arriba firmante; quien, de pronto, en insólita pirueta de gustos y afectos, se le antojabaalatristemente célebre (feliz hallazgo, debo reconocerlo) escritor de bestsellers. El pretexto aparente, que lo confuso del texto, insisto, no permitía deslindar con nitidez, era un artículo mío titulado No siempre limpia y da esplendor, publicado en otro lugar, sobre ciertas actitudes pasivas de la RAE que personalmente desapruebo, y que también Paco Rico, al menos hasta ahora y delante de mí, ha desaprobado toda su vida. En ese artículo, por supuesto, yo no mencionaba ningún nombre, y mucho menos el del profesor; que, sin embargo, se creyó en el deber de afear públicamente forma y contenido de mi texto. O, para ser más exacto, de apoyarse en mi texto para ajustar cuentas. Para subirse, como apunta el viejo dicho, en los trenes baratos.

Y es aquí donde parece oportuno que mencione, para dar claridad al asunto, un suceso todavía reciente que tal vez ilumine el misterio. Hace dos años, de forma desinteresada y cediendo todos los derechos editoriales a la RAE, hice, con la muy valiosa colaboración del excelente filólogo Carlos Domínguez Cintas (que participó, también, en la conocida y soberbia edición de El Quijote anotada por los colaboradores de Paco Rico), una versión del texto cervantino adaptada para uso escolar, aligerada de ciertos pasajes, relatos y digresiones. Mi intención natural era utilizar para ese Quijotillo académico el texto tan magníficamente fijado por el profesor y su equipo, y así se lo dije. Sin embargo, y para mi estupefacción, Paco Rico me preguntó qué pasaba con sus derechos de autor. Le dije que no había derechos a cobrar por parte de nadie, que se trataba de aportar ingresos a la Academia, y él se negó. "Ya hablaremos", dijo. Hasta hoy. Decidí, por tanto, mandarlo a paseo y utilizar el texto de nuestra edición cervantina de 1780, con su agradable aroma dieciochesco, enriqueciéndolo con los bocetos originales de las ilustraciones que acompañaron aquella edición. El éxito fue enorme, nuestro Quijotillo ha vendido hasta la fecha unos 80.000 ejemplares, y los derechos de traducción han sido adquiridos por varios editores extranjeros, produciendo unos modestos ingresos que a la RAE le vienen muy bien, habida cuenta del vergonzoso abandono económico en que la tienen las altas instituciones del Estado.

En lo que acabo de contar radican, lamentablemente, las principales claves del asunto. Desde que el Quijotillo académico vio la luz, Paco Rico se embarcó ante terceros, cada vez que tuvo ocasión, en una ácida campaña de desprestigio de la obrita y de quienes la alumbraron. Cualquier pretexto lo caza al vuelo. Cosa comprensible, por otra parte, habida cuenta de que el profesor, que asiste a muy pocos plenos de la Academia y sólo atiende en ella a lo que le conviene al bolsillo, ha hecho de su famoso texto cervantino, reeditado una docena de veces en distintos lugares con distintos patrocinadores y nunca gratis et amore, que yo sepa, un rentable medio de vida. Nada tengo que objetar a eso, pues cada cual se busca las lentejas como puede. Unos publicamos novelas con más o menos fortuna y otros manosean Quijotes sin rubor y a destajo. Pero en el caso de Paco Rico, en mi opinión, eso ha terminado por hacerle creer que posee una especie de derecho exclusivo, o de propiedad intelectual, sobre las palabras Cervantes y Quijote. Y lleva fatal el intrusismo de quienes, aunque sea sin cobrar y para beneficio de la Academia, dentro o fuera de ella, interfieren en su negocio. Aunque, en este caso, la palabra exacta debe ir en plural: negocios. Quizá en otro artículo, más adelante, si es que el profesor Rico me anima a ello, pueda extenderme con espantables y jamás imaginados detalles sobre el asunto.