martes, 18 de febrero de 2020

El rechazo al nombramiento de Juan Sasturain, como director de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno"

El pasado 12 de enero, la bibliotecaria Sol Martínez, haciendo uso de la lengua inclusiva, ha publicado en Notas. Periodismo Popular, el siguiente artículo, a propósito de la polémica desatada entre algunos de sus colegas por la designación de Juan Sasturain al frente de la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno”.

Juan Sasturain y el debate
sobre la dirección de la Biblioteca Nacional

En 7 de enero fue designado el escritor y periodista Juan Sasturain como director de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM), de reconocida trayectoria tanto como autor, director y editor de medios gráficos. La noticia fue bien recibida por el ambiente cultural que ve en su figura la garantía de que la promoción y la divulgación cultural vuelvan a tener un lugar protagonista dentro de la agenda de la BNMM. 

Varias personalidades, como Miguel Rep y Claudia Piñeiro, entre otras, se han referido al flamante director como “buena persona”, “don de gente” y “amante de literatura”. Sin embargo, la escasa experiencia de Sasturain en gestión genera también incertidumbre acerca de cómo será su desempeño al frente del organismo.

Cabe destacar que durante el período macrista la Biblioteca Nacional sufrió un fuerte ajuste, reflejado en cientos de despidos de trabajadores, achicamiento de áreas, cierre de algunos programas y abandono del Museo de La Lengua. La cara visible y autora material de este fuerte ajuste fue la bibliotecaria Elsa Barber (ex directora de la Escuela de Bibliotecarios de la Biblioteca y de la Carrera de Bibliotecología y Ciencia de la Información de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA), quien lejos de defender la jerarquía de la Biblioteca y a sus trabajadores, no dudó en ejecutar en su breve paso por la Dirección, a principios de 2016, los cientos de despidos exigidos desde el Poder Ejecutivo. 

Luego fue el turno de la gestión de Alberto Manguel, reconocido empresario editorial y crítico de la obra de Borges, quien no tuvo otro papel que el de beneficiar a la multinacional Microsoft. Con la pantalla de una “gran donación” en software y herramientas digitales, logró que la Biblioteca perdiera su autonomía y pasara a depender de una empresa privada para el desarrollo y mantenimiento de las herramientas digitales así como sobre su colección digital al recurrir para su almacenamiento a servidores remotos de la compañía fundada por Bill Gates. 

Manguel renunció en 2018 y pasó Barber a ocupar la Dirección nuevamente, hasta su renuncia el pasado 6 de enero.

El reclamo corporativo
Con el anuncio de la designación de Sasturain llegó también el rechazo de Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA) y un sector de profesionales y académicos de Bibliotecología y Ciencia de la Información. Reclamaron, a través de una carta pública, que debería ser un profesional de esta disciplina quien esté a cargo de la gestión de la BNMM.

Sin embargo, este reclamo esconde una posición meramente corporativista, sin mirada política, o con una mirada política sesgada. Contadas veces hubo bibliotecarios de carrera al frente de la Biblioteca, durante las dictaduras del Siglo XX y con Barber durante el Gobierno de Mauricio Macri, sin haber redundado en ninguna jerarquización ni de la profesión ni de las tareas que le competen a una Biblioteca Nacional, que debería ser cabeza de las políticas de acceso a la Cultura y de preservación de la misma, de una Nación. 

Por otro lado, la designación de un bibliotecarie en el cargo, no resolvería los problemas que atañen a la profesión, como son:  la falta de promoción de investigadores en el área, el atraso de los planes de estudio en las Universidades, sobre todo en la UBA (donde se promociona una Maestría que no logra funcionar por falta de inscriptos desde 2016), el vaciamiento presupuestario y la no designación de un director en el Centro Argentino de Información Científica y Tecnológica/CONICET (CAICYT), el poco lugar dado a los profesionales en las áreas de información de los organismos públicos, como por ejemplo en los diseños de los repositorios institucionales, etc. 

Es necesario que quien tome esta posta, en este caso Sasturain, sepa escuchar a les trabajadores que, a pesar de todo, hicieron que la Biblioteca siga en pie estos cuatro nefastos años. No solo bibliotecaries, sino conservadores, informátiques, archivistas, historiadores, de Letras, comunicadores, editores, administratives y más, dándoles el apoyo y protagonismo que se merecen para que puedan llevar adelante la reconstrucción de la Biblioteca. 

Que promueva la reincorporación de les despedides que tanta falta hicieron estos años y que entienda que una Biblioteca Nacional no solo es un hermoso lugar para leer con vista al río, sino que debe ser cabeza de la red de bibliotecas del país, rectora de protocolos y reglas de funcionamiento, depositaria de la producción intelectual nacional y promotora cultural. Todas tareas que nunca pudo, lamentablemente, cumplir en su plenitud por la ausencia histórica de políticas de Estado que fueran en ese sentido.

Es deseable que en pocos años haya cuadros políticos bibliotecaries, del campo popular, con la capacidad de dirigir la BNMM, por ahora todavía nos falta, aunque habemos muches en las bibliotecas, nos debemos proponer levantar la cabeza y ser un actor político con voz propia, pero no para reclamos corporativistas, eso no.

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