Juan Sasturain y el debate
sobre la dirección de la
Biblioteca Nacional
En 7 de enero fue
designado el escritor y periodista Juan Sasturain como director de la Biblioteca
Nacional Mariano Moreno (BNMM), de reconocida trayectoria tanto como autor,
director y editor de medios gráficos. La noticia fue bien recibida por el
ambiente cultural que ve en su figura la garantía de que la promoción y la
divulgación cultural vuelvan a tener un lugar protagonista dentro de la agenda
de la BNMM.
Varias
personalidades, como Miguel Rep y Claudia Piñeiro, entre otras, se han referido
al flamante director como “buena persona”, “don de gente” y “amante de
literatura”. Sin embargo, la escasa experiencia de Sasturain en gestión genera
también incertidumbre acerca de cómo será su desempeño al frente del organismo.
Cabe
destacar que durante el período macrista la Biblioteca Nacional sufrió un
fuerte ajuste, reflejado en cientos de despidos de trabajadores, achicamiento
de áreas, cierre de algunos programas y abandono del Museo de La Lengua. La
cara visible y autora material de este fuerte ajuste fue la bibliotecaria Elsa
Barber (ex directora de la Escuela de Bibliotecarios de la Biblioteca y de la
Carrera de Bibliotecología y Ciencia de la Información de la Facultad de
Filosofía y Letras de la UBA), quien lejos de defender la jerarquía de la
Biblioteca y a sus trabajadores, no dudó en ejecutar en su breve paso por la
Dirección, a principios de 2016, los cientos de despidos exigidos desde el
Poder Ejecutivo.
Luego fue
el turno de la gestión de Alberto Manguel, reconocido empresario editorial y
crítico de la obra de Borges, quien no tuvo otro papel que el de beneficiar a
la multinacional Microsoft. Con la pantalla de una “gran donación” en software
y herramientas digitales, logró que la Biblioteca perdiera su autonomía y
pasara a depender de una empresa privada para el desarrollo y mantenimiento de
las herramientas digitales así como sobre su colección digital al recurrir para
su almacenamiento a servidores remotos de la compañía fundada por Bill
Gates.
Manguel
renunció en 2018 y pasó Barber a ocupar la Dirección nuevamente, hasta su
renuncia el pasado 6 de enero.
El reclamo corporativo
Con el anuncio
de la designación de Sasturain llegó también el rechazo de Asociación de
Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA) y un sector de
profesionales y académicos de Bibliotecología y Ciencia de la Información.
Reclamaron, a través de una carta pública, que debería ser un profesional de
esta disciplina quien esté a cargo de la gestión de la BNMM.
Sin
embargo, este reclamo esconde una posición meramente corporativista, sin mirada
política, o con una mirada política sesgada. Contadas veces hubo bibliotecarios
de carrera al frente de la Biblioteca, durante las dictaduras del Siglo XX y
con Barber durante el Gobierno de Mauricio Macri, sin haber redundado en
ninguna jerarquización ni de la profesión ni de las tareas que le competen a
una Biblioteca Nacional, que debería ser cabeza de las políticas de acceso a la
Cultura y de preservación de la misma, de una Nación.
Por otro
lado, la designación de un bibliotecarie en el cargo, no resolvería los
problemas que atañen a la profesión, como son: la falta de promoción de
investigadores en el área, el atraso de los planes de estudio en las
Universidades, sobre todo en la UBA (donde se promociona una Maestría que no
logra funcionar por falta de inscriptos desde 2016), el vaciamiento
presupuestario y la no designación de un director en el Centro Argentino de
Información Científica y Tecnológica/CONICET (CAICYT), el poco lugar dado a los
profesionales en las áreas de información de los organismos públicos, como por
ejemplo en los diseños de los repositorios institucionales, etc.
Es
necesario que quien tome esta posta, en este caso Sasturain, sepa escuchar a
les trabajadores que, a pesar de todo, hicieron que la Biblioteca siga en pie
estos cuatro nefastos años. No solo bibliotecaries, sino conservadores,
informátiques, archivistas, historiadores, de Letras, comunicadores, editores,
administratives y más, dándoles el apoyo y protagonismo que se merecen para que
puedan llevar adelante la reconstrucción de la Biblioteca.
Que
promueva la reincorporación de les despedides que tanta falta hicieron estos
años y que entienda que una Biblioteca Nacional no solo es un hermoso lugar
para leer con vista al río, sino que debe ser cabeza de la red de bibliotecas
del país, rectora de protocolos y reglas de funcionamiento, depositaria de la
producción intelectual nacional y promotora cultural. Todas tareas que nunca
pudo, lamentablemente, cumplir en su plenitud por la ausencia histórica de
políticas de Estado que fueran en ese sentido.
Es
deseable que en pocos años haya cuadros políticos bibliotecaries, del campo
popular, con la capacidad de dirigir la BNMM, por ahora todavía nos falta,
aunque habemos muches en las bibliotecas, nos debemos proponer levantar la
cabeza y ser un actor político con voz propia, pero no para reclamos
corporativistas, eso no.
Donde dice "y más", ¿no debió decir "y més"?
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