El caso Goyanarte
(I)
Los hechos
El 11 de mayo de 1959, Juan
Goyanarte denunció que Abraham Finkelstein, José O. Díaz, Angel J. Pellizza,
Héctor A. Arenales, Nicolás R. Barbieri, Raúl C. Gestoso y Rafael P. Zorrilla,
librero y editores de la ciudad de Buenos Aires vendieron una edición
clandestina de la novela Chocolates for Breakfast de Pamela Moore.
En la denuncia(donde consta el
contrato de edición en inglés entre la autora y Goyanarte, la traducción del
contrato al castellano, la inscripción en el Registro Nacional de la Propiedad
Intelectual establecida en el artículo 23 de la Ley 11.723) se recordaba la protección
acordada por la ley citada y por la Convención de Ginebra, suscripta por la
Argentina y de ámbito internacional.
Los procesados (Finkelstein,
Díaz, Pellizza, Arenales, Barbieri, Gestoso y Zorrilla) confesaron haber
vendido ejemplares de la edición clandestina, aunque adujeron en su descargo
que ignoraban que era fraudulenta. Para justificar que los libros que vendían carecieran
de pie de imprenta (donde figurara la inscripción del contrato y el depósito de
ejemplares tal como manda la Ley 11.723) pretendieron que se trataba de una
edición uruguaya (ajena a las disposiciones de la Argentina) o, como sostuvo el
procesado Barbieri, una edición chilena.
En la sentencia, destinada a
exaltar los derechos de propiedad intelectual y a recordar lo dispuesto por los
artículos 366 y 411 del Código de Procedimiento Criminal, se decretó la prisión
provisional para los acusados por el delito de defraudación a la propiedad
intelectual y el embargo de sus bienes hasta cubrir la suma de $ 5.000 cada
uno.
Pamela Moore (1937-1964) escribió
Chocolates for Breakfast (1956) cuando tenía dieciocho años. La novela
tuvo notable éxito comercial: once ediciones en Estados Unidos y traducciones
inmediatas a una docena de lenguas. La historia de Courtney Farrell, protagonista
de Chocolates for Breakfast no termina bien: dieciséis años, padres
divorciados, madre actriz en Hollywood, padre editor neoyorquino, sofisticados
y mundanos. Mucha fiesta, mucho alcohol. Enamorada sucesivamente de la tutora
del college, de un actor bisexual y de un europeo, corrupto y
aristócrata, la narradora traslada al lector experiencias eróticas y
reflexiones (propias o psiquiátricas) sobre sí misma, la homosexualidad y el
amor libre. La novela compitió en la imaginación de los editores con el soporífero
Bonjour tristesse (1954) de Françoise Sagan, otro éxito de perversiones
juveniles de la época.
En las tapas de Chocolates for
Breakfast, de diseños artesanales y anticipatorios (parecen más bien de los
setenta), ilustrados a lo mejor por Castagnino, figuraba bien grande el nombre
del traductor: Patricio Canto. Una costumbre de Goyanarte. La décimotercera
edición, de 1963, quizás fuera la última.
De 1963 también es una edición
mexicana, de la Editorial Selecciones, que podría pertenecer al Reader's Digest.
O no.
Editorial Goyanarte
A la manera de prólogo se diría
que la editorial de Juan Goyanarte (1900-1967) merecería un atento estudio que
excede a estas notas. Y que haría si pudiera volar por el espacio. Goyanarte
fue editor de un catálogo muy curioso de unos ciento veinte títulos y de Ficción,
revista-libro bimensual (1956-1967) que formó parte de la colosal vida cultural
argentina que se multiplicó a partir de esos años. Era tal la locura que sólo
en Buenos Aires aparecieron cientos de revistas literarias, incluso otra Ficción,
la de Eduardo Dessein, que duró pocos meses. La revista de Goyanarte, dedicada
a la prosa, tuvo colaboradores ilustres, Clarice Lispector, Juan Carlos Onetti,
Mario Benedetti, Arturo Roa Bastos, también Borges que protagonizó en sus
páginas una de sus conocidas polémicas. En este caso, un cruce de artículos
furibundos con Ernestito Sábato. Diminutivo que borró pero respondía a la
ofensa de llamar a Bioy, Adolfito, lo que no sé si Sábato eliminó.
La editorial Goyanarte
(1954-1990) tuvo una vis comercial basada en autores como Pamela Moore o Guy
des Cars, aunque la define lo contrario: un catálogo de escritores argentinos
(Bernardo Verbitsky, Ezequiel Martínez Estrada, Arturo Cerretani, Silvina
Bullrich, Antonio di Benedetto, Dalmiro Sáenz, Pedro Orgambide,),
latinoamericanos (Miguel Ángel Asturias, Erico Verissimo) y un repertorio de
versiones al castellano de autores en otras lenguas (Truman Capote, Cesare
Pavese, William Saroyan, Jean Giono, Norman Mailer, Albert Cohen, William
Faulkner, Gore Vidal). Obras, todas, con el nombre del traductor en la tapa.
Antes (también después) de la
venta de la editorial, Goyanarte publicó a escritores vinculados al cine como
Hellen Ferro, Tulio Carella, novelas que fueron guiones como El libertino
de Frederic Wakeman y dramaturgos de la vanguardia teatral que ya se
representaba en Buenos Aires (Joe Orton, Israel Horovitz, Terence Rattigan o
Adrienne Kennedy del Black Arts Movement).
Juan Goyanarte
Juan Goyanarte fue también autor
de once novelas, la más famosa, Lago argentino (1955), (traducida al
francés, italiano y alemán) inspirada en un viaje a caballo por el sur más sur
de la Patagonia. Un capítulo puede oírse grabado por el propio autor para el
archivo de la palabra de LT 9, radio de la Universidad Nacional de La Plata
(UNLP). Vivió la mayor parte de su vida en un campo en Goyena (provincia de
Buenos Aires) de donde salió para viajar y ocuparse de la editorial y al que
volvió, en 1963, después de venderla.
Se sabe poco de él, al parecer
por voluntad propia, aunque se conoce una infancia triste y un padre
totalitario (internado y colegio militar) de los que huyó para venirse a la
Argentina a los dieciocho años. No es difícil imaginarlo sensible, agradable
como todos los vascos y con energía para los negocios que emprendía.
David Viñas le dedicó una reseña
en Contorno criticando que no era Roberto Arlt. El siempre recordado Capítulo
de literatura argentina (1966) describía su “realismo áspero”en una pequeña
sección de escritores extranjeros radicados en el país. David William Foster lo
eligió entre los doce autores analizados en Social Realism in theArgentine Narrative
(1986). Abelardo Castillo recordaba los consejos de escritor que le dio al
editarlo (2017). Etcétera. En la voz de la grabación de la UNLP se oyen dos o
tres acentos, la cadencia de alguien que vivió en diversos lugares, una
entonación, en esos años y después, típicamente argentina.
Fue amigo de Ezequiel Martínez
Estrada, de Borges, quizá colaboró de alguna manera con Victoria Ocampo en Sur
(se dice que fue “socio gerente”, dato que no pude corroborar) porque
compartieron algunos libros y sobre todo a los traductores: Patricio Canto, Estela
Canto, Pedro Lecuona, Rubén Masera.
Continuidad de los
hechos en 2ª instancia
Con fecha 4 de marzo de 1960, casi
un año después de la denuncia, el auto de apelación consideró lo siguiente: “En
cuantas oportunidades tuvo para hacerlo el tribunal ha declarado que la
conducta típica que reprime el art. 71 de la ley 11.723 debe cumplir alguno de los
esquemasdel delito de defraudacióndescriptos en los arts. 172 y 173 del Código
Penal. Como de toda evidencia la venta de ejemplares de la traducción no
autorizada de la obra Chocolates for breakfast denunciada por el titular
del contrato de traducción (…), no realiza objetivamente aquella exigencia y
tampoco puede ser subordinada a ninguno de los supuestos específicos enunciados
en los arts. 72, 73 y 74 de la ley referida, por la decisiva consideración de
que la traducción de la obra fue inscripta con fecha 4 de agosto de 1959, es
decir, con posterioridad a las ventas denunciadas que se habrían realizado
cuando la protección legítima no tenía protección legar, forzoso es concluir
que no configuran delito alguno, ya que el ataque a los otros derechos
específicos que el contrato de traducción antes recordado, no tienen tutela
penal en las figuras represivas de la ley 11.723.
Por ello se revoca el auto
apelado en cuanto dispone la prisión preventiva de los acusados, procesados por
devaluación a la propiedad intelectual. Firma la sentencia: Horacio Vera
Ocampo.
Los datos por el proceso contra
la propiedad intelectual están tomados de revistas jurídicas argentinas. Los
atributos personales de Juan Goyanarte se agradecen a José Ramón Zabala Aguirre,
especialista en la diáspora vasca y autor del único ensayo biográfico del autor.
No encontré estudios sobre la editorial, por tanto, las referencias literarias de
Goyanarte empiezan (y no terminan) en catálogos, archivos y bibliotecas.
Juan
Goyanarte lee un capítulo de su novela Lago Argentino. Radio Universidad de La
Plata. http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/39896
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