lunes, 6 de julio de 2020

Acaba de publicarse la primera versión argentina de "Paterson", el gran poema del poeta estadounidense William Carlos Williams


La poeta y traductora Silvia Camerotto (foto), miembro consecuente del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires desde su fundación, hace doce años, viene trabajando discretamente, pero sin pausa, traduciendo poesía en lengua inglesa, mucha de la cual estaba inédita en castellano. La mayoría de esos textos están disponibles en su blog De sibilas y pitias (http://desibilasypitias.blogspot.com/), donde además ha dado a conocer un gran número de poemas en castellano. 

Ahora, al cabo de varios años de trabajo, publica la primera versión argentina de Paterson, el gran poema del poeta estadounidense William Carlos Williams (1883-1963) escrito en cinco volúmenes publicados entre 1946 y 1958, que Ediciones en Danza acaba de distribuir en el país. Se trata de una labor de enorme complejidad comparable con la traducción de los Cantos, de Ezra Pound, o Los cuatro cuartetos, de T.S. Eliot, poetas a los que la crítica, al igual que a Williams, pone entre los pocos autores de obras de alcance sinfónico en la poesía del siglo XX. La circunstancia justifica una entrevista, que es la que se lee a continuación.

Williams fue leído en superficie”

¿Qué fue lo que te interesó para querer traducir Paterson?
–Williams me interesó siempre como poeta, mucho. Al Paterson llegué por su poesía y también porque sentía curiosidad por su teoría del “idioma americano” y la puesta en práctica.

¿Cómo procediste?
–Debe confesar que no me planteé traducir el poema completo cuando empecé a traducir. Al menos, no de entrada. Sí, y esto es lo mismo para cada cosa que elijo traducir. Sabía que era necesario difundir su obra más allá de “The Red Wheelbarrow” o “Just to Say” y otros tantos poemas populares. Leí toda su obra, incluyendo su biografía, sus ensayos, crítica, cartas, además de sus poemas y prosa. No podía mantenerme al margen. Menos aun, guardarlo en un cajón. Empecé con el “Prefacio”. Lo disfruté. Seguí, entonces, dividiendo cada parte en secciones, ya que además de traducir tipiaba el original y cada traducción me llevaba mucho tiempo. Para la tercera que traduje, comencé a sentir el crescendo y cada vez quise más. Me propuse terminar el libro, sin mayores expectativas de verlo en papel. Disfruté y padecí el proceso. Jorge Aulicino me dio una mano enorme publicando cada sección en su blog, y esa decisión vino de la mano de la convicción de que el poema sería leído más y mejor allí que en mi propio blog.

¿Cuáles fueron los principales problemas de esa traducción?
–Pocos. El primero fue entender a donde quería llegar y como lo hizo. El segundo, contenerme para no “mejorar” o corregir aquello que en términos gramaticales no estaba bien redactado. Comprender por qué Williams eligió ese modo de escribir y no otro. Respetar sus ritmos sin imprimirle los míos. La afinidad con el poema fue inmediata. Eso allanó el camino. Otra dificultad es la presentación del poema, la distribución en página, sus “bolitas”, las partes que distribuye en cajas separadas. Soy correctora, pero no editora. El ingenio y la predisposición ayudaron.

Hablas de entender "a donde quería llegar y como lo hizo". ¿Cómo responderías a esas dos preguntas?
–Williams habla del lenguaje americano, de crear un lenguaje verdadero y único que exprese la realidad social americana. Y en tanto la analiza a lo largo del Paterson, esa alternancia, la mezcla, la conjunción. –que muchos críticos llamaron “pastiche”– entre poesía y prosa es nada más y nada menos que la expresión de la realidad social americana. Por la grandeza con la que escribe (no grandiosidad) el tema particular se vuelve universal.

Williams habla siempre de mantener la lengua poética en un nivel similar al de la lengua hablada. ¿Cómo sorteaste ese problema?
–En parte, respondo a esa pregunta en la anterior. El problema se deshizo rápidamente. Todo era cuestión de comprender la meta de Williams. En términos prácticos, no fue difícil. El registro en Williams es poético, no académico ni pretencioso. La parte culta de Williams queda fijada en el texto de una manera más plana. Creo esto plantea más dificultad para un lector desprovisto. No obstante, hay dos planos de lectura, lo que significa que el lector desprovisto no queda limitado. Es probable que lea un solo plano, pero entenderá el crescendo y se entusiasmará. El lector curioso buscará información extra. Aun cuando no se entienda la mezcla entre poesía, prosa, artículos, enumeraciones o informes… su función y parecido, hay modos de leerlo igual de gozosos.

¿Cuál te parece que es la importancia del poema?
–Estimo que Williams fue leído en superficie. Su nombre viene, por lo general, detrás de otros grandes como Eliot o Pound. No es justo que quede detrás. Está a la altura. Más también. Por eso el Paterson en importante.

¿Pudiste contrastar la traducción mexicana, de Hugo García Manríquez, y la española, de Margarita Ardanaz, que ya existían antes de la tuya? ¿Te sirvieron de algo? ¿Qué virtudes y qué defectos les viste?
–Tengo ambas. Consulté algunas veces, pero no me sirvieron mayormente. El mayor problema de la traducción española es la literalidad que hace que haya errores. No sigue el hilo del poema, sino que cada verso es una entidad separada del resto. No hay comprensión integral de Williams como poeta, ni de Williams escribiendo el Paterson. En cuanto a la mexicana, es bastante más amable, pero creo –si no me equivoco– que ahondó poco y, cuando no pudo resolver, retomó calcada la traducción española, repitiendo los errores.

4 comentarios:

  1. felicitaciones, silvia! un trabajo muy valioso

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  2. ¿Quién es C que aparece firmado la carta de las páginas 86/90? Me intriga. ¿O es ficción?

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  3. no es ficción. es marcia nardi, una poeta menor y la 'c' es la letra elegida por williams para diferenciarla de otras tantas cartas citadas. las prosas del 'paterson' son todas literales, fieles documentos sin edición, cualquiera sea el formato en que que aparezcan, que williams incluye para dar cuenta del 'idioma americano'. saludos cordiales

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