lunes, 2 de agosto de 2021

"Un hermoso endecasílabo de cuarta y octava"

Está claro que, si Argentina fuera un país más justo, el escritor, ensayista y traductor Fernando Sorrentino (foto) tendría mayor visibilidad entre los lectores. Pero convengamos que ningún país es justo y que el trabajo que hay que hacer para separar la paja del trigo es siempre arduo. Por eso esta espiga, publicada originariamente en El Trujamán (2001), luego incluida en El forajido sentimental. Incursiones por los escritos de Jorge Luis Borges (Buenos Aires, Editorial Losada, 2011) y, finalmente, en la revista italiana Letteratura e Pensiero, en su edición de abril-junio de 2021.

 Un bell’endecasillabo per il maestro Borges

En la edición del 4 de julio de 1943 del diario La Nación, de Buenos Aires, apareció por primera vez el “Poema conjetural” de Jorge Luis Borges, más tarde reproducido en otros libros del autor e incontables veces en diversas antologías de todo tipo.

Como se sabe, en esos cuarenta y cuatro endecasílabos sin rima, el narrador en primera persona (“yo, Francisco Narciso de Laprida, / cuya voz declaró la independencia / de estas crueles provincias […]”) expone sus pensamientos antes de ser asesinado, el 22 de septiembre de 1829, por los montoneros del fraile-general José Félix Aldao.

Laprida (1786-1829) —antepasado remoto y lateral del mismo Borges— no esperaba tener esa muerte violenta y en tales circunstancias bélicas:

Yo, que anhelé ser otro, ser un hombre
de sentencias, de libros, de dictámenes,
a cielo abierto yaceré entre ciénagas.

Este hombre “de libros”, que huye “hacia el sur por arrabales últimos”, alcanza a compararse con un personaje de la literatura:

Como aquel capitán del Purgatorio
que, huyendo a pie y ensangrentando el llano,
fue cegado y tumbado por la muerte
donde un oscuro río pierde el nombre,
así habré de caer.
[…]

Desde luego, el Purgatorio es el de La divina commedia. El capitán que queda sin vista y sin vida es Buonconte da Montefeltro, y el oscuro río que pierde el nombre es el Arquiano (Purg., V, 94-99):

“Oh!”, rispuos’elli, “a piè del Casentino
traversa un’acqua c’ha nome l’Archiano,
che sovra l’Ermo nasce in Apennino.
Là ’ve ’l vocabol suo diventa vano,
arriva’ io forato nella gola,
fuggendo a piede e ’nsanguinando il piano.

[…]”

Manuel Aranda Sanjuán (versión en prosa, 1868) traduce:

 —¡Oh!, me respondió; al pie del Casentino corre un río llamado Archiano, que nace en el Apenino junto al Éremo. Allí donde pierde su nombre, llegué yo con el cuello atravesado, huyendo a pie y ensangrentando la llanura.

 Bartolomé Mitre (en verso, 1889):

Y él respondió: “Al pie del Casentino,
hay un río que llaman el Arquiano,
y sobre el Yermo nace en Apenino,

y que pierde su nombre en el rellano:
allí llegué la gola traspasada
huyendo a pie y ensangrentando el llano”.

Ángel J. Battistessa (en verso, 1985):

“¡Oh!”, respondió, “al pie del Casentino
cruza un torrente que es llamado Archiano,
que sobre el Ermo nace en Apenino.

Allí donde su nombre ya es inútil,
llegué yo con el cuello traspasado,
huyendo a pie y ensangrentando el llano”.

Vemos, pues, que Mitre y Battistessa coinciden exactamente en la traducción del verso 99. Esta opción es la más literal y es también la mejor.

De la misma manera, tomó Borges el verso italiano y lo llevó al español, con el único agregado del pronombre que. Como éste forma sinalefa con huyendo, el verso ni gana sílabas ni pierde armonía, y se mantiene, como su itálico antecesor, en un hermoso endecasílabo de cuarta y octava.

 

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