miércoles, 20 de julio de 2022

La aventura de editar libros fuera de Buenos Aires

El pasado 17 de julio, Josefina Marcuzzi firmó en el sitio de cultura de la agencia TELAM un artículo sobre los problemas que se le presentan a las editoriales que publican fuera de Buenos Aires. La bajada dice: “Editores de diferentes propuestas de Córdoba, Río Tercero, Rosario, Santa Fe, Bahía Blanca y La Plata revelaron a Télam las dificultades de publicar desde las provincias. Sin embargo es una actvidad que, pese a todo, crece y se multiplica”. A la lista final, que por supuesto no es completa, podrían sumársele otros sellos, como, por ejemplo Vilnius de Córdoba, Eduvin de Villa María, Serapis y Ediciones Abend de Rosario, Vox de Bahía Blanca, etc.

Hacer libros fuera de Buenos Aires o cómo federalizar el mundo editorial argentino

En plena crisis general del mercado editorial, los sellos menos comerciales y autogestivos del interior del país se reinventan para sortear las dificultades geográficas y sobrevivir a las peripecias que implica estar fuera del circuito literario de Buenos Aires, con el corazón y el esfuerzo orientados a ofrecer un catálogo tan novedoso como federal y llegar a la visibilización y mejor comercialización de sus autores y títulos.

Encontrar una librería en Buenos Aires que tenga, en su mesa principal, variedad de sellos, es casi una utopía. Al frente y con presencia avasallante, las grandes editoriales mainstream porteñas copan las propuestas más visibles. Los sellos más pequeños están, pero hay que buscarlos. Y los sellos más pequeños y de las provincias también están, pero hay que buscarlos (aun) más. El acceso a los círculos literarios y de comercialización es mucho más complejo para quienes se desarrollan, con enorme calidad y compromiso, fuera de la Capital Federal.

Consultados por Télam, editores de diferentes propuestas de Córdoba, Río Tercero, Rosario, Santa Fe, Bahía Blanca y La Plata coinciden en que las dificultades se centran en el acceso a imprentas más económicas, la dificultad de interactuar más fluidamente con escenarios sociales y circuitos literarios concentrados en la Ciudad de Buenos Aires -que a su vez conectan con un mercado de lectores con mejor poder adquisitivo- y la imposibilidad de tener un contacto diario con periodistas, críticos y libreros.

"Para las editoriales es desventajoso tener que pagar fletes y enviar el catálogo en cuentagotas. La peculiaridad del rubro, el editor, es que en general deja sus libros en consignación en las librerías. El librero paga 30 días después de declarar la venta, con un descuento acordado promedio del 40% sobre el precio de tapa al público", explica Juan Carlos Maldonado, editor de Alción Editora, un sello emblemático de Córdoba.

"Empezar un proyecto editorial en el interior es bastante más duro que en Buenos Aires. Contar quién sos, qué hacés, cuál es la propuesta: hay que explicarse demasiado. Después, con el paso del tiempo y el desarrollo de los catálogos eso cambia, pero instalarse en el mercado lleva mucho tiempo", agrega Alejo Carbonell, editor de Caballo Negro Editora, también de Córdoba.

Las mayores desventajas se vislumbran en la instancia productiva del libro objeto, especialmente en los procesos de impresión, difusión y distribución. En el caso de las imprentas, la dificultad es múltiple: hay menor cantidad de opciones para elegir, los costos son más caros y el servicio es, en líneas generales, de menor calidad.

"Generalmente en las imprentas se paga caro un trabajo malo. Luego hay dos cuestiones centrales para el crecimiento de un sello editorial: la difusión y la distribución, que además están ligadas. Si no tenés una buena distribución en todo el país, no se difunde (desde Capital) la existencia del sello ni de los libros. Y si no se difunde el sello, nadie te toma el material para distribuir. Un círculo perfecto. Romperlo implica llegar a articular cuestiones de financiamiento, de logística y de contactos. Armar una red sólida en ese sentido a veces toma años y las editoriales independientes muchas veces no consiguen sostenerse tanto", explica Maximiliano Crespi, editor de 17 grises, sello de Bahía Blanca.

Otra de las cuestiones más relevantes para pensar el mundo editorial es el rol del Estado en las producciones culturales. Consultados sobre este punto, la mayor parte de los editores coinciden en que si bien hay becas y posibilidades de acceder a fondos públicos, en muchas ocasiones los jurados o académicos son de Buenos Aires y eso afecta el supuesto carácter federal.

"El Estado puso atención en federalizar becas y subsidios. Cada programa tiene 'un cupo' para las provincias. Restaría, me parece, que quienes seleccionan también sean de todo el país, porque por lo general son de Capital y lógicamente conocen menos los proyectos de las distintas provincias y cómo éstos impactan en su región", explica Agustín Arzac, editor de Eme, sello de La Plata.

"Es llamativo cómo a veces hay premios literarios en donde hay 10 libros finalistas y sólo se difunden notas periodísticas, reseñas y críticas de los 3 libros publicados por grandes editoriales de Buenos Aires, y los demás apenas se mencionan", completa Carolina Rolle, editora de Beatriz Viterbo, de Rosario.

Con algunas diferencias, los entrevistados coinciden en que Internet y la posibilidad de tener catálogos online han reducido un poco esa brecha, aunque no lo suficiente. En muchos casos, todavía, los editores apuestan al encuentro presencial para potenciar el trabajo y optimizar su llegada a vista y oído del posible lector.

"Podemos forjar relaciones con periodistas y agentes de prensa por mail, redes sociales o whatsapp, y eso ayuda. De todos modos, prefiero ponerle el cuerpo. Nudista es cordobesa pero tiene autores de Salta, Santa Fe y de pueblos pequeños. Mi próximo objetivo es publicar a autores del Cuyo o de la Patagonia. Y para eso viajo, estoy y me vinculo cara a cara", agrega Martín Maigua, editor de Nudista, de Río Tercero, Córdoba.

"Vivimos en un país donde nada es federal. Ahora, lo peor que nos puede pasar a nosotros como sello del interior es ser, esencialmente, un sello del interior. Que esa condición nos termine encorsetando en una mirada de los lectores, la crítica, los colegas y el Estado. No nos gusta ser la nota de color. Nosotros elegimos qué publicar, tenemos una posición política, nos ubicamos en el mapa, elegimos discutir cosas. Y eso es lo más relevante", suma Alejo Carbonell.

La territorialidad como ventaja
¿Qué tienen en común un sello de Córdoba, de Santa Fe o del interior de la provincia de Buenos Aires? ¿Cuáles son las potencialidades y propuestas de las editoriales que nacen, crecen e incluso se fortalecen fuera de la lupa porteña?

El trabajo de editores, críticos, escritores, lectores y demás engranajes que componen el círculo literario en pueblos y ciudades del interior se retroalimenta y se enriquece de su propia territorialidad. El esfuerzo está puesto, en muchos casos, en ese intercambio virtuoso que no requiere, siempre, del "Dios que atiende en Capital".

"No estamos absortos en la 'rosca porteña'. Tenemos un enclave territorial fuerte, La Plata es una ciudad con mucha tradición literaria y en estado de ebullición artística permanente. Autores y lectores acompañan en el cotidiano y sostienen la escena local. Los cruces entre escritura, música, pintura y cine son constitutivos de la ciudad y producen una energía potentísima y singular", explica Arzac.

"Nuestro centro es el lugar donde trabajamos y hacemos los libros, donde viven los autores que publicamos. Desde la gestación tenemos una mirada federal que alimentamos con cada libro que publicamos. Vivir acá me permite viajar rápidamente a otras provincias y eso facilita el encuentro con nuevos autores", sostiene Maigua.

Muchos de ellos coinciden en que ese intercambio virtuoso se produce a raíz de exhibiciones, muestras de arte, ferias de fanzines y ferias de pequeñas editoriales de publicación literaria.

"Tras más de 10 años de trabajo, tenemos bastante actividad en Rosario, Santa Fe y Buenos Aires. La editorial se forja en los lugares físicos de encuentro, nos vinculamos mucho a través de reuniones o ferias con otras editoriales que nos gusta que estén cerca", agrega Maximiliano Masuelli, de Iván Rosado, editorial de Rosario.

El espíritu y la expansión de los sellos

La fortaleza de las editoriales que se desarrollan en las provincias está vinculada, en muchos casos, con la variedad que ofrece los catálogos, la originalidad en las propuestas y la multiplicidad de autores y autoras no-mainstream.

La provincia de Córdoba, por ejemplo, tiene hoy más de 40 sellos independientes y se encuentra en un momento muy vigoroso del movimiento editorial. "Empezamos en 2009 con una colección de poesía y hoy publicamos entre 5 y 10 títulos por año. El sello nació de un grupo de amigos, y nos pasó que a medida que fuimos desarrollando catálogos, los catálogos empezaron a hablar por nosotros y no tuvimos que explicar más nada. Eso nos va ayudando a conseguir otros autores que queremos", explica Carbonell, de Caballo Negro.

Alción nació en 1983 y acumula hoy más de 3 mil títulos publicados, y es una pequeña empresa familiar llevada adelante por el dueño, su mujer y sus hijos. Se caracteriza por tener gran variedad de títulos clásicos, como así algunas perlas, entre ellas el primer libro que se escribió sobre América escrito en 1502, De Orbe Novo, de Pedro Mártir de Anglería, amigo de Cristóbal Colón.

“17 grises nace de la desilusión frente a un contexto (la pobreza insufrible del campo cultural bahiense), transita la desilusión (de haber llegado a Buenos Aires y que el mundo no fuera el soñado) y se dirige a la desilusión de extinguirse como una de las últimas editoriales que publica 'solo libros en papel'", cuenta Crespi.

En algunos casos, estos proyectos autogestivos mutan. Nacen de un modo, se desarrollan, finalizan de otro. Iván Rosado, por ejemplo, nació como sello editorial de libros y hoy amplía su horizonte en el mundo del arte y los fanzines.

Eme, en cambio, nació como una revista de raíces bonaerenses, Estructura Mental a las Estrellas. Entre 2009 y 2015 publicaron 5 números y desde 2014 se dedican a publicar libros. "El crecimiento se debe mucho al trabajo colectivo que hacemos con editoriales hermanas como Pixel, Club Hem y Fa, a la experiencia de compartir un espacio, una distribuidora, una librería, proyectar eventos y ferias", agrega Arzac.

Muchas de ellas miran la posible expansión de sus catálogos hacia los mercados latinoamericanos, en algunos casos, donde el acceso es medianamente sencillo, aunque no así los costos. En otros, como es el caso de Beatriz Viterbo, que trabaja con ensayos de pensadores argentinos y teoría literaria, esas fronteras se amplían a mercados internacionales como los de España, Estados Unidos e Italia, entre otros.


PROPUESTAS Y CATÁLOGOS DISPONIBLES

Caballo Negro Editora: nacida en Córdoba bajo el impulso de un grupo de amigos, la editorial tiene hoy 5 catálogos disponibles: Colección poesía, colección narrativa, colección vida acuática, colección de la buena memoria y colección en obra, que incluye títulos de Cristina Peri Rossi, Glauce Baldovin, Emma Barrandeguy y Elvio Gandolfo. Se destaca: una colección de registros, que aborda las ciencias sociales y las humanidades, pero no desde un lugar académico sino literario. Incluye a Paco Jamandreu con su libro sobre Evita, el filósofo Diego Tatián y la cineasta chilena Carmen Castillo, entre otros.

Alción Editora: fundada en Córdoba por Juan Carlos Maldonado y desarrollada por el grupo familiar, Alción es un proyecto cultural que busca plasmar el perfil de una casa editora con prevalencia en las humanidades. Se destaca la Nueva Serie de la Colección Archivos, donde han publicado títulos de Juan Carlos Onetti, Ernesto Sábato, Juan José Saer, Juan Emar, Alejo Carpentier y Daniel Moyano. Colección Otras Voces, dedicada a la poesía traducida que lleva ya casi cien títulos publicados. Colección Contraluz, dedicada a textos que unen filosofía y poesía, que incluye títulos de María Zambrano, Georges Bataille, Ives Bonnefoy. Yukio Mishima y Edmond Jabès. 

17 grises: nacida y fundada en Bahía Blanca, es uno de los sellos que conserva toda su producción únicamente en papel. De hecho, ni página web tiene. Sus títulos son fundamentalmente de narrativa y la última colección se llama Mundus, aunque también tienen ensayo. En su catálogo cuenta con títulos de María Moreno, Luis Gusmán, Paula Puebla y Francisco Bitar. 

Nudista Editorial: "La literatura es nuestro punto de partida", define Martín Maigua, creador de Nudista, nacida en Río Tercero, Córdoba. Su catálogo incluye libros de narrativa, como novelas y cuentos, y también tiene una colección de poesía. También cuenta con e-books y audiolibros. Por un monto accesible, además, Nudista ofrece una suscripción a la Biblioteca Digital Nudista, una plataforma de acceso online a los títulos, en formato ebook y audiolibro, como así también a contenido exclusivo que se publica para los lectores.

Beatriz Viterbo: es un sello de Rosario que tiene 30 años de experiencia y más de 400 títulos. Se especializa en literatura argentina y latinoamericana, fundamentalmente en ensayos y estudios culturales dedicados a literatura y cultura argentinas y latinoamericanas. Cuentan con autores consagrados de las letras que son traducidos al portugués, inglés, alemán, francés e italiano. Colecciones: ficciones, estéticas, traducciones, crónicas, El Escribiente, ensayos críticos, estudios culturales, entre otras.

Eme: nacida en La Plata, Eme cuenta con colecciones de narrativa contemporánea como "Fin de lo mismo" y "Plan de operaciones", una colección de ensayo político latinoamericano, entre otras. Hay una intención de que los libros intervengan en los debates de la época, aportando ideas y conceptos y desafiando la gramática de los poderosos. A fines de 2020 inauguraron "Madriguera", una colección de ensayos de arte y literatura "marcados por exposiciones al peligro de lo íntimo y el encierro del afuera", que tiene hoy 7 títulos muy diversos con plumas como las de Paloma Vidal, Clara Obligado, I Acevedo y Diego Tatián. 

Iván Rosado: llevado adelante por un matrimonio en la ciudad de Rosario, Santa Fe, Iván Rosado se define más como proyecto de arte que como sello editorial. Cuenta hoy con más de 120 títulos que incluyen narrativa, poesía, algo de ensayo y arte. Se destacan títulos de escritores y escritoras como Dani Umpi, Cecilia Pavón, Marina Yuszczuk, Mariano Blatt, Cesar Aira y Manuel Mujica Lainez. 


MÁS SELLOS INDEPENDIENTES O AUTOGESTIVOS

Editorial Deacá: De Villa Mercedes, San Luis. Editorial lanzada por tres amigos poetas, hoy el sello cuenta con más de 30 títulos en su haber. Tiene catálogos de narrativa y poesía, pero su colección principal es la de poesía argentina contemporánea. Si bien comenzaron publicando autores villamercedinos, expandieron rápidamente la geografía de los títulos a diferentes regiones y provincias de todo el país. 

Espacio Hudson: De Chubut. El repertorio de obras abarca el pensamiento crítico, los estudios políticos, ambientales y de género, la investigación periodística, el ensayo, la narrativa y la poesía. El perfil de ediciones incluye la jerarquización de autores que escriben desde la Patagonia. Tiene sedes en Lago Puelo, Comodoro Rivadavia y Rada Tilly, y además integra La Coop desde 2015, con librería propia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y distribución nacional e internacional. 

Barba de Abejas. De City Bell, Buenos Aires. Con el libro-objeto como horizonte, el escritor, traductor y editor artesanal Eric Schierloh empezó este proyecto editorial en 2010. En su casa imprime los libros con la ayuda de una impresora monocromática y los encuaderna a mano, en tiradas numeradas y continuas de 25 y 50 ejemplares. Barba de abejas –llamada así por el paciente trabajo de las abejas- centra su catálogo en la traducción, tanto de obras inéditas de autores más o menos clásicos como de completos desconocidos.

Moglia ediciones: De Corrientes. Abarcan géneros literarios como novelas, cuentos, poesía y ensayos. Se enfoca especialmente en temáticas localistas, como el idioma guaraní y cuestiones cercanas a cada localidad de la provincia, como San Luis del Palmar, Goya, Asunción del Cambay, El sombrero, Yapeyú e Ituzaingó. Editan, fundamentalmente, trabajos de autores correntinos. 

Literatura Tropical: Chaco. Literatura Tropical es una plataforma creativa de literatura de experimentos, que impulsa proyectos editoriales y propuestas performáticas, dramatúrgicas y artísticas, sonoras y visuales, a partir de ideas y creaciones individuales y colectivas. La propuesta es muy variada. Incluye narrativa, poesía, crónica periodística y ensayos.

Abdulah: De San Juan. Editorial que asesora, publica y promociona especialmente a autores sanjuaninos emergentes. 



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