miércoles, 27 de diciembre de 2023

"El misterio de la lista incongruente"

En 2019, a partir de veinticinco entradas, este blog se ocupo de explicar por qué no hay que usar el Diccionario de la Real Academia Española, mostrando engorrosas definiciones del todo absurdas que, por si fuera poco, sesgaban el uso de la lengua castellana hacia una variante groseramente ibérica. Luego, en diversas ocasiones, hemos vuelto a la cuestión. Suponemos que hoy, cuando gracias a un breve artículo de Marietta Gargatagli volvemos al tema, no termina la cuestión.

"Gaucho"

¿Qué decir de las definiciones del diccionario de la Real Academia Española en relación con la palabra “gaucho”, palabra a la que califican de origen incierto?

1. adj. Arg. y Ur. Perteneciente o relativo a los gauchos. Un apero gaucho.

2. adj. Arg. y Ur. Dicho de una persona: Noble, valiente y generosa.

3. adj. Arg. Dicho de un animal o de una cosa: Que proporciona satisfacción por su rendimiento.

4. adj. Arg. p. us. Ducho en tretas, taimado.

5. m. Mestizo que, en los siglos XVIII y XIX, habitaba la Argentina, Uruguay y Río Grande del Sur, en el Brasil, era jinete trashumante y diestro en los trabajos ganaderos.

6. m. Arg. y Ur. Hombre de campo, experimentado en las faenas ganaderas tradicionales.

El misterio de la lista incongruente —la definición de la palabra está en quinto lugar precedida de acepciones contradictorias e incluso desusadas— resulta de la fusión de viejos diccionarios de la rae y contribuciones contemporáneas (acepciones 1, 2, 3, 4, 5 y 6) de la Academia Argentina de Letras o, quizás, de la Academia Nacional de Letras de Uruguay. Contribuciones que, dicho sea de paso, no se mencionan. 

Una lástima que la definición 5 de la Academia Argentina de Letras no se reprodujera con exactitud. Siguiendo el hábito de enmendar la plana tan conocido en el arte de traducir de las editoriales españolas, las modificaciones introducidas convierten lo que estaba bien en un menjunje.

Repetimos la acepción 5 y recordamos abajo la increíble definición* de mestizo de la rae.

5. Mestizo que, en los siglos XVIII y XIX, habitaba la Argentina, Uruguay y Río Grande del Sur, en el Brasil, era jinete trashumante y diestro en los trabajos ganaderos.

 La versión original de la Academia Argentina de Letras dice:

Jinete trashumante, diestro en los trabajos ganaderos, que en los siglos XVIII y XIX, habitaba la Argentina, el Uruguay y Río Grande del Sur del Brasil.

También hay transformaciones en la acepción 6. 

La rae:

6. m. Arg. y Ur. Hombre de campo, experimentado en las faenas ganaderas tradicionales.

La versión original de la Academia Argentina de Letras decía:

                  Peón rural experimentado en las faenas ganaderas tradicionales. 

La sustitución de “peón rural” por “hombre de campo” (rae) se explica por la permanente obsesión por eliminar palabras americanas para poner en su lugar cualquier cosa: en la Argentina, un “hombre de campo” suele ser el propietario rural y no el trabajador.

Además, como en muchos países, “hombre de campo” se opone a “hombre de ciudad” con el mismo sentido genérico de “hombre de la calle”, “hombre en la multitud”… nada que convenga a “gaucho”.

*Definición de mestizo: persona nacida de padre y madre de raza diferente, en especial de blanco e india, o de indio y blanca.


Si alguien alguna vez quisiera revisar el diccionario de la rae para darle una última oportunidad antes de que desaparezca debería mencionar que las “indias” a las que se alude en la definición de “mestizos” fueron mujeres indígenas a las que violaron los “blancos”enviados por Isabel de Castilla y sucesores. Si de esa unión forzada nacía una niña, la criatura se incorporaba a la sociedad colonial, como concubina, como servidumbre, en raroscasos, como esposa legal. Si nacía un varón, al menos en el sur del sur, tenía que ganarse la vida en la trashumancia de las interminables praderas americanas. De ahí la ambivalencia etimológica entre “gaucho” y “guacho”.

Resulta imposible no señalar, por fin, una rareza.En un diccionario que no ofrece etimologías, los americanismos tienen ese honor. Elevados al rango de “extranjerismos” la etimología los “explica” y los sumerge en un río común donde se bañan públicos (hablaremos de esta cuestión otro día) a los que se percibe, cada vez más, como más iletrados.

En las observaciones anteriores se cita el Diccionario del habla de los argentinos, Academia Argentina de Letras, Espasa, 2003.

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