Antes de ayer se celebró una vez más el "día del traductor". Así, como es costumbre, proliferaron los homenajes para una de las más complejas profesiones llevadas a cabo por los seres humanos y también para una que, contrariamente a la importancia que se le atribuye, se encuentra entre las peor pagadas.
Con la cuota ad hoc de espiritualidad, gente que no tiene la menor idea de en qué consiste este trabajo reflexionó mucho y con singular ramplonería sobre la importancia de la traducción como vehículo de comunicación entre culturas y hubo muchos artículos sobre los libros más traducidos de la historia. Para ello, algunos periodistas recurrieron a las bases de datos. Una de ellas fue la de la OCLC World Cat Library, que permite acceder a información de 195 países y registrar casi 520 millones de obras en 483 lenguas.
A continuación, por título, autor y número de traducciones, se revelan cuáles han sido los libros escritos en castellano más beneficiados por la práctica:
Don Quijote, de Cervantes: 1.140Cien años de soledad, de García Márquez: 265.
El amor en los tiempos del cólera, de García Márquez: 158.
Camino, de Josemaría Escrivá de Balaguer: 142.
Oráculo, manual y arte de la prudencia, de Baltasar Gracián: 116.
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo: 114.
Novelas ejemplares, de Cervantes: 103.
La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca: 102.
La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón: 101.
La celestina, de Fernando de Rojas: 98.
La casa de los espíritus, de Isabel Allende: 97
Cuentos de Eva Luna, de Isabel Alende: 93.
Brevísima relación de destrucción de las Indias, de Bartolomé de las Casas: 82.
El otoño del patriarca, de García Márquez: 81.
Ficciones, de Jorge Luis Borges: 80.
Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez: 78.
Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez: 76.
Pasajes de la guerra revolucionaria, de Ernesto Che Guevara: 70.
La tía Julia y el escribidor, de Mario Vargas llosa: 64.
Como agua para chocolate, de Laura Esquivel: 64.
Nótese el sesgo claramente hispánico que ofrece la lista, donde están presentes autores como Baltasar Gracián o Juan Ramón Jiménez y ausentes nombres como los de Juan Rulfo o Alejo Carpentier.
Nótese asimismo cómo nombres como los de Carlos Ruiz Zafón, Isabel Allende o Laura Esquival, ocupan lugares que no les correspondieron ni a Julio Cortázar ni a Jorge Icaza.
Nótese, por último, el ominoso tercer puesto que le corresponde Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, por encima de Jorge Luis Borges, entre otros.
Considérese ahora la pregunta: con estos resultados, ¿cuál es el sentido de cacarear tanto alrededor de la traducción?
No hay comentarios:
Publicar un comentario