lunes, 14 de junio de 2010

¿Qué Poe le tocó a Cuba?

Publicado en Cuba Literaria del 18 de marzo de este año por la traductora cubana Lourdes Arencibia, el siguiente artículo –por sus referencias a los 200 años del nacimiento de Edgar Allan Poe  y a los 25 de la muerte de Julio Cortázar, seguramente escrito en 2009– intenta rastrear qué traducciones de él se leyeron en Cuba.

Poe nunca escribió en español

Edgar Allan Poe, (Boston, enero 19 de 1808 - Baltimore, octubre 7 de 1849) a quien su corta y turbulenta vida de apenas cuarenta años que nos propicia hoy rendir cumplido homenaje al arribar a los doscientos años de su nacimiento, le permitió llegar a ser empero; uno de los mas grandes cultivadores del cuento corto de todos los tiempos, gracias en buena medida a que llega a la literatura precisamente con imágenes – puñetazo, con un planteamiento emocional, y con determinadas habilidades para manejar los planos narrativos y sobre todo las posibles expectativas de un público.

Total innovador del relato de suspense, perito en iniciativas de terror convencido de que respondían a una demanda social no tanto de confesionario como de reiteradas manifestaciones de la soledad, con un escalpelo diferente no obstante, del de Dostoievski, es además precursor del género de ciencia-ficción, y de la novela naturalista aunque trajese la impronta de la novela gótica alemana, y muy a su pesar, de los representantes más connotados del llamado romanticismo oscuro. Como en una de sus conocidas frases con la que estamos plenamente de acuerdo, Poe nos recuerda que “una cosa es el efecto de la obra y otra el conocimiento del proceso” , precisamente este trabajo pretenderá acercarse a lo primero, puesto que mis avales para profundizar en su obra como tal son limitados , sobre todo si aspiro a decir algo que no se haya ya dicho hasta la saciedad en estos doscientos años. Pero además, como bien señala el crítico español Angel Guerra, su exégeta precisamente para la conmemoración de su primer centenario (1909), “el mayor reconocimiento de su genio está en la influencia que (su) arte ejerció”.

Edgar Allan Poe no escribió sin embargo, una sola línea en español. Su extraordinaria y prolija labor como escritor, poeta, periodista y critico, pudo muy bien haber quedado para los hipanohablantes, a lo sumo inadvertida o subvalorada entre las páginas de una que otra antología de literatura norteamericana. No obstante, para Jorge Luis Borges, uno de sus célebres traductores, “la literatura actual es inconcebible sin Whitman y sin Poe” y no vacila por ello en traducirle ni en seleccionar e incluir los cuentos del norteamericano en una colección cerrada de cien autores de la literatura universal que testimonia sus preferencias literarias introducida por prólogos de su autoría. . Por suerte para la comunidad hispanohablante mundial, incluida Cuba, Poe fue en el siglo XIX y principios del XX, el autor norteamericano que más se tradujo a español y pocos autores de la literatura inglesa e incluso universal, pudieron competir con él en ese período en número de lectores y en popularidad. Es además, uno de los pocos autores anglosajones cuya obra, que sepamos, se ha traducido completa y a nuestro continente le cabe el honor de tener entre sus hijos a ese traductor: el argentino Julio Cortázar. Pero, como dato curioso, recojo asimismo que fue el primer escritor estadounidense que intentó vivir de la escritura , lo que tuvo para él consecuencias desastrosas ya que en su tiempo no existía una ley internacional de copyright que le protegiera. De suerte que los editores estadounidenses prefirieron piratear obras inglesas en lugar de pagar a sus creadores nacionales por las suyas.

Traducir a Poe nunca ha sido por cierto, terreno para aficionados, pues la complejidad lingüística y psicológica de su narrativa, lo cataloga como un autor sumamente problemático para ser llevado a otro idioma. No es por gusto que, Poe sea también uno de los escritores anglófonos que cuente con mayor número de versiones y de traducciones distintas o sea, de acercamientos diferenciados; de suerte que el sólo estudio de esta numerosísima muestra aportaría ejemplos sobrados de cuán variado puede ser el abanico de aproximaciones técnicas al proceso traductor en sí: de la más literal, a la creativa, indirecta, la transposición del verso en prosa, y de lenguajes: del literario al cinematográfico, al pictórico y hasta el operático, pasando por el plagio, o la más atrevida manipulación, lo cual por supuesto, indica cuán importante es escoger una buena traducción a la hora de acometer un proceso editorial si lo destinamos a otras culturas y la responsabilidad que en este sentido las editoriales contraen con los lectores de un ámbito lingüístico otro.

Para tratar de imaginar qué Poe se ha leído en Cuba en todos estos años es propósito también de este trabajo pasarle el ojo, aunque no pasar revista a las traducciones que se vendieron en las librerías de nuestro país, sobre todo a partir de 1967 –me parece que ninguna de factura nacional- mirada entonces por fuerza incompleta por las limitaciones que me impuso la insuficiente información que me fue dado recopilar en los catálogos del Instituto Cubano del Libro donde no se menciona al traductor o de datos extraídos del catálogo de las bibliotecas de la capital, aunque tampoco por idénticas razones he podido tomar en cuenta aquellas versiones que llegaron a manos de lectores con acceso a otras ediciones de factura extranjera, sin desdeñar la influencia que el autor sin duda ha ejercido sobre cuantos le han leído directamente en inglés u otra lengua de traducción.

Por lo pronto, la oferta cubana moderna abarca las Aventuras de Gordon Pym, en edición de 1968 de la Biblioteca del Pueblo; "Los crimenes de la calle Morgue", de la que Jorge Luis Borges se maravillaba al comentar que de esa sola narración de Poe, escrita en 1841, había surgido en su opinión, todo el género policial, cuya edición cubana corrió a cargo de Dragón, en 1969; las Narraciones completas que dio a la estampa Huracán en 1973. Obsérvese que no es casual que esta edición cubana de “narraciones” esté encabezada por un poema “El cuervo” escogido como se consigna expresamente “por ser éste tal vez, el más representativo de los poemas del autor, por sus valores intrínsecos y por la profunda relación que guarda con la temática de muchas de sus mejores narraciones.” Está también publicado en 1997 por ese sello cubano: El escarabajo de oro y otros relatos, donde se explota por primera vez en el cuento que da título a la compilación, lo maravilloso en el campo de la ciencia y por ello Poe gana asimismo punto de iniciación para la novela científica. En una compilación muy reciente de Alberto Garrandés, sobre literatura fantástica, el cubano ha escogido "La caída de la casa de Usher", sin mencionar al traductor. Es una pena, porque esta obra, una de las más importantes de la narrativa de Poe a juicio de los especialistas, es paradigma de complejidad en la trama, y consecuentemente especialmente dura de traducir por sus innumerables excesos en el manejo del lenguaje, su retórica anticuada, plagada de arcaísmos y de acendrado barroquismo. Como si tal fuera poco, la redacción, ora demencial, ora poética, con larguisimos párrafos sin puntos, resulta especialmente abigarrada La caída de la casa de Usher, que también ha sido llevada al cine, acaba de tener por cierto, una nueva y moderna edición latinoamericana a cargo de la editorial Nostra y la traducción, que mantuvo ocupado durante un año ininterrumpido al equipo integrado por la editora :Andrea Fuentes Silva y Yeicko Sunner, significó al decir de estos especialistas “un gran reto” de cara al referente de Cortázar. Y por supuesto, tenemos en las Obras Completas de Martí, sus versiones inconclusas de los poemas "El Cuervo" y "Anabel Li", tan exhaustivamente comentadas por el avileño Félix Flores Varona a las que dedicaremos unos párrafos más adelante.

Maestros del género policial que no suelen tener por cierto a su haber libros de tapas blandas, como Robert Louis Stevenson, Georges Simenon, Wilkie Collins, Arthur Conan Doyle, Gilbert Keith Chesterton, Nicholas Blake, Raymond Chandler o Dashiell Hammett, son sus deudores directos tanto como los iberoamericanos Manuel Vázquez Montalbán, Alfonso Hernández Catá, Paco Ignacio Taibo, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Rubem Fonseca, , Ricardo Piglia, Mempo Giardinelli, Rafael Ramírez Heredia, Ramón Diaz Eterovic, y por supuesto los casi cubanos Lino Novás Calvo y Daniel Chavarría más los nacionales Leonardo Padura, Ignacio Cárdenas Acuña, Gregorio Ortega, o Luis Rogelio Nogueras una relación que ni por asomo podría tomarse por un pase de lista.

Padura apunta que “desde sus mismos origenes (…) Edgar Allan Poe establece las normas que regirán durante muchísimos años la forma básica de (una) tipología narrativa. La creación de Poe, el chevalier Dupin, es considerado el primer detective verdadero de la verdadera literatura policial. “ “De Edgar Allan Poe y Wilkie Collins a Dashiell Hammett y Raymond Chandler –sigue afirmando el criollo gestor del personaje de Mario Conde–, la novela policial cumplió, en un intenso siglo de vida, el importante proceso que va de un ejercicio literario racional, propio de la modernidad, a la condensación literaria de la violencia y el crimen inmanente en la sociedad contemporánea. Los años que marcan la distancia entre "Los crímenes de la calle Morgue" ( Poe 1848) y El largo adiós (Chandler, 1953), fueron de un esplendor inusitado para un género narrativo que, recogiendo las armas de la novela gótica, el folletín de aventuras por entregas y hasta de las novelas del far-west, creó un esquema estructural tan preciso y sutil que logró desplazar a todas las formas de la literatura genérica para convertirse en referencia y modelo de la narrativa popular y de consumo en la sociedad moderna y, por si fuera poco, en sustento literario de una parte considerable de la producción cinematográfica, especialmente norteamericana. La existencia de un enigma fue un hallazgo fundamental, patentado por Poe, y se convirtió en recurso clave sobre el que se asentaría todo el desarrollo de esta literatura y una parte importante de su capacidad de penetración en el gusto de sus lectores”.

Empecemos por señalar que Poe quizás no hubiera sido nunca Poe ni en Francia, ni en España, y tal vez ni en Hispanoamérica, como apunta agudamente el profesor Julio César Santoyo, de la Universidad de León, “de no haber existido la temprana versión que de sus Historias Extraordinarias hizo Charles Baudelaire”. De hecho, como se señala en el estudio abarcador que han hecho los españoles de la obra del norteamericano “ durante decenios enteros no se tradujo a Poe sino a Baudelaire. Para el anecdotario, Charles Baudelaire, autor también de una biografía publicada en 1856, con el titulo de Edgar Allan Poe, su vida y su obra, y de un célebre prefacio que acompañó el primer volumen de su trabajo de mediación, dedicado a la suegra de Poe, Maria Clemm, se animó a traducir al norteamericano porque estimaba que “era uno de los poetas más grandes de (aquel) siglo”, allá por los años 40 del siglo antepasado, pero la primera versión que dio a la estampa en 1848, estaba tan llena de errores que el propio traductor se avergonzó de ella y pasó los cuatro años siguientes estudiando inglés con el único objetivo de seguir traduciéndolo y de hacerlo bien. Sin llegar a abarcar su obra completa llegó a traducir no obstante 47 relatos en cinco volúmenes con éxito inmediato, criticas elogiosas y rápido agotamiento en las librerías europeas. Algunos críticos consideraron esas traducciones tan buenas como el original y otros señalaron que gracias a este trabajo, Baudelaire había salvado su propia cara literaria en pleno declive.

Con razón o sin ella, lo cierto es que hasta hoy se siguen reimprimiendo las versiones del autor de Las flores del mal ; que la influencia que tuvo el bostoniano sobre los simbolistas franceses y a través de éstos con los surrealistas es innegable; y que durante muchos años una buena parte del Poe que llegó a manos del lector hispanohablante no fueron sino retraducciones de las de Baudelaire.

La poesía de Poe no retraducida , como memorialista imprescindible de algunos de los entresijos mas oscuros del ser humano para quien , según sus propias declaraciones, la ejecución de un poema era una operación intelectual, no un don de la musa, se empezó a conocer en el mundo hispánico a principios de siglo XX mucho después que el resto de su obra y puede decirse que el mérito inicial correspondió en buena medida a los traductores/poetas latinoamericanos como José Martí, Carlos Olivera, Guillermo Stock y Juan Antonio Pérez Bonalde que de este lado del Atlántico nos lo entregaron directamente del inglés y no pasando por las traducciones francesas de Baudelaire como había ocurrido antes en España.

Julio Cortázar, de quien acaba de conmemorarse por cierto el 25 aniversario de su desaparición fisica, , es hasta el presente, a juicio de la mayoría, el mejor traductor que haya tenido Poe a la lengua española, y no por gusto acaba de salir una cuidadísima reedición de su traducción de las Obras Completas en homenaje también al 200 aniversario de nuestro personaje. Cortázar a la hora de ordenas sus traducciones para este monumental empeño, tuvo presente el criterio que dejara Poe en una carta: «Al escribir estos cuentos uno por uno, a largos intervalos, mantuve siempre presente la unidad de un libro”. Pero fue presentando sus relatos de acuerdo con el 'interés' de sus temas. «Sus mejores cuentos son los más imaginativos e intensos; los peores, aquellos donde la habilidad no alcanza a imponer un tema de por sí pobre o ajeno a la cuerda del autor, los agrupa en: cuentos de terror, sobrenaturales, metafísicos, analíticos, de anticipación y retrospección, de paisaje, y grotescos y satíricos (id.). «De la totalidad de elementos que integran su obra, -dice Cortázar, sea poesía, sean cuentos, la noción de anormalidad se destaca con violencia. A veces es un idealismo angélico, una visión asexual de mujeres radiantes y benéficas; a veces esas mismas mujeres incitan al entierro en vida o a la profanación de una tumba, y el halo angélico se cambia por un aura de misterio, de enfermedad fatal, de revelación inexpresable; a veces hay un festín de caníbales en un barco a la deriva, un globo que atraviesa el Atlántico en cinco días, o la llegada a la Luna después de asombrosas experiencias. Pero nada, (…) es normal en el sentido corriente, Lo anormal, en Poe, pertenece siempre a la gran especie” El argentino señalaba la incapacidad de Poe, para «comprender lo humano, asomarse a los caracteres, medir la dimensión ajena...y concluía que “ por eso Poe no alcanzará nunca a crear un solo personaje con vida interior» “El cuervo” apareció publicado por primera vez en el Evening Mirror, de Nueva York, del cual era Poe por entonces director adjunto. Pero en Cuba, la primera edición de todos los poemas de Poe (1887), realizada por venezolano Pérez Bonalde,fue la que más contribuyó a su fama en la isla. Lleva una introducción firmada por Santiago Pérez Triana, de la que me parece importante resaltar los párrafos siguientes que ya nos permite hacernos una idea de las calidades del traductor y de la traducción que no por gusto se consideró durante mucho tiempo, antes de que conocieran las de Cortázar, una de las mejores a español: “Obra muy ardua es (…) la de la simple versión de una composición de Poe a cualquier idioma, y su magnitud aumenta si es al español , es decir de una lengua monosilábica a una lengua polisilábica y grave. Y casi es pretender milagros el querer vencer no solo esas dificultades sino el conservar (…) intacto y completo todo el sello orginal del artista creador. (…) Perez Bonalde no sólo ha conservado la idea, sino que ha logrado mantener la cadencia y el ritmo, de modo tal que aún sin entenderla , pudiese un inglés conocer la composición, si la oyese bien leída en castellano…” Pero por supuesto, voy a concluir refiriéndome algo a las traducciones de Martí y en particular a la de "El Cuervo", si bien recomiendo a todos los presentes y futuros lectores que para este tema se remitan a los estudios muy minuciosos que ha hecho el investigador Félix Flores Varona, a los que me adscribo en sentido general y sobre los cuales poco o nada cabe añadir.

En "El Cuervo" resulta incuestionable la riqueza de medios expresivos y recursos estilísticos de los que se vale el autor. A pesar de las restricciones que dictan la lengua de partida y los moldes del poema original, la traducción en las únicas cinco estrofas que nos lega Martí no es libre. En el proceso predominan las adecuaciones en todas sus variantes, lo cual permite al traductor moverse con relativa fidelidad e intentar transmitir no sólo la esencia poética sino también la concepción estilística del poema. Son unos cuantos los retos que esperaban a Martí al asumir este proyecto. En el poema original, se hace poco uso particular de construcciones coloquiales. Poe evade el habla representada y asume en ciertas estrofas el discurso directo. El ordenamiento sintáctico permite que los aspectos descriptivos se presenten de primera intención, en tanto que lo esencial se retiene hasta el final de cada perío¬do o de cada estrofa. Entre los patrones de ordenamiento sintáctico la inversión es significativa y tratándose de una traducción, a veces, resulta difícil transferir el recurso. En cambio, la abundancia de epítetos también están presentes en la versión martiana.. Sin embargo, el clímax, halla poco lugar en las estrofas de Poe pero es innegable la presencia del suspense en el fragmento. Y Martí traslada con sabiduría en la traducción. las construcciones paralelas, que sencillamente se basan en la repetición del diseño sintáctico. Incrementa la carga semántica en la sucesión y se vale de la repetición como recurso estilístico : “cabeceando, dormitando”; “Es sin duda algún amigo, que me viene a visitar”, “Es sin duda algún amigo que me quiere visitar,/ Un amigo retardado que sin duda quiere entrar”

Entre las dificultades que afrontó Martì, cabe señalar la transferencia del ritmo y la rima que son muy importantes en la poesía de Poe. En "El Cuervo" es alta la cantidad de desviaciones del esquema métrico establecido Entre las limitantes generales que muestra la traducción martiana de "El Cuervo" vale citar el acondicionamiento al verso alejandrino, así como un patrón de rima nada clásico. Martí llegó a reproducir en toda su extensión el patrón rimático básico del poema de Poe pero con variaciones en sólo dos estrofas. En el resto de las estrofas la rima se traduce libremente.

En el artículo “Dialéctica del contenido y la forma en la traducción de la poesía”, de Mario Barros y otros autores, a propósito de "El Cuervo" se dice lo siguiente: En él, Poe utilizó el verso hexadecasílabo de ritmo trocaico en estrofas de seis líneas. Se destaca la división en dos octasílabos fácilmente distinguibles en las líneas primera y tercera. El sexto y último verso de cada estrofa es octasílabo siempre y contiene el estribillo, de extraordinaria importancia en el poema. El verso inglés es predominantemente yámbico, y en este poema donde las aliteraciones, son internas y sostenidas , la rima suele aparecer al inicio de las palabras. Cuando se traduce, los términos en la lengua de llegada ya están en gran medida predeterminados por el texto original, lo cual, sumado a las diferencias y particularidades naturales de cada lengua, hace tanto más difícil la transferencia de recursos fonéticos "El Cuervo", está escrito en metros trocaicos; de manera que al asumir Martí la traducción de un poema escrito en un ritmo inusual, como es trocaica la tendencia de las palabras en la lengua inglesa e ir éstas en el discurso normalmente precedidas de mo¬nosílabos inacentuados o sílabas también inacentuadas , aunque despliega creatividad y destreza en su empeño Martí, se ve imposibilitado de transmitir íntegramente la riqueza fonética de Poe. A pesar de todo, la propuesta martiana no carece de méritos y ojalá la hubiera concluído.

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