El loco y el lápiz
Fue el poeta Robert Frost (foto) quien dijo aquello de que poesía es todo aquello que se pierde en la traducción. Como frase no está mal. Con ella Frost se une a quienes consideran la traducción como un proyecto inherentemente fallido. No se trata de una imposibilidad absoluta o filosófica, al estilo de Ortega o Schleiermacher, quienes hablan de la traducción como una empresa «utópica» o «descabellada» en el sentido de considerar como tal toda empresa humana; sino de una afirmación literal: la poesía es intraducible.
No obstante, es mucho menos arriesgado sostener que la poesía es intraducible... para casi todos. (Del mismo modo que es imposible para casi todos hacer los cien metros en menos de diez o doce segundos; lo cual no excluye que el entrenamiento pueda servirnos para mejorar nuestras marcas.) Lo cierto es que siempre habrá un loco con un lápiz capaz de lograr cosas asombrosas. Y, en el camino, hacer que su solución parezca sencilla.
Quizá resulte más acertado afirmar que poesía es todo aquello que merece ser traducido. Y como frase tampoco está mal.
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