Antinomias libro es un blog español dedicado a cuestiones
comerciales vinculadas a los distintos mercados del libro. Aclarado entonces
que es un blog para mercaderes y que poco tiene que ver con la cultura
propiamente dicha, su administrador, Manuel
Gil –que, para más datos, estudió Psicología
en la
Universidad Complutense de Madrid, que tiene un Master en
Dirección Comercial y Marketing por el Instituto de Empresa y que es miembro de
la primera promoción del Programa Avanzado de Dirección de Empresas Editoriales
del Instituto de Empresa, entre muchas otras cosas que pone en su CV– aporta
los siguientes datos en la siguiente entrada publicada recientemente por él.
Como motos
Desde
hace mucho tiempo sigo con enorme interés todos los datos que se publican sobre
el mercado del libro en Iberoamérica, y en especial los datos que con
regularidad publica Cerlalc. Pues bien, en torno a agosto apareció el último
informe de este organismo sobre los datos de 2013 en ese continente (El libros en cifras nº 5), aún con la
salvedad de matices de provisionalidad en los datos, los editores españoles
harían bien en echar una mirada a los mismos.
De los datos que aporta el informe llama poderosamente la
atención la imparable producción nacional que se está desarrollando en esos países,
esto significa dar pasos para la estructuración de mercados nacionales estables
y maduros. Dicho con una expresión coloquial española, «van como motos». Con un
tema importante, si estructuras un mercado nacional con autores nacionales
dejas menos espacio a la importación, o al menos, no necesitas una importación
masiva de ciertos títulos que son ya editados en el país. En cualquiera de los
casos el tema a observar es la visibilidad extra fronteras de estas
producciones nacionales, pero de lo que no cabe duda es que los mercados de
esos países están avanzando mucho en producción nacional, lo que determina
desarrollar mercados más competitivos y maduros.
Si en el 2012 se publicaron 188.000 títulos en 2013 se ha
pasado de 194.000. La cifra es verdaderamente interesante. Demuestra la pujanza
de las industrias editoriales en cada uno de los países, con un surgimiento
masivo de pequeños editores independientes con propuestas editoriales
ciertamente importantes en materia cultural, extrayendo gran parte del talento
narrativo de sus propios países. Para los que seguimos muy de cerca la
evolución de estos mercados estos datos son excelentes.
Pero lo que más me interesa analizar es el porcentaje
de importaciones intra y extra América Latina. El cuadro que muestro, tomado de
Cerlalc, El libro en cifras nº 5, muestra varias cuestiones de manera palmaria. Una, y muy
importante, el bajo comercio intra América, es decir, a pesar de una cierta
proximidad geográfica entre países, no existen redes de comercialización intra
América, lo que significa que es más difícil conseguir un libro de Colombia en
Argentina que de España. En este sentido se puede ver que España importa un 98%
de países ajenos a A.L., luego se observa un cortocircuito y una brutal
asimetría en la llegada de libros del continente americano. Otra cuestión sobre
la que reflexionar es el brutal porcentaje de importaciones por países extra
América Latina. Países como México, Argentina, Colombia, Chile, etc., tienen
porcentajes por encima del 70% en importaciones que no realizan en América
Latina, tiendo a pensar que una parte importante provendrá de España. Más que
curioso el porcentaje del 96% de Brasil.
Vistos y analizados estos datos se me ocurren un par
de reflexiones. Por un lado, ¿cómo puede influir en ritmos y procesos una
migración digital en cuanto a conformar un mercado mucho menos asimétrico y de
mayor confluencia en redes comerciales intra A.L.? Por otro, ¿no sería
necesario construir unos potentes repositorios nacionales –agregadores– de
producción editorial enlazados con un macrorepositorio panamericano? Los datos
que con regularidad muestra Cerlalc nos hablan ya de porcentajes de producción editorial
digital del 20%, de este dato, y si se medita bien acerca de cómo será el
futuro de la comercialización digital, se puede constatar que se está ante una
enorme oportunidad de visibilizar y poner cualquier contenido en cualquier
parte del mundo a golpe de un par de clicks. La importancia cultural de muchos
catálogos editoriales de esos países no pueden quedar encerrados bajo fronteras
geográficas, la comercialización digital les abre una puerta al mundo,
brindando una oportunidad que si se sabe aprovechar posibilitará un
enriquecimiento enorme a los lectores en castellano de todo el mundo. Y no
pienso aquí sólo en España, sino en todo el mundo, pensemos por ejemplo que
España exporta a la
Unión Europea una cifra de unos 148 millones de euros, luego
aquí hay un mercado que tarde o temprano deberá ser compartido con las
industrias nacionales de América Latina, esta oportunidad es real, no una
quimera. Avanzar en esto supone analizar qué tipos de redes de comercialización
requerirá el mundo digital y que partners serán los adecuados para implementar
esta estrategia. Ante un entorno apasionantemente incierto lo mejor es probar,
experimentar y aprender, sobre todo si el coste es marginal.
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