En el diario Excelsior,
de México, del pasado 9 de agosto puede leerse la siguiente entrevista entre Juan Carlos Talavera y Rafael Torres, el traductor español de
la reciente versión de El Jugador, de
Fiódor Dostoievski.
Sexto Piso lanza nueva edición
de El Jugador de Fiódor
Dostoievski
CIUDAD
DE MÉXICO, 9 de agosto.- Las deudas de juego acosaron a Fiódor Dostoievski
(1821-1881) a lo largo de casi toda su vida, pero cuando cumplió 46 años sus
acreedores eran tantos que abandonó Rusia durante casi dos meses para juntar el
dinero. Para saldar esta situación, su editorial de cabecera le pidió que
escribiera una nueva novela en treinta días. Él aceptó. Entonces contrató como
secretaria a Anna Snitkina —quien a la postre sería su segunda esposa— y le
dictó El jugador, una novela con
referencias autobiográficas, donde cuenta la historia de un apostador llamado
Alekséi
Ivánovich,
un joven de carácter inestable que vive entre la euforia y la desesperación,
entre las apuestas y el amor.
Así lo explica Rafael Torres, traductor de esta nueva edición
que contiene ilustraciones de Raquel Fernández (Efealcuadrado), quien destaca
la importancia de este relato que se encuentra, asegura, "a medio camino
entre Crimen y castigo y El idiota, una pieza de relojería que no podría ser
considerada una obra menor debido a su brillante narración entre el amor y el
juego".
Esta es una de las novelas más famosas de Fiódor
Dostoievski,
explica Rafael Torres vía telefónica desde Madrid, quien se planteó el reto de
un acercamiento íntimo a esta novela corta, al tratarse de una historia que
contiene bastante contenido autobiográfico.
“Aunque al ser novelado no se trata de una repetición exacta,
es decir, los personajes no son idénticos y el protagonista no es propiamente
Dostoievski, pero sí mantiene la pulsión por el juego, el concepto de la
adicción, de la necesidad imperiosa de jugar y de destrozar la vida común por
una pasión que domina todos los demás aspectos de la vida”, asegura.
La historia se ubica en Ruletemburgo, un lugar creado por el
autor ruso, inspirado en el nombre de la ruleta, para que todo mundo pudiera
entender como la ciudad del juego y de la ruleta. “Es un juego bastante
evidente de crear un modelo de las ciudades, ya que la ruleta es concretamente
el juego en el que se centra esta historia, aunque también hay otros juegos de
cartas, que utiliza para contar las vivencias del jugador y el desarrollo de la
ludopatía".
Un caso interesante es Alekséi Ivánovich, protagonista de la
historia, quien trabaja como tutor para un general ruso y su hijastra, que a la
vez espera la muerte de su tía para heredar una fortuna, recuerda Rafael
Torres, mientras este personaje culto y educado, de una nobleza venida a menos,
que vive en un entorno de ricos en el extranjero, visita una serie de ciudades
alemanas y francesas donde es cautivado por los juegos de azar.
“Digamos que el personaje está muy bien caracterizado, aunque
Dostoievski no detalló mucho su proceso de entrada a la ludopatía, esto a causa
de la premura con que escribió la novela, sin embargo, es un personaje muy bien
caracterizado en torno a los momentos sicológicos clave de su proceso
ludópata”, explica el traductor.
En principio, "digamos que se trata de un personaje
dotado con cierto idealismo que durante su primera juventud nunca había
apostado". Es un hombre con una enorme confianza en sí mismo, quien cree
que puede dominar el juego y desprecia un tanto a la gente que se deja dominar.
“Alekséi no intenta juzgar la moralidad del juego. Es más,
desprecia a quienes tienen reflexiones morales sobre lo que significa el juego,
es decir, él no considera que el juego esté mal y al mismo tiempo está seguro
que lo puede dominar. Pero al paso de la historia es dominado por el juego
hasta que al final pierde su individualidad y su ser”, explica.
Ese proceso sicológico está muy bien caracterizado en la
novela, reconoce, pero la virtud de Dostoievski es que al mismo tiempo combina
esta experiencia con una historia de amor. “Digamos que al mismo tiempo imprime
en esta novela una parte romántica en el sentido literario: un amor imposible
que sirve de catalizador para que esa pasión por el juego estalle y llegue al
clímax”.
LUDOPATÍA
“El jugador es un retrato sicológico sobre la adicción y la
ludopatía, donde Dostoievski muestra los mecanismos que llevan a cualquier
persona a autoengañarse para establecer prioridades en la vida que son
interpretadas como enfermizas”, señala Rafael Torres, quien reconoce la
dificultad de traducir un autor con estas características.
Y aunque muchos críticos y lectores consideran que se trata
de una obra menor, no es así, pues aunque es cierto que escribió esta historia
en treinta días y es posible demostrar que por las prisas Dostoievski dejó
algunos cabos sueltos; por ejemplo, algún personaje que de pronto desaparece
sin despedirse, pero eso no impide que sea una gran novela.
“No olvidemos que se trató de un encargo que el autor hizo
para saldar algunas deudas de juego, así que en una lectura profunda es posible
detectar que fue hecha de forma muy rápida y que no fue del todo pulida, pero
eso no le resta méritos”, menciona.
A nivel de traducción, la mayor dificultad consistió en
trasladar la fuerza del original a otra lengua que no tiene las mismas
herramientas ni elementos, “porque (el ruso y el español) son lenguas
distintas, y aunque el concepto pudiera ser el mismo, no siempre se tiene que
expresar de la misma forma. Eso fue básicamente el problema genérico como en
cualquier traducción que te plantees”.
Por último, Rafael Torres asegura que, a diferencia de otras
traducciones que ya existen de este clásico de la literatura universal, lo que
él buscó fue actualizar la forma como se lee pero sin modificar las palabras
originales de Dostoievski. “Lo que sí sucede con otras traducciones es que
algunas son muy antiguas, así que han sufrido con el tiempo y se leen con un
lenguaje arcaico para nosotros. En cierto modo no digo que haya modernizado a
Dostoievski
porque su estilo se mantiene, pero sí está adaptada a un lector actual.
“Y aunque el planteamiento original no fue la búsqueda de una
versión panhispánica, sí quise evitar el mayor número de localismos y adaptarla
a un español más neutral o accesible sin modificar el estilo original. Si lo he
conseguido o no ya es algo que dirán los lectores.”
Acabo de leer esta traducción y no saber que “delante suya, etc.” son incorrectas dice muy poco de usted como profesional. Plagado de errores gramaticales. Tampoco dice nada a favor de la revisión de la editorial. En fin, una pena que las traducciones cada vez tengan menos calidad lingüística.
ResponderEliminarEn primer lugar, quien haya escrito el comentario anterior podría empezar por poner un nombre y apellido, como se requiere en este blog (ver arriba a la derecha) para incluir los comentarios que se hagan. Luego, no queda en claro a quién se refiere con eso de "dice muy poco de usted como profesional", ya que la entrada es un comentario aparecido en un diario mexicano y no una reseña realizada por el Administrador de este blog. En todo caso, la confusión añade una sombra de duda sobre qué es lo que efectivamente lee el autor o la autora anónimo/a
ResponderEliminar