El mismo, el otro
Norman Thomas di Giovanni va ser recordado por sus amigos
porteños por su ingenio y por la brusquedad con que encaraba cada tarea.
También tiene que ser recordado por su brillante entrenamiento literario, su
enorme calidad como traductor y su capacidad de pasar del modo abrasivo en el
trabajo a su calidez como amigo. Di Giovanni era generoso, muchas veces en
exceso, y parecía querer ayudar al mundo entero. Fue una esponja de atención y
afecto para todos los que se le amigaron y hasta para muchos que sólo lo
conocieron. Y sin embargo, Di Giovanni probablemente querría ser recordado
solamente como el mejor traductor que tuvo Jorge Luis Borges.
Se murió el 15 de febrero, después de alcanzar
la respetable edad de 83 años el tres de octubre del año pasado. Murió
durmiendo en el hospital de Bournemouth, en el sur de Inglaterra. Llevaba un
tiempo enfermo con problemas renales y del corazón, y le costaba caminar en
parte por una operación de la rodilla que no había funcionado del todo
bien.
Di Giovanni nació en
Newton, Massachusetts, en 1933, y fue bautizado en honor al líder del Partido
Socialista de Estados Unidos, el ministro presbiteriano Norman Thomas. En 1955,
se graduó en el Colegio de Antioquía, la universidad de humanidades, con la que
siguió unido por muchas décadas a través de su excelente e histórica revista
literaria, la Antioch Review.
A poco de graduarse, Di Giovanni comenzó a
trabajar con el poeta español Jorge Guillén (1893-1984), que estaba en Harvard
encargado de las Clases Eliot Norton del semestre 1957-1958. Di Giovanni
tradujo y editó en inglés cincuenta poemas de Guillén, trabajando con un equipo
de traductores. Ese fue el comienzo de una carrera como editor erudito, inflexible
y también paciente y amable con sus autores. Era divertido verlo trabajar,
tratando de enfocar el papel –más tarde la pantalla– pero listo a distraerse
con la primera mujer que le pasara cerca.
Diez años después, en 1967, Di Giovanni conoció
a Borges, que justamente tenía la cátedra de poesía Charles Eliot Norton en
Harvard, y le propuso trabajar en una edición bilingüe de su poesía a la manera
de la que había producido con Guillén. Borges se tomó su tiempo y no le propuso
trabajar juntos hasta volver a Buenos Aires. Las primeras traducciones fueron
publicadas en la revista New Yorker y
aparecieron como libro en Selected Poems
1923-1967, con las versiones en inglés y castellano en páginas enfrentadas.
Di Giovanni, su esposa y sus hijos Derek y Tom pasaron dos años viviendo en
Argentina.
Mi diario, The
Buenos Aires Herald, se benefició directa y tempranamente de esta relación
literaria, que muchos entre nosotros comparaban con la de Boswell y el doctor
Johnson (el chisme fue enterrado por Adolfo Bioy Casares en su monumental Borges). Entre las primeras obras
traducidas estuvo el Libro de los Seres
Imaginarios, en 1970. El Herald
publicó una selección de textos, ilustrados por un joven Hermenegildo Sábat,
que reeditamos con permiso de María Kodama en 2006.
Otro chisme divertido es que Borges dijo en una
entrevista colectiva en el Massachusetts Institute of Technology en abril de
1980 que Di Giovanni andaba diciendo por ahí que sus traducciones eran mejores
que el texto original. Es curioso, pero recuerdo escuchar a Borges, y no a Di
Giovanni, diciendo que algunos de sus poemas sonaban mejor en inglés que en
castellano. Lo más probable es que Di Giovanni citara de memoria a Borges y
Borges a Di Giovanni, y ambos se equivocaran.
En 1971, Di Giovanni y su familia dejaron Buenos
Aires rumbo a Londres. Sentían que Argentina estaba entrando en un estado de
caos. Se divorció y luego, con su segunda mujer Susan Ashe, formó una prolífica
sociedad de traductores que produjo muchos libros. Entre ellos está la antología
de historias breves argentinas, Hand-inHand
Beside the Tracks, publicado por Constable en 1992.
Tras la muerte de Borges en 1986, la relación de
Di Giovanni con Kodama se deterioró, con varias discusiones legales y chispazos
personales.
Los libros de
Di Giovanni incluyen Celeste Goes Dancing
and Other Stories, publicado por Constable en 1989, y The Lessons of the Master: On Borges and his Work, publicado por
Continuum en 2003. También publicó en
1976 la novela Novecento, basada en
el guión de la película de Bernardo Bertolucci.
Dejó tres libros listos que van a ser publicados
este año, uno una novela escrita hace tiempo, otro una autobiografía sobre sus
años juveniles en Boston, y el tercero una colección de piezas breves sobre la
Boston de los años treinta y cuarenta.
Fue una vida rica y productiva, y su estilo y
encanto van a ser recordados por los que lo conocimos y trabajamos con él.
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