miércoles, 27 de marzo de 2019

Más de lo mismo, pero diferente


Aparentemente, todos los medios están contagiados de Córdoba y sus modismos. En InfoBAE del 25 de marzo pasado, Irene Amuchastegui da cuenta de las particularidades del habla de esa provincia, repitiendo algunas cosas de la nota de Ivana Romero subida en el día de ayer y agregando otras. En la bajada se lee: “Los anfitriones del próximo Congreso Internacional de la Lengua Española, que comienza el miércoles, tienen “su propio idioma”. Un repaso por las expresiones más populares y las claves para expresar la ‘cordobesitud’ de manera natural”.

“¿Qué lo qué?”: guía básica e imprescindible
para aprender a hablar cordobés

Chomaso, hambrezón y pritiau. Ite, pitiar, culiau malondón. La Real Academia no las registra, pero estas palabras forman parte del habla real de los cordobeses. Los anfitriones del próximo Congreso Internacional de la Lengua Española… tienen “su propio idioma”. Un repertorio de palabras y modismos, unidos a fenómenos fonéticos, y condimentados con un humor distintivo, que hacen del español hablado en la ciudad de Córdoba una lengua llena de novedades para el forastero.

Como en cualquier región, los usos varían por segmentos de edad y grupos socioculturales. En el habla se reconocen distintos grados de cordobesitudcordobesía o cordobesismo (para usar tres derivados frecuentes del topónimo). La voz culeado, por ejemplo, extendida en otras regiones, pero cordobesa por excelencia, de inequívoco origen sexual e infinitos usos, muestra distintas marcas expresivas y sociales en sus variantes léxicas y fonéticas: no es lo mismo culeado que culeaoculiao o culiau, que en el extremo de la cordobesitud se convierte en culiadazo.

Y a propósito del aumentativo, es de uso generalizado en el habla local. “En Córdoba, nadie se come un asadito: te comés un asado o un asadazo”, observa L., informante metropolitano. Los sufijos -azo y -on son de recurso permanente:  calorón,  friazo,  lindaza,  amorazo,  chupadazo. Pero si no alcanzan, se duplican (“friazón”) y excepcionalmente, se triplican, como en “friazononón” (“El invierno se puso bastante cruel y el friazononón que está haciendo estos días en Córdoba no tiene gollete”. Juan Ghilglione, Revista Oh La La, 23 de junio de 2016).

Estos extremos hiperbólicos no son inocentes, sino intencionados y festivos, una expresión más de un sentido del humor que desborda creatividad. Igual que las comparaciones y los apodos, que pueden ser feroces cuando aluden a rasgos físicos (“Flaco Bombilla 'e lata”, “Negro Tarro abollao”, cantaba Luis Fernando Correa en la Chacarera del apodo). En los diálogos de Negrazón y Chaveta, de la mítica revista humorística Hortensia, entre otras ocurrencias encontramos las comparaciones: “toy más frío que músico de cabaré” y “toy más frío que lagaña 'e pingüino”. Y puede adicionarse un factor escatológico como en “ese guaso está más fuerte que pis de mañana”, que escuchó la informante A., frecuentadora del popular barrio de San Vicente, o en “está más claro que pendejo de albino”, que emplea en su muy instructivo #cursodecordobés Matías Najle (conocido como @matzorama, “el cordobés ese de internet”, según su propia definición).

En materia de morfología y sintaxis, se registra el sistemático uso de artículos antepuestos a nombres propios (“el Rodolfo”, “la Laura”, etc.) o la declinación íte (por “vete”) de la forma pronominal del verbo “ir”. A propósito de estas mutaciones, apunta el periodista y escritor cordobés José Playo en su columna Aventuras textuales: “La Banda de Carlitos tiene una canción cuyo título resume este fenómeno: Si te querí í íte. Andá traducite eso, campeón.” (La Voz del Interior, 13 de enero de 2018).

Consultado por Infobae Cultura, Playo reflexiona sobre el pasaje de este tipo de rasgos, de la oralidad de la calle a la literatura y a los medios. “Tengo una teoría alocada: el cordobés se avergüenza de la forma de hablar, pero se da cuenta con delay. La tonada, por ejemplo, no es un capital para un comunicador. Y en la escritura pasa lo mismo: nos cuidamos como en la radio de que 'no se note la tonada'. Por otro lado, si no está muy bien manejado el uso de las expresiones, el cordobés puede ser lapidario: no perdona la afectación. Yo las mido milimétricamente porque sé que pueden hacer naufragar un párrafo. Es como si escribiera poniéndome guantes”.

Azor Grimaut recordado poeta, periodista y narrador nacido en el barrio cordobés General Paz– publicó en 1971 Cordobeseando, que hoy es objeto de investigación académica. La doctora Magdalena Viramonte de Ávalo, de la Universidad Nacional de Córdoba, en su trabajo El español del centro (en El español de la Argentina y sus variedades regionales. Ed. Edicial, 2000), analiza un fragmento de Cordobeseando:

–Miacuerdo di una ve ques tábamo con 'Calavera e Gaio'… por comé una sándia que los había salido corazón amarío, atrá de l Oservatorio,… cuando sia llegó hasta nosotros y loj empezó comua olé un perro negro grandote. Vo sabí qu era de noche y ala sándia la hábiamo 'catitiau' de la quinta di un gringo que tenía un horno e lagrío y una vaca 'talquina' de la di ante, má lechera que Laitio. Gueno: en eso tábamo… Calavera e Gaio los miró a nosotros… ya hábiamo caído en lo que estaba pensando. Manyai vo?”

Viramonte de Ávalo señala: “Hay en este trozo una serie de rasgos una serie de rasgos que caracterizan muy bien el sociolecto bajo cordobés:

–aspiración y elisión de /s/ (loj, habíamo)

–conversión de hiato ea en diptongo –ia (mi acuerdo)

–cerrazón de -o final (comu)

–cerrazón de -e en -i (di ante, di un gringo)

–caída de -b en posición final de sílaba (oservatorio)

–caída de -d intervocálica (cara e Gaio)

–conversión de grupo act en ai y de eo en io (laitio), Lácteo”

Elisiones, conversiones y caídas de letras, que varían en diferentes grupos de hablantes, van modelando las frases. La informante A. descifra un repertorio oído al pasar: ¿No vaia vela vo? (“¿No vas a ir a verla, vos?”), Ve vo (“¿Ves vos?”), ¿Queloqué? (por “¿Qué es lo que es eso?”). Además de las letras que se caen hay, claro, vocales que se agregan, en el consabido “cantito” de la tonada característica (ver #cursodecordobes en @matzorama). La informante R., cordobesa radicada en Buenos Aires, admite con satisfacción que arrastra tanto las palabras que su novio suele decir que ella “levanta tierra cuando habla”.

La diseñadora de moda Lucía Castro (“La Lu”) descubrió que son muchos los cordobeses orgullosos de sus invenciones lingüísticas: el hit de su marca Mirá Cómo Camina  son las remeras con palabras y frases estampadas. Ya suma veinte inscripciones distintas, desde pritaiu hasta Qué culiau, y vende unas cien remeras al mes. Las favoritas: Según vosChomaso y Qué lo qué.

“La Lu” asegura que su stock de remeras estampadas crece al ritmo de una palabra por mes. El habla de los cordobeses da para eso y más, a juzgar por la riqueza histórica de las voces propias, sin contar con la inventiva renovada de la que hacen gala.

Para muestra, un glosario incompleto y arbitrario para saber queloqué:

cara'e. Empleado en apodos despectivos y/o festivos alusivos a rasgos físicos: Cara'e poioCara'e codoCara'e lampazo, etc. “Alguien vino en su ayuda: la mujer del herrero, una gringa más rústica que la verdolaga, y un mensual que los quería mucho: el cara d'empeine” (Juan Filloy, Los Ochoa, Interzona, 2003).

carteludo. adj. Que tiene buena reputación. Presumido. “Tiene buen corazón, pero es un carteludo” (Carteludo, canción de La Mona Jiménez).

chomaso. adj. Mediocre, de calidad inferior. “El cordobés no dice 'no me gusta', dice ta chomaso” (El Cordobés, canción de La Banda de Carlitos).

cordobesismo. Condición de cordobés. Giros y rasgos propios de los cordobeses. “Gran psicólogo, sabía que la mujer odia al respeto que se le tiene. Así, en sus tratos se desbocaba con un presunto cordobesismo erizado de palabrotas.” (Juan FilloyIroniké). ‖ Doctrina política identificada con la provincia. “De La Sota decretó el nacimiento del 'cordobesismo', un ismo que, de acuerdo a su mensaje, abarca a peronistas, radicales, socialistas y kirchneristas. No mencionó a los juecistas, en un clarísimo ninguneo” (Juan Manuel GonzálezDía a Día, 8/08/2011).

culiau. adj. De connotación y uso variable, como insulto, exclamación admirativa o interjección apelativa. “La Mole es un culiao, La Mole es un culiao y del mundo se ha adueñado” (Su palabra peculiar, canción).


fernando. Por juego paronomástico con el nombre propio Fernando, así se denomina a la bebida que se obtiene de la mezcla de fernet con gaseosa cola. “Antes de que se hiciera popular en todo el país, el fernet con coca ya era una bebida insigne en Córdoba, una pujante y distintiva provincia (…) donde se bebe el 30% del Fernando que toman los argentinos. Allí me junté con el humorista Cacho Buenaventura, oriundo de Cruz del Eje, el pueblo cordobés donde al parecer inventaron la mezcla”. (Daniel PardoBBC, 2017)


guaso. Sujeto innominado.

intituto. Por síncopa, Instituto (el club de fútbol Instituto Atlético Central Córdoba).

no, si vuá… Réplica irónica que pone en evidencia la redundancia de un comentario. “¿Estai esperando el ómnibus, varón?, pregunta un cordobés escuálido a otro, apoyado este resignadamente en el poste de una parada. No, si lo vuá a estar sosteniendo, pa que no se caiga, filosofa la respuesta, recogiendo como en un eco lejano un gag histórico de los hermanos Marx, en Una noche en Casablanca”. (Enrique Raab, Periodismo todo terreno, Sudamericana, 2015).

malondón. adj. Por parasíntesis (composición + derivación), se dice de aquel que tiene mala onda, actitud negativa. “¡Malondón! Ringo Starr les avisó a sus fans que no leerá ni contestará cartas, y tampoco firmará más autógrafos” (Cordoba.net, 15/10/2008).

noventa dos diez. Dícese del fernando preparado con las siguientes proporciones: noventa por ciento de coca, diez de fernet y dos hielos. Ver también setenta treinta.

ocote, dar. (Del quechua okkóti). Del español (vulgar) ocote –ano–. Dar asco, dar vergüenza o dar lástima. “¿Ya lo vieron a su servilleta dando ocote en el spot de verano 2018? En Córdoba se dice #VERANON?” (@matzorama en IG). ‖ Ocote, tener. Tener suerte.

papudo. adj. malson. coloq. Calificativo de connotación negativa. Tb. papazo.


pipicucú. Registrado en el Diccionario de Americanismos (RAE, 2010). Bonito, lindo. “La Mona Jiménez quedó pipicucú de la vista” (Cadena 3, 12 de junio de 2013).

pirata. Apodo del equipo de fútbol, la hinchada y el Club Atlético Belgrano de Córdoba. “Haber ganado el clásico cordobés (amistoso sólo para los de afuera) le inyectará al Pirata ese ánimo que tanto necesita para comenzar una dura temporada” (Hernando MadernaDiario Deportivo Olé, 22/07/2018).


pritiau. Por derivación de la marca comercial, se denomina así a la mezcla de vino con gaseosa Pritty. “Esta mezcla es bien de barrio, no es para los carteludos… Si no alcanza pa'l fernet, el pritiau sale seguro” (El pritiau, canción de El Negro Iván)

¡Qué abuso! Resemantización del español “abuso”, con connotación positiva.


setenta treinta. Dícese del fernando preparado con las siguientes proporciones: setenta por ciento de coca, treinta de fernet y tres hielos. Ver también noventa dos diez.

tallarín. Apodo del equipo de fútbol, la hinchada y el club Talleres de Córdoba. También, simplemente la T. “En el segundo período, Estudiantes buscó presionar más adelante a los Tallarines, máxime con los cambios que introdujo el ahora ex técnico Leandro Benítez luego del primer cuarto de hora…” (Infobae, 24/01/2019).


Agradecimientos: Leandro Olocco, Ángeles Zamblera y Rocío Revuelta

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